Mi historia en forma de novela. Como empezó todo es lo que leerás en este relato.
Relato
—Su pene hurga mis entrañas. Entra y sale brilloso, tan lubricado, tan cálido. Sus manos ásperas y fuertes presionan mis caderas en dirección a su vientre. Me estremezco de placer mientras la vista se me nubla y libero un gemido mitad dolor mitad milagro. Él esta recostada boca arriba mientras yo con una de mis suaves manos araño sus pectorales. El destino de mi otra mano es diferente, esta toma con fuerza su trasero para empujarlo hacia mí y con ello lograr una penetración aun mas profunda. Su lengua pasea por las curvas de mis senos, mi dentadura rechina, no hay maliciosa gota de sudor, solo un tenue manto cristalino y húmedo cubre nuestros cuerpos. Las venas de su cuello quieren estallar, desean liberar tanta presión contenida. Siento la dilatación de su miembro, de pronto todo mi ser tiene electricidad, escalofrió… su liquido invade mi interior y yo lo permito. Él es tan hombre y yo ahora soy tan mujer.
Siete años antes.
—¡¡Mamá, mamá, mamá!! ¿Donde estas?, ¿ahí alguien en casa? —repetía una y otra través mientras me encontraba solo, era mi manera de asegurar el no ser descubierto. Tan solo tenía era un chaval cuando esperaba la placida ausencia de mi familia, para poder hacer mi tan deseada pasarela enfrente del espejo del baño. Me desvestía. Sin timidez y recato me acercaba al cuarto de mi madre y hurgaba entre sus cajones para hallar mi ropa favorita. Un traje licra de baño de dos piezas y un baby doll color rosa. Caminaba y tomaba un colorante para labios rojo intenso, delineador y polvo. Me sentía tan femenina, tan autentica.
No se por qué lo sabia y creo que jamás lo sabré, pero en el fondo era consiente de que aquello, vestirme de mujer siendo yo un niño, era algo malo, pero era lo que había. Aquello era yo, alguien que deseaba con toda su alma no ser hombre.
Me consideraba guapo. Era popular en la primaria a pensar de no hablar mucho con las chicas y en su lugar tener demasiados amigos hombres. Las niñas me intimidaban y al mismo tiempo me fascinaban, las admiraba. Un día me pregunto una compañera:
—Oye, ¿te pintas los ojos? —¡No! como crees respondí. El color rojizo se adueño de mi rostro, hervía por dentro, me creí descubierto, todos se burlarían, que podía hacer si no negarlo.
—Si, si te los pintas, ¡eres maricón! —esas palabras las dijo con una voz tan alta, tan dura, tan cruel. Todos giraron solo para observarme, para juzgarme. Estaba perdido, no sabía que hacer o como reaccionar, una roca podría haber tenido una respuesta más sensata que la mía. —ya cállense, a quien le importa —fueron las palabras que se escaparon de la voz de David, el que consideraba mi mejor amigo y después de ese día mi gran protector. Todos continuaron con sus deberes y me ignoraron, por lo menos asta la hora en que suena un timbre y anuncia que el recreo ha llegado.
—Oye maricón ven, maricón ven, Ariel que vengas —Al final me llamaron por mi nombre y me acerque.
—¿Que quieren?, ¡¡ya dejen de molestar chinga!! —los tipos eran Carlos, Iván y Antonio, los mas pesados de la escuela y cuando no se burlaban de mi, también los consideraba mis amigos.
—Vamos a ver quien lo tiene mas grande va.
—Yo no le entro, quiero ir por algo de comer, no desayune nada.
—No sea chillón, el que pierda dispara los chicharrones va we.
—O bueno ya, esta bien, vamos al baño.
