mi primera y gran infidelidad

Yo tengo 35 años y soy felizmente casada. Soy alta, delgada, de buen cuerpo, senos pequeños pero bien conformados y unas piernas de miedo, largas, duras y bien hechas. En diciembre pasado, un matrimonio vecino, hizo una fiesta bailable para celebrar el cumpleaños de una de sus hijas y nosotros con mi esposo fuimos invitados. Entre los invitados estaba el contador que nos lleva las contabilidades de nuestros negocios y quien siempre se me ha insinuado. Al sacarme a bailar aprovechó la oportunidad para apretarme junto a el mientras entrelazaba sus piernas entre las mías. Era la primera vez que estábamos tan cerca y la verdad es que no me desagradó. Después mientras bailaba con mi esposo yo le conté todo incluso que me había gustado. El me dijo que estaba bien y que si me gustaba siguiera bailando con ese hombre y que disfrutara mi vida pero que cuando hubiera sugerencias más directas, le hiciera un gesto para que él supiera lo que me estaba pasando. Así lo hice y después comprobé que a mi esposo le había gustado que me enamoraran.
De regreso en nuestra casa le conté todo con lujo de detalles, que el contador me había calentado mucho y me decía que yo le gustaba, que le gustaban mis piernas y todo mi cuerpo y que le gustaría verme a solas algún día. Así nos fuimos calentando y nos echamos un polvo de película. El pene de mi esposo no podía estar más erecto, ya que se calentó muchísimo con todo lo que yo le narraba.
Al mes siguiente me correspondió llevarle la documentación al contador, como lo hacía habitualmente. Antes le consulté a mi esposo qué iba a hacer si el contador se aprovechaba y quería intimar conmigo. Me contestó que le siguiera la corriente, que lo dejara hacer, pero que por ningún motivo fuera de él. Besos, caricias y corridas de mano permitidas, pero nada más.
Al llegar a la oficiina de contabilidad, la secretaria me hizo pasar donde su jefe. Estaba sentado junto a su escritorio y a mí me hicieron sentarme frente a él. Como siempre me llenó de elogios por mi figura y me decía que yo le gustaba muchísimo y que sentía una gran atracción por mí. Yo me sonreía y le seguía la corriente.En un momento mientras me conversaba se levantó de su asiento y se puso junto a mí y comenzó a acariciarme el pelo, el cuello, la cara. Como estaba de pié y yo sentada yo sentía su pene bajo su pantalón rozarme el brazo y como yo lo dejaba hacer, tomó más confianza y descaradamente me tomó una de mis manos y la puso sobre su miembro y el con las suyas me la guiaba para que se la acariciara. Yo empecé a calentarme y no me di cuenta como seguí acariciando su tiesa polla.
En un momento el contador, tomó mi mano y la guió para que yo le bajara la cremallera del pantalón y acto seguido sacó todo su pene, que la verdad es que era muy atractivo, y yo ya medio caliente seguí haciendole masaje. Tenía su pene al máximo . Luego con sus manos giró mi cabeza para que yo se la mamara, cosa que hice con mucho agrado, ya que era un pene de regular tamaño, era de unos 15 cms. y de un grosor mediano. En el intertanto el contado, mientras me besaba, había desabrochado mi blusa y me acariciaba los senos por debajo del brasiere.A estas alturas yo ya estaba entregada y con ganas que el contador me follara, yo que ocurrió a la brevedad, ya que con sus manos me invitó a levantarme del asiento y me guió a un sofá, lugar donde me tendió y terminó de sacarme toda la ropa. Puso llave a la puerta de su oficina, se bajó los pantalones y me echó una tremenda follada. Yo estaba extasiada ya que el contador hacía muy bien las cosas, era amable y gentil y sabía como enamorar a una mujer haciéndola sentirse deseada y amada.
De regreso a mi casa mi esposo me preguntó cómo me había ido y yo le conté todo, ya que no me parecía justo mentirle a un buen hombre. Me comprendió y nos pegamos una gran follada a cuenta de nuestro contador.
Más adelante les contaré como siguió esta historia.
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