En vacaciones, durmiendo en la misma habitación que mi primo más grande, me enseño a masturbarme y terminó cogiéndome.
Relato
Cuando era muy chico, tendría seis o siete años fui a pasar las vacaciones a la casa de mis tíos en Corrientes. Dormíamos en la misma habitación con mi primo, que era un poco más grande. Así fue que nos empezamos a hacer la paja juntos. Él me enseñó a hacerlo, también me tocaba las piernas y las nalgas mientras se la hacía, porque decía que se calentaba más. Y a mi me gustaba. Pero él no se dejaba tocar. Esto era siempre antes de dormirnos . No fue mucho más porque era una casa antigua con las habitaciones comunicadas y sin puerta. Cualquier ruido, se escuchaba al lado.
Pasaron varios años hasta que volvimos a pasar el verano juntos. Tengo dos primos, un varón que tenía entonces catorce años y una mujer que tenía dieciséis. Yo ya tenía diez. Como mi prima era ya mayorcita, le habían clausurado la puerta que se comunicaba con su hermano para que tenga su privacidad.
Una siesta en la que todos dormían, mi primo me pregunta:
-¿ Te acordás cuando nos hacíamos la paja juntos?
-Si, claro, dije con entusiasmo.
-¿querés que nos hagamos ahora?
-¡Dale!
Él estaba recostado en su cama, se abrió el cierre de su jean y sacó su pija que me pareció enorme. Me dijo que me sentara a su lado. Yo estaba con bermudas. Se empezó a tocar y yo saqué mi pene que se veía muy chico al lado del suyo. Entonces pasó su brazo por mi cadera y me acarició el culo. Tocámela, me dijo y yo sin pensarlo mucho porque era muy inocente todavía, se la toqué un rato. Sus caricias fueron a mis piernas y a mis tetillas. Me gustaba aquello. Pero todo se interrumpió porque se empezaron a levantar todos. Nos tuvimos que "levantar" también. Pero él me dijo algo que me dejó muy ansioso:
-Esta noche seguimos.
A la noche nos acostamos solamente con pantalón pijama sin nada arriba porque eran días calurosos.
Cuando se apagaron las luces de la casa, yo esperaba ansioso que él dijera algo, pero esperé un buen rato y nada. Casi me estaba durmiendo cuando en voz muy baja me dijo:
- Vení a mi cama.
Cuando me metí bajo la sábana, vi que estaba desnudo, sin su pijama y con su pija muy parada. La tenue luz de la luna que entraba por la ventana alumbraba lo justo para que pudiéramos mirarnos. Me dijo que se la tocara, mientras él me sacó el pijama y el calzoncillo. Quedamos los dos desnudos. Era una sensación muy excitante. Mientras lo pajeaba él me tocaba por todos lados, la espalda, las piernas, las nalgas. Me empezó a chupar las tetillas. Yo me retorcía de placer y se me escaparon algunos gemidos, que él ahogó con su mano en mi boca. No hagas ruido, dijo en mi oído y me besó en la oreja. Luego de mucho franeleo, me preguntó en el oído con un susurro:
-¿ Querés que te culee?
-¿Cómo?-Pregunté con sorpresa.
-Si querés que te coja, que te la ponga. Vas a ser mujercita mientras tengas mi pija en el culo.
Mientras hablaba me franeleaba más y yo me pajeaba más rápido. Me sacó la mano de mi pija y sin esperar respuesta me dijo:
-Date vuelta y abrí bien las piernas.
Lo hice y me empezó a poner crema de las manos en el culo y se puso en la pija. Me metió un dedo y lo movió . Luego se puso arriba mío y empezó a empujar en mi ano. Me susurraba:
- Abrite bien, como hacen las chicas cuando las cogen. Ahora vas a ser una chica.
Como no me entraba, me puso más crema y me dijo que cuando él empujara para adentro, yo debía hacer fuerza para afuera como si quisiera tirar un gas.
Así lo hicimos, yo con miedo de que se me escapara algo, pero su pija entró sin permitir ningún accidente. Me dolía mucho. Me quejé. Me tapó la boca con la almohada y se quedó quieto un rato. Cuando me relajé, desapareció el dolor y él empezó lentamente a moverla en un vaivén placentero que me arrancó ahora gemiditos. En cada movimiento sentía como si entrara más. Él había puesto sus piernas entre las mías y se ayudaba con las rodillas, mientras me estrujaba las tetitas y me besaba en la nuca, en el cuello. Me sentía en el cielo. Me preguntó si me gustaba.
-Si me gusta mucho, contesté.
-Ahora sos mi prima, me dijo. Sos una nena. ¿Te gusta?
-Si, contesté, me gusta ser una nena.
Me empezó a bombear más fuerte y de repente la sacó. Se siguió pajeando y me tiró su leche en mis tetitas.
-Ahora hacete la paja vos, me dijo. Fui muy rápido porque estaba hirviendo. Mientras me masturbaba, él me pasaba su mano por las tetas distribuyendo su leche como si fuera crema. Trajo un pañuelo para limpiarnos y descansamos un ratito. Luego me dijo:
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120866 veces