Cuando llegué a trabajar a Manila, lo primero que me dijeron en el consulado de mi país, fue que no me enredara con ninguna nativa, a menos que no fuera con la hija de alguno de las familias ricas. Ya que eran las únicas chicas, a las que con facilidad se le conseguía una visa en los Estados Unidos.
Relato
Bueno yo realmente, no iba con la idea de conseguirme una novia, hasta que un día estando trabajando en la oficina del señor cónsul, él me llamó personalmente para que me hiciera cargo de los tramites de una hermosa chica filipina, y por lo que supe, era la hija de uno de los más grandes potentados de Filipinas, un tipo que había estado bien con todos los gobiernos, y que incluso gozaba de ciudadanía Estadounidense.
Bueno la verdad es que apenas nos conocimos Lisa y yo, de inmediato sentí que entre nosotros dos existía algo. Y por aquello de no dejar pasar la oportunidad, la invité a salir. Y así lo estuvimos haciendo, hasta que le propuse que fuera mi novia.
Lisa solo me puso una condición, que ante todo debía hablar con su señor padre, para formalizar la relación. Cosa con la que estuve completamente de acuerdo. Ignorando el gran secreto que Lisa guardaba.
Seguimos saliendo, besándonos, acariciándonos, cada vez que podíamos. Hasta que una noche, mi novia me invitó a su apartamento privado. Así que después de estar cenando y bebiendo, seguimos besándonos. Fue cuando ella me dijo que debía decirme algo muy importante. Yo la sentí algo rara, como temerosa.
Fue cuando me dijo que ella era realmente un chico. El hijo mayor de su familia, pero que su padre, al ver sus evidentes inclinaciones femeninas, le permitió ser lo que ella realmente quería ser. Pero con la condición que fuera sincera, con cualquier hombre que la pretendiera.
Lisa al terminar de decirme todo eso, cosa que yo no podía creer, comenzó a llorar, yo estaba con ganas de irme. Pero al ver que se había afectado tanto, decidí quedarme a consolarla. Y tras abrazarla, de momento seguimos besándonos. Yo no podía creer lo que yo estaba haciendo, aunque hasta ese momento, para mi físicamente Lisa era una chica.
Lisa con el fin de aclarar las cosas, se comenzó a quitar la ropa, quedándose con un lindo biquini puesto, por lo que yo aun no estaba convencido del todo de que realmente fuera un chico. Seguimos besándonos, y de momento que comencé a pasar mi mano por sus entrepiernas, y que a pesar de que ya me lo había dicho, me sorprendí al sentir un miembro. Pero algo en mi no me dejaba que terminase de besarla, y así seguimos besándonos, y acariciándonos. Hasta que en cierto momento, no se como me encontré con su miembro dentro de mi boca.
De ese instante en adelante, me pareció la cosa más natural del mundo, por lo que seguí chupando su miembro, y hasta besando, y lamiendo su hermoso y parado culito. Lisa por su parte, también se dedicó a mamar mi verga, la que cuando me vine, derramé todo mi semen sobre sus hermoso y parados senos.
Después de eso, seguí mamado nuevamente su erecto y delicioso miembro. Hasta que en cierto momento, Lisa se colocó tras de mi. Fue cuando sentí que ella me estaba penetrando con su miembro, introduciéndolo dentro de mi culo. Yo no podía creer lo que yo me estaba dejando hacer, por amor.
Así que Lisa, me sodomizó las veces que quiso, y pudo. Sin que yo me opusiera a ello. Después de esa noche, seguimos viéndonos a escondidas de su padre, en aquel apartamento. Dejando que la mayoría de las veces, Lisa fuera la que me enterrase todo su sabroso miembro.
Pero un día al llegar al apartamento de mi novia, me encontré a un par de tipos, Filipinos sin duda alguna, pero ambos de gran tamaño, a los que Lisa me presentó como sus primos. Bueno esa noche, no tan solo me comió el culo mi novia nuevamente, sino que digamos que fui el invitado especial de la orgía que armaron sus primos y ella conmigo. Así que no tan solo terminé dejando que mi novia, me compartiera con sus primos, sino que no conformes con eso, estuve dejando que me dieran por el culo, y la boca todas las veces que quisieron. Al punto que hoy en día, a pesar de que ya terminamos Lisa y yo como novios, seguimos viéndonos, y dejando que me entierre toda su vara….
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 121178 veces