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Mi nombre es Camila y ella es mi madre: el instituto

Relato enviado por : DonHistoriador el 07/12/2020. Lecturas: 1170

etiquetas relato Mi nombre es Camila y ella es mi madre: el instituto   No consentido .
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Resumen
Continúa esta aventura en el instituto con una profesora y unos compañeros que no perderán la oportunidad de aprovecharse de mí, aunque uno de ellos me llamó especialmente la atención.


Relato


Había llegado a mi salón, eran cuatro personas en total. La profesora, una mujer de treinta y pocos, de buena apariencia física. Alta por sus tacos, pero se veía muy amable con su traje de vestir. Se ve que se toma su trabajo muy seriamente.

Mis tres compañeros eran todos hombres (luego supe el porqué de eso) cuyas edades estarían entre los 30 y 45. Bastante mayores como para hacer amistad con ellos. Tampoco es que tuviera tiempo porque solo serían dos clases y mi misión era conseguir un buen puntaje en ese examen de nivelación, así que no habría tiempo para distraerse.

(A partir de aquí todas las siguientes conversaciones suceden en inglés, excepto las que señale como español)

La profesora me hace pasar al frente, al parecer ya había recibido mis datos porque inmediatamente me presenta frente a todos. Todos me saludan y me dan la bienvenida. Pensé que me dirían algo por estar con el buzo del instituto o por ir descalza, pero nadie se inmutó. Me ubiqué en mi carpeta, primera fila, obviamente

La profesora iba a empezar a explicar la temática que tendrían esas dos clases, por mi presencia, cuando de pronto llega al salón el hombre que me había visto en el baño de varones mientras me duchaba y yo lo había visto mientras meaba.

-Buenas tardes, profesora, disculpe la tardanza. -dijo él-
-Facundo, buenas tardes. No te preocupes que recién estamos por empezar. Pasa.

Él se ubicó justo en la carpeta detrás de mí. Era un tipo zen. Parecía que andaba en su mundo, pero creo que era parte de su manera de ser. Los comentarios que dijo cuando me pilló en la ducha fueron muy sensatas y me agradó, a pesar de la situación. Confiaba en que sería discreto.

La profesora empezó a explicar cómo serían las clases, esta y la siguiente debido a mi presencia.
Algunos parecieron incomodarse por susurros que se escuchaban. Aunque Facundo no decía nada.

-A ver, silencio. Repasaremos las clases que hemos hecho y la clase durará una hora más. Por estas dos ocasiones.

Nuevamente se notaba la incomodidad de mis compañeros. Para tratar de calmarlos, quise decir algo y para eso me puse de pie

-Disculpen, compañeros, pero no es algo que yo haya querido hacer. Fue decisión del director y me costó mucho tener esta oportunidad. Les pido paciencia, por favor, que yo haré todo lo posible porque estas dos clases valgan la pena.

Escuché claramente decir a Facundo “ahora todo tiene sentido”, en español, pero luego intervino para ayudarme

-Compañeros, por qué mirar lo negativo a la oportunidad que tenemos de compartir clase con una chica tan linda. Además, las clases que hemos hecho podríamos hacer algo interesante para que todos salgamos ganando y estoy seguro de que nuestra compañera puede ayudarnos con eso. -concluyó-

No sé a qué se refería con que todo ahora tiene sentido, pero si se trataba de ayudar, yo más que encantada.

-Pues bien, entonces cuéntanos acerca de tus gustos y preferencias, que estaremos escuchando. Todos atentos. -dijo la profesora invitándome a salir otra vez-

Me puse delante y empecé a hablar, además demostraba que me defendía en el idioma de manera aceptable

-Buenas tardes, profesora y buenas tardes compañeros. Mi nombre es Camila y cumpliré en poco más de dos semanas 18. Me gusta leer, correr un poco para mantenerme en forma y tomar mis propias decisiones. Estoy estudiando en la universidad mi primer año. También creo en la igualdad de géneros y todos debemos ser tratados de la misma manera. No tengo ninguna creencia y si pudiera practicaría el nudismo, pero nuestra sociedad no está lista para eso. Gracias. -Quise mostrarme como una chica de mente abierta y así no me vean como a una niña estos señores-

Empezaron a aplaudirme, para empezar la ronda de preguntas.

- Dónde te gustaría practicar eso que dijiste? -preguntó uno-
- Te refieres al nudismo? Pues, en una playa, en mi casa, en un parque, creo que cualquier lugar podría ser ideal para practicarlo.
- Y con quién lo harías?
- Con mis amigos o mi novio, porque mi familia es conservadora.
- Interesante. A nosotros nos consideras amigos?
- Bueno, yo -no quería ofenderlos diciendo que no, aunque esa era la verdad porque recién los conocía- claro, ustedes son mis amigos.
- Entonces qué esperas para quitarte lo que tienes encima?
- Bueno, creo que no es el lugar apropiado para eso -quise salir del paso y miraba a la profesora para que me dé una mano, pero ella solo miraba sin opinar nada-
- Acabas de decir que cualquier lugar es ideal para practicarlo y nosotros somos tus amigos, o es que acaso nos mentiste?
- No! Claro que no, pero la profesora y ustedes se incomodarían. -no quería hacerlo, ni siquiera sé por qué lo dije-
- Por mí está bien -dijo la profesora-
- Y por nuestra parte, también -respondieron todos-
- Bueno, no contaba con esto. -y se me ocurrió una genial idea- Amigos, practicaré el nudismo si ustedes también lo hacen. -confiaba en que no lo harían ya que requiere mucho valor-
- Yo lo haré -dijo Facundo-

Mi interlocutor se había quedado callado, pero luego respondió

- Lo haremos luego de que lo hagas

Sin más opciones, miré a la profesora apoyada en su escritorio y yo adelante, en medio de la clase a punto de quedarme sin ropa (otra vez), pero ahora por culpa de mi ímpetu rebelde. Quizás y el director tenía razón respecto a mis comportamientos.
No quise prolongar más el momento y me retiré rápidamente mi casaca, dejando mi enormes pechos a la vista de todos. Todos soltaron un sonido de asombro. Supongo que por lo holgado del buzo no imaginaban lo que escondía (excepto Facundo que ya me vio) o tal vez el hecho de que no llevara sujetador. Sin demora, puse mis manos a los lados de mi pequeña cintura para quitarme el pantalón, pero la profesora me detuvo y me llamó a su lado.
Mientras iba a su lado me cubrí los pezones con mis manos. Cuando estuve frente a frente con ella, tomó mis manos y los bajó para dejarlos a los lados.

- Luces bien, Camila. Voltéate.

Le di la espalda mostrándome a toda la clase. Ella me abrazó desde atrás pegándome a su cuerpo y descansando sus manos sobre mi vientre, aunque poco a poco iba subiendo.

-Caballeros, aquí tenemos un hermoso ejemplar de mujer. Su rostro tierno y angelical, unos labios carnosos, una boquita pequeña,su mirada inocente, su nariz perfecta -yo me estaba ruborizando- y unas contundentes tetas, firmes y suaves.

Las sujetó como quien sostiene dos melones. Las sopesó, estrujó y manoseó como quiso.

-Ella es una alumna especial, ella fue enviada por el director y vino lista, como pudieron ver. Sus pezones ya están rígidos, como se puede apreciar y como yo lo puedo sentir. Ahora veremos lo que falta y la seguiremos describiendo.