Una ves en el sanitario, formamos un circulo y cada uno se bajo los pantalones, yo lo hacia con timidez y lo mas lento que me permitía a mi mismo sin evidenciar la vergüenza. En el fondo sabia que perdería. Éramos solo unos chavales salvo por Carlos que era algo mayor y a pesar de eso no comprendía que me ponía mas nervioso; si perder o ver el pene de mis compañeros. Ninguno era muy grande pero en ese momento los considere enormes comparados con el mio, que no superaba los seis centímetros en erección. Erección que para mi desgracia fue notoria en el momento en que contemplaba atónito los tres “viriles” e infantiles miembros como si solo eso existiese en ese momento.
—Tómales una foto si quieres Ariel, así te durara mas tiempo el encanto we jajaja
—¿Qué? Perdón.
—Perdiste we, tu disparas los chicharrones ¿amenos que quieras tocarlos en lugar de eso?, que dices, anda tócalos.
Creía que me juzgarían, que seria la burla… pero lo que sucedió fue mejor. No lo pensé más de un instante cuando mis manos ya descansaban en el miembro de Iván y en el de Carlos. Ambos estaban siendo estrujados por mí. La sensación era nueva, la textura increíble. Alguna vez tuve una serpiente en casa que capture cerca del rio, de inmediato asocie la piel de la víbora con la del pene de mis compañeros. A mi edad actual no he compendiado porque un pene ajeno se siente diferente al propio.
Los días pasaban con extraña normalidad, y con ellos alcance un año más de vida. Continuaba con mi rutina enfrente del espejo, y en el recreo masajeaba a mis tres amigos, que para ese momento ya eran inseparables de mí. La voz se había corrido como corre un rio grande, rápido y constante. Varios niños entre los cuales se encontraba David me pedían los tocara en el baño, yo estaba encantado, era más popular que nunca. Al parecer los únicos que no lo sabían eran los profesores pues asta las niñas se burlaban de mí entre dientes, pero ya no me importaba.
Tenia ya diez años cuando un nuevo juego entre mis compañeros se trasformo en la nueva costumbre del día y este era la clásica pelea campal entre niños. Nos peleábamos entre clases, en el recreo, después de clases, hasta agotarnos, juego en el que aprovechaba para que todos o los mas que se pudiera friccionaran su pene aprisionado en aquel pantalón gris de uniforme contra mi trasero. Yo terminaba entre los brazos de David siempre, acostado, abrasado por él, usando el pretexto de que no teníamos energía para movernos ni un solo centímetro más. Sentía sus brazos sus piernas, su miembro… Estaba enamorado.
Mi padre no vivía con nosotros, y mi mama siempre dejaba claro el punto de que no le eran agradables las personas homosexuales con comentarios como “ash ve a ese tipo vestido de mujer que asco, esa película es de maricones que asco, el hijo de tu tía Berta es maricón que asco” lo cual solo incrementaba mi temor a confesarle lo que yo ya había entendido como mi verdad.
Tenía fantasías toda la noche, pues eso era mi único refugio de la vida real en casa, donde sabía que no seria aceptado ni por mi madre ni por mi hermana (la cual era menor que yo por dos años) si seme ocurriese confesar mi gran secreto, yo quería ser niña. Una de mis fantasías tomo más relevancia sobre las demás, y fue el que me vieran personas desconocidas vestido de mujer, personas que solo contemplaran mi feminidad por un breve momento y después no volvería a saber de ellas, no temería lo que pensaran de mi pues me eran indiferentes.
Cuando mi madre me dijo que vendría un tipo a instalarnos televisión por cable, que yo tendría que esperarlo en casa para abrirle la puerta, me emocione, era mi gran oportunidad. Un hombre totalmente desconocido que solo vería una vez en mi vida. Toda la semana estuve contento sabia que seria increíble, cuando por fin llego el gran día.
