Lo miré. Tenía los ojos abiertos y una cara de placer indescriptible. Yo sonreí y seguí chupándole la verga y al momento se vació dentro de mi boca. Sentí como me llenaba la boca de su leche que salía por montones Cuando acabe me levante y mirando a Eva cerré la puerta con llave. Sabía que si su marido se levantaba y encontraba la puerta cerrada no entraría, pues supondría que su esposa...
Relato
Soy Ana, una mujer de 38 años, alta, trigueña, pelo largo ondulado, senos pequeños, cintura pequeña y buena cola. Casada hace 14 años. Una hija de 8 años. Mi marido es comerciante, yo profesora. Nuestra relación ha sido buena y nunca hasta la fecha que les cuento, había tenido yo ningún desliz. A pesar que mi marido es enemigo del sexo y solamente un par de veces en el mes recurre a mí para calmar sus pasiones y lo hace fatal que gran parte de esos encuentros quedo más ardiente e insaciable que antes.
Esa tarde fui a ver a Eva mi colega que estaba embarazada. Al llegar no estaba sola estaba con un alumno del colegio y yo notaba algo raro en este. Luego me fijo se notaba debajo de su corto pantalón blanco una tremenda erección. Esa visión, sumada a los estragos que tenía encima, por ser mal saciada esa noche anterior por mi marido, me subió la temperatura, Eva se dio cuenta lo que miraba y se acerca diciéndome, es tremendo y si lo tienes adentro de ti te destroza y lo sabe ocupar muy bien te doy fe de ello, la miro sorprendida y hace una señal a Leo el alumno y este acaricia y sacándose su pene me la mete en la boca que ya estaba húmeda de solo ver semejante bocado. Mientras chupaba esa tremenda verga miraba de vez en cuando para ver si se Leo se negaba. Me daba miedo que gritara o hiciera algo que pudiera despertar a los vecinos. Yo chupaba una y otra vez arrodillada en el suelo al borde de la cama cuando sentí su mano tocándome el culo. Lo miré. Tenía los ojos abiertos y una cara de placer indescriptible. Yo sonreí y seguí chupándole la verga y al momento se vació dentro de mi boca. Sentí como me llenaba la boca de su leche que salía por montones. Me la tomé toda pues no quería que quedara ningún rastro de lo que estaba pasando. Le limpie toda la verga con mi boca y él solo respiraba hondo sin decir ni hacer nada. Cuando acabe me levante y mirando a Eva cerré la puerta con llave. Sabía que si su marido se levantaba y encontraba la puerta cerrada no entraría, pues supondría que su esposa estaba durmiendo. Lo que no sabía era que su mujercita y su amiga estaban al otro lado de la puerta muy caliente, prendidita y probando la verga del alumno. Leo se había levantado y después de que cerré la puerta me cogió por la espalda. Ya tenía otra vez la verga parada. Me cogió fuerte y me doblo sobre la cama con el culo en frente de él. Me levantó la falda y bajo de un solo tirón las medias y la braga. Tenía la blusa abierta y mis senos estaban duritos y por fuera del corpiño. Mi culo y mi vagina quedaron expuestas y a merced de lo que Leo quisiera hacerme. Puso su verga en mi vagina y la metió de un solo golpe. Sentí como su masa de carne abría camino destrozándome mi vagina me calentaba por dentro y aunque quería tenerla adentro lo separé pues yo hacía tiempo no me cuidaba y no quería quedar embarazada del alumno de mi Colegio. Así que con una mano hacia atrás le cogí la verga y la puse a la entrada de mi culito. Hacía años que no lo hacia así y aunque me gustaba no siempre lo disfrutaba. Leo entendió lo que me sucedía y sin más empujó hasta que su verga comenzó a abrirme la matriz. Sentí cómo me abría y se metía más y más adentro. Quise gritar pero me mordí un brazo pues sabía que si me embarazaba se despertaría un problema muy serio. Esa verga me llenaba mis entrañas y me hacía sentir como una perra. Cuando me la metió toda, lo detuve con la mano para que no se moviera. Quería sentirla adentro. Quería ser su perra Que me apareara toda. Después de unos segundos comenzó a moverse adentro y afuera dándome un gusto como hacía tiempo no me daba mi marido. Mientras me metía el gran pene me cogía del pelo, que lo tenía amarrado en una gustosa y satisfecha copula. Jalándome del pelo mi cabeza quedaba hacia atrás y mi espalda se curvaba empujando mi cuerpo contra su pene. Leo disfrutaba viendo como entraba en mi vagina todo su monstruoso pene. La metía y la sacaba golpeando sus bolas contra mis nalgas. Yo solo gemía aunque quería gritar. Me sentía como una perra sometida sometida. Estaba al borde de un delicioso y muy intenso orgasmo. De pronto sentí que Leo se quedó quieto con su verga bien adentro. Sintiendo que se venía, quise sacársela de mi vagina no deseaba quedar preñada, pero Leo me tiró más fuerte del pelo. Con la cabeza hacia atrás y sin poder moverme, sentí cómo su leche caliente me llenaba todo mi útero. Esa sensación de sentir mis entrañas llenas y calientes me hizo venir y, aunque quise reprimirlo, también arrancó de mi garganta un grito ahogado que quedó en el aire como prueba del intenso orgasmo que estaba teniendo. Leo y yo nos quedamos así un buen rato. Le comunique hace tiempo que no me cuido y creo que me preñaste… el responde igual que a la Eva serían dos profesoras que me darán un hijo. Mire a Eva y esta asentía…, si él me embarazo, me dice y yo Ana, casada y con una hija, era su segunda profesora preñada por este semental.