Me separó un poco de ella, sentí sus manos en mi cintura y tomó los bordes del pantalón para luego lentamente ir bajándolo hasta mis pies. Levante uno, luego el otro y me lo quitó. Lo lanzó delante de la pizarra y me volvió a abrazar. Pude sentir la mirada de todos atravesándome cual paredón de fusilamiento. Se nota que les sorprendía que no tuviera ropa interior, o tal vez que una chica tan joven estuviera en esa situación o quizás… no lo sé

-El director nos la envió lista, como verán. Y creo que ahora no pueden quejarse de la compañera que les ha tocado. Desde donde están pueden apreciar, mientras voy recorriendo, su vientre plano, su angosta cintura, de amplias caderas. Tiene el monte de venus con muy pocos vellos, probablemente no lo noten, pero aquí se siente. Sus labios vaginales están muy húmedos, lo cual puede ser por excitación, o, la respuesta más lógica: el señor director. Su cavidad vaginal se siente caliente y suave, y recibe todo mi dedo medio con relativa facilidad gracias a sus fluidos, lo cual refuerza lo ya dicho. Además se nota lo hinchado de su clítoris. Lo ven bien?
- Sí -respondieron todos, y yo cerraba los ojos-

Tenía todo su dedo medio de la mano derecha,clavado en mi vagina, mientras me sujetaba desde atrás y, aunque los demás no lo veían, por dentro lo movía con mucha fuerza. Contra mi voluntad me fui excitando.
Tras varios minutos, sacó su dedo lleno de mis fluidos y quizás algún rezago de lo que dejó el director. Se limpió su dedo en mi culo y continuó bajando para seguir describiéndome.

-Largas piernas, muy firmes y macizas que acaban en un par de bonitos pies. Alguna duda al respecto?
-Sí, profesora, podría… -quise preguntar yo-
-Tú no, Camila, sino tus compañeros.
-Falta describir desde atrás.
-Eso es verdad. Cami, date la vuelta, por favor

Me gustaba que me traten con respeto, así que giré sin decir nada. Quedé cara a cara con ella. La profesora me abrazó pegándome a ella y dejó descansar sus manos en el espacio que se forma justo donde empieza la curva de mis nalgas, mientras mis pechos presionaban los suyos, que por su ropa, no estaría muy segura de decir quién las tenía más grandes, pero puedo decir que eran los míos, ya que sin brasier lucían más firmes y los suyos eran aplastados. Cuando levanté la mirada, ella se dio cuenta que estaba fijándome en nuestras tetas y la diferencia que se marcaban y creo que eso le molestó un poco.
Sin darme tiempo, tomó mi larga cabellera con una mano haciéndola a un lado y descubriendo mi espalda.

-Ahora ustedes pueden ver una estilizada espalda que termina en esta curvatura muy pronunciada que da inicio a todo este enorme trasero. Pura carne y nada de celulitis. Lo ven bien?
-Sí -en coro-

La profesora Adriana apretaba, levantaba, pellizcaba y hacía lo que quería con mis nalgas.

-Ahora verán una zona privada para toda mujer, ustedes deben de saber que por aquí no puede pasar cualquiera sino aquel que uno está convencida que es la persona especial y lo merece.

Sin dudar empezó a meter un dedo por mi ano, pero al no lograrlo, lo insertó uno o dos dedos una par de veces en mi vagina para recoger mis fluidos y utilizarlo de lubricante. Ahora sí entraban uno sin dificultad y luego el otro. Me abrazaba fuerte para que no me suelte.

-Profesora, usted nos la ha descrito, pero a nosotros no nos consta de manera directa. Usted cree que sería posible que me acerque a tener contacto directo para aprender más de lo que dijo?

Ese hombre tenía que estar bromeando, porque a su edad ya habría verificado en otras mujeres todo lo que dijo la profesora. De hecho, podría ser mi padre, uno muy joven, pero está en las posibilidades, y ahora quería aprender? Si esto tampoco es anatomía.

-Por supuesto, ven Carlos, acercate. Qué quieres verificar?
-Yo quiero saber cómo es ese lugar donde usted tiene los dedos. Mi mujer no deja que pueda ni verlo. Es muy reservada.
-Comprendo, muchas mujeres son muy mojigatas y prefieren no saber nada relacionado a esa zona. Venga, verifique y conozca tooodo lo que quiera.

Ella sacó sus dedos y le dejó lugar a “Carlos”, para que revise toda mi baja espalda sin dejarme de abrazar. Él se agachó, parecía emocionado por lo agitado de su respiración o es que soplaba apropósito en mi hoyito, no lo sé. Tomó con ambas manos mis nalgas, las separó y pude sentir su cara hundirse entre ellas para empezar a lamerme. Este hombre era un sucio, cómo podía lamerme ahí? Si bien recién me había bañado, no creo que se deba de hacer lo que hizo, pero algo en mí reaccionaba. Separé instintivamente las piernas para que tuviera mejor acceso. Él aprovechó en meter su lengua tanto en mi vagina como en mi ano, se sentía bien, pero estaba mal.
Luego lamía solo mi anito y metía dos dedos en mi vagina, para luego dejarme de golpe. Yo movía mis caderas buscándolo. Había olvidado por completo donde estaba. Se puso de pie

-Terminaste, Carlos, fue muy rápido.
-No profesora, todavía falta algo más que quisiera verificar.
-Entiendo, pues dale, enséñanos todo lo que puedes hacer.

Escuché un cierre bajarse. Luego él se me pegó pero algo se sentía por entre mis piernas. Algo que ya tuve la oportunidad de conocer desde ayer. Eso duro que podía sentir se fue acomodando en mi vagina. Yo quise interrumpir, pero la profesora me apretó con un abrazo más fuerte con el fin de que me callara. Él siguió su paso hasta tenerla dentro, no sé cuánto, pero no sentí su pelvis chocar mi trasero, lo podía sentir bien y diría que era casi como la del director. No estoy segura. Luego la sacó completamente.

-Es verdad, su cavidad vaginal es muy suave y se puede entrar con facilidad, hace tantos años no sentía esta textura, su elasticidad, y, en este caso, la increíble manera de lubricar de esta jovencita, pero yo quiero ver el otro lado.

Apuntó a mi ano y empezó a presionar hasta que la cabeza entró. Me hizo pararme de puntas el dolor que sentí, pero al bajar mis pies al suelo, hice que entrara un poco más. Él se recreaba metiéndomelo poco a poco mientras yo ahogaba mis gemidos en el hombro de mi profesora y la abrazaba más fuerte para resistir.

