Desde que era niño, siempre me la pasé peleando con Lucrecia, mi hermana mayor. No la soportaba, cuando no era ella quien me daba un empujón, era yo quien por venganza la pellizcaba, o mordía. Por lo menos mientras fui un niño.
Relato
De adolescente las cosas no cambiaron mucho, los golpes y empujones fueron sustituidos por insultos, y feos sobrenombres de parte y parte. Era algo natural, que tanto ella como yo nos peleásemos prácticamente a diario. Algo que yo no soportaba era que entrase a mi habitación, y la registrase, supuestamente buscando algo de su propiedad.
Yo por mi parte en venganza, sencillamente desordenaba una poco más, su ya desordenado cuarto. Hasta que en una ocasión encontró en mi computadora, varias de las paginas porno que yo acostumbraba a echarles un ojo, para masturbarme. Y diciéndome eso, me amenazó con contarles a los viejos. Yo no le pude decir nada, pero estuve bien pendiente, de agarrarla haciendo algo, para también chantajearla.
Pero no tuve suerte, por lo menos durante cierto tiempo, hasta que un día que llegué más temprano de lo usual, al pasar frente a su dormitorio, escuché algo. Mi hermana por lo visto había metido a uno de sus tantos novios, y él se la estaba clavando en la propia cama de ella. No dejé de pensar, en lo puta que era la Lucre, como se atrevía a meter a un chico a casa, para acostarse con él.
Así que después que su amante se retiró de la casa, justo cuando ella salió del baño, envuelta en su pequeña toalla, después de darse una ducha. Yo me le presenté en el pasillo, y sin pelos en la lengua, y para hacerla sentir mal, le pregunté. ¿Cuánto le cobraste? Está de más decir que la Lucrecia se ofendió. Y se me fue encima, con ganas de golpearme. Pero por lo visto se le olvidó, que yo desde algún tiempo, soy no tan solo más alto, y grueso que ella, sino que también mucho más fuerte.
Por lo que yo sin dejar de reírme, simplemente la agarré por sus muñecas, para evitar que me fuera a golpear. Mientras que mi hermana, llena de rabia, inútilmente seguía tratando de golpearme, no tan solo con las manos, sino que también con sus pies. Cosa que pude evitar con facilidad. Hasta que debido a sus bruscos movimientos se le desprendió la toalla. Quedando completamente desnudita frente a mis ojos.
Hasta que yo dándole un sacudón le dije que se quedase quieta, o les contaría todo a los viejos. La verdad es que no me importaba que ella hiciera, pero al tenerla completamente desnuda frente a mí, me quedé con la boca abierta, y con la mirada fija en su depilado coño.
La rabia que Lucrecia reflejaba en sus ojos, pienso que fue lo único que evito que hiciera algún comentario tonto. Ella se quedó quieta, y después de que se calmó, aun completamente desnuda, sin tan siquiera recoger la toalla y volvérsela a poner, frente a mi me dijo. Bueno dime qué quieres, que te de dinero para que no se lo cuentes a los viejos. Yo estuve a punto de decirle que sí, pero ya yo ganaba lo suficiente haciendo trabajos de programación.
Por lo que me quedé callado, sin dejar de ver su llamativo y pelado coño, así como sus bien formadas tetas. Entonces Lucrecia viéndome con rabia, me dijo. Eres un pervertido, tú lo que quieres es acostarte conmigo, y clavarme tu sucia verga, re sucio. Yo la verdad es que en algunos momentos, al verla andando en bragas por toda la casa, y en ocasiones hasta sin sostén, me ponía a pensar como sería hacerlo con Lucrecia. Pero como siempre andábamos peleando, me limitaba únicamente a verla de reojo. Pero cuando mi hermana mayor completamente desnuda ante mí, sin pudor alguno, dijo eso, la verdad es que no había pensado en eso. Pero al escucharla, diciéndome que yo se lo quería meter, no sé que comencé a sentir, que de inmediato mi verga, bajo el pantalón, se me ha puesto bien dura. Tanto que se notaba con suma facilidad.
