Por dármelas de hombre preñé a mi profesora de matemáticas, ella me movía sus caderas contra mi cuerpo restregando su pelvis contra mi cóccix.
Relato
En una fiesta de fines de año en el instituto voy y me encuentro con Leticia, estoy gran parte de la noche con ella y cuando pienso que terminaré en su cama ella me lleva y presentándome a mi profesora de matemática le dice este es mi muchacho con él no se pasan penes y es confiable…, esta profesora me invita a bailar y en eso estamos cuando mi profesora sin saber como estaba apretada contra mi cuerpo mi profesora de matemáticas, una hembra ardiente madura y meneando su cuerpo desesperada al sentir mi paquete contra su pelvis. Tenía 17 años y me encantaban las mujeres maduras, esta tendría unos 35 años.
Meneando su cuerpo bailamos unos tres bailes mas y me dice sígueme llevándome fuera de la fiesta a una casa, en esta me lleva a su dormitorio, asustado por ser mi profesora quería y no quería hacerla mía, ella una mujer ardiente y desesperada en esos momentos buscando satisfacerse de sus trastornos carnales, llevaba mas de un mes sin su marido por estar este en el norte trabajando en la mina.
Lucrecia a si se llamaba mi profesora, se menea y movía sus caderas contra mi cuerpo, restregando su pelvis contra mi cóccix.
La escuchaba decirme en mis oídos con voz seductora, muchacho lindo, me vas a violar, yo no sabía qué hacer, pensaba no lo hagas, pero mi cuerpo reaccionaba de manera distinta, mi profesora comienza a desnudarme, baja mis pantalones y ropa interior sale mi miembro duro, potente, tieso es manoseado por ella y ella lo manosea de arriba abajo eso me enloquece y trato de penetrar a la profesora Lucrecia quien había sacado sus calzones y se mantenía con sus piernas bien abiertas, restregando sabrosamente su caliente vulva contra mi cuerpo.
Fue la misma profesora la que de un solo empujón me llevó a la cama y en ese empujón sencillamente se penetró mi pene, de manera certera…, mis manos tomaron sus nalgas y las apretaba contra mi cuerpo mientras entraba mi pene en su vagina, comencé a penetrar su húmeda y caliente vagina, ella me decía sonriéndose, una y otra vez, con seductora voz, no me violes…, no sabía si estaba jugando conmigo, sin dejar de mover sus caderas, no dejaba de quejarse, diciéndome con una sonrisa en su rostro, hay me duele, que rico mi semental, no dejes de metérmelo. Desde hoy eres mi macho, eres mi otro marido.
Yo no podía dejarla y continuaba penetrándola, como un adolescente desatinado, por su parte, no paraba ella de mover sus caderas deliciosamente, debiéndome entre risas de manera seductora, que parase, que le dolía mucho. No sé si fue sus palabras negativa, o el que fuera mi profesora de curso, pero lejos de detenerme, continué clavando toda mi pene dentro de su caliente entraña, al tiempo que ella gemía, de placer, y continuaba como si se tratase de una travesura diciéndome que no continuara violándola.
De repente clavó sus uñas en mi espalda, y yo en sus nalgas. Después de un buen rato, finalmente me vine dentro de su sabroso sexo, el que yo sentía como si agarrase mi miembro con la mano y la apretase divinamente. Las arremetidas iban en incremento, rápidamente entro mi miembro en su delicioso sexo su respiración y gemidos aumentaron, ella empezó a gemir y temblar de las piernas, como la penetraba y ella como se estremecía y me apretaba hasta casi dejarme sin aire, cuando sentí que ya estaba por eyacular la apreté contra mí para dejarle en lo más profundo de su ser todo mi semen, ella exhalaba agitada, me abrazo fuerte, mordía sus pezones, en eso me apresa y no podía moverme por la manera de temblar llegaba su orgasmo, casi me descuartiza apretándome y besándome cuando estaba en pleno orgasmos, en un poderosísimo orgasmo, al tiempo siento como me tira mi pene y eyaculo en ella, cuando terminamos, mi profesora comenzó a reírse, diciéndome, pervertido, me violaste. Ahora soy tu mujer, soy tu amada profesora a la que continuaras violando mientras ella te lo permita, me dice.
Yo la verdad es que no sabía ni que hacer, pero al ver su sonriente rostro de satisfacción supe que ella estaba feliz.
Este mes la visite a lo menos siete veces más, al principio temía represalias luego no pensé más que en ellas solo pensaba en cohabitar con ella.
Los sábados avisaba en casa que iba a fiesta y me quedaba acompañando en su cama a mi profesora cuando llega marzo ella me avisa que está embarazada, diciéndome eres un bestia me preñaste y tendré un nuevo hijo y este lo fecundaste tú.
Embutirme con mi profesora Lucrecia me abrió las puertas a apoderadas y profesoras maduras del instituto, no se como me vi entreverado con Agustina madre de uno de mis amigos y apoderada del instituto, Frida mi profesora de historia y con Valentina apoderada del instituto y cuidadora del hijo de 8 años de la profesora Lucrecia de matemáticas.
...-“Espera”.-Le dije. Me terminé de quitar la blusa, me desabroché el sujetador y liberé mis senos.
Él ni corto ni perezoso acercó los labios y me los empezó a chupar uno a uno. Yo ya no daba, mi vagina se humedecía anhelando tener su erección dentro. Sergio me acariciaba y me chupaba las tetas y pronto puso su mano por encima del pantalón en mi vagina, lo que me hizo soltar un gemido de excitación...
Relato erótico enviado por charly_bo el 19 de February de 2013 a las 00:00:03 - Relato porno leído 150900 veces