MI PRIMER REVOLCÓN

Sentía como mi carne se iba abriendo con cada envestida de su verga, sentía como cada vez me la metía más y más adentro al mismo tiempo gemía de dolor y de placer, pues esa era la primera vez que alguien me daba por el culo y por cualquier otro lado.
Mientras se movía rítmicamente y me llenaba con su miembro sus manos exploraban mis tetas y mis pezones, que al contacto de sus manos se endurecieron aún más, cada caricia cada mordisco y cada pellizcón hacían que me excitara hasta niveles sorprendentes.
Mi ano se dilataba más con sus arremetidas que incluso hicieron que sangre se derrame por la violencia de su mete y saca.
En mi mente se libraba una lucha interna entre las ganas de que me la meta más adentro y al mismo tiempo un deseo de que pare sus embestidas.
Luego de sobrepasar el umbral del dolor provocado por la intempestiva penetración de mi amante el inicio del disfrute me envolvió por completa, al punto de transformarme en alguien que hasta ese momento era totalmente extraña pues con el vaivén de su penetración mi cuerpo se empezó a acompasar sus movimientos y en una deliciosa sincronía con sus caderas nos movíamos lujuriosamente y creo que él al igual que yo lo sintió así, ya que no solo me la metió más duro sino que también me empezó a decir cosas que nunca antes las había oído.
-- ¡Perra maldita vas a sentir mi verga en todo su esplendor!
-- ¡Zorra maldita te vas a tragar mi leche!
-- ¡Puta de mierda te voy a dejar tan adolorida porque aparte de placer vas a sentir dolor!
Mmmmmmm, que deleite de rima
Frases que al contrario de enojarme o herirme, provocaron otro efecto, puesto que me excitaron mas y ya no solo mi culo encontró satisfacción sino que mi vagina empezó a segregar líquidos que nunca antes los vi en medio de mis piernas.
Para mí todo esto era nuevo pues a mis 18 años jamás nadie había puesto un dedo sobre mi cuerpo, a la final eso quedó en el pasado pues desde hoy que probé la golosina del sexo creo que jamás la dejaría.
De pronto el nivel de excitación llegaría a niveles desconocidos pues sentí como un calor interno que surgía en mi recto se trasladó a mi vulva que ya más que inundada de goce, ebullicionaba de satisfacción.
Inmediatamente empecé a convulsionar cuando mi primer orgasmo de la vida me invadió gracias a la irrupción del tremendo pedazo de carne que mi cabrón me ensartó.
No sé si fue bueno o malo pero posteriormente al primer orgasmo se vinieron 3 más que hicieron que mis piernas empezaran a temblar lo cual provocó que casi me cayera, teniendo en cuenta que la posición en la que me encontraba no era la más cómoda, pues estaba agachada, de espaldas a él apoyada sobre el barandal del balcón de mi casa y con las piernas bien abiertas para que la sodomización sea más exquisita; eso sin contar que traía la ropa del colegio aún encima; y que decir de los tacones altos que utilizo con las mallas color piel, mi tanga roja que la tenía en las rodillas, la falda verde recogida en la cintura, la blusa blanca que por la agitación se le cayeron dos botones, la chaqueta que yacía en el piso y mi brassiere que por la experticia de mi cómplice ya no aprisionaba mis senos.
Antes de que pueda caer, sentí como él me tomó de la cintura y como me acercó hacia su cuerpo tanto fue la cercanía que mis carnes se abrieron más y pude percibir que todo su falo estaba dentro de mí, acelerándose más y más hasta que sentí como su líquido tibio y viscoso se depositaba en mis entrañas, lo que hizo que me viniera una vez más, a lo cual ya no resistí y prácticamente me desvanecí hasta arrimar mi abdomen sobre la baranda, lo cual fue aprovechado por mi verdugo para arrinconarme y terminar de derramarme con su semen.
Después de lanzar unos alaridos sordos mi cómplice de revolcones sacó su flácido miembro de mi culo sangrante y rebosante de esperma que no tardó en recorrer mis piernas y llegar hasta mi ropa interior.
A decir de mí estaba agotada y pensé que eso sería todo por ese día, pero que equivocada estuve pues al fijarse que mi ano se encontraba erupcionando su leche, empezó a darme de nalgadas una y otra vez diciendo
¡Estúpida perra tienes que evitar que salga, crees que la leche la regalan en la tienda de la esquina!
