Yo la verdad es que ni idea tenía, de la fuerte amistad que existe entre Javier mi esposo, y Héctor su mejor amigo. Yo sabía que se conocían desde niños, y que prácticamente, se trataban mejor que si fueran hermanos.
Relato
Cuando Javier me dijo que a su amigo lo habían despedido, al poco tiempo, la que era mujer de Héctor, lo sacó de su casa, por haberse quedado desempleado. Por lo que cuando Javier me dijo, que Héctor pasaría una temporada con nosotros, la verdad es que no me extraño mucho, aunque les confieso que si me incomodó bastante. No por nada malo, solo que no es lo mismo, cuando una vive solamente con su marido, a que cuando hay un huésped en la casa. Por lo que debía estar pendiente, a no salir completamente desnuda del baño, o andar en pantis, y sostén por toda la casa. Yo se lo comenté a Javier, y él riéndose, me dijo. Pero si Héctor es, como si fuera mi propio hermano. Yo sentí como que si me hubiera dicho. Si quieres lo puedes hacer, al fin y al cabo él es mi mejor amigo. Por lo que al escuchar su respuesta, no insistí.
No sé si fue por pura casualidad, o porque Javier hizo varias gestiones, Héctor comenzó a trabajar bajo la supervisión de mi esposo. Pero ya al mes de estar trabajando, un viernes en la noche, el tal Héctor preparó una buena parrillada, y además de la carne, también compró unas cuantas cajas de cerveza. Desde Javier, y Héctor regresaron del trabajo, su amigo insistió en que lo dejasen que él cocinase, o mejor dicho que preparara la parrillada, a la que invitamos a nuestros vecinos inmediatos, una pareja mayor, y un matrimonio algo más jóvenes, pero con más hijos que un equipo de baloncesto. Lo cierto es que todos comieron, además que repitieron no sé cuantas veces, y como Héctor se había hizo cargo de todo, me dediqué a disfrutar, charlando con mis vecinas, tomándome una que otra cerveza, bailando con mi esposo, y disfrutando de la magnífica parrilla que Héctor había cocinado.
Después que los vecinos se marcharon, Javier mi esposo insistió en que siguiéramos bailando, y además bebiendo. Mientras que yo me di cuenta, que el bueno de Héctor se dedicaba a limpiar, y recoger todo. Yo lo cierto es que entre cerveza, y cerveza, y el baile, perdí la noción de todo, si me acuerdo de que Javier me besaba y acariciaba descaradamente en medio del patio, aparte de eso, de lo único que me acordaba. Fue cuando Javier me llevó a la cama, y tras desnudarme, perdí la noción de todo, por lo que me dio una tremenda, y salvaje revolcada, haciendo conmigo lo que le dio su real gana.
Cuando me levanté al siguiente día, me dolía todo, desde la cabeza, hasta el culo. Por lo que no me fue muy difícil entender que Javier aprovechándose de mi borrachera, me había dado hasta por el culo. Además cuando finalmente pude ir al baño, al verme en el espejo noté, que tenía varios lamparones de semen tanto en mi rostro, como en mis senos, y hasta en mi cabello. Por lo que supuse que aprovechándose de mi estado, Javier también me había puesto a mamar su verga.
Por varios días ni tan siquiera le dirigí la palabra a mi marido, es más cuando debía decirle algo, le pedía a Héctor que me hiciera el favor de comunicárselo. Y fue en una de esas ocasiones, en que suponiendo que Héctoe se encontraba el su habitación, le pedí que le dijera a Javier, que me hiciera el favor de subir a nuestra habitación, que necesitaba que me bajase una caja, por favor. Yo estaba completamente desnuda en esos momentos, y planeaba dejarme ver por mi marido, para que se diera cuenta de lo que se estaba perdiendo, por abusador. Cuando escuché que se abrió la puerta, como me encontraba de espalda, le dije sin verlo. Disculpa que te hable, pero necesito que me bajes esa caja de zapatos, y al darme vuelta, fue que me di cuenta que quien había entrado a mi cuarto era el tal Héctor. Que sin quitar sus ojos de mí cuerpo, viendo que yo estaba totalmente desnuda, me dijo. Javier salió de casa, y sin más ni más, dirigiéndose directamente al closet, agarró la caja que yo había señalado, y con después de dejarla sobre la cama, salió rápidamente de la habitación.
