Hasta no hace pocos meses, yo vivía fuera de casa, pero como había perdido mi empleo en el banco, y ni tan siquiera de puta podía trabajar, por la mucha competencia. Me vi en la imperiosa necesidad, de pedirles a mis padres que me volvieran a recibir en casa. Lo que gustosamente hicieron, pero con la condición de que nada de estar metiendo machos en casa, ni de llegar tarde, y mucho menos borracha.
Relato
Yo vi eso como una falta de respeto a mi persona, ya que soy adulta, pero entiendo que me dijeron eso, para motivarme a que consiguiera pronto un trabajo, y nuevamente me marchase de casa. Además es su casa, son sus reglas. Por lo que sin chistar acepté. Pero el primer regaño me lo dio mi padre, al verme andando completamente desnuda por la casa. La verdad es que yo pensaba que él y mi madre, ya se habían ido a su negocio, el cual por lo visto siempre tiene demanda de servicio. Ya que es una funeraria. En la que eventualmente pensé en ir a trabajar.
Volviendo al regaño, aunque me disculpé y le dije que pensaba que me encontraba sola en casa, al tiempo que mi padre, con toda su santa calma me regañaba lentamente, también me di cuenta de que no apartaba sus ojos, de mis tetas y de mí depilado coño. Luego para colmo, en la noche mi madre se me acercó, y llena de curiosidad me preguntó si era cierto que yo tenía todo mi coñito depilado, y al yo responderle que si, ella comentó de manera algo rara, a te lo has dejado como el de una quinceañera… Al tiempo que me di cuenta de que ella entrecerró los ojos, y hasta me pareció que se relamió los labios. Pero de inmediato, cambió de manera de actuar, poniéndose bien seria, diciéndome. Bueno ya sabes procura no andar completamente desnuda por toda la casa.
Eso pasó, pero como a la semana, mientras me daba una ducha, me di cuenta de que mi propio padre, me estaba espiando, yo la verdad es que al principio me sentí hasta indignada, pero al mismo tiempo sumamente excitada. Pero al salir de la ducha secarme, y ponerme algo de ropa, me quedé sentada en mi cama. Me pareció escuchar que mi papá se había marchado a su negocio. Así que recordando lo que sentí, al ser observaba por mi propio padre mientras me duchaba.
De manera casi inconsciente comencé yo misma a toquetear mi coño, primero por encima de la panti, pero a los pocos segundos, la eché a un lado y con mis dedos, seguí acariciando suavemente todo mi depilado coñito por fuera. Además como ya llevaba varias semanas, portándome bien sin salir de noche ni tener encuentro con ningún amigo íntimo, por no darles de que hablar a los viejos. Como que me desconecté de todo a mí alrededor, mientras continúe acariciando mi coño, con mis piernas bien abiertas, y mis ojos entrecerrados.
De momento tuve la sensación de que era observada nuevamente, y al abrir mis ojos, me encuentro que mi papá se encuentra a un lado de mi cama viendo fijamente, como yo misma me estaba dando dedo en el coño. Yo me quede pasmada, sin saber ni que decir ni que hacer, con una de mis manos dentro de mi coño, mientras que con la otra, me estaba acariciando yo misma mis pequeñas pero paradas tetas. Mi viejo sin inmutarse tomó asiento a mi lado preguntándome ¿qué estaba haciendo? Al mismo tiempo que sin más ni más colocó su mano izquierda sobre mi destapado coño, diciéndome. Ya veo que te hace falta salir de noche, pero tu madre y yo preferimos que te quedes en casa, y si eso se hace sentir mejor, continua haciéndolo por mí no te detengas. Yo la verdad es que no supe ni que responderle, a ver que era mi padre, quien me había pillado con la mano casi dentro de mi propio coño. Me sentí como si fuera aun una colegiala.
Fue cuando él volviendo agarrar mi coño, me dijo. Si gustas yo te puedo ayudar, seguramente tu madre no se va a molestar por eso. Como dicen el que calla otorga, yo me quedé bien callada, y él continuó tocando, y acariciando distintas partes de mi cuerpo, sin que yo se lo impidiese en lo más mínimo. Es más todo lo contrario, me gustó tanto sentir el roce de los dedos de mi padre por sobre toda mi piel, en especial sobre mí depilado coño, que hasta temí que si abría la boca, él se detuviera.
De momento en un abrir y cerrar de ojos, mi padre sin que yo dijera nada, se quitó toda su ropa, quedando completamente desnudo a mi lado, y con su llamativa y erecta verga bien parada. De la que yo no podía apartar la mirada. Fue cuando lo escuché preguntarme, ¿hija quieres tocarla? La verdad era que si, me moría por las ganas de agárrasela, por tenerla entre mis dedos, en mi boca, o dentro de mi coño, y de ser posible hasta dentro de mi culo. Así que suavemente coloqué mi mano derecha sobre su parado y caliente miembro, y comencé a manipularlo entre mis dedos. Ya a los pocos segundos, me dediqué a mamar el sabroso, y duro miembro de mi padre.
Por un buen rato estuve mama que mama, al tiempo que él suavemente continuaba acariciando mi depilado coño. Continuaba apretando mi inflamado clítoris entre sus dedos, cuando me preguntó si yo deseaba que él me enterrase su verga, dentro de mí coño. Yo al tiempo que continuaba mamando, gustosamente nada más me limité a afirmar con mi cabeza. De inmediato, mi papá sacó su verga de mi boca, y recostándose boca arriba sobre mi cama, me tomó por las caderas y lentamente me fue enterrando su sabrosa verga dentro de mi mojado coño. Yo nuevamente me encontraba de lo más inspirada, y hasta volví a cerrar mis ojos, queriendo grabar en mis mejores recuerdos ese instante, entre mi padre y yo. Pero al abrir mis ojos, me llevé la sorpresa de mi vida. Mi madre sin pestañar siquiera un segundo, nos observaba fijamente, y de no ser porque me di cuenta por su rostro que no estaba brava, ni tan siquiera molesta, continué disfrutando de lo que mi papá y yo hacíamos sobre mi propia cama.
Mi madre sin borrar una gran sonrisa de satisfacción en su cara se nos acercó, y no bien ya se encontraba de pie a nuestro lado, cuando sin más ni más comenzó a quitarse su corto y ajustado vestido. De inmediato apenas quedó completamente desnuda, comenzó a besar mis pequeñas pero paradas tetas, y por fuera de mi coño sentía sus dedos deslizarse al tiempo que mi papá continuaba clavándome divinamente toda su verga.
Después de eso, mi madre y yo cambiamos de lugar en varias ocasiones, yo vi como mi padre la penetraba a ella, y ella vio como él me penetraba a mí, ambas nos besamos, y acariciamos mutuamente, y a medida que la noche fue cayendo, tanto ella como yo disfrutamos de múltiples orgasmos. Yo no gritaba, sino que chillaba de placer, cuando cualquiera de los dos me acariciaba. Así que al siguiente día comencé a trabajar en la funeraria de mis padres, y en ocasiones, no es que nos llevemos el trabajo para casa, sino que nos divertimos los tres dentro de la funeraria, teniendo sexo ocasionalmente dentro de los mismos ataúdes, claro que sin ningún muerto adentrro.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 786352 veces
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
edudecaf
(21 de April de 2014 a las 22:35) dice:
Narrador, muy bueno tu relato, bien contado, te felicito.
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