De momento Lucrecia como que cambió de actitud, se quedó en silencio, sin dejar de observarme, comenzó acercarse a mí, diciéndome en un tono mucho más amigable, y seductor. Bueno hermanito si quieres, te puedo complacer, pero eso sí, si me prometes que no se lo vas a decir a los viejos.
Yo lo cierto es que me dejé llevar por ella, que me tomó de la mano y me condujo a su dormitorio. Donde comenzó a ir bajándome mis pantalones. Aunque yo esperaba que en cualquier momento me diera un golpe, o me insultase, diciéndome que yo era un sucio por tratar de violarla. Pero aun, y así la dejé que continuase bajándome los pantalones.
La Lucre estaba como poseída, apenas vio mi verga se pegó a ella, mamándomela de una manera que nunca imaginé que alguna mujer me la mamaría. Lo cierto es que no me esperaba que mi hermana mayor actuase de esa manera al ver mi verga. Así que a medida que ella continuó mama que mama, yo me fui acomodando, y al poco rato yo también le estaba mamando su sabroso coño a mi hermana.
A medida que pasaba mi lengua por sobre su abultado clítoris, o le mordisqueaba los labios de su vagina, Lucrecia gimiendo de placer, restregaba con más fuerza su coño contra mi cara, al mismo tiempo que con más intensidad seguía chupando mi parada verga, con toda su boca.
Si en esos momentos, mientras le mamaba su sabroso coño, llegué a pensar, que hacía un corto rato, mi hermana se había estado acostando con su novio en esa misma cama, la verdad es que no me importó. Por lo que cuando gimiendo me pidió que se lo metiera dentro de su húmedo coño, no lo dudé ni por un segundo. Mi verga se deslizó suavemente dentro de su vulva, quizás gracias a mi saliva, y a los muchos líquidos que su vagina estaba chorreando.
Yo disfrutaba viendo como movía su cuerpo bajo el mío, aunque hasta esos momentos, aparte de soñar despierto con sus nalgas, nunca me había atrevido ni tan siquiera a insinuarle nada. Pero el ver, y sentir como movía sus caderas, al igual que su larga cabellera negra, me excitaba bastante, sin decir nada de que me estaba follando a mi propia hermana mayor, como si fuera una puta.
Ya que sus gemidos, y expresiones no eran precisamente las de una fina señorita. La manera en que Lucrecia folla es única, ahora entiendo porque tiene tantos novios, y muy pocos se molestan porque ella salga con otros. A medida que seguíamos revolcándonos sobre su cama, mi hermana no dejaba de gemir, y de pedirme una y otra vez que le diera más duro. Cosa en la que yo procuraba complacerla, a medida que metía y sacaba toda mi verga de su sabroso depilado coño. Esa tarde, fue la más sabrosa.
No les vendré con el cuento de que mi hermana y yo somos amantes de tiempo completo. No la verdad es que en ocasiones, nos pasamos hasta más de una semana sin hablarnos. Pero cuando hablamos, los dos lo aprovechamos al máximo.
A partir de ese momento ya no pude ver a mi sobrino como tal, sino ya lo veía como un hombre que deseaba cogerme sin control, a cada oportunidad que mi sobrino tenia lo aprovechaba para ver mi cuerpo, esto era cuando me cambiaba, bañaba, entre muchos otros momentos que tenia para verme y lo más lascivo era que yo no hacía nada para evitar que me viera, al contrario cada vez que me bañaba dejaba la puerta abierta para que me viera y así en la ducha con la certeza que me estaba viendo yo hacía movimientos sensuales e incluso con el pretexto de lavarme mi zona intima yo me la tocaba con tanta sensualidad que sin duda sabia que él tenía su pene bien erecto desde donde estaba viéndome.
Relato erótico enviado por putita golosa el 27 de July de 2010 a las 23:14:27 - Relato porno leído 309820 veces
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:25) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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