Yo la verdad es que no supe que hacer, me quedé de pie al lado de la cama, completamente desnuda, no fue hasta que Héctor salió del cuarto, que yo vine a reaccionar, tratando de ocultar mi completa desnudez, cuando ya él no se encontraba en la habitación. Yo me vestí rápidamente, y bajé indignada las escaleras. Bueno les diré que Javier, no estaba en la casa, y Héctor se había desaparecido. A la tarde cuando Javier regresó, de la ferretería a la que había ido sin decirme nada, al verme se me acercó, y me dijo. Héctor se encuentra sumamente avergonzado por lo que sucedió el día de hoy, me juró que no era su intención verte desnuda. Pero al ver que yo no estaba en la casa, pensó que quizás te podía ayudar. Yo sínicamente le dije a Javier, bueno ya que tú lo dices, y como Héctor es tu mejor amigo, pienso que si a ti no te molesta, que él me vea desnuda, por qué entonces yo, me voy a enfadar por eso. Yo pensé que Javier entendería que le respondí de manera sínica, para hacerle ver su estupidez, pero como que mi marido en ocasiones, no entiende las cosas que yo le digo. Por lo que de inmediato me di cuenta de que se encontraba en un error, le iba a decir que no fuera bruto, que mi intención al decirle eso, era que se diera cuenta de la estupidez que me decía. Casi de inmediato, él salió de la habitación, por lo que no me dio tiempo de sacarlo de su error, debidamente. Yo me quedé boquiabierta, y me dije a mi misma, esto es el colmo, lo que hace falta es que un día de estos, me pida que me acueste con Héctor.
Yo estaba súper indignada, y bien molesta con Javier, por su manera de actuar. Durante una fiesta de la oficina en la que trabajo, le hablé de mi problema a varias de mis compañeras, y ellas al igual que yo pensaban, que debía darle una lección a mí esposo. Bueno quizás fueron los varios tragos que me tomé en la fiesta, la cosa es que decidí darle una lección, así que ese mismo día, al llegar a casa antes que mi esposo llegase acompañado por Héctor, como de costumbre. Me armé de valor, y salí a recibirlo, únicamente usando un muy pequeño y poco encubridor conjunto de ropa intima. Los dos al verme parecía que se le iban a salir los ojos de sus orbitas.
Javier a penas me le acerqué para darle un beso, me dio un tremendo agarrón de nalgas frente a Héctor, que sonriendo se nos quedó viendo. Fue cuando le dije a mi esposo, que se detuviera, que pensara en lo que diría su amigo. Javier le dio un rápido vistazo, y de inmediato me dijo. Héctor ya es adulto, y sabe que de aquí tú, y yo nos vamos a meter en nuestro cuarto a tener sexo, como Dios manda.
Si en efecto, Javier casi me cargó hasta nuestra habitación, agarrándome, y mostrando mis nalgas descaradamente, a su amigo. No bien entramos al cuarto, él mismo prácticamente me arrancó, lo poco que yo llevaba puesto, dejándome completamente desnuda sobre nuestra cama, luego separó mis piernas, y sin pérdida de tiempo, enterró su cara sobre mi coño. Sentí como su lengua, labios, y hasta sus dientes jugueteaban con mi clítoris arrancándome, profundos gemidos, y gritos de placer, al tiempo que yo restregaba su rostro contra mi vulva, pidiéndole a gritos que no se detuviera.
De momento como que me di cuenta, que de seguro, Héctor nos estaba escuchando, y por un instante procuré, contener mis fuertes expresiones de placer. Pero como que al mismo tiempo, el saber que el amigo de mi esposo, nos escuchaba, como que me excitó más aun todavía, y con mayor fuerza, y excitación yo gritaba, hasta que mi esposo con toda su boca, provocó que yo disfrutase de un fuerte orgasmo increíble.
Luego de eso, Javier se incorporó, se bajó los pantalones, y sin pérdida de tiempo enterró todo su sabroso miembro dentro de mí. Mis gritos, y gemidos, así como el sin fin de veces que le pedía a mi marido que me lo metiera más y más dentro de mí, lejos de reducirse, aumentaron. Yo sentía una morbosa satisfacción al saber que Héctor, seguramente, aunque saliera de la casa, nos estaría escuchando.
Cuando Javier y yo salimos de nuestra habitación, Héctor se encontraba supuestamente viendo televisión en la sala, ya ambos nos habíamos dado un buen baño, yo me había aseado íntimamente, y nos provocó salir a bailar. Yo la verdad pensé que Héctor se quedaría en casa, pero justo cuando íbamos a salir, Javier le dijo que nos acompañase. Lo que de manera evidente, gustosamente hizo. No sé si fue por los tragos que me tomé en la fiesta de la oficina, pero estaba entre más feliz, y suelta. Aunque algo molesta, ya que como que mi plan no había dado el resultado que yo deseaba.
A medida que Javier y yo comenzamos a bailar, y ha beber, en cierto momento Héctor se dirigió a Javier diciéndole. Me prestas a tu esposa. Luego se quedó en silencio por unos segundos, y completó la oración diciendo. Para que baile conmigo. Javier me pareció, no lo dudó ni por un segundo, y de inmediato me pidió que bailase con Héctor, por aquello de que no se sintiera mal. Yo la verdad es que accedí de buena gana, pero de algo que me di cuenta en la segunda y tercera vez que bailé con el amigo de mi esposo, es que no me cabe la menor duda de que estaba excitado, ya que podía sentir contra mi bajo vientre, su dura, y caliente verga aun por encima de la tela de mi vestido, y de su pantalón.
