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Mi primera Vez: El despertar de la lujuria

Relato enviado por : elmorrocho el 21/08/2009. Lecturas: 3120

etiquetas relato Mi primera Vez: El despertar de la lujuria .
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Resumen
Me llamo Virgi, tengo 31 años. Hace solo un mes dejé atrás mi virginidad, sentí por primera vez una pija dentro mío…


Relato
"Mi primera vez: El despertar a la lujuria"

Me llamo Virgi, tengo 31 años.

Hace solo un mes dejé atrás mi virginidad, sentí por primera vez una pija dentro mío….

A lo largo de muchos años, dentro de mí habitaban sentimientos disímiles, miedo, muchas ganas, calentura, inquietud…. y hasta ahora ningún hombre había podido romper mi himen y hacerme gozar con su pija adentro mío.

Un sábado a la noche, comencé a chatear con Diego.

Luego de una presentación algo particular, Diego me cuenta que tiene una noche paternal y estaba en la casa escribiendo un artículo para un diario extranjero.

A lo largo del intercambio de palabras me comenzaban a dar ganas de conocerlo cada vez un poco más…

A los días de esta primera conversación, nuevamente nos encontramos virtualmente, y teorizamos sobre emociones y orgasmos. Yo comenzaba a sentir un poco de vértigo en mi estomago y algo de juguitos en mi conchita.

Además, por su paternidad, tenía la certeza de que Diego sabía meter su pija…

Casi sin quererlo, comenzamos un juego caliente en donde de día yo era licenciada y de noche mujer.

Así comenzaron charlas nocturnas en donde cada vez me calentaba mas, de a poco, Diego fue haciendo que nazca de mí, una hembra caliente y bien putita. Casi diariamente, nos contábamos qué nos estimulaba qué nos gustaba… decir al oído, recibir a los ojos…

Poco a poco Diego estaba comenzando a ser atractivo frente a mis ojos virtuales, ya comenzaban a brotar en mí ganas de derivar el muro de la pantalla… de susurros al oído sin conocerle la voz, como así también de su mirada sin conocer sus ojos.

Nunca había sentido tanta calentura. Empezaban a emerger ganas irrefrenables de sentir su cuerpo sobre el mío, de que con su pija derribara mi himen y me la hiciese sentir bien adentro de mi conchita virgen, ganas de que su lengua recorra desde mi boca, todo mi cuerpo y sus manos acaricien mis contornos.

Como así también, chuparle su pija hasta verlo vibrar y que derrame su lechita dentro de mi boca.

Todavía no conocía su voz y ya al imaginármela en mis oídos, mis manos iban hacia mi húmedo sexo buscando disfrutar de la calentura que generaba Diego en mí.

Comenzábamos a hablar de conocernos, pasar de lo virtual a lo real, yo sentía mucho deseo, como también incertidumbre y miedo. Iba a ser mi primera vez… y de esto, Diego no sabia nada.

Diego me volvía loca y todavía no lo había tenido delante de mis ojos ni lo había sentido sobre mi cuerpo.

Me generaba mucha calentura, cada vez mi bombachita estaba más mojadita y yo con un apetito voraz de que se deleite con los juguitos que él estaba provocando en mí. Mis pezones cada vez más turgentes a punto de explotar y las ganas de sentir su sexo apoyado sobre el mío se acrecentaban cada minuto que pasaba frente a la pantalla.

Una madrugada, hablamos por teléfono, en la primer conversación, su voz a mi oído afianzó y amplificó mi calentura.

Con sus palabras me describía lo que yo tanto deseaba que me haga. Que con su lengua me abra mis labios, chupe mi clítoris y toda mi concha hasta ver que su nariz se hundía en ella, haciéndome regodear de placer. Sus manos rodeando mi cuerpo y sus dedos jugando con mis pezones.

Quería que su verga me penetrara, que su lechita llene mi conchita hasta que desbordemos de placer, que me haga gozar y gemir como nunca nadie lo había hecho.

Al cortar esa primera charla me toqué hasta que mi conchita estaba satisfecha.

Había acabado dos veces sublimemente. Ya un orgasmo no era suficiente para paliar tanta temperatura que había tomado mi cuerpo.

Los días posteriores nos acercábamos a la posibilidad de encontrarnos, me seducía la idea, comenzaba a impacientarme, me calentaba mucho, quería mirarlo, acariciar, sentir y besar cada rincón de su cuerpo, hacerlo vibrar; que su leche bañe todo mi cuerpo.

Yo estaba habida de placer. Y también de miedo.

Sus llamados nocturnos ya eran adictivos, me daban sed de más.

Mutuamente nos teníamos muchas ganas, cada vez más ganas…. y se acercaba un encuentro…

Él prometía besos hermosos y placer infinito y a mi me enloquecía la idea; al mismo tiempo que me invadía un sentimiento raro, de mucha ansiedad por sentir su pija bien adentro mío y empaparme de su leche, como así también miedo a lo desconocido…

Nos encontramos.

Me vestí para él, una remerita con gran escote y sin corpiñito para que le sea más fácil encontrar mis tetas y arriba un sweater que no me animé a sacarme en toda la noche.

Me pasó a buscar. Bajé de mi departamento intentando disimular lo nerviosa que estaba, no podía mirarlo a los ojos.

Doblamos la esquina y nos fundimos en un beso grande e intenso. Me arrinconó contra la pared, sentí su lengua por primera vez en mi boca, esa lengua que estaba tan ansiosa por que recorra todo mi cuerpo, su miembro apoyado en mi, haciéndomelo sentir y sus manos sosteniendo mi cara.