-Wow! Es increíble. Puedo sentir como me aprieta, la sensación es diferente a cuando la penetré por delante. Ya casi está entrando todo, solo queda este poco y… listo -de un último empujón lo metió por completo- Ohhh, sí. Totalmente distinto.
-Así lo crees, Carlos? Yo también noto la diferencia, porque cuando se lo metiste por delante apenas reaccionó, pero cuando cambiaste, me ha abrazado tan fuerte que casi revienta mis pechos con los suyos. Podrías tomarlas con tus manos y separarla un poco de mí?
-Eh? Claro, profesora.
-Sí, de paso tantea mejor moviéndote un poco, si sabes a lo que me refiero…
-Jejeje

El tal Carlos separó mi torso de la profesora y tomó mis grandes tetas con cada mano. Las apretaba lo que podía y trataba de abarcarla, pero eso era imposible y se limitó a coger con sus dedos mis pezones. Lentamente empezó a sacarme su pene, para luego meterlo dando inicio a las penetraciones consecutivas. Esta posición de ser follada apoyada a alguien más ya la había tenido ayer y si no fuera por la situaciones, diría que es muy buena por lo excitante que es.
Este hombre fue tomando velocidad y en cada empujón ya me era muy difícil disimular mis gemidos, además de lo bien que magreaba mis senos, que por momentos hacían contacto con los de la profesora Adriana teniendo las manos de él en medio, pero ella no decía nada, solo me miraba como resistía. Yo trataba de no cruzar miradas por la vergüenza y por las expresiones que debía de tener ya que estaba a punto de correrme. Carlos empezó a aumentar aún más sus movimientos, casi parecía que aplaudíamos en un teatro pero con su pelvis y mis nalgas, sus manos aumentaron la presión en mis pechos y empecé a sentir un roce en mi clítoris. La única persona que podría hacer eso era la profesora, porque el otro tenía ambas manos sobre mí, pero no quise bajar la mirada solo quería acabar. Pude notar como su pene se hinchaba más, él estaba a punto de eyacular.

-Sácalo, adentro no -dijo la profesora- toma esto.
-Está bien

Me la sacó del culo y empezó a soltar lo que tenía sobre mi casaca. Yo me quedé confundida ¿por qué no dentro? ¿por qué no me dejó terminar? Me sentía frustrada, ya que resistir tanto tiempo, para que me roben el final de esa manera. Mi cara debía de ser una gran interrogante y la profesora lo notó.

-Tranquila, Camila, no te enojes conmigo. Carlos iba a terminar y no íbamos a dejarlo acabar adentro porque todavía faltan tus compañeros, sino mira allá abajo cómo te ayudan.

Miré hacia abajo y pude ver a otro de los señores jugando con mi clítoris, todavía, pero de manera suave, no lo suficiente para hacerme acabar. Él iba a lo suyo porque ni atención me prestaba, así que lo dejé seguir. Ahora, ¿a qué se refería con “faltan tus compañeros”? No creo que pretenda que todos pasen por mí.

-Franco, continúa sobre el escritorio o en el piso, pero házmela a un lado que ya no aguanto esta posición. Es una gran mujer y no es fácil soportarla. -dijo la profesora-

El tal Franco tomó el lugar de Carlos y me llevó de la mano hasta un lado del escritorio. Apoyó mi culo al mueble y se recreó viéndome de cerca, yo también pude verlo bien. Lucía como un señor bien conservado, quizás algo de panza pero sin exagerar. De rostro se veía con marcas de expresión, podría ser por vida estresada o muy alegre. Pintaba algunas canitas por ahí, y ya no pude ver más porque se hundió entre mis pechos (todos hacen eso) y los degustó a su antojo. Luego me recostó dejando colgar mis piernas.mientras él se bajaba el pantalón. Me causaron gracia sus enclenques piernas, pero al bajarse el calzoncillo, tenía un considerable órgano en estado semi erecto que me regresó a la situación

-Profesora, tiene que ser necesariamente el ano?
-Claro que no, es para que la compruebes a ella, así que haz lo que quieras.

Así que en esto consistía. Ellos iban a reconocerme.
Tal como la tenía me la empezó a introducir, ya no quería perder más tiempo. Sostenía mis piernas con sus brazos, pero luego las subió a sus hombros. Su excitación aumentó porque sentí que su pene pegó un estirón y estaba más rígido. A veces levantaba la cabeza para ver como entraba y salía esa cosa de mí. Aprovechando mi orgasmo frustrado pude prestar más atención y era curioso ver cómo desaparecía su barra de carne en mi interior para luego aparecer en su totalidad y volver a desaparecer. Me preguntaba hasta dónde me llegaría por dentro y qué tan profunda era yo. Hasta que recordé al aprendiz del brujo y recordé que puedo llegar a ser muy profunda si es necesario, aunque también dolía demasiado.
Él continuó dándome sobre el escritorio, ese hombre quería tomarse su tiempo. Yo trataba de reprimir cualquier sonido que pudiera emitir, busqué la morada de la profesora para que viera directamente en mí lo que me estaban haciendo, pero lo que hizo fue llamar a los dos que quedaban para que se acercaran al escritorio.

-Terminemos ya con esto. Facundo e Hipólito, acérquense que esas tetas necesitan atención, luego de que salga Luis, pasan ustedes. -dijo la profesora-

Me sorprendió lo que dijo y volteé a ver sus respuestas. A Facundo no lo vi moverse, pero el otro, al que deduje que se llamaba Hipólito, ya se ponía de pie y no perdía detalle de lo que me hacía el tal Luis. Mientras Carlos se frotaba su lánguida polla en su asiento mirándome como hace unos minutos me empotró el culo contra la señorita Adriana.

-Facundo, no piensas cogértela?
-Lo siento, profesora, pero ahora no puedo. Una parte de mí no reacciona y, la verdad, es que no quiero caer en los placeres mundanos. La vida es diferente. -lo dijo con su pantalón y calzoncillos a medio muslo y si pene en descanso-
-Bien… Bueno, allá tú. Ustedes dos, apúrense.

La profesora ya no ocultaba nada, hablaba de que me cojan sin problemas, y a mí me tomaba cual objeto. Y me manoseaba a su antojo y permitía que me follaran en medio del salón. En todo esto me sorprendió mucho la respuesta de Facundo, él era una persona diferente, un hombre como pocos de los que hasta ahora había visto porque teniendo la oportunidad de aprovecharse de mí en las duchas y cogerme si quería (ya que yo no hubiera podido ponerle peros) no lo hizo, sino que aplaudió mi libertad, y ahora que me servían en bandeja de plata con las piernas abiertas, tampoco lo hacía, negándose a “placeres mundanos”. Sin querer empecé a admirarlo y a prestarle más atención, aunque solo lo conociera desde hace un par de horas.
Por su parte ese Luis ya había empezado con movimientos más violentos, señal de que iba a terminar. Solo se preocupaba por satisfacerse y no en mí (con el tiempo conocería a muchos así). Levantó un poco más mis piernas, haciendo que mi trasero no hiciera contacto con el escritorio

-Quiero acabar y que todo se derrame hacia adentro. Quiero bañar todas sus paredes con mi semen. -bufó-
-NO! Dije muy claro que adentro no. Sal y acaba en su campera. No quiero fluidos en ella por hoy.

Él no se notaba muy dispuesto a hacer caso, pero el hombre que se llamaba Hipólito y aparentaba ser el mayor de todos, y que ya estaba chupando con glotonería mi seno izquierdo, específicamente mi pezón la cual estaba rígido y se mantenía firme con toda la glándula mamaria. Mi excitación iba por su cuenta. Él se levantó y de un empujón lo sacó bruscamente de mi interior que se preparaba para acabar. Me maldecía por tardar tanto en terminar, aunque bien podría ser por lo incómodo de la situaciones. Pero lo cierto es que en estos dos días ninguna situación ha sido normal. Esperaba que no se repitiera.

Mis piernas quedaron colgando al lado del escritorio, mientras Luis terminaba donde se le había indicado con mucha frustración. Me levanté para buscar mi pantalón.

-Todavía no, acaso no ves que falto yo? Eres muy desconsiderada. Ven conmigo. -dijo el señor Hipólito-

Me tomó del brazo y me llevó al medio del salón, a un par de carpetas de Facundo.

-Quiero conocer tu boca. Se puede profesora?
-Sí, sí. Lo que quieras.