Yo seguí bailando alternándome entre uno y el otro, sin decirle nada a mi esposo, y dejando que ocasionalmente, las manos de Héctor se deslizasen hasta mis nalgas, apretándome contra su cuerpo. Fue en uno de esos momentos, en los que bailamos Héctor y yo, en que salió a relucir, lo del momento en que me vio desnuda. Yo le dije que no se preocupase por ello, que eso había sido un simple incidente, que a cualquiera le podía ocurrir. Pero continué diciéndole, De la misma manera, que lo que ocurrió hoy entre Javier y yo, ya que seguramente debiste haberme escuchado, cuando él y yo estábamos en la cama. Héctor se sonrió, y me dijo. Te confieso que, daría lo que no tengo por haber estado en el lugar de Javier. Sus palabras hicieron que me turbase, ya que en cierta manera, en ese instante en que bailábamos, también ese había sido mi deseo.
Al regresar a la mesa, junto a mi esposo, seguí bebiendo, y comportándome como usualmente lo hago cuando bebo mucho. Riéndome de cualquier tontería que alguno de los dos dijera, dejando que ya fuera mi marido Javier, o su amigo Héctor, manosearan mi coño bajo la mesa. En fin después de un buen rato perdí cualquier ápice de pudor que aun me podía quedar, ya que en medio de la pista de baile, sentí como ya fuera el uno, o el otro le mostraban mis nalgas.
Lo que si me acuerdo y de manera bien clara fue, cuando al regresar a casa, Héctor le dijo a Javier, nuevamente ¿Me prestas a tu esposa? A lo que Javier le respondió con otra pregunta, ¿Para bailar? Y sonriéndose Héctor le respondió, no para lo otro. Yo que aunque actuaba como si no supiera lo que sucedía a mí alrededor, me sorprendí, aunque traté de no demostrarlo, cuando Javier riéndose le dijo. Si como no, como la otra vez. Pero no le des muy duro por el culo que luego se pone brava conmigo.
Ya en nuestro dormitorio, después de que Javier salió de la habitación, cuando Héctor, se volteó a verme, yo ya estaba completamente desnuda, y haciéndole señas con mi dedo índice, colocándolo frente a mi boca, le pedí que guardase silencio. Héctor al tiempo que se fue quitando su ropa se me fue acercando, y sin dar ni pedir explicaciones, cuando vi su bien formado miembro frente a mi rostro, me dediqué a mamárselo, hasta que él me pidió detenerme. Después de eso no hubo cosa que entre los dos no hiciéramos. Lo mejor de todo fue cuando en la mañana me levanté completamente desnuda, y me presenté frente Javier, él nada más de verme supo que había descubierto el secreto de su mejor amigo y de él. Bueno desde entonces, me he convertido en la mejor amiga de Héctor.
Mi Madre, a sus 42 años, es una hembra que está rebuena. Mi Padre, un pobre idiota. Así que una noche decidí darle marcha a ella con mis amigos, mientras mi padre miraba..........
Relato erótico enviado por domo54 el 12 de December de 2008 a las 11:35:56 - Relato porno leído 313439 veces
Era un día normal, común y corriente, yo regresaba de la prepa, yo soy un chavo moreno, alto, con buen cuerpo, bien dotado y muy atrevido, no tengo novia y ese día fue uno de los mejores en mi vida
Relato erótico enviado por Anonymous el 29 de August de 2008 a las 13:06:42 - Relato porno leído 213149 veces
Mi nombre es Alicia, y hasta no hace mucho mi familia, y yo desde luego vivíamos en un retirado pueblo, en el que apenas y nos enterábamos de las noticias, ya que ni tan siquiera llegaba la señal de la Tele. Por lo que cuando nos mudamos a la ciudad, lo que más me impresionó fue el baile del perreo
Relato erótico enviado por Narrador el 04 de June de 2012 a las 23:00:35 - Relato porno leído 150466 veces
Si te ha gustado Mi marido me prestó, a su mejor amigo… ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Mi marido me prestó, a su mejor amigo… ( CON fotos).
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:23) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF panterasexy
(11 de October de 2014 a las 15:35) dice:
tiene razon la zorraputita de opinar sobre ti , a mi tambien me encanto tu relato y se que estaras gosando de unas buenas cojidas , disfrutalo amor ,mientras podamos cojer zorraputita
(10 de October de 2014 a las 15:00) dice:
Ooooo que zorra eres, muy buen relato, te felicito espero podamos ser amigas, me éxito mucho tu relato,,
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