—¡¡Mamá, mamá, mamá!! ¿Donde estas?, ¿ahí alguien en casa? —grite como ya era costumbre. Ese día no fui a la escuela pues tendría que esperarlo, mi mama salía para el trabajo a las 7:00 am y regresaba a la casa a las 7:00 pm, con ella viajaba mi hermana, pues mi madre pasaba a dejarla a la escuela y la mamá de una de sus compañeras la recogía junto con algunas de sus amigas, la invitaba a comer y regresaba siempre alrededor de las 4:00 pm.
Pase toda la mañana frente al espejo intentando maquillarme, yo media un metro cincuenta, era delgado, algo femenino. Siempre he sido muy blanco y según mis compañeros tenia trasero de mujer. Mi rostro lucia muy bello maquillado, me puse un corpiño de mi hermana y lo rellene con calcetines hechos una bola, también le tome unas pantaletas color blanco con figuras de osos, intente esconder mi minúsculo pene entre mis piernas, me puse unas medias enzima de eso, y una blusa holgada que me cubriera todo pero en la cual se marcara que tenia pecho. Era realmente lindo mi reflejo en aquel espejo.
Mi plan estaba listo. El llegaría y yo abriría la puerta fingiendo susto por no estar vestida adecuadamente, después me saludaría y le diría que pasara, le señalaría el lugar donde esta la televisión y lo observaría mientras trabajaba con mi mejor mirada traviesa y femenina, se iría y yo abría experimentado algo nuevo. Pero fue mucho mejor.
Por fin tocaron el timbre, y por un instante pensé en correr hacia el cuarto y quitarme todo aquello de encima, el maquillaje, el corpiño, las pantaletas, las medias, la blusa y vestirme con mi ropa de siempre, pero no lo hice y con todo mi miedo, nervios y emoción abrí la puerta.
—Hola ¿esta tu mami?
—No esta, pero me dijo que yo te abriera, me dejo la nota.
—Ok ¿me podrías indicar donde esta tu televisor?
—Si, la del cable será la que esta en el estudio, mira vente por acá. Es esa —le señale el televisor. Mi plan no podía marchar mejor. Se puso a trabajar, era un hombre alto, joven, moreno claro y delgado. Ahora creo que tendría quizá unos 24 años.
—Me podría decir como puedo subir a la azotea señorita —no lo podía creer, me dijo señorita, habrá creída que soy niña, era lo único que podía pensar en ese momento.
—¿Señorita?
—Lo, lo siento, si, mira ven —lo lleve a la zotehuela y le indique donde estaba la escalera y el subió. Mientras tanto yo fui al baño, toque mi pene y fluía un líquido espeso de él, no era mucho pero si lo suficiente para formar un pequeño circulo húmedo en mis pantaletas. Salí del baño cuando escuche una vez mas —¿señorita?
—He terminado, ¿esta segura que no quieren que les instale el cable en alguna otra TV?
—No, mi mama solo pago por una.
—No importa, eres muy linda solo por eso lo podría hacer gratis, ¿que dices?
—¿Enserio?, bueno si es así entonces claro, ponlo en todas (jaja…) —dije sonriendo.
—Desde luego —me dijo, mientras caminaba junto a mí, en busca de las otras televisiones, cuando le señale la de mi cuarto, me acaricio la mejilla y me hablo —enserio eres muy linda, ¿tienes novio? —me pregunto, y yo solo podía sonreír y sonrojarme. No podía creer lo que estaba pasando.
—Ven, acércate a mí, para que veas como instalo esto.
