Le digo que yo la respeto, primero es usted mujer y a mi me enseñó mi padre que las mujeres se deben el respeto de los machos por el solo echo de procrear, segundo creo que usted es madre y eso me exige a mi mismo respetarla por sus hijos y tercero usted es hermosa y a una mujer hermosa no debo envejecerla haciéndola pasar rabia. Ríe de mis argumentos y me dice que en dos he errado mis afirmaciones, dos no tengo hijos y tres no soy hermosa me dice cuando llegamos donde ella vive y me dice entrégame los cuadernos que le había llevado… Yo como hombre la admiro y como macho me volvería loco con solo probar de sus labios un beso… me mira sorprendida y dice en verdad piensas eso de mí…, toma mi cabeza y se acerca dándome un beso en mis labios, eso me excita y la abrazo robándole un nuevo beso… basta me dice o no se que va a pasar, tendrá que pasar lo que usted y yo queramos o nos permitamos por que lo que soy yo…, míreme como estoy de excitado y le muestro mis pantalones abultados
Relato
Mi profesora de música una madura mujer de 38 o 40 años, un día me castiga por distraer la clase y me quedo con ella en su aula castigado hasta media hora mas antes de irnos me dice que debo respetarla por que ella se molesta bastante con mis distracciones. Salimos juntos del colegio, en el camino charlamos.
Le digo que yo la respeto, primero es usted mujer y a mi me enseñó mi padre que las mujeres se deben el respeto de los machos por el solo echo de procrear, segundo creo que usted es madre y eso me exige a mi mismo respetarla por sus hijos y tercero usted es hermosa y a una mujer hermosa no debo envejecerla haciéndola pasar rabia. Ríe de mis argumentos y me dice que en dos he errado mis afirmaciones, dos no tengo hijos y tres no soy hermosa me dice cuando llegamos donde ella vive y me dice entrégame los cuadernos que le había llevado…, permítame le digo llevárselos hasta una mesa que pesan, además le diré que usted esta errada en el tercero de mis pensamientos, dejo los libros y ella me dice porque estoy errada en el tercero de tus aseveraciones…, contesto usted es hermosa y además una agraciada hembra. Yo como hombre la admiro y como macho me volvería loco con solo probar de sus labios un beso… me mira sorprendida y dice en verdad piensas eso de mí…, toma mi cabeza y se acerca dándome un beso en mis labios, eso me excita y la abrazo robándole un nuevo beso… basta me dice o no se que va a pasar, tendrá que pasar lo que usted y yo queramos o nos permitamos por que lo que soy yo…, míreme como estoy de excitado y le muestro mis pantalones abultados al igual que una carpa de circo en mi entrepiernas…, se sonroja y me dice es por mí…, si digo es por su maravilloso cuerpo.
Sin esperar respuesta me arrodillé a su lado subo su vestido hundiendo mi cara entre sus muslos, aparté el calzón y probé por primera vez el sabor de esa vulva que tenía esa mujer madura la rubia Eva, así se llamaba, suspiraba y gemía al sentir mi lengua recorriendo los pliegues de su vulva y aliviada en voz alta, me informó que su vagina se está excitando y pronto entre gritos me anuncia que se vaciaba, cómo gemía, fue el sonido del chapoteo de mi lengua contra su cueva inundada cada vez que la penetraba con mi lengua, lo que me hizo incrementar la velocidad de mis incursiones.
Sentía ella, que era increíble, fabuloso e inaudito que un muchacho alumno de su colegio fuera capaz de saciarla obteniendo sus orgasmos sin penetrarla, solo a lengüetazas bien suministrados, su esposo nunca hacia eso y nunca la enardecía con caricias hasta tenerla ardiente y este muchacho en un dos por tres le había robado un orgasmo y que orgasmo.
La cambio de posición, agarré su melena como si estas fueran riendas y palmeando su trasero, la espoleé a que fuera mi perrita y montándola en cuatro patas para que así pudiera reforzar mi ritmo. Azote sus nalgas y ella sentir los azotes en sus nalgas la excitó y gritando como una puta, me pidió que no parara, que la hiciera mía que la forzara y la penetrara con mi bien proporcionado miembro, lo tienes mas grande que mi marido me dice, cumplí sus deseos y escuché cómo gemía cada vez que mi sexo chocaba contra la pared de su vagina pero, fue el sonido del chapoteo que manaba de su cueva inundada cada vez que la penetraba, lo que me hizo incrementar mi velocidad., agarré su melena nuevamente y palmeándole el trasero, abusaba de mi montura para que acelerara su ritmo. Sentir los azotes llevaba a mi profesora gemir más y gritándome que era mi puta, mi mujer, mi yegua me entrega sus orgasmos al tiempo que regaba mi semen en ella que su cuerpo había provocado en mí, como macho.
Se revolcaba satisfecha en el sillón donde la tenía agachada al empotrarla por detrás a lo perrita y lloraba al darse cuenta que a sus 38 años se había entregado a uno de sus alumnos de solo 19 años…, repuesta me dice mi marido no me excita como lo has hecho tú y por eso, a pesar de llevar cinco años casada, no hemos tenido hijos… ahora se lo que es sentirse manoseada y deseada por un macho…, pero eres mi alumno y estro puede costarme el puesto, si usted habla le digo, yo seré tumba, pero volveré otro día a satisfacerme en su cuerpo y usted gritara y gemirá ardiente al ser poseída por mi pene.
Ella me dice los sábados en la mañana no tengo clases si mi marido, te espero.
Desde ese sábado todos los sábados fue mi mujer, sabiendo que aun perteneciendo a otro hombre ella se entregaba en cuerpo y alma a mi desenfreno sexual apareándose conmigo sin restringirse. La profesora tocó mi pene lentamente, disfrutando de ver mi cuerpo desnudo. Mientras mi alumno me comía con los ojos, mis pechos al aire, mis piernas ligeramente abiertas dejando ver mi vagina rasurada y húmeda. ¡Necesitaba que me empotrara ya!
No se hizo esperar y prontamente estuve enchufada por su mástil de pene, saboreando sus penetraciones mientras gemía y gritaba desesperada por satisfacerlo desde ahora amante y alumno, Leo era feliz empotrándome y mis caderas se movían como nunca mi marido las había visto moverse, era una adultera vehemente en sus brazos satisfaciéndome con su pene, no menos de treinta minutos tuvo acariciándome y empotrándome hasta que exaltada enloquecida le solicitaba… lléname con tus leches…, vacíate en mi matriz, quiero sentirme tuya y sentí los ríos de semen tibio inundándome en mi útero, que recibí en una algarabía de sollozos, gemidos y gritos satisfecha por mi nuevo macho.
Tantos sábados fui de este muchacho ese año que pagué mis adulterios, pronto estuve embarazada de este semental, a mi marido lo reté por embarazarme y a Leo lo abracé y besé por preñarme, sabía que este bebé había sido fecundado por mi nuevo macho. Mi alumno amante .