Seguimos caminando con rumbo indeterminado. Cada pocos metros nuestros labios nuevamente se unían para dar lugar a un profundo beso.

Sentir su lengua en mi boca y sus manos en mi cuerpo me daban ganas de él.

Nos sentamos en un bar, frente a frente, charlamos un rato, cada tanto nos agarrabamos de las manos pero no me alcanzaba… ya comenzaba a impacientarme.

Después de un rato, Diego, se sentó al lado mío y comenzó a darme unos lascivos besos en el cuello que me calentaron aun más. Mi bombachita estaba mojadita. Y mi conchita quería acción.

Yo deseaba que no me deje ir, no quería que me suelte, sentía una vibración que recorría todo mi cuerpo. Más allá de mis sentimientos de miedo, deseaba más de él.

Pagó la cuenta y nos fuimos, nuevamente cada cuadra que caminábamos me cercaba contra la pared y me partía la boca de un beso, además de hacerme sentir su pija ya dura y parada, igual de excitada que estaba mi concha. Había ganas.

Me preguntó a donde quería ir, si a mi casa ó a la de él, yo no respondía… había algo que él no sabia…. Esa noche era algo especial para mi.

Aunque él me hacia sentir segura, íntimamente el sentimiento de miedo era inmenso. Dudaba si decirle la verdad ó mentirle…

Por el momento, sin decir nada, lo guié hasta mi casa.

Subimos a mi departamento, apenas cerré la puerta, nuevamente me envolvió en sus brazos y nos dimos uno de esos besos profundos en los que nuestras lenguas se enredaban y la saliva brotaba de nuestras bocas.

Me tomó de la cintura y me subió a la mesada de mi cocina, yo comenzaba a sentir tanta calentura que por momentos me olvidaba de que, seguramente, en unos minutos iba a ser penetrada por su pija.

Me dejé llevar. Besos en el cuello, sus manos buscando mis tetas para, luego, descubrirlas de mi ropa y chuparlas hasta sentir mis pezones prominentes.

Mis manos, por debajo de su remera tocaban su espalda, le saqué su remera y también chupé sus excitados pezones.

Al rato, Diego intentó ir hacia la cama pero instintivamente lo frené. Le propuse sentarnos en un puff. De esta manera seguiríamos con el manoseo que habíamos comenzado sobre la mesada.

Al rato me levantó a upa y me posó sobre mi cama, me sacó los zapatos, el jean y mi bombachita

Él me abrió las piernas y comenzó a darme besos en la entrepierna y luego, a chuparme mi concha con toda su boca, recorriendo con su lengua cada rincón de ella. Hasta hacerme acabar y regodearme de placer.

Le saqué su jean y su calzoncillo, su pija vigorosa me calentó aun más. Se acostó en mi cama, seguramente deseando que yo me siente sobre él, pero no supe como hacerlo… asíque comencé a chuparlo.

Pero él quería penetrarme.

Me acostó boca arriba e intentó ponérmela, apenas me tocó lo frené. Le decía que me dolía pero no le dije el porqué… hasta ahí pensé que iba a poder sola, sin decirle nada.

Yo sentía diferentes sentimientos que se oponían, muchas ganas de abrirme de piernas y entregarle mi concha bien abierta para él y por otro mucho temor.

Intentó una vez más y lo volví a frenar, esta vez decidí contarle la verdad…

Diego me creyó y me entendió. Me dijo que me iba a cuidar y así lo hizo. Yo comencé a confiar en él.

Poco a poco me iba metiendo su pija dura y parada en mi virgen conchita súper mojada y ávida de ser penetrada. Cuando me dolía le avisaba y paraba.

Cuando ya parte de su pija estaba dentro de mí instintivamente comencé a gemir, ahora cuando lo frenaba, él seguía, ya que mis gemidos le indicaban que, a pesar del malestar, había algo de placer.

Poco a poco me la iba metiendo y al mismo tiempo diciendo lo que yo iba a sentir.

Yo no creía lo que estaba viviendo. Tantos años había esperado para esto. Sentía dolor pero al mismo tiempo estaba tan caliente, con tantas ganas de que siga que es una sensación indescriptible.

Luego de una pausa, Diego nuevamente intenta penetrarme, suave y lentamente, esta vez llegando hasta lo más profundo de mi angosta concha. Me hizo sentir su verga bien adentro y cuando la sacó un mar de sangre había inundado mi cama. Diego me había desvirgado.

Le pedí más. Quería seguir sintiéndolo, estaba sedienta de placer.

Me penetró más veces y eyaculó dentro de mí.

Verlo acabar dentro mío, sentir su leche adentro de mi concha, como tanto lo había deseado, fue muy excitante.

Luego, me puso boca abajo, me llenó de besos la espalda hasta llegar a mi culo.

Nos chupamos, yo con mi conchita en su cara y él con su pija en mi boca.

Y nos quedamos dormidos.

A la mañana, me la volvió a meter. Ya mi conchita no era virgen y estaba deseosa de sentirlo todo. Diego me penetró hasta que sus bolas tocaron mis labios. Y me llenó de su lechita una vez más.

Después nos chupamos profundamente hasta acabar, él en mi boca.

Olíamos a sexo, yo por primera vez en mi vida, así que nos fuimos a bañar.

Ese día cuando Diego y yo nos despedimos, no sabía si lo iba a volver a ver.

Lo que si estaba segura era de que mi himen ya no estaba, que yo a los 31 años no era mas virgen.

Sentí lujuria.

Virgi

2009

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:53) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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