Mi Papacito

Lo que voy a relatar, me pasó hace poco más de un año, justo después de cumplir los 18 y por obvias razones, no voy a dar nombres reales, al tener el siguiente proceder y/o actuación.
Un día, estando en mí cuarto y sentada frente a mi escritorio y sin hacer nada, pero con deseos sexuales, entró mi “papá” preguntando lo que estaba haciendo, aprovechando un viaje de trabajo de mi madre y sin aguantarme, pedí que se sentara a platicar un rato, lo hizo, sentándose en la cama y diciendo:
-Es raro que lo pidas, pero soy todo oídos.
-Papá, siempre me has pedido que te tenga confianza ¿Puedo hacerte algunas preguntas?
-¡Claro Nancy!, ¡Adelante!
-¿Puedo decir malas palabras?
-¡Sí!, ¿Más de las que dices?
-¡Unas que no ni me conoces!
-¡Sí, anda!
-¿Estás enterado que a los 12 años mi madre me explicó que no eres mi padre biológico?
-¡Sí!, lo platicamos tu madre y yo mucho antes.
-¿Es normal que niña a los 14 o 15 años tenga ganas de coger?
-¡Ha caray!, ¡Bueno!, no hay edad para ello, ni en los hombres ni en las mujeres, es resultado de muchos factores.
-¿Si te dijera que soy una muchacha que le encanta sexo?
-A tu edad y en estos tiempos es normal, a mis 42 años, ya no me espanto de lo que hace la juventud.
-¿Qué dirías, si ya no soy virgen?
Aunque mis palabras no le agradaron, creció el bulto bajo su bragueta y estoicamente, respondió:
-Que no hay problema, siempre y cuando lo hagas consiente y bien protegida.
-¿Y si te dijera que cuando tengo sexo, lo hago pensando en un hombre específicamente?
-Son tus ideas y deseos, pero siempre, sé honesta contigo misma.
-¿Tu lo eres cuando tienes sexo?
-B… ueno, casi siempre.
Sabiendo que vestía una corta falda, solamente abrí mis piernas, con lo que enseñé el recortado y delineado coño con la diminuta tanga que empezaba a hundirse entre los hinchados labios vaginales.
-¿En quién piensas?
Sus ojos quedaron fijos entre mis piernas, su bulto incrementó de tamaño y tartamudeando, contestó
-Mm… Bue… no, de… pende.
-¿De qué?
-¡No sé!
-¿Te gustaría coger con una jovencita?
Yo, no veía mi calzón, pero sabía que ya se notaba lo manchado por mis líquidos.
-Es… que.
Me levante y me senté sobre sus rodillas frente a él, con sus piernas entre las mías, lo tomé de los hombros y dije:
-A mí, me gustaría coger con un hombre, no con chavos de mi edad.
-Pero… Nancy, no sabes…, lo que haces…, ni lo que dices.
-¡Yo No!, ¿Tu, sí?
-¡Pero… eres… mí hija!
-¿Lo soy?
-B.. ueno, siempre te he tratado como eso.
-Aunque busques en mis cajones y te masturbes con mi ropa interior.
-¿Ehhhh?
-Que te he visto hacerte puñetas, oliendo mis calzones.
-Pero…
Me levanté la falda y mirándolo fijamente a los ojos dije.
-Si te gustan mis calzones, ¿Por qué no los agarras junto con lo que tapan?
-¡Se nota que no te cubren mucho!
-¿Las noches que te quedas solo piensas en coger con mi mamá?
-¡A veces no!
-¿A quién se te antoja coger?
-Mmmmmm.
-Sabes que no eres mi papá, ni yo soy tu hija.
-Pero…
Sentía como se estremecía, ya estaba bien excitado y su mirada cambiaba de mis ojos a mi coño, cuando dije:
-Cuando me están cogiendo, pienso que eres tú.
Pasó delicadamente su mano por todo mi chocho, sintiéndolo prácticamente al natural ya que con lo inflamado que estaba, se había perdido mi calzón en la ranura, diciendo:
-¿De verdad quiere esta panochita que me la coja?
Al sentir la caricia y soltando un leve –Ummmmmmmmmmm-, nerviosamente contesté:
-¡Siiiiiiiiii!, ¡Si quiere!
