Mi premio, por ser la mejor corredora de bienes raíces del año… ( CON fotos)

Regularmente dichas actividades son bastante aburridas, máxime que después de que se me entrega el reconocimiento, lo único que hacen mis compañeros es ponerse a beber, ya que, como por lo general sus mujeres se quedan en casa, al no tener con quien compartir, me retiro apenas puedo.

Apenas llegué el presidente de la empresa, al que ya yo le había informado que me iba a retirar, tomó la palabra y después de unos cuantos estúpidos chistes, anunció lo que para nadie era sorpresa, que yo nuevamente me había llevado el reconocimiento a la mejor productora, junto con el cargado cheque que eso representa.

Mis compañeros, como de costumbre, me felicitaron, pero la verdad es que cuando les dije a todos, que me retiraba. Su alegría y felicitaciones por mi decisión, aparte de que fue mucho mayor, también vi que fue verdaderamente espontánea. Así que en lugar de agarrar mi cartera, y la placa de reconocimiento para marcharme. Comencé a beber con todos ellos. Fue cuando uno de los chicos más nuevos en la compañía me preguntó, ¿que como hacía yo para poder vender tantas propiedades? Todos se quedaron en silencio esperando mi respuesta, y fue cuando les dije, con toda mi calma, que yo siempre le daba al cliente, lo que le ofrecía.

Unos pocos, quizás los más mal pensados, seguramente pensaron, que me yo era capaz de acostarme con mis clientes, para conseguir una venta. Y la verdad es que no estaban muy lejos de la realidad. Pero en ese instante, no se los dije, sino que a diferencia de otros años, seguí bebiendo, charlando y compartiendo con mis compañeros, hasta que uno de ellos, seguramente de manera accidental, colocó su mano sobre mi nuca. Razón por la cual frente a todos ellos prácticamente me quebré, y riéndome les dije, de manera bien indiscreta, que ese era uno de mis puntos débiles. Al igual que lo son mis pezones, mis costillas, y la parte interior de mis muslos.

Como que nada más es bastó para que desde ese instante en adelante, varios de mis compañeros, los de más confianzudos, me volvieran a poner sus manos, ya fuera en mi cuello, o en mis costillas, mientras que yo seguí bebiendo, como nunca antes lo había hecho frente a ellos. Como era de esperar, poco a poco, me fui dejando tocar por todas partes, de mi cuerpo, por lo que ya en cierto momento, prácticamente mis compañeros de ventas, ya me había desnudado, y estaba tan, y tan deseosa de tener sexo, que cuando ellos comenzaron a desnudarse, y a mostrarme sus pollas, la verdad es que no lo dudé ni un segundo, para ponerme a mamar.

Quizás el más sorprendido lo fue el presidente de la firma, cuando me le acerque, y agachándome frente a él, agarré su verga, y sin pérdida de tiempo me la llevé a la boca. Yo estaba más que decidida a pasar una sabrosa noche, de verga en verga. Al fin y al cabo, no regresaría nunca más a la compañía, y poco me importaba lo que fueran a decir de mí después de que yo me fuera, lo que deseaba era darme el gustazo de tener un sin número de buenas pollas, a mi sola y completa disposición, esa noche.

Desde el mismo momento en que comencé a mamar la verga del presidente de la compañía, el resto de mis compañeros se mantuvieron a distancia, hasta que yo sacándome la verga de la boca les dije, el que no meta mano ahora, no lo hará nunca conmigo, y casi de inmediato el resto de ellos me saltó encima. Esa noche hasta por mi apretado culito, me han encajado algunas de las tantas vergas, que recibí por todo mi cuerpo.

En cierto momento, o bien me tenía sobre una mesa, o de pie dejándome dar sabrosamente por el coño, esa noche no hubo cosa que no me hicieran mis compañeros. Yo la verdad es que en cierto momento vi mi reflejo en uno de los tantos espejos que había en ese local, y lo que vi fue a una vieja, con cara de puta satisfecha, dándose el gustazo de hacer, lo que realmente le daba la gana. En ciertos momentos, más de uno me tenían penetrada, y no tan solo por el coño y el culo a un mismo tiempo, sino que a la vez, también tenía otra verga dentro de mi boca.

No creo que ninguno de los que estuvieron esa noche en la fiesta, se lleguen a olvidar de lo sucedido, al igual que yo tampoco los olvidaré a todos ellos. Cuando llegué a casa, mi esposo que veía la TV. me preguntó sin dejar de ver la televisión, que como me había ido. Lo que seguramente si hubiera visto, en las fachas en que llegué, se hubiera dado cuenta. Bueno al pobre quizás sus cuernos lo dejan mover la cabeza, por lo que para no hacerlo sentir mal, nada más le dije, Todo bien cariño, como de costumbre, me han dado una placa de reconocimiento.