Al verlo así, indefenso frente a mí, no pude resistir la tentación. Lo dejo solo y al rato vuelvo con la ropa que había encontrado. Cierro con llave la puerta y me desvisto y me pongo la tanga y el vestido cortito, suave. Se me eriza la piel desnuda, depilada, al contacto
Relato
Mi primera vez pasó hace dos años, cuando cumplí dieciocho. Habíamos ido a una fiesta de amigos de la familia de mi cuñado. Era una casa grande y yo no conocía a nadie. Me lo presentaron a Sergio, el hermano de mi cuñado, un hombre grande, como de treinta años que desde el principio me encantó; duro, atlético, morocho. Despues de dos horas de puro aburrimiento lo veo a Sergio que había tomado demasiado y deambulaba por la fiesta borracho al borde de la inconciencia. En mis recorridas por la casa había hurgado los roperos en busca de ropa sexy de mujer y había encontrado un par de cosas que me habían encantado. Me acerco decididamente para ayudarlo ante la mirada comprensiva de los presentes. Lo saco de la escena y lo llevo al baño para refrescarlo.
Al verlo así, indefenso frente a mí, no pude resistir la tentación. Lo dejo solo y al rato vuelvo con la ropa que había encontrado. Cierro con llave la puerta y me desvisto y me pongo la tanga y el vestido cortito, suave. Se me eriza la piel desnuda, depilada, al contacto. Me calzo las sandalias y me suelto el pelo. En el espejo me pinto la boca. Me veo bien. Hacerlo me calienta. Sergio está inmóvil sentado en una silla y me arrodillo ante él para tocarlo. Lo acaricio, las piernas los huevos, le bajo el cierre y hurgo para sacar la pija. Un poco se estremece cuando le paso la lengua por la cabeza rosada pero sigue inconciente. Así que me animo y le bajo los pantalones. Lo masturbo despacito de arriba abajo mientras me la voy metiendo en la boca, cada vez más decidida. A pesar de todo sigue blanda. Le acaricio los huevos con la otra mano. Al rato siento que lentamente empieza a crecer, se la mojo con mi lengua y me imagino que estoy lamiendo un helado. Delicioso, suave, lo lengüeteo de abajo para arriba y por momentos la chupo toda entera en mi boca. Ahora ya crece con ganas, se pone dura y tibia. Al principio no me había dado cuenta pero la tiene bastante grande. La hago entrar y salir de mi boca con delicia. Todavía dormido, Sergio algo presiente porque gime con placer, tal vez tiene un sueño extraño. Pero yo no puedo más y le pongo un forro y me decido a metérmela por la colita aceitada. Corro levemente la tanguita y me la empiezo a meter. En eso se despierta y dice: -¿Quién sos? Y yo le digo, asustada de que se de cuenta: -Cogeme. Me pone las manos en las caderas y empuja hacia abajo entrándola entera. Se desmaya de nuevo. Estoy sentada sobre él con toda la pija en el culo. Mis huevos rozan los suyos. Me duele un poco pero soy feliz. Subo y bajo a mi antojo haciendo que salga y entre despacito. Me siento muy puta, me encanta, me calienta. Me viene un orgasmo profundo que me marea y ensucio el piso con semen. Me salgo de Sergio y le saco el forro para seguirlo chupando, me excita, cómo me calienta todavía. De repente se despierta de nuevo, se agita, me agarra la cabeza y empuja. Con un estertor me llena la cara de leche. Se la saco toda, con mi mano recorriendole el tronco de arriba a abajo mientras con la lengua le chupo los costados, limpiando.
Puse todo en orden, limpié, lo vestí, me cambié y me reintegré a la fiesta dejándo a Sergio en un cuarto para que durmiera la mona. Lo pienso y no lo puedo creer. El nunca se enteró de quién fue. Nunca más nos volvimos a ver. A veces sueño y otras veces el recuerdo agita mis calenturas. Mi comienzo fue sensacional. Estoy pensando en más.
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120861 veces