Mi mejor experiencia inolvidable, mi mama.

Mi mejor experiencia inolvidable: Mi mama.

Quiero contarles mi mejor experiencia inolvidable, digo mi mejor, porque asi la siento, quizás por el lazo de unión que existe con la protagonista de mi historia.
Me llamo Will, y todo esto comenzó justo a mis 17 años, había descubierto el gusto por el incesto con nada mas, ni nada menos que con mi abuelita, fuimos amantes mucho tiempo, de ahí me nació el deseo de seguir teniendo relaciones incestuosas con las demás mujeres de mi familia: Mi mama y mi hermana. Deseaba comerme a las 2, pero había decidido comenzar con mi amada madre, quien para ese entonces tenía unos 59 anos, me había concebido a los 42, ya en las últimas. Recuerdo a mi madre, no era una mujer esbelta, la edad ya pesaba, pero no era gorda tampoco, puesto que se cuidaba por la diabetes, enfermedad que la mantenía con dietas y demás. Era estatura normal, pelo corto, ondulado, piel blanca, era bonita; sus pechos eran de tamaño regular al igual que su trasero. Para lograr mi cometido, volqué todos mis esfuerzos en acercarme más a ella, la hice mi confidente, le contaba mis historias de novias, le confesé ya un poco tarde mi primera relación sexual, la cual noté la había puesto celosa,(Ahhh! el amor de madre) pasamos mas tiempo juntos, fui mucho mas cariñoso con ella, cada vez que podía, aprovechaba para abrazarla y besarla. Mi madre no dormía junto con mi padre desde hacía algunos años, creo que por sus constantes parrandas. Ella se había instalado en el cuarto que era de mi hermana, que por sus estudios universitarios no vivía con nosotros, lo cual me hacia imaginar que el sexo entre mis padres era solo un viejo recuerdo. Una noche, justo cuando me dirigía de la sala hacia mi cuarto, pasando por el cuarto de ella que quedaba frente al mío, pude verla de espaldas que se ponía su ropa de dormir, quitando su blusa y su sostén, colocándose su camisón, bajando posteriormente su falda y algo que no esperaba, también su calzón, colocando su ropa sobre una silla. Ella no me vio, puesto que no hice mayor ruido, entre a mi cuarto y me hice una estupenda paja a la salud de mi madre. Por la mañana me apresure a entrar al cuarto de mama en busca de la ropa, quería oler su calzoncito, pero ya no estaba, por lo que me dirigí a buscarlo a la canasta de la ropa sucia, y ahí estaba su falda y su blusa, pero no estaba su ropa intima, fue entonces que descubrí que la lavaba cada mañana al bañarse. Las noches siguientes espié a mama siempre que se cambiaba, y para mi fortuna nunca cerró la puerta, pues no imaginaba lo que hacia el pervertido de su hijo tras la puerta, y pude ver que efectivamente todas las noches dormía sin nada más que su camisón. Una noche, cuando ella ya estaba en la cama, con la luz apagada, llegue a darle un beso de buenas noches, me acomode a su lado, abrazándola y besándola, pero como la cama era pequeña, apenas cabíamos en ella, tenía que pegarme bien para no caerme, con cuidado de no arrimarle mi verga, que para ese momento estaba a tiesa como un madero. Estando así, le lanzo una pregunta que la dejaría muda unos segundos, le pregunte si me podía dar chiche. Y antes que respondiera, le aclare que quería recordar mi infancia cuando me pegaba a ella para amamantarme. Ella soltó un suspiro como de tranquilidad, pero no sabía qué hacer, me dijo que ya estaba muy grande para eso y que mejor le fuera a pedir chiche a alguna de mis novias (celos, malditos celos). Le dije que ninguna iba a tener las chiches tan ricas como ella, lo que la corto otra vez. Le volví a insistir diciéndole que aunque fuera un ratito, que yo era su hijo y que no debía negarme mi chichita o me podía traumar, le insistí tanto que al final cedió a mi pedido. Como no teniendo oportunidad y con mucha calma, bajo el escote de su camisón dejando salir su teta blanquita con pezón rosadito y de tamaño regular, que pude admirar bajo la luz de mi habitación que entraba por la puerta. La estuve viendo detenidamente por unos segundos, luego lentamente me metí aquel pezón en la boca, logrando estimularlo y hacerlo crecer, comencé a mamarle toda la chiche, ya no como un hijo, sino como un amante, le agarre la chiche con mi mano para poder chuparla mejor. Cuando vi a mi mama, tenía los ojos cerrados, creo que ella también estaba sintiendo la diferencia de cómo le estaba chupando los cocos. Entonces solté ese pecho y le agarre el otro, sacándolo para inmediatamente introducirlo en mi boca, esto la sorprendió, pero cuando sintió mi lengua tocar aquel rico pezón volvió a cerrar los ojos, señal que lo estaba disfrutando, tanto como yo.
