Mi príncipe me hizo el mejor anal de mi vida

Fui madre a muy temprana edad, quede embarazada a mis sólo quince años de un novio de juventud, era bien inmadura pero tuve que arreglármelas sola. A causa de eso no continúe con mis estudios, mis padres me consiguieron trabajo y me comencé a dedicar a ser madre de familia aunque soltera. Nunca me gusto la formalidad, siempre me la había pasado entrando y saliendo de diversas relaciones libres pero no hace mucho me casé siendo un poco interesada con un hombre de negocios, pero por su trabajo casi nunca estaba en casa, mi hijo se lleva bien con el aunque no es su padre lo respeta como su padrastro en eso nunca le mentí.
En fin hasta esos momentos yo aun desconocía los deseos secretos de mi hijo, el ya casi tenia veinte años y ya era todo un chico atractivo, no dudo que tenga éxito con las chicas de su edad y que ya ha tenido algunas experiencias por la forma tan experimentada en que me lo hizo. No habría descubierto a mi hijo sino fue cuando estaba limpiando su recamara, al acomodar sus cosas descubrí entre sus cosas unas viejas bragas mías que ya las había olvidado, las misma estaban sucias y un poco manchadas de sangre de periodo pero igual note que tenían manchas amarillas como de semen. Fue en esos comentos cuando descubrí el gran secreto de él, honestamente me sentía bien confundida. No sabía si estaba enfadada o me sentía halagada por ser el objeto sexual de mi hijo, deje esas bragas ahí y no le comenté nada al respecto.
Unos días más tarde mi marido regreso de su viaje pero sólo por una noche porque a la mañana siguiente volvería a salir a sus viajes de negocios. Así que como era su única noche en casa toda esa noche nos la pasamos haciendo el amor en mi recamara, esa noche lo hicimos en todas las posiciones posibles, descansábamos brevemente y al sentir que nuestras ganas regresaban nuevamente reiniciábamos el placer. Todo esto no sabiendo que el pervertido de mi hijo se las había ingeniado para instalar una cámara secreta en la recamara, el estaba viendo y grabo todo. No me hubiera dado cuenta sino porque mi laptop personal se descompuso y tenía que enviar un correo, se me hizo fácil usar la PC de mi hijo, fue donde vi luego en el escritorio unos videos que tenían por título “las cogidas de mamá” Me quede sin aliento al ver que había grabado toda la noche con mi esposo, justo venia llegando él. Yo con reclamo le dije…
¿Qué demonios es esto?
¡Nada mamá, sólo eres tu anoche cuando tu esposo te la metió por todos tus hoyos de mujer, me encanta como gritas mami! Pensé en darle una bofetada pero al mismo tiempo me sentía excitada por eso, sólo me retire de ahí por ese momento.
Horas más tarde en el momento de la cena, yo trataba de evadir su mirada sintiéndome apenada por esos videos pero él con malicia buscaba mi mirada.
Mamá ¿Puedo decirte algo?
¡Gritas bien rico cuando tu esposo te la mete!
-¡Pues ya sabes las mujeres nos excitamos mucho en la intimidad, ya has tenido novia supongo que lo sabes!-
-¡Pero ninguna grita como mamá, gritas como puta! Yo sonreí pícaramente al escuchar eso. Me puse de pie para servirle agua fresca, en ese momento se levanto de su lugar y se puso detrás de mí, sentí como me estaba tocando los senos sobre mi blusa. No sabía ni qué hacer mi respiración era agitada, fue más cuando sentí sus manos bajo mi falda tocándome mis muslos y mis bragas, buscaba con ansias mi zona intima. Mi príncipe desabrocho mi falda y la deje caer totalmente se arrodillo e inicio a chuparme el culo con mis bragas aun puestas. Tanto fue que tiré la jarra de agua al sentir como intentaba meterme sus dedos en mi vagina, pensé en detenerlo antes que pasara lo inevitable pero quizá ya era tarde para eso. Mis bragas ya estaban bien mojadas de su saliva, me las quito.
Al fin había llegado el momento, el se puso un preservativo y sin esperar un segundo más sentí el potente apretón y su miembro fue resbalando lentamente entre mis nalgas. Al momento que se sintió dentro de mí el con todo vigor inicio a bombearme como todo un profesional, los tremendos chasquidos se escuchaban por toda la casa, yo me estaba excitando al máximo, comenzaba a gemir quizá aun más que con mi esposo, era el mejor anal de toda mi vida, sentía que mi culo ya no podía más pero parecía no cansarse. El bruscamente me volteo, separo mis piernas y ahora volvió a penetrarme pero esta vez por mi zona vaginal, ambos nos veíamos a los ojos, esa mirada de perversión de los dos jamás la olvidaré. Podía ver el miembro de mi hijo entrar y salir de mi vagina a toda velocidad, aquel miembro que me estaba dando el mayor placer de mi vida. No conforme el me despojo de mi blusa y mientras me la metía el mordía mis pezones como loco, aquellos que en algún momento lo amamantaron ahora los estaba gozando como hombre. Era un momento mágico para ambos, cuando hubo terminado se saco el preservativo y se vino sobre mi abdomen, los dos quedamos cesando de placer. Ahora sólo es un recuerdo que llevo en lo más intimo de mi ser, el se fue a estudiar a universidad en otro estado, sólo se dé el por internet en redes sociales, vivo formalmente con mi esposo.