Mi primito el raro…

Mis padres y sobre todo mi madre, están al tanto, de lo que ella llama mis locuras. No por eso, constantemente se la pasa diciéndome que me cuide, que no sea loca, que el día menos pensado, me van a pegar una enfermedad, o peor aun que puedo quedar embarazada.

Bueno llegué a casa de mi tía, y mi primo Eduardo no lo veía desde que ambos éramos pequeños. Por lo que cuando apareció en la sala, de primera impresión pensé que era otra de mis primas o alguna amiguita de ellas o la novia de primo, y no él. Edi como le dice mi tía y sus amistades, es más o menos de mi estatura, delgadito, aunque con llamativas nalguitas para ser un chico, cabello castaño claro, largo y abundante, coloreado con tips dorados de varias tonalidades. Sus cejas las lleva mucho mejor delineadas que las mías, y tiene un cutis limpio y terso, como nalguita de bebe, como diría mi papá.

Su manera de hablar es más suave que la mía, bastante delicado, aunque sin exagerar, como les dije ya, al verlo pensé que se trataba de una chica, ya que tenía puestos unos pantalones rojos bien cortos y ceñidos al cuerpo que destacaban sus paradas nalgas, además una camisita amarrada a la cintura, dejando al aire su plano vientre y su pequeño ombligo, además de su larga y pintoreteada melena suelta sobre los hombros.

En los días que me quedé en casa de mi tía, después de la desilusión de volver a conocer a mi primo, sus delicados manerismos, se me hicieron tan graciosos que para serles franca no lo tomaba en serio como hombre. Para mí desde esa primera impresión, lo traté como a una chica más, así que tranquilamente después de instalarme en la habitación que me prestaron, frente a él me desnudé, sin el menor reparo o pudor, y él a su vez Edi actuó como lo hacen la mayoría de mis amigas, que no son lesbianas.

Así que ya al segundo día lo invité para que saliéramos juntos una noche, pero me dijo que no, me dio a entender que prefería salir solo con su amiguito, según me dijo.

Entre ese comentario y su manera de actuar, para mi Edi definitivamente era Gay practicante, y seguramente de los que llaman pasivos. Así que no insistí, y junto a otra de mis primas salimos esa noche a fiestear. Cuando regresamos, ya estábamos dentro de la casa, notamos que llegó Edi, en un auto acompañado de su amiguito, yo de curiosa me quedé viendo por la ventana procurando que no me vieran y me di cuenta de que después de un tremendo beso, Edi se inclinó hacía el cuerpo de su amiguito, y aunque no lo vi realmente, creo que por un buen rato estuvo, como dice, mamándole el miembro a su compañero. Ya que al levantarse nuevamente, se limpió la boca con una servilleta, para luego bajarse del auto, bien contento comportándose y hablando como si fuera una chica.

Yo no dudaba que mi primo era gay, pero jamás pensé que fuera tan o más derrapado que yo. La siguiente noche lo volví a invitar a salir, y nuevamente declinó la invitación, con la excusa de que se quedaría leyendo.

Esa noche bebí como si estuviera en mi propias casa, cuando regresé a la casa de mi tía, aun traía una botella de ron en una de mis manos, por suerte mi tía se encontraba acompañando a una amiga hospitalizada. Edi se encontraba en la puerta de la casa charlando con un hermoso chico que no me quitaba los ojos de encima a medida que mi primo y su amiguito me ayudaron a llegar a mi habitación, ya que estaba tan y tan borracha, que cuando ese tipo me agarró por las nalgas, para ayudarme a llegar a mi habitación, me quedé de lo más tranquila, ya que sola no hubiera podido pasar de la puerta principal.

Apenas entré al cuarto, Edi me parece que despachó a su amiguito, yo comencé a tratar de quitarme las botas, cosa que en mi condición no podía hacer sin irme de boca, así que Edi me ayudó a quitármelas, mientras que su hermana que estaba un poco menos borracha que yo se fue a su cama, yo en lugar de comenzar a quitarme el vestido, lo último que recuerdo, fue que me bajé las pantis, y descaradamente le mostré todo mi depilado coño a mi primo, quien en esos momentos pareció no haberse dado por enterado de lo que yo había hecho, finalmente después de darme un último trago, me acoté con toda mi ropa puesta.

No sé realmente cuanto tiempo pasó, pero en medio de mi sueño, comencé a sentir como sabrosamente alguien manoseaba todo mi coño, pasando sus dedos entre mis labios vaginales y mi clítoris, de forma delicada pero de manera firme. Yo aunque bien borracha y medio dormida, comencé a disfrutar de lo que esa mano me estaban haciendo, esos dedos entraban y salían de mi vulva, casi de la misma manera o forma que yo en ocasiones me auto complazco.

A medida continuaba siendo penetrada por esos dedos, yo comencé a mover mis caderas, con sumo placer. Sentí que me subieron la falda de mi vestido dejando mis nalgas al aire, mientras que yo lentamente me fui acomodando sin tan siquiera voltearme a ver quién era. Esos mágicos dedos, continuaban haciendo sentir un tremendo placer, hasta que de momento los retiraron suavemente y en su lugar sentí una buena verga que comenzó atravesar divinamente todo mi mojado coño.