Me puso sus manos en mi hombro y me presionó. No estaba segura de qué quería que hiciera, hasta que recordé que mi vecino hizo lo mismo para que me metiera su cosa en mi boca. Yo me agaché sin doblar las rodillas hasta la altura de su pene y pude oír una sonrisa.

-Conoces bien lo que debes de hacer.

Abrí mi boca y él hizo el resto. Metió su verga hasta casi atorarme. Me produjo algo de arcadas, pero tampoco la tenía tan grande así que podía soportarla. Me tomó de la nuca y empezó a moverse.

-Cierra tu boca para que hagas presión con los labios, pero cuidado con los dientes. Y mueve tu lengua… oh, sí, muy bien. Lo haces muy bien. Te ayudaré un poco para que te muevas más rápido y de paso le damos una bonita visión a Facu que anda flojo.

No me había percatado que Facundo estaba sentado detrás de mí con mi culo y vagina directamente a la altura de sus ojos. Me puso nerviosa que él me viera así por el interés que me provocaba, y, además, qué va a pensar de mí luego de verme en esas situaciones. Quería que esto se terminara, aunque no iba a tener ningún orgasmo, pero ya no importaba.
Hipólito continuó follando mi boca, sin tomar en cuenta si me atoraba o si tenía arcadas. Detesto que no se preocupen por una. Al tenerme bien tomada de la nuca, no pude ver quien había empezado a tocarme desde atrás. Yo no creo que Facundo haya sido capaz, él es diferente, no podría decepcionarme de esa manera, sobre todo cuando empezó a meter sus dedos en mis hoyitos. Sin tardar sentí otro par de manos, lo que me dejó en duda, pero lo cierto es que si me recorrían completa y cuando se centraban en mi vagina, notaba diferentes tipos de dedos moviéndose en distintas direcciones.
El pene en mi boca se hinchó más y empezó a ralentizar sus movimientos.

-Puedo terminar en su boca o también como los demás? -preguntó a la profesora sin dejar de meterla-
-Sí, la boca da igual, pero que no derrame, no quiero que esté pegajosa. Está claro? -respondió-

Ya con el permiso concedido se dejó ir llenándome la boca de su semen. Tuve que apurarme en tragar todo para no ensuciarme siguiendo lo que dijo la profesora y lo poco que escapó entre mis labios lo recogí con mis dedos para no dejar nada. Lo malo es que eso lo hice unos minutos después hasta que Hipólito sacara su verga de mi boca. Si bien no estaba pegajosa, sí quedé un poco manchadita.

-Listo, se acabó por ahora! Camila, ven aquí. -me acerqué frente a ella cubriéndome los pechos- No seas infantil, acabamos de verte todos siendo follada y manoseada a placer como para que ahora te tapes las tetas. Vamos, haz a un lado tus brazos -me ordenó. Ella tenía razón y así lo hice-. Además dijiste que querías practicar nudismo, sea consecuente. Ves que no es difícil. Ahora que ya nos conocemos mejor, podremos llevar bien esta clase, a la cual solo le quedan dos horas.

Dos horas? Pensé que ya había acabado. Aún íbamos por la mitad. La profesora Adriana me dio media vuelta exponiéndome a mis compañeros, me abrazó desde atrás y dándome palmadas en mi muslo izquierdo, me hizo levantarlo para sostenerme desde la parte trasera de mi rodillla y que mostrara obscenamente mi vagina a todos y con su otra mano me recorría de los pechos a mi pubis, incluso mi cavidad vaginal.

-Bien, clase, disfrutemos del concepto de nudismo que se practica en esta casa de estudios. Ustedes permanezcan sin sus pantalones y ella continuará desnuda en lo que queda. Si alguien está en contra de eso, puede decirlo… Tú no puedes opinar, Camila, tú eres la nudista y la que está aquí para repasar, y para que tengas un mejor desempeño en el idioma, estarás bajo las situaciones que a tus “amigos” se les ocurra mientras prestas atención y practicamos, está claro? En pocas palabras, el que quiera o los que quieran follarla, solo la toman y la llevan a la parte de atrás y desde allá responderá a mis preguntas. Les sugiero que no sean aburridos y monótonos. Muestren su creatividad y les daré puntos extra. Esto te incluye, Camila. Finalmente, ya saben que no pueden terminar dentro de ella, aquel que lo haga, se le descontarán puntos. Bien, dejado todo claro, podemos empezar. Si aparece alguna duda, lo aclaramos sobre la marcha. -todo lo decía sin dejar de exponerme delante de todos- Por cierto, los que quieran retirarse a la hora de siempre, pueden hacerlo, los que no pueden quedarse un poco más, si lo desean y durante la hora extra retirarse. Alguna duda?

Me resultaba inverosímil esta metodología, pero si era necesario lo haría. No soy una chica que se da por vencida. Me dirigí a mi carpeta para poder prestar atención en todo lo que podía. Los tres habían eyaculado, por lo tanto tardarían un poco en recuperarse, así que podía aprovechar, claro, a menos que el cuarto, que no me hizo nada, Facundo, se animara a follarme, para lo cual no hubiera puesto ningún pero (en realidad no tenía ningún pero para ninguno, aunque quisiera) y, tal vez, él pudiera lograr lo que ninguno logró. Lamentaba mucho que tuviera ese problema de impotencia o que quizás yo no fuera lo suficientemente excitante para él.

La profesora explicaba de manera rápida los temas tocados. Era un nivel avanzado y me costaba un poco seguir el paso, pero entendía muy bien y pensaba que podría con esto. Por diez minutos me olvidé de todo para centrarme en el idioma que me interesaba perfeccionar y que, además, podría hacer ahorrar a mi familia alcanzando un nivel avanzado, cuando siento una mano en mi muñeca. Era Carlos con su verga medio erecta al nivel de mi cara. Al parecer sintió que ya podía darme otra cogida e inmediatamente pidió su turno.
Llevó mi mano a su trasero como abrazándolo y me hizo chuparla así como la tenía. Yo le puse empeño a la mamada para poder continuar con la clase. Lo hacía bien porque empezó a toma tamaño y dureza.

-Les dije que lo hicieran al fondo.
-Ya está por acabar, puedo sentirlo -y me la volví a meter en la boca-
-Carlos, nos haces el favor. Llévala al fondo y cógela por el culo, no tolero ese tonito con el que me habla. Y quiero su boca libre para que responda unas preguntas.
-Disculpe, profesora. Ya lo hago. -respondió él-

Me llevó hasta el final del salón, me apoyó a una carpeta, separó mis nalgas con sus manos y escupió mi ano. Con uno, luego dos dedos me dilató un poco y me la metió de un tirón. Nadie nos miraba, todos seguían como si fuera todo normal y yo reprimí mi grito de dolor porque no estaba lubricada y luego mis quejidos cuando empezó a bombear hasta tener un ritmo constante metiendo sacando todo su pene. Hasta que la profesora se dirigió a mí