Al jalar la escondida tela y hurgando mi biscocho, sus dedos tocaron mis dos agujeritos, haciéndome dar un pequeño sobresalto, con un -Ahhhhhhhhhhhhh-, dije:
-¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!, ¡Quiere por todos lados!
-¿Mi hijita, quiere ser la putita de su papito?
Ya se movía un dedo en la entrada de mi vagina, haciéndome vibrar, por lo pasé mi mano sobre su bulto y respondí:
-¡La putita, ya quiere que esto se la coja!
Me hizo levantar, diciendo:
-¡Deja ir por un condón!
-¡No!, lo quiero como se lo das a mi mamá, ya estoy protegida.
Se desnudó por completo, después me quitó la blusa y el sostén, se sentó en la cama y me volvió a colocar en sus rodillas, dejando a escasa distancia de mi concha su endurecida verga, una de sus manos, sobaba mis senos, la otra, sosteniendo el pito, lo pasaba sobre mi coño. Su verga ya se había humedecido con los jugos que me escurrían, cuando repentinamente desde mis nalgas, dio un fuerte tirón, desgarrando y rompiendo el delgado calzón, acomodó el rico tubo en la puerta de mi hoyito, con un leve empujón, entró la puntita y dijo:
-A la niña buena, la voy a volver una buena puta.
-¡Siiiiii!, ¡Haz gozar a tu putita!
-Me tomó de las nalgas y jalando repentinamente mi cuerpo, con un –Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh-, me engullí la verga hasta el fondo, mientras él chupeteaba y lambía las chiches, yo daba brincos, dándome deliciosas clavadas, entre gemidos de –Mmmmm-, -Que rica verga, papi-, Mmmmmm-, -Está deliciosa-, pero cuando uno de sus dedos, empezó a jugar y a dilatar mi culo, exclamé –Ahh, Ahhhhh, Ahhhhhh, Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh-, con un fuerte y sabroso orgasmo, al ver con mi expresión que ya había terminado, se zafó, me levantó, me giró y me volvió de espaldas, acomodó su fierro entre mis nalgas y halando mi cadera, bruscamente me sentó, pero aún con mis piernas bien abiertas y el culo dilatado, solté un lastimero –Huyyyyyyyyyyyyyyyyy- con lo poco que se enterró, por lo que preguntó:
-¿A mi putita no la habían cogido por atrás?
-Nnnn… o, tu, e..res, el pri.. mero, quejumbrosa contesté.
Otro jalón y apretando los ojos, me lo trague todo, al principio dolió, ya acostumbrada, lo sentía delicioso y más, cuando empezó a meterme un dedo en la vagina y con otros a pellizcar mi clítoris, con lo que moje toda la palma de su mano exhalando placenteramente –Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, papiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii-, con el jugo, producto de otro orgasmo.
Tiernamente, me recostó en la cama, él se quedó parado junto a ella y me ofreció su verga en la boca, degusté mi propio néctar, mamando el suculento pito, ya bien ensalivado, abrió mis piernas, se subió a mi cuerpo y abriendo mis piernas, con pequeños embistes entre mis –Ahhh, Ohhhh, Ummm-, me volvió a coger por el coño, tras una buena cantidad de tallones, ardiente y afanosa, entrelazando su lengua con la mía, me sacudí con otro majestuoso orgasmo,
Él seguía aguantando, se salió del coño, me puso boca abajo, levanto mi trasero un poco y de un ataque me hundió la verga, nuevamente por el culo, esta vez sin problemas me lo zampé a la primera, me tenía bien sujeta y se apoyaba de mis hombros para darme fuertes y duras embestidas, hasta que se sacudió y llenó el boquete recién inaugurado con un exuberante cantidad de ardiente y rica leche.
Agitado y sudoroso, se dejó caer sobre la cama, yo extenuada, quedé boca abajo y mirándolo agradecida, dije:
-¡Gracias papá!, ¡quedé encantada!
-¡No digas nada!, ¡Si te falta la segunda ronda!
Me volvió a coger por donde quiso y como quiso, me ha enseñado muchas y variadas posiciones, desde esa vez y cuando no está mi mamá, tiene otro coñito y culito para gozar, aunque no es biológico, ya se volvió mi papito y la verdad pa´ pito que me dá seguidito.