Me senté a su lado y después de eso todo fue un sueño, tan irreal, que aun hoy en día me cuesta trabajo recordar todos los detalles por completo. Me coloco una de sus morenas manos encima de la pierna derecha, y me beso, no sabia como corresponder aquel beso y lo hice de una forma muy torpe, casi sin abrir del todo mis labios, mientras que el intentaba hacerlo con su lengua. Su otra mano recorría mi espalda ocasionándome espasmos de nervios o placer, hasta situarse en mi trasero, el cual oprimía y estrujaba de forma tierna pero firme. No logre contener mi erección, solo esperaba que no lo notara gracias a lo holgado de mi blusa. Continúo besándome y su cabeza se inclino para lamer mi cuello. Como poseída mi mano izquierda se abrió paso hacia su entre pierna y baje su cremallera para extraer un enorme miembro oscuro, que masajee como había aprendido con mis compañeros de la primaria, subiendo y bajando, subiendo y bajando. Tomo mi cabeza con la mano con la que toco mis muslos y la bajo hacia su pene, abrí la boca y le permití la entrada. Un sabor amargo y penetrante paseaba a su antojo entre mi lengua, mi garganta y mis mejillas. De pronto se quejo (Haa) y me dijo —no me muerdas —así que intente alejar en todo lo posible mis dientes de la textura de aquel órgano viril.
—¿Haz tenido relaciones antes? —Me pregunto, mientras mi boca aun era invadida por aquel trozo enorme de carne. Solo pude mover la cabeza en forma de negativa para darle a entender que la respuesta era un no. Alejo su pene de mi cara, me cargo y me llevo hasta la cama de mi habitación. No me desvistió, solo me coloco en una poción en laque tanto mis brazos y piernas se encontraban recargados en la cama pero el resto de mi cuerpo en el aire, con mi trasero expuesto, vulnerable, virgen… me bajo las pantaletas y yo pensé que vería mi pene y aquel sueño terminaría, pero no dijo nada. Uno de sus dedos se abrió camino entre mis nalgas, y lentamente lo introdujo por mi ano. Dolía, dolía como jamás me había dolido nada en el mundo, pero no dije nada. Metió los dedos de su otra mano en su boca, una vez húmedos y con la saliva en ellos humedecieron mi cavidad, una y otra ves. Se puso encima de mi, y sentí como su gran miembro rosaba mis piernas, y después mis nalgas. Era maravillosa esa sensación, de pronto un dolor inimaginable me invadió, intentaba entrar por mi pequeño orificio un enorme falo lubricado solo por saliva, pero no dije nada, solo apreté mis dientes y serré mis ojos e intente relajarme. Ahí estaba yo y estaba siendo poseída por un hombre que entraba y salía de mi a su antojo, el dolor aun no disminuía pero al final lo hiso, al final solo era placer, solo era la perfección, no quería que saliera de mi nunca. Cuando sentí la presión de un líquido empujando mis entrañas y al mismo tiempo de mi pene salió otro líquido empapando mis pantaletas blancas.
Aquel hombre del cual nunca supe su nombre, salió de mi interior, fue al sanitario, no dijo nada mientras que yo no logre pararme de la cama. Una enorme sonrisa había poseído mi rostro, no podía quitar esa expresión, media hora después solo escuche —Listo linda, todos tus televisores ya tienen cable, me retiro. —y con esas palabras el sonido de la puerta abriéndose y serrándose fue el final de aquel magnifico momento.
Ahora tengo 18 años, y soy toda una mujer de cuerpo sublime, hermosa y adicta a los hombres, pero no fue fácil el viaje que recorrí para llegar al punto en el que me encuentro, nada fácil, pero lo iré relatando conforme el tiempo me lo permita.
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120895 veces
es rico usar hilos mas si te ven y te tocan mas si te miran y luego no te quieren dejar de coger lee mi relado
Relato erótico enviado por Anonymous el 02 de June de 2012 a las 22:38:28 - Relato porno leído 89659 veces
Si te ha gustado Mi novela de rosa: Capitulo 1 Solo una niña. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Mi novela de rosa: Capitulo 1 Solo una niña..
pmd
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:36) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF tribilin
(14 de February de 2012 a las 03:26) dice:
me encanto pero me gustaria que alargaras los detalles del final tribilin
(14 de February de 2012 a las 03:13) dice:
me encanto pero me gustaria que alargaras los detalles del final juliuscaesar06
(10 de February de 2012 a las 22:01) dice:
Mmm...me calentaste. Me encantaria conocerte
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