Mi primera vez en casa de mi prima

Cuando tenía 14 años, me quedé en verano en casa de mi tía. Con ella vivían 2 primos y una prima más grandes que yo. Había una señora que le ayudaba a mi tía con la limpieza y tenía una hija un año menor que yo llamada Mariana. Mis primos se llevaban bien entre ellos, y yo también la pasaba bien cuando estábamos juntos. Me llevaba más con Raúl de 19 y un poco con Rebeca de 17, Paco a veces no nos pelaba porque se creía ya muy maduro por tener 22. Un día estábamos jugando en la alberca, aventándonos uno al otro. Mi prima era la más solicitada por ser la única mujer y todos tratábamos de tirarla a ella. Después de un rato de juego, nos quedamos quietos y platicando. Yo no sé por qué, pero de repente me puse super caliente al ver a mi prima en bikini. Me la imaginaba completamente desnuda y no podía evitar verla. Tomé unos gogles y me puse a bucear de un lado al otro de la alberca con la verdadera intención de verle su conchita por debajo del agua. Era exquisita. Al salir del agua ella se me quedó viendo y me dice qué haces- y me echó agua en la cara. Yo presentí que me había atrapado en la movida pero le dije como si nada bucitos, ¿quieres los gogles?-. Se los di y salí de la alberca tratando de ocultar el bulto entre las piernas. Me metí a la casa y allí estaba Mariana, de espaldas lavando los trastes. Llevaba puesto un short de mezclilla muy corto y una blusa sin mangas. Yo la vi y me puse de lo más caliente recorriendo con mis ojos su piel morena, sus piernas y sus pies descalzos, sus hombros y su cuello que podía verse porque tenía recogido el cabello sobre la cabeza. Me volteó a ver. La saludé y le dije que si quería salir con nosotros. Me dijo que no podía, que su mamá no la dejaba porque podían regañarla. Luego vio hacia mi entrepierna el bulto que traía y me delataba y rápidamente volvió a verme a los ojos. -Me voy a bañar- le dije. Y subí. Al salir de la regadera vi a Rebeca con Mariana. Rebeca se reía y Mariana estaba roja y parecía apenada por algo. -¿Y ustedes dos qué traen?- Les dije frunciendo el ceño y me metí a mi cuarto a cambiarme. Ya se me había bajado un poco la calentura con el agua fría de la regadera, pero me invadía todavía la imagen de mi prima en la alberca y la de Mariana en la cocina. Me imaginaba teniendo sexo con las dos al mismo tiempo. Total que empecé a masturbarme pensando en ellas hasta que llegaron mis primos por mí y salimos a la plaza. En la noche, cuando llegamos nos fuimos cada quien a su recámara. Yo escuché caer el agua de la regadera en la planta alta, donde estaba el cuarto de la señora de la limpieza y su hija. Vino a mi mente una idea de lo más lujuriosa al saber que era Mariana la que se estaba bañando, porque acababa de ver a su mamá abajo sirviendo la cena a mi tía y unas amigas de ella. Así que subí las escaleras sigilosamente y abrí la puerta con mucho cuidado. Cuando me asomé al cuarto de baño vi a Mariana desnuda y de espaldas con una mano apretando uno de sus senos y con la otra entre las piernas moviéndola rítmicamente. Se estaba masturbando. Escuchaba sus gemidos y veía su cuerpo hermoso y al instante mi pene se puso duro y caliente y comencé a tocarme yo también acostado en el suelo viendo todo desde la puerta entreabierta del baño. Respirábamos los dos agitadamente dándonos placer. aahh, si, que rico, maaas- ella decía suavemente mientras subía la intensidad de sus caricias. Yo hacía lo mismo con mi mano debajo de mi pantalón hasta que la vi arquear su columna y jadear mientras tenía un orgasmo. Yo estaba a punto de explotar cuando escuché un ruido detrás de mí. Volteé espantado pensando que era su mamá y aunque me sentí apenado sentí un gran alivio al ver a Rebeca en la puerta del cuarto viéndome. Parecía también sorprendida por los grandes ojos de su expresión cuando me dijo Ven acá, que haces, ahí viene la señora- Yo me paré lo más rápido que pude y bajamos rápido las escaleras. Ya en el pasillo ella me metió a su cuarto y me dijo me debes una eh! ¿Estabas espiando a Mariana? ¿Te gusta o qué? ¿Qué hacías con tu mano debajo del pantalón?- Tantas preguntas al mismo tiempo me aturdían así que le dije Lo mismo que tú, espiando a los demás- Nos miramos a los ojos y soltamos una carcajada juntos por la travesura que acabábamos de hacer. Me paré para irme a mi cuarto y ella me dijo antes de salir Pedro ¿Te masturbabas?- Yo me encogí de hombros, asentí con la cabeza y le hice de broma una cara de lujuria a mi prima antes de salir de su cuarto, -lujurioso- me dijo.