-Camila, dime. Dónde aprendiste tan bien el inglés?
-Pro...fe… sora… auch… yo… prac… tico… desde… mmmmuy… ni...ñaaaahh -él no se detenía mientras hablaba y le aumentaba el ritmo por intervalos- gra… cias… a… a… e… so… hoy… sé…
-Ya… no tartamudees y responde bien. Ahora, por qué tienes las tetas tan grandes siendo tan jovencita?
-Dis… cul… pe..?
-Acaso no me entendiste? Eso te descalifica para nivelación, además que sigues tartamudeando
-Lo siento, profe… sora, sí la entendí, pero eso esss… mmm… algo personal.y si hablo aaaaasí es porque me la está metiendo por mi ano y me dueleeee…
-Por él ni te preocupes, debes de estar en la capacidad de responder a cualquier pregunta sea la situación que sea si quieres alcanzar la mejor nivelación. Es más, Carlos, dale más fuerte hasta que responda lo que le pregunté. Mientras más tardes en responder más tiempo veré esas tetas moverse.
-AHHHH!!! YAYAYAYA! -las lágrimas se me salían- tengo las tetas grandes por parte de mi madre, ella también los tiene así. Ahora, por favor, no me cojas tan fuerte!
-Carlos, creo que ya puedes continuar al mismo ritmo. Y tú ya sabes lo que pasa si no respondes. Responde, ya habías practicado el sexo anal?
-Sí, profesora -respondí con mucha vergüenza, pero rápido-
-Con cuántos lo has practicado?
-Solo uno.
-Y a qué edad perdiste... Carlos, sin cogerle las tetas que quiero verlas bambolear, la virginidad?
-A los 17 -rezaba porque no me pregunte cuando porque sería de lo peor que recién lo había perdido un día atrás-
-O sea, hace nada. Y con cuántos hasta ahora?
-Solo tres.
-No te creo. Por como te ves tienen que haber pasado más hombres por ahí. Carlos, más fuerte hasta que diga la verdad.
-NOOOOO!!! AHHHH!!!! YAAA!!! Sí, tiene razón, fueron 5. Fueron 5. Olvidé contar a Carlos que aunque solo me metió la punta de su pene, cuenta y a Luis que me cogió hace un rato. Lo siento, lo siento.
-Todavía me cuesta creer, pero la pasaré. Has tenido experiencias lésbicas?
-Pues… podría decirse que sí
-Expláyate. Te cogió? Era de tu edad, acaso una amiga? Cuántas veces pasó?
-Fueron dos veces. -me dio vergüenza contar la verdad, así que modifiqué un poco las historias- ambas fueron con señoras. La primera para ayudarme a un tratamiento me manoseó por completa y la segunda, para un chequeo me masturbó sin querer al lavarme mis partes… No, Carlos! Tenías que acabar afuera!
-Después de hablar de eso, me fue imposible controlarme. Acepto mi penalización, profesora. -se excusó Carlos-
-Carlos, antes de que te sientes, limpia lo que ensuciaste. -y le lanzó mi casaca-

Se agachó a recoger los restos que salían, luego me levantó para que derrame lo que quedaba. Mientras me tomaba de las caderas y cintura. Cuando creyó que estaba limpia, me susurró.

-Ya te limpié, ahora límpiame.

Me agaché a limpiar con mi boca lo que quedó en su pene hasta dejarlo limpio, su sabor era agrio. Me tomó de la mano y me dejó en mi carpeta. Iba a sentarme cuando una mano me toma de un pecho hasta abrazarme.

-Todavía no, ricura. Eso que dijiste excita a cualquiera. Mira a Facundo -dijo el denominado Luis-

Cuando lo vi, tenía un buen bulto entre las piernas… lástima que no me quiera coger. Tal parece que no soy de su agrado. Me llevó a la parte de atrás, me puso de espaldas contra la pared y viéndome fijamente me levantó una pierna, se pegó a mí apuntando su pene a mi vagina y entró en mi cálida cavidad.

-Sí! Seguiría cogiéndome este coñito aunque no hubieran clases. Me escuchas? Si alguna vez te encuentro por la calle, te cogeré sin pedir permiso y tú me dejarás porque eres una zorrita. Hummm… menudas tetas, menudo cuerpo. Tan blanquita y esta conchita rosadita, te la dejaré rojita de tanta cogida. Dime la verdad, ya te cogió el director? -me hablaba bajito en español-
-Sí -susurré-
-Me lleva! -y como loco empezó a cogerme hasta casi levantarme del suelo a puro movimiento de cadera-. Odio a ese tipo, pero no negaré su buen gusto y esta vez hasta podría agradecer. Estás preciosa.
-Gracias… mmm..
-Qué tanto murmullo hay ahí!? Continuemos con las preguntas. Te gustan grandes o chicos?
-No me gustan las personas mayores, ni las chicas, prefiero chicos de mi edad.
-Jajaja, creo que no me has entendido.
-Te gustan los hombres con un pene grande o chico
-Este...Yo los prefiero chicos, lo grandes lastiman mucho y duele
-Y de los que estuviste, cuántos las tenían grande?
-Para mi mala suerte, todos. -lamenté-
-Jajaja no sabes lo que dices. Y crees que uno pequeño pueda darte el placer necesario para una mujer como tú?
-Yo creo que lo más importante es el amor. Con eso lo demás no importa -en ese momento recordé a Facundo y el tremendo bulto que se le formó, con lo que decía lo estaba desacreditando totalmente, así que me rectifiqué- aunque si lo amara, lo aceptaría aunque la tuviera grande, ya me acostumbraría.
-Parece que estás recapacitando. Pero por si las dudas, Luis, dale como al inicio.
-No, por favoooooorrr… ahh… ahh… ah… mmm… ah…

Para hacerme sentir más, bajó mi pierna haciéndome una especie de misionero de pie. En esa posición el largo de su pene rosaba toda la entrada de mi vagina, incluyendo mi clítoris. Lo que me fue excitando cada vez más. Ya casi no me importaba si terminaba dentro pero ya no quería que parara.

-Camila, colaborarás en lo que queda de clase y en la siguiente?
-Sííí… qué?
-Concéntrate o le digo que pare.
-No!
-Bien, serás nuestra perrita y dejarás que hagamos uso de tu cuerpo en el momento que convengamos?
-Sí, sí. Hagan conmigo lo que quieran. Pueden hacer lo que se les ocurra, pero no paren. Me encantaaa… hmmmm… -y me dejé ir en un increíble orgasmo inundando de gemidos el salón-

Era imposible no correrse. Mi clítoris fue masacrado en esa posición y mis íntimas profundidades, aporreado. Puse mis brazos sobre él para no caerme y dado a que era unos centímetros más alta pensé que no me soportaría, pero me equivoqué, de hecho me soportó tan bien que pudo continuar follándome. Yo tenía todavía contracciones en mis músculos pélvicos y ya gemía por inercia.

-Sí que aprietas cuando te corres, por poco y me haces terminar. Me ha costado controlarme para poder continuar en esto. Ahora sigue prestando atención a la profesora y responde o ya sabes lo que toca -me susurró, finalizando con una penetración profunda y seca, cual señal de advertencia, para luego retomar el ritmo-

-Bien, Camila, crees que estás lista para pertenecer a este instituto y pasar esta prueba?
-Si... profesora. -respondí algo agitada- creo que he demostrado que puedo hablar en cualquier situación.
-Eso ya lo veremos, porque hace unos minutos dejaste de hablar -se refería a mis gritos por mi orgasmo- y eso puede costarte una penalidad.
-Disculpe, profesora, creo que no volverá a pasar. Sí es necesario, póngame a prueba de nuevo.
-Pero ya no cuenten conmigo, porque yooo…

Sin perder tiempo, Luis terminó dentro de mí. Se esperó un minuto y dio una últimas metidas para sacarla lentamente.