Parece que esto no solo lo estimuló a él pues en mi coño se encendió una vez más la lujuria, humedeciendo mi entrepierna.
Pero en esta ocasión iniciamos el polvo más pausadamente, pues me hizo girarme hacia él y me llenó de besos la cara y el cuello, prendiéndome más, posterior a esto me despojó de la blusa que dejaba ver mis exuberantes pechos que quedaron expuestos a los lametones de su lengua, la cual los recorrió por toda su extensión hasta finalizar en mis pezones que empapados de su saliva fueron víctima de sus dientes que los jalaban una y otra vez de manera brusca pero que me ponía a mil con cada mordisco haciéndome terminar otra vez.
Sinceramente no pensé que esto del sexo fuera tan espectacular
¡Díganme a mí que es mi debut en estas andanzas!
Pero bueno lo que siguió a continuación fue que mi sujetador salga desprendido por los aires hasta acabar en la capota de un carro que pasaba en ese momento, ya sin ropa de la cintura para arriba el aire que me acariciaba me hacía estremecer haciendo que mi piel se erice de voluptuosidad, continuó ahora con la falda que la desabotonó por la parte de atrás cayendo hasta mis pies y para despojármela totalmente se arrodilló y la tomó entre sus manos y la arrojó hacia la sala, gracias a esto mi chucha quedó frente a su cara y sin pensarlo dos veces empezó a meter su lengua en medio de mis piernas haciendo que se confunda mis pelos vaginales con su cara, esto hizo que se me alboroten los sentidos, desplazándome a los piélagos ignotos de la sensualidad.
De repente se detuvo en seco, lo cual maldije mil veces a viva voz.
¡Maldito hijo de puta sigue chupando la concha!
Pero el adujo tener preparado más cosas y tan solo prosiguió quitándome las mallas color piel y mi tanguita rojo, dejándome totalmente desnuda a excepción de mis tacones negros que iban bien con mi desnudez y combinaban de lujo con mi piel blanca, mi cabello negro azabache que caía en cascada hasta mis hombros, mis labios rojos carnosos, mis ojos de color azul cielo y ni hablar del bosque frondoso que se mostraba en medio de mis piernas, hasta ese entonces invicto y sin recibir ninguna penetración.
¡Lo que no tardaría en cambiar!
Al contemplarme así, él se paró frente a mí y solo acertó a decirme
¡Maldita sea, que buena que estás!
A lo que respondí con una sonrisa lasciva que lo invitaba a seguir con nuestro jueguito erótico.
Luego de contemplarme por un par de minutos arrimada al filo del balcón me tomó de las pantorrillas para alzarme y colocar mis piernas sobre sus hombros mientras me apoyaba con mis brazos y mi espalda al pasamano, lo que hacía que me balancee como un puente colgante,
¡No saben cómo agradecí las horas de gimnasia en el colegio!
Con esta posición mi vagina ya húmeda a mas no poder quedó a la altura de su boca, con la que empezó a chuparme, lamerme, mordisquearme, succionarme y a mover la lengua como que estuviera perforando algún pozo petrolero mientras sus manos acariciaban mis nalgas de manera áspera, pero complaciente y fue allí que otra vez sentí como el volcán se volvió a activar y sentí desfallecer pues un nuevo orgasmo llegó gracias a las diabluras de su boca, que traviesamente me hacía volar, luego tomó entre sus labios mi clítoris, lo mordió levemente, lo chupó y aprisionándolo como un prófugo me dio placer hasta que otra vez me visitó el dulce orgasmo que me hizo convulsionar mis partes y mis ideas
En este punto ya había perdido cuantos momentos de éxtasis tuve, no sé si fueron 5 o 6 o cuántos lo único que tenía claro que para ser mi primera vez me la estaba gozando en grande. ¡Créanme que me sentí la mujer más satisfecha de este mundo!
Apenas pasaron unos pocos segundos de que haya terminado cuando él con un movimiento rápido e inesperado me bajó las piernas de sus hombros hasta que quedaron alrededor de su cintura, lo que provocó que me encajara su verga dura, gorda y tiesa de un solo empujón, desgarrándome el himen hasta hacerlo sangrar abundantemente y a mí me hizo que gritase como una loca pues al inicio cuando me metió todo su pito me dolió mucho pero después que se empezó a mover como un desenfrenado transformé ese grito de sufrimiento en alaridos de excitación extrema. Las embestidas fueron de menos a más, incrustándomela al fondo, lo cual agradecí infinitamente y para acomodarme mejor lo aprisioné entre mis piernas por su cintura, mientras me sostenía por el culo hundiendo sus dedos en mi ano como tratándolo de desgarrar.