El otro fin de semana murió un conocido de la familia y se fueron desde el viernes mi tía, la señora de la limpieza y mis 2 primos. A nosotros no nos llevaros porque éramos los más chicos y dejaron nada menos que a Rebeca a cargo para cuidarnos Mariana y a mí. Cuando supimos lejos a los mayores Rebeca nos volteó a ver con una sonrisa malévola diciéndonos -Yo estoy a cargo ahora, así que van a tener que obedecer o le diré a mamá- Mariana y yo nos miramos, la tomé de la mano y le dije ¡a ella, al ataque!- y tomando los cojines de los sillones de la sala la golpeamos y perseguimos con las almohadas hasta su cuarto. Había ahora un pacto entre Mariana y yo. Cuando Rebeca abrió la puerta de su cuarto nos sorprendió con dos almohadas en las manos y de alguna forma convenció a Mariana de atacarme porque era también mujer -Traidora!!, le gritaba yo- Luego terminé de alguna forma de espaldas sobre la cama, debajo de las piernas de Rebeca y con Mariana hincada sobre mis manos sobre mi cabeza. Pronto me vino a la mente esa fantasía sexual que tenía con ellas dos haciéndome el amor y se me empezó a parar. Estoy seguro que Rebeca lo podía sentir porque estaba sentada justo sobre mi pene. Pronto los golpes de la almohada se volvieron más suaves y se convirtieron en caricias en el pecho. Estás bajo mi poder, te dije que obedecerías- me decía mientras movía sus caderas con un ritmo delicioso. Yo sentía y me imaginaba su vagina siendo penetrada por mi duro pene. Nunca había visto una, ni siquiera ese día que vi a Mariana bañándose. El juego se convirtió pronto en algo bastante sexual Mariana comenzaba a acariciarme la cara y al cuello con una sonrisa malévola en su rostro y Rebeca no dejaba de moverse sobre mi pene duro. Estoy seguro que mi prima lo sentía. Me voy a vengar- yo seguía diciendo. -¡Cállate, te lo ordeno!- dijo mi prima y me tapó la boca mientras reía. ¿Te gusta mi primo?- le preguntó a Mariana que se quedó callada. Claro que te gusta, si yo te he visto espiándolo- le dijo mi prima mientras seguía moviéndose sobre mí. Vamos a jugar a los besos, anda besa a mi primo ahora que no puede defenderse, así mira- Y se acercó a mis labios y los probó con su lengua. -Hazlo- le dijo mi prima a Mariana te lo ordeno o te castigaré a ti también- Mariana entonces se acercó a mi rostro y me besó. -Hay que castigarlo más- decía Rebeca mientras con sus caderas ya hacía un movimiento como queriendo ser penetrada. Con una voz ya excitada le dijo a Mariana ¿Te gusta mi primo?¿Te masturbaste la otra vez viéndolo mientras se bañaba? El también hace lo mismo, sabes, también se masturba pensando en ti- Mariana se quedó petrificada- Anda, no tengas pena- le seguía diciendo mi prima Hazlo ahora si quieres- le dijo y desabrochó el botón de su short, bajó su bragueta y pasó su mano por fuera entre mi pantalón y el suyo y luego dentro de su ropa interior. Yo estaba ardiendo al ver que Mariana hizo lo mismo y comenzaron ambas a masturbarse sobre mí. Yo saqué mis manos de debajo de las piernas de Mariana y comencé a acariciar sus piernas y sus nalgas. Logré alcanzar con mis palmas sus senos y tocar por primera vez sus pezones duros. Sus senos eran pequeños pero bien formados. Los de mi prima eran un poco más grandes. Los tres comenzamos a jadear. Yo comencé a quitarle la blusa a Mariana y ella terminó de hacerlo y se quedó con el sostén puesto debajo de los senos. Rebeca se quitó la blusa y jadeaba también. Mariana me besó de nuevo en la boca. Seguía metiendo su dedo en su conchita húmeda y gemía mientras su lengua jugaba con la mía. Rebeca se desnudó por completo frente a nosotros y le dijo a Mariana ¿Quieres verlo, has visto alguna vez un pene?- Y desabrochó mi pantalón y comenzó a bajarlo junto con mi ropa interior. Mi verga salió dura y caliente, palpitando y buscando un refugio húmedo. Pude ver cómo escurrían gotas de líquido vaginal entre la pierna de Rebeca. Ella se seguía tocando frente a nosotros. -¿La quieres probar? ¡Métela en tu boca Mariana!- La voz de mi prima se había vuelto hipnotizante, todo lo que nos decía lo cumplíamos de repente al pie de la letra. Mariana se puso sobre mí y besó mi pene. Podía sentir su lengua recorriendo la cabecita y succionándola. Yo la tomé de las piernas y probé su vagina. No solo era la primera vez que veía una, y probarla fue lo más erótico que hice en mi vida hasta entonces. Sentía sus fluidos en mi boca, lamía con gusto sus labios vaginales y succionaba dentro de su conchita al tiempo que ella lo hacía con mi pene. Rebeca se masturbaba frenéticamente frente a nosotros y seguía dando órdenes. Ponlo dentro de tu vagina, métesela Pedro, quiero ver como cogen bien ricooo- nos decía con la voz entrecortada por gemidos de placer y yo me puse sobre Mariana, me hinqué frente a ella y abrí sus piernas. La verdad es que intenté penetrarla pero aunque estaba completamente mojada y resbalosa, no podía entrar. Ay yo les ayudo, mmm, que rico- nos dijo Rebeca, me abrazó por detrás y tomó mi pene en sus manos. Lo masturbó y luego lo puso en el punto exacto. Penetré a Mariana suavemente. Aaahh..mmmm siiii, mmaaass- ella decía mientras tomaba mis nalgas. Mi prima jadeaba detrás de mí hasta que la escuché decir aahhyy, me voy a venir, me voy a veniiiiirrr aaahhhhh!!- y pude ver cómo un chorro de miel de su vagina mojó toda la cama. Eso me fue el clímax, estaba yo también a punto de venirme al voltear a ver la cara de placer de Mariana. Ahh yo también me vengo- les dije, y saqué mi pene de la panochita de Mariana y solté un chorro de semen que cayó sobre su vientre. Mi prima vino y me besó en la boca y luego dijo aahh, yo quiero- y lamió mi semen del vientre de mariana mmmm, está delicioso- decía mientras la respiración de Mariana también se calmaba. Nos limpiamos, nos metimos juntos a la regadera y seguíamos tocándonos y nos quedamos a dormir en la cama de Rebeca.