-Te recomiendo que separes tus piernas y agáchate para que se derrame todo, sino te manchará. He descargado bastante.
-Pero no debías de hacer eso. -respondí-
-Bien lo valen unos puntos menos. -y me dejó ahí, hincada derramando lo que tenía- Lo siento, profesora, acepto mis puntos menos.
-Claro que te descontaré. Facundo, puedes acompañarla a los servicios? Esta vez la dejaron hecha un desastre y ya que no vas a hacer nada, al menos colabora.
-Ok, profesora. -respondió él-

Se acercó a mí y con cuidado me alzó en sus brazos con relativa facilidad. Era muy fuerte.

-No te preocupes, ahora en el baño te limpias todo.
-Muchas gracias -atiné a responder-
-No demoren. -finalizó la profesora Adriana-

Me llevó al lugar donde nos conocimos, bajo peculiares circunstancias. Me puso debajo de la ducha, de pie y empezó a limpiarme lentamente con un fino hilo de agua recorriendo mi cuerpo. No sentía asco de tocarme y quitar todos los fluidos que dejaron en mis dos agujeros. Con mucha paciencia metía sus dedos en mi vagina para retirar los restos de semen que dejó Luis, era muy meticuloso y recorrió cada pared vaginal para certificar que no quedaba nada, luego pasó a mi culito y tanteó lo necesario para concluir que ya estaba limpia. Fue muy correcto en todo. A mí solo se me ocurrió decir

-Por qué no me follaste? No te excito?
-Disculpa, Camila, creo que no entendí.
-Pues eso, por qué has sido el único que no me ha follado? No te parezco atractiva?
-Por supuesto que no, claro que eres muy atractiva. Eres de las mujeres más hermosas que he visto. Eres muy sexy y excitante.
-Eso no es lo que diste a entender hace rato.
-Yo puedo controlarme a un grado tal que si no quiero ponerme erecto, no lo hago, pero si lo dudas, mira

Poniéndose de pie y bajando su pantalón me enseñó lo que me pareció un precioso ejemplar de verga que no había visto jamás. Cual barra de hierro lo tenía enhiesto y listo para la acción. De largo tendría unos 23 a 24 cm y de ancho uno 5 cm. Circuncidado de tal manera que parecía un gran hongo. La cabeza rodada y amplia y algunas venas lograban marcarse. Me impresionó, pero también me decepcionó.

-Si puedes hacer eso, repito, por qué no me follaste? Te doy asco?
-Jajajaja. Para nada, solo que no me parece la mamera
-Me estás hablando en serio o solo te burlas de mí?
-Claro que te hablo en serio. Eres una chica muy bella y estaría encantado de tener sexo contigo.
-Demuéstralo
-Camila, eso no es necesario.
-Lo sabía, mentías -me salió del alma decir eso mientras se me partía el corazón y soltaba algunas lágrimas-
-Ven, cálmate, no te pongas así, por mi culpa. Tranquila -mientras me ponía contra la pared- todo va a estar bien. -su pene ya se colocaba entre mis piernas- No pienses mal de mí, verás que todo pasará y tú saldrás bien de esta prueba

Y zas! Me la metió. Sin tanto aspaviento, sin necesidad de levantar mi pierna o él guiar su pene. Solo supo encontrar el camino y yo lo supe acoger muy bien. Me alegraba mucho el saber que no me tenía ningún recelo, pero también arañaba su espalda por la impresión.

-Ya debemos de volver -me lo dijo al oído, derritiéndome en sus brazos-

Me la sacó y me hizo reaccionar. Se relajó y se acomodó para que volviéramos. Me dio su brazo para tomarlo y volver como una pareja normal. Al entrar todos ya tenían sus pantalones. Suponía que por mi ausencia no habría motivo de no tenerlos, aunque, posiblemente el señor Hipólito, que era el único que faltaba repetir, ya estuviera listo.

-Bien, señores, el tiempo ha terminado y pueden retirarse, pero los que quieran pueden quedarse la hora extra.
-Profesora, lamento mucho tener que retirarme, pero hoy prometí a mis hijos salir a cenar. De haber sabido, no hubiera hecho planes para hoy.
-No te preocupes, Luis, ella estará con nosotros la siguiente clase.
-Genial. Entonces descansaré para ese día. Nos vemos Cami.
-Hasta pronto, señor Luis.
-Profesora, yo también debo retirarme. Hoy cumplo otro año con mi esposa y quedamos en pasarla en casa. Y como sé que la señorita Camila estará en la siguiente clase ya no me siento tan mal. Además que me ha alegrado el día, ya que si tengo sexo tradicional con mi mujer, no me quejaré porque aquí ya pude desquitarme de sobra mis ganas de tener sexo anal.
-Me alegro por ti y felicitaciones por tu aniversario.
-Gracias, profesora Adriana. Con permiso señorita Camila. Cuídese mucho.
-Adiós, señor Carlos.-me despedí cordialmente-
-Pues bien, solo quedan Hipólito y Facundo. A ti Facundo, te pido que por favor te retires ya que no has sido participativo el día de hoy. Nos vemos la siguiente clase. -él sin decir mucho se retiró- usted, Hipólito, nos acompaña en lo que queda de la hora?
-Claro. Creo que podemos intentar algo diferente.
-Sería bueno porque no he visto mucha originalidad el día de hoy. Camila, lista para seguir?
-¿? Sí, profesora. -respondí con duda-
-Pues bien, hasta ahora hemos hablado de algunos temas personales y de manera regular has respondido a la altura. Ahora hablaremos de temas un poco más privados. De acuerdo?

No sé a qué se refiere di todo lo que me ha preguntado era privado y he respondido de manera más que aceptable, pero tampoco quería hacer perder la paciencia y solo acepté.

-Sí, Hipólito. Cuál es tu pregunta?
-Profesora, ya que todos se fueron y solo somos nosotros, podríamos sentarnos en su escritorio?
-Pues no es mala idea. Por favor, pasen al frente.

Él rápidamente se acomodó en la silla de la profesora y yo me quedé de pie a su lado con mis manos tomadas a la altura de mi coñito. Sin demora empecé a sentir sus manos en mi culo, mientras la profesora iba planteando la clase para lo que quedaba. Dado un momento, Hipólito me había acomodado delante de él apoyándome en el escritorio, me iba levantando, separando mis piernas y metiendo su cara entre ellas con el fin de ir lamiendo poco a poco mi conchita. Se sentía muy raro, pero también muy rico.

-Qué bien sabe. Muy fresco, se nota que ahora está muy limpio. Lo sientes? -y continuó lamiendo suavemente mis labios, la entrada y mi clítoris-
-Sí.

Me sentía flotando, pero analizaba sus palabras, era cierto que estaba limpia yo, pero la polla de Facundo, no lo sé, ya que fue el último en penetrarme. Tal vez sí lo tenía muy limpio y por eso no lo sentía.

-Bueno, Camila, -interrumpió la profesora- cuéntanos qué parte de tu cuerpo te gusta más?
-Profesora, a mí me gusta mucho mi colita porque es muy redondita y coronan muy bien mis largas piernas.
-Así? Esas que ahora tienes separadas?
-Sí, profesora Adriana. Estas que ahora separa el señor Hipólito para chupar mi vagina.
-Y qué se siente?
-Mientras sus manos presionan mis muslos, siento que recorre mis labios mayores, ahora mis labios menores, los muerde un poco, hmmmm… ha metido su lengua en lo más profundo de mi vagina. Mmmm… lo mueve y mucho. Creo que he empezado a lubricar.
-Demasiado, me rehidrato -acotó el señor-
-Ahora ha bajado a… NO! No me lama ahí.