Me dejo estar por unos minutos, hasta arrebatármelo y guardarlos nuevamente bajo su camisón, dándome un beso y enviándome a mi cuarto a dormir. Lo cual no pude lograr, gracias a la calentura que tenia, tenía que bajarla, por lo que me puse a pajearmela otra vez, hasta expulsar aquellos chorros de semen, a la salud nuevamente de mi progenitora.
La noche siguiente mi papa llamo que llegaría tarde, cosa que molesto mucho a mama, y que marco una gran oportunidad, tenía que ser esa noche, estaba decidido a todo. Espere impacientemente que mama se acostara, me frote aceite en mi verga, me puse un bóxer abierto de adelante, para facilitar su salida y sin más me dirigí a su cuarto, no sin antes apagar la luz, dejando todo en total oscuridad. Llegue al frente de la cama, quedando a sus pies, los cuales comencé a acariciar y a frotar suavemente con el aceite que había quedado en mis manos, hasta que me llamo con cariño para que me acostara junto a ella, así que puse con delicadeza su pie sobre la cama procurando que quedaran algo separados e inmediatamente y antes de que pudiera cerrar sus piernas, puse mi rodilla derecha entre ellas como para desplazarme gateando. Había sido un movimiento exitoso, estaba logrando mi propósito, mi pierna estaba entre las de ella, después coloque mi rodilla izquierda casi sobre su pierna, con lo que atino a decirme -Cuidado!!!-_ apartándola inmediatamente para darle paso a mi rodilla, quedando asi justo entre sus piernas. Con mis dedos tome la orilla de su camisón y al avanzar unos 2 pasos mas hacia ella, en cuatro patas, logre subirlo sin que ella se percatara por tanto movimiento, logre quedar enla posición adecuada, rodilla con rodilla y mis manos a la altura de sus caderas. Sus piernas estaban entreabiertas, había logrado destaparle parte de su panocha.
Fue en ese momento que me incline como para darle un beso en la mejilla, y como lo había planificado, con ese movimiento mi verga bien parada, que había salido por la abertura del bóxer alcanzo a entrar en contacto con su rajita. Sentí como se estremeció ante el contacto, pero no hizo más, los 2 nos quedamos quietos por unos segundos, hasta que comencé a empujar mi cadera hacia adelante, lo cual hice lentamente, presionando mas mi verga sobre su rajita, sintiendo como apretaba mis brazos, quedándonos una vez más inertes, sin decir nada, sin movernos. Ella no atinaba a decir, ni a hacer nada, no entendía como nuestros sexos estaban en contacto, fueron unos segundos muy intensos, escuche su respiración agitarse y su cuerpo comenzar a temblar, al verme libre de hacer, comencé a moverme despacito, empujando mi verga contra su rajita, y gracias al aceite que había frotado en ella, fue entrando despacito, se fue abriéndose paso, comencé a empujar más fuerte y a moverme más rápido, hasta que de un solo golpe se la metí toda, Siiiiii, estaba adentro. Me estaba cogiendo a mi mama, era algo simplemente delicioso, sentir el calor de su vagina, y la humedad en su interior.
Comencé a moverme fuertemente, embestida tras embestida, metía y sacaba mi verga de aquel agujero, la metía y la sacaba, rápidamente, empujándola toda, hasta los huevos. Comencé a escuchar como comenzaba a gemir y sus manos me seguían apretando, yo seguía cogiéndomela sin consideración, comencé a apretarle las tetas, sacándole más y mas gemidos en cada embestida, era un éxtasis, lo había logrado. Entonces busque su boca, que para mi sorpresa, se abrió recibiéndome con verdadera pasión, no hubiera imaginado lo que estaba pasando, era mejor de lo que había soñado, cada vez las embestidas eran mas y mas, empujando, metiéndole toda mi verga hasta adentro, pude escuchar como comenzaba a pronunciar mi nombre, jadeando, la agarre por la espalda de los hombros para poder cogérmela mejor, jalándola más hacia mi verga, mientras yo empujaba. Me la cogí hasta que logre hacerla terminar para inmediatamente después estallar yo dentro de aquella vagina húmeda y rica.
Caí exhausto sobre ella, buscando recuperar fuerzas, acariciándole el culo y las tetas. Le quite por completo el camisón, sacándome también e bóxer y comencé a mamarle otra vez aquellas tetas ricotas, hasta que nuevamente se me paro la verga, y se la metí otra vez, ahora mucho más fácil y rápido, comenzando nuevamente una cogida bestial, la agarraba y le daba de arriba para abajo, la penetraba sin piedad, queriendo partirla, no podía parar, estaba totalmente enardecido, la culiaba sin parar hasta venirme nuevamente en ese chocho ya rebalsando de jugos vaginales.
Estaba muerto, exhausto, en ese momento invadió un silencio la habitación. Nos quedamos abrazados, desnudos, acariciándonos, sin decir una tan sola palabra.
Pasado algún tiempo me despedí, dandole un tierno beso en la boca, regresando a mi cuarto totalmente satisfecho de tan maravillosa experiencia y con muchas interrogantes sobre nuestro futuro.