Su metida y sus dedos estaban provocando que mi volcán interno que estaba en alerta roja tome un nuevo impulso y estalle de manera estrepitosa.
Ahora ya no solo mi ano sangraba sino que mi monte de venus vomitaba un líquido rojo producto del agitado trajín que habíamos llevado.
¡Que ricura esto de que le rompan a vergazos el culo y la chucha en un solo revolcón!
Al fin me dejó libre y pude pararme otra vez sobre mis tacones y para mi sorpresa el aún no había emanado su líquido blanco así que me dijo
¡Mujerzuela barata ahora te toca darme placer a mí!
Fue en ese momento que con un jalón de mi cabello me hizo arrodillar frente a él y me la puso en la boca que aún tenían restos de labial, por un instante pensé en la manera que tendría que hacerlo y tímidamente me la metí poco a poco, casi la tenía en la garganta cuando él la empezó a mover de adentro hacia fuera haciendo que tuviera ahorcajadas pero sin embargo continué en mi tarea, pues muy al contrario de lo que me imaginaba me encantó saborear ese pedazote de pinga entre mis dientes, mi lengua y mi paladar; era una sensación agradable y para sorpresa de mi amante mis movimientos fueron los de una experta en las artes amatorias, por lo que empezó a dar gruñidos animalescos que estimularon mis partes más sensibles y mientras el aceleraba sus embates yo me empecé a calentar nuevamente.
No sé qué tiempo estuvimos en esa posición pero llegó un instante que se detuvo y sentí como un abundante líquido tibio medio salado llenó toda mi boca e inmediatamente me dijo que lo tragase pero que detenga un poco para enseñarme una técnica inolvidable.
Al principio me dio un poco de temor al escuchar eso, pero siguiendo sus órdenes tragué la mayoría de semen, no obstante se me chorrearon hilillos de su leche por la comisura de los labios, pero saben me atreveré a confesar que era lo mejor que mi gusto había probado, mejor incluso que la ambrosía divina.
Ahora con la parte que retenía en mi boca me dijo que la botara para adentro pero antes de que se fuera por el esófago que contraiga el paladar hacia atrás, lo que hice sin discutir pero al hacerlo me di cuenta que mi néctar estaba tomando otro rumbo pues para mi sorpresa empezó a ascender nuevamente hasta que me salió por la nariz y muy al contrario de lo que pensarían otras hembras esto me causó aún más satisfacción al punto que sentí en mi ser un nuevo advenimiento de mi libido.
Con su semen chorreando a borbotones por mis labios y mis fosas nasales tenía la apariencia de algún ser mitológico que expedía llamaradas de deseo y concupiscencia, en ese momento nuestras miradas se cruzaron y vi como dejaba escapar una leve sonrisa de complicidad y aceptación, a lo que respondí relamiéndome los riachuelos lechosos que aún conservaban su tibiez y su delicia.
Aún de rodillas el acarició mi mejilla y mi cabeza tiernamente y me susurró
¡Mi exquisita dragona!
Respondí con una mirada interrogante y él me supo indicar que lo que acababa de hacer se conoce como la técnica del dragón, que bueno que en mi inauguración pude conocer todas estas genialidades del sexo y la calentura.
Después me ayudó a incorporarme y muy tiernamente me abrazó claro que no dejó de pellizcarme mis ya adoloridas nalgas.
Y fue en ese momento que pudimos escuchar que del balcón de enfrente empezaron a silbarnos y aplaudirnos con algarabía, pues sin darnos cuenta acabábamos de dar un show erótico-sexual gratis a mis vecinos y algunos transeúntes que tenían sus miradas fijas en mi cuerpo desnudo que tenía las huellas de mi iniciación, pero al contrario de avergonzarme me voltee hacia todos mis espectadores y agitando mi mano en señal de despedida caminé hacia adentro del departamento entre los brazos de mi amante.

Espero que les haya gustado mi primer relato.
En caso de que deseen contactar con migo por favor a alejokyl@hotmail.es Att: Lenin Quito-Ecuador