Uhmm… está lamiendo mi hoyito trasero. Trata de meter su lengua ahí también. Esto es muy sucio. No es correcto. Poco a poco sube su lengua recorriendo todo a su paso. Ha tomado posesión de mi clítoris. Ah! Me dio un leve mordisco. No, por favor. No siga. No me humille así. No me abra tanto las piernas, mis contorneadas piernas. Deje de comerse mi vagina, ya es suficienteeee…

Sentí que me orinaba de toda la corrida que tuve y que el señor Hipólito devoraba con gula. Él chupaba toda mi zona íntima como quien chupa para extraer el veneno de la mordida de una serpiente. Prácticamente tenía toda mi rajita en su boca por lo que no dejó escapar nada de mis flujos.
Cuando ya me había calmado él separó de mí dándole un último beso a mi monte de venus.

-Estuviste deliciosa.
-Gracias, señor Hipólito.
-Dime Hipólito, que somos amigos. Bien, profesora, ahora debo de irme. Tengo cosas que hacer.
-Está bien, Hipólito, no te preocupes. Yo me quedo con ella. Nos vemos.
-Chau, señorita Camila.
-Solo dime Camila. Jejeje -total, si estábamos en confianza-
-Jajaja chau chau.

Continué recostada en el escritorio de la profesora con mis piernas colgando y ella se paró a mi lado.

-Así que te gusta tu culo, eh? Y qué opinas de tus tetas? -preguntó-
-Son muy grandes, llaman mucho la atención y solo quieren follarme por eso
-Tú crees que solo por eso?
-Sí. Las veces que me han follado se la pasaban pellizcando, mordiendo, chupando o besando mis pezones. Los hombres tienen un problema con los senos.
-Así es, pero, en tu caso, hay más que eso. Hay lozanía, tersura, firmeza, forma, elasticidad, juventud y, además, ya cuando lo tienes directamente a la vista, unos pezones rosaditos muy bonitos.
-Gracias, profe… profesora? -de manera rápida tomaba mis tetas y acercaba su boca-
-Saben muy bien y resisten muy bien. No crees? Ahora espérame un minuto, es hora de tu examen final.

Levanté mi cabeza para seguirla con la mirada y ver que hacía, lo que veía me dejaba alucinada. Fue a su bolso y sacó unas correas y una especie de pene de plástico de buen tamaño y negro que se lo iba acomodando con el cinturón a su pelvis quedando como un hombre muy bien dotado.
Yo continuaba echada y con mis piernas colgando. Mis tetas las sentía muy hinchadas por la incertidumbre y excitación de lo que pasaría.

-Bien, continúa como estás que quiero primero hacer unas pruebas.
-Está bien, profesora

Se colocó entre mis piernas y fue pasando sus dedos por mi chochito y los metía lentamente como quien examina.

-Parece que te dejaron algo estirada. Logro entrar con mucha facilidad, más que al principio y ahora no solo es por lo mucho que lubricas. Esos chicos sí que te guardaban ganas.
-Creo que solo Luis, porque fue el único que me cogió por la conchita, Carlos lo hizo solo por mi culito y al señor Hipólito se la chupé y luego él a mí. (preferí no contar que Facundo también me la metió)
-Jajaja sí que los recuerdas bien. Pues tu culito tambien tiene libre acceso. Ay, zorrita, cómo llegas y cómo te vas. Pero ahora vamos a terminar todo esto y lo que tendrás que hacer es recitarme todo lo que se ha hablado durante la clase.
-Ese es mi examen final de hoy? Está bien, profesora? Y por qué se puso eso en la cintura?
-Buena pregunta, y es que esto me lo puse para ti. Levántate y ven aquí

Me puse de pie y me pare frente a ella, acostumbrada a mi desnudez, no intenté cubrirme. Ya no venía al caso tapar algo que ya había sido visto de más.
Ella estiró sus manos hasta tomarme del brazo y acercarme nuevamente a ella, aunque ahora no pudimos estar muy cerca porque su cosa nos separaba

-Muy bien, ahora tienes la oportunidad de elegir. Vagina o culo.
-Disculpe? A qué se refiere?
-Las preguntas las hago yo. Tú elige.
-Pero, profesora, usted también?
-Por supuesto, crees que yo iba a ser menos? Que todos podían pasar y yo no? Y no me hagas perder el tiempo y responde o yo elijo

Me imaginaba lo que quería hacer. Si la temática en toda la clase ha sido que yo hable mientras tienen sexo conmigo (aunque la palabra sería “follarme” , porque sexo todavía le da una connotación de permiso), probablemente el examen final consistiría en hablar todo mientras ella tenía “sexo” conmigo (y digo “sexo” porque no creo que se considere tener sexo si no ha contacto directo). Pensándolo de esa manera, elegí vagina. Está diseñado para eso y resiste mejor.

-Vagina, profesora.-respondí dudando-
-Perfecto.

Hizo un casi suave movimiento hasta dejar su pene falso en la entrada de mi vagina.

-Ya sabes lo que toca, verdad?
-Sí, profesora… pero podría levantar una pierna? Con las piernas juntas me frota demasiado y me cuesta resistirlo.
-Te levantaré las dos cuando sea necesario. Por ahora acércate.

Lógicamente mientras más me acercaba a ella, eso se iba metiendo en mí. Las he tenido más grandes dentro el día de hoy, como la del director o Facundo, así que podía con este, pero para mantener las apariencias, hice como que solo me entraba la mitad y ahí empecé a moverme suavemente.

-No trates de engañarme, Camila, sé perfectamente que puedes con esto y mucho más.

Me tomó de las caderas y de un solo golpe me lo metió completo. No me dolió mucho, pero tampoco quería hacerla sentir mal y me puse a gemir un poco. Hasta que se me ocurrió algo.

-Profesora, yo lubrico mucho y voy a mojarle los pantalones si lo hacemos tan pegadas, será mejor que mantenga mi distancia. -dije con algo de vergüenza por la confesión-

Mientras continuaba golpeándome la vagina con ese consolador que en cada mete y saca frotaba mi ya maltrecho clítoris, debido a esa posición.

-Puede que tengas razón, pero es parte de mi compromiso como persona de enseñanza el dejar de lado prejuicios y sacrificar algunas cosas, como ahora mi pantalón. Así que continúa moviéndote sin detenerte y dime lo que se practicó el día de...
-Mejor por atrás -la interrumpí-
-Qué dijiste? -me preguntó para confirmar-
-Sí, profesora, mejor continúe, pero por atrás, porque por delante está frotando mi clítoris y está doliéndome un poco después de todo el trajín del día.
-Así que hubo trajín en todo el día, eh? Pues bien, date la vuelta… así, pégate a mí… ok, ya está en la entrada. Levanta una pierna que yo te sostengo... Muy bien, ves qué fácil resbala? Ya está todo dentro y tú ahora me contarás lo que pasó en todo el día.
-Pero pasaron muchas cosas, no creo que logre resumir todo, solo queda media hora. -Me alarmé al tener que contar lo del director y la señora-. Llegaré tarde a casa.
-Pues de eso no te preocupes porque…

De repente la puerta del salón se abrió

-Hola, Adriana. Hola, Camila, veo que estás en la última prueba. Qué te parece la alumna en prueba? -llegó hablando en un fluido inglés-
-Hola, Sr. Director, como usted dice, está en su última prueba de hoy y me va a resumir lo que pasó durante el día. Quiere ser parte del jurado? Queda un espacio -lo invitó la profesora moviendo mi pierna y exponiendo más mi vagina-
-Aunque no me hubieras invitado, me hubiera quedado para ver y participar. Verla así me pone “muy alegre”.

Se fue acercando mientras iba desabrochando su cinturón y bajaba su pantalón hasta las rodillas. Ya estaba totalmente erecto y se encontraba a escasos centímetros de mí.

-Puedo, Adriana?
-Claro. Me avisas cuando estés dentro.

Era muy cordial su conversación. Se notaba que se guardan un gran respeto, y todo me parecería muy bien si no fuera por el detalle de que era yo que me encontraba en medio de ellos a puertas de una doble penetración. No sabía qué sentir, entre nervios, excitación, calor, frío, pero, lo que sí sentí fue el glande del director jugando en mi entradita. Recogía mis fluidos para lubricar la zona, supongo que para que pueda entrar en mí con mayor facilidad y no me doliera (en parte se parte se preocupaba por mí), tal vez no era necesario ya que él sabía que lubrico mucho y si a eso se suma que ya había tenido uno que otro tratamiento por ahí, pues no venía a cuenta. Pero lo dejé seguir. Quien no quiso esperar fue la señorita Adriana.

-Venga, sr. Director, el tiempo se acaba y ella debe de volver a casa. -apuró la profesora-
-Jajaja, listo.

Me la metió de un golpe mientras miraba directamente a mis abiertos ojos.

-Lo siento, pero había que apurarse. Tampoco exageres que ya lo tuviste antes. Ahora empieza que nosotros también lo haremos. -dijo el director-
-Bien, Camila, veo que tienes mucho por contarnos. Te escuchamos. -concluyó la profesora-

Acabó la frase y empezaron a moverse rítmicamente. Ufff cómo dolía al comienzo, pero después ya no podía parar de moverme yo misma, abrazando al director recibiendo las penetraciones simultáneas.
Empecé desde que llegué al instituto con mi madre, cómo fui desnudada por el director y todo lo que me pasó después de eso. Conforme lo que contaba se iba poniendo más interesante, ellos le ponían más esmero a sus embestidas y yo podía sentir cómo el pene falso de la profesora chocaba con el del director provocando en mi intensos orgasmos que, a mi corta edad, me hacían temblar completa. Felizmente me tenían bien cogida. Yo hacía breves pausas corriéndome como una loca y luego continuaba. De más está decir que ellos no paraban ni un segundo. Continué con todos los acontecimientos de hoy, omitiendo algunos detalles como lo sucedido con Facundo, pero luego todo fue descrito por mí en esa sexual situación.

Ya habían soltado mi pierna. La doble penetración se realizaba cual misionero de pie y ya se había convertido en mi posición favorita. La gran verga del director hacía un buen recorrido por mis labios y, lo más importante, mi clítoris. Ya no sabía cuántas veces terminé pero fueron muchas. Cuando logré resumir y contar mi historia del día, ellos ya se mostraban cansados. La profesora ya casi no se movía y el director hacía lo posible por terminar.
Era una variante a las sensaciones que había tenido: ser cogida teniendo algo metido por atrás.

-Sr. Director, me permite salir, llevo casi 45 minutos apoyada y necesito cambiar de postura.
-Vamos, profesora, ella está aguantando muy bien y no se queja. Por último, ya casi acabo…

Fue casi por presión o porque de verdad ya acababa, pero dejó salir nuevamente dentro de mí toda su carga. Ese semen que recordaba y que tuve que lavarme a escondidas, pero igual fui descubierta por Facundo. Recordarlo orinando me excitó otra vez, luego ese mismo pene que vi relajado y soltando orines, que fue guardado en su ropa interior sin mayor cuidado (ya que no vi que se lo limpiara, ni sacudiera), una hora después estaría empalmada y bien metida también en mi conchita, aunque solo me la metió hasta adentro una vez y luego la sacó fue suficiente para imaginármelo acabando en mi útero como lo acababa de hacer el director y terminar con un largo y relajante orgasmo, cayendo en brazos del director. Él me tomó de la cintura sin intenciones de retirar su miembro de mi interior.

-Director, la prueba terminó. No es necesario que continúe con la penetración.
-No, si yo ya terminé. Solo recibía los últimos masajes por parte de la alumna. Sí me dejo entender?
-Sí, ya veo. Aunque lo hace de manera inconsciente, porque parece desmayada.
-Ya veo, es una chica diferente. Vamos a vestirla.
-Ok.

Yo estaba adormilada, no desmayada, por lo que podía escuchar de cierta forma lo que decían. El director me levantó un poco del piso sin salirse y me sentó al borde del escritorio. Y tras insistencia de la profesora recién retiró su pene de mi vagina dejando escapar buena parte de lo que había dejado.

-Luego le digo a Carmen que limpie esto. Dónde está su ropa?
-Creo que está por la parte de atrás del salón y la otra prenda por acá en el piso.
-Jajajaja Adriana, eres incorregible con las nuevas.
-No puedes controlar mis metodologías.

Mientras conversaban me iban vistiendo con la casaca toda húmeda de semen y mi pantalón, que no tardaría en ensuciarse tras lo último.

-Camila, despierta. Cómo te sientes? -me dijo la profesora en español-
-Qué pasó? -respondí como si volviera en mí-
-Parece que te desmayaste, me preocupaste mucho. Eres muy buena en el idioma y creo que la siguiente clase te irá aún mejor.
-Gracias, profesora. Qué hora es?
-Se hizo un poco tarde, pero no te preocupes, el director te llevará a casa en su auto. Él te espera en su auto.

La manera en que me hablaba era muy diferente, la sentía maternal. Me acomodaba mi cabello y colocaba bien mi ropa. Me abrió el cierre de mi casaca para pasarme un pañuelo por las tetas y en medio de ellas, secando mi sudor, con mucho cuidado. Se hincó delante de mí, me bajó el pantalón a medio muslo y limpió lo que de él vertía. Fue gratificante el cariño que sentía de su parte, hasta me dio un beso en mi monte de venus y subió mi pantalón dejándome lista.

-Tómate esta pastilla, por si acaso. Y ahora ve con el director. Llegarás más rápido con él. Nos vemos en dos días.
-Gracias, profesora. Con permiso. -me tomé la pastilla con un poco de agua que ella tenía en una botella y me despedí-

El director López ya me esperaba con su auto en la entrada. Había sido un día muy largo y hacía nuevamente un recuento de todo lo que había sucedido y de lo que aprendí o, mejor dicho, sabía, porque lo que se hizo hoy fue ponerme a prueba una y otra vez para demostrar que era capaz de alcanzar un nivel alto en esta institución.
Ya me había ubicado en el asiento del copiloto y era llevada a mi casa sin decir ni una sola palabra. Este día se daba por terminado y podría por fin descansar. Antes de bajar de su auto rompió el silencio pidiéndome que sea educada y limpiara lo que yo había provocado. Sabía a qué se refería y por inercia le hice un oral. Al terminar ya pude bajar e ingresar a mi casa. Milagrosamente nadie me esperaba, tal vez ya daban por hecho que iba a llegar tarde y se fueron a dormir, por lo que pude darme un baño y cambiarme de ropa.
Hacer contacto con mi cama fue como caer en coma y descansé plácidamente.

Ya por la mañana recordé que me tocaba volver con los brujos. Quería que mi suerte cambiara, pero también me daba curiosidad volver a sentir lo que había sentido.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:37) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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