Yo continué moviendo mis caderas, disfrutando infinitamente de esa sabrosa verga que entraba y salía de mi coño, una y otra vez. De momento esos dedos mágicos, a medida que el dueño de la verga me hacía sentir en la gloria, comenzaron acariciar mis nalgas y suavemente a penetrar mi culo. Pero de manera suave, y bien sabrosa. Por lo que cuando momentos después de que disfruté de un sabroso orgasmo, retiraron la verga de mi coño, y casi de inmediato sentí que era penetrada por el culo. No podía creer que eso me estuviera sucediendo, pero estaba tan excitada, que lejos de molestarme, continué moviéndome y sintiendo como sabrosamente esa cosa caliente y bien dura, entraba y salía sin cesar de entre mis nalgas.

No fue hasta que de momento sentí curiosidad, que voltee a ver a mi amante. La sorpresa que me llevé fue tremenda, se trataba de mi primito el gay que divinamente me tenía bien clavada por el culo.

Edi se sonrió sádicamente mientras continuaba metiendo y sacando su extraordinaria verga de entre mis nalgas, mientras que yo de lo excitada que estaba por lo morbosa de la situación, con más fuerzas restregaba mis paradas nalgas contra su cuerpo.

A pesar de lo bebida que me encontraba disfruté tremendamente de la buena cogida que me daba mi primito. Tan es así que a la mañana siguiente cuando me desperté y me di cuenta de que tenía todo mí apretado culito algo adolorido, no podía creerlo.

Así que entré en la habitación de Edi, que dormía plácidamente tendido sobre su cama usando unas pequeñas pantis de color rosa. No podía creer que mi primito el gay me hubiera hecho tan feliz, así que yo en retribución, me arrodille al lado de su cama, y de la manera más delicada que pude extraje saqué su miembro por un lado de las pequeñas pantis, se lo olí y el evidentemente se lo había lavado bastante bien.

Suavemente comencé a manipularlo entre mis dedos, y a los pocos segundos me lo llevé a la boca, para comenzar a mamárselo lenta y suavemente.

También en cosa de segundos sentí como su miembro se fue poniendo divinamente duro dentro de mi mojada boca. Justo en esos instantes dirigí mi vista hacía su rostro, y nuevamente vi esa sádica sonrisa en su rostro.

Yo continué mama que mama, mientras que él abrió sus piernas y con mis dedos exploré entre sus nalgas al tiempo que sus manos las colocó sobre mi cabeza, agarrándola y marcando el ritmo que él deseaba, hasta que después de un buen rato sentí como toda mi boca y hasta mi garganta se fue llenando de su semen, mientras que yo no dejaba de chupar su verga y hasta incluso me llegué a tragar buena parte de todo su semen.

Una vez que finalicé, y saqué ya su adormilado miembro de mi boca y extraje mis dedos de su apretado culito, Edi con una picara sonrisa de complicidad en su rostro y con aflautada voz me dio las gracias.

Yo me acordé que no me había aseado, así que tal y como me encontraba me dirigí a la ducha para bañarme y expulsar lo que mi primito me había dejado dentro de mi cuerpo.

Durante el resto de la semana, tan solo nos veíamos nos reíamos, hasta que él se me acercó y me preguntó si yo estaría dispuesta a practicar un trió entre él y su amiguito. Como ya se lo habrán imaginado, mi primito no tuvo que insistir mucho, para que yo dijera que sí.

Esa noche tanto mi primo como su amiguito hicieron conmigo lo que les dio su real gana. Pero Lo que más me impresionó fue que justo antes de regresar a mi casa, observé a mi tía bastante apesadumbrada, y por aquello de ser una buena sobrina, le pregunté que le sucedía.

Llorando me dijo que ella sospechaba que Edi era homosexual, en ese instante aun no sé cómo se me ocurrió, haciéndome la avergonzada, confesarle que mi primito y yo nos habíamos acostado. A mi tía prácticamente se le cayó la quijada cuando se lo dije, y sumamente emocionada me preguntó ¿cómo había sucedido eso, que si lo había inventado para calmarla?

Yo en gran parte le dije la verdad, diciéndole que yo, la noche que ella se encontraba acompañando a su amiga en el hospital, me quedé hablando con Edi, que ya en la habitación Edi y yo no sé cómo fue que comenzamos a besarnos y una cosa llevó a la otra hasta que él me hizo el amor. Mi tía a pesar de asombrarse bastante, no podía ocultar la alegría de saber que mi primo se había acostado conmigo, y cuando le comenté que él después me dijo que lo nuestro no podía ser, una por ser mi primo y la otra porque tenía una parejita. Mi tía pareció calmarse bastante, lo que no le dije a mi tía es que la parejita de mi primo tiene una tremenda y hermosa verga.