En verdad lo había gozado como mucho tiempo no gozaba un coito, pero estaba preocupada.
Luego Leo se va y yo también me retiro, dos semanas después con vómitos mañaneros confirmo mi embarazo…, lo converso con Eva y ella me dice reclámale a tu marido que te dejó embarazada a estas alturas de tu vida y este reconocerá al feto como que él lo fecundo, sin enterarse que tu tuviste una tarde de apasionamiento con un muchacho que valía como macho más que él, y este con sus potentes espermios te fecundó…, calladita y nadie dudara de ti.
En el colegio cuando pude cite a Leo a mi casa un día que mi marido llevaría a mi hija donde sus padres, ese día por la tarde tendría libre para conversar con este y si mis hormonas se me aceleraban, en una ardiente compromiso estamparíamos en la cama un acuerdo bien meneado y satisfactorio en plenitud del placer y gozo, deseaba otra vez ser amparada por ese semental y regocijarme con sus caricias y empotradas, gritando y gimiendo mis orgasmos convenientemente satisfechos…
Llega ese día y Leo apenas sale mi marido con la niña, golpea en mi casa, abro, no alcanzo a realizar nada mas por que soy asaltada por este ardiente muchacho que me recorre mi cuerpo con sus manos acariciándome y excitándome, no se en que momento me cargo en sus brazos y me trae a mi dormitorio y mientras me saca mis diminutas bragas, hunde su cabeza en mi entrepiernas lame mi vagina acaricia con su lengua mi clítoris y yo solo se suspirar y llorar de placer, prontamente me tiene desnuda y mientras sobetea mi vagina llevándome a un exquisito orgasmo bien gritado, me desnuda…, este reverenciado macho me tiene entre sus brazos y es el único hombre que me hace tener orgasmos sin penetrarme, está desnudo y ambos nos meneamos honrados entregándonos el uno al otro, dos veces fui cubierta por el macho la primera vez en pose de misionero como nos meneábamos y luego en pose de amazona llevando yo el ritmo, montado sobre él, ambas fueron geniales, pero en la segunda tuve tres orgamos seguidos con este excitante jovenzuelo, me quede muerta y desvanecida de pasión…, ¡oh …, ah! Cada vez deseaba más a este chico a pesar de nuestra diferencias de edades, era arrogante, autoritario en el sexo, pero como me satisfacía…
Los meses pasan y Eva tuvo su nena, a mi me faltaban dos meses y este último me este alumno fue solo mío por estar en reposo Eva, cada dos días me visitaba, tuve que inventar mil excusas a mi hija por que la enviaba donde mi vecina para poder recibir en mi dormitorio a mi joven amante que me hacia abrir los dedos de los pies con cada penetración y mis gemidos eran colosales ante las duras empotradas, mis caderas se movías escandalosamente y agitadamente para saborear el coito de este semental con inmensidad, si a mis 38 años había encontrado un macho que me daba placer y jubilosa llegaba a los goces del apareamiento entregándole a lo menos dos orgasmos por cada día que me visitaba. Estaba preñada, pero igual lo necesitaba
En el colegio había una colega recién casada hace un mes y me conversaba que tenía que hacer para satisfacer sus hormonas por que aunque su marido lo realizaba cada dos días, ella no quedaba satisfecha y estaba vehemente esperando en la próxima convivencia con su marido satisfacerse y nada, más se angustiaba y entristecía al no llegar a los orgasmos con su marido y este feliz se daba vuelta y se dormía, le dije en broma, pero ella lo toma en serio… que le iba a mandar un macho para que la saciara y complaciera en los trabajos de sexo satisfaciéndola y agradándole en su entrega con orgasmos incluidos asegurados.
Al día siguiente me dice que como lo vamos hacer para que su marido no se de cuenta, esta muchacha lo había tomado en serio y no le podía fallar. Por lo que le dije que cuando se durmiera su marido satisfecho ella fuera a abrir la puerta del departamento y permitiera entrar al macho que le mandaría iría de negro para identificarlo…, y donde lo haremos mi departamento es chico dice, entonces digo el viernes como tu entras tarde al salir tu marido deja la puerta de este departamento junta y entrara de negro el chico que te envío, esta mujer de 27 años era mas caliente que yo… me dice que bueno.
Continúa en Llega el viernes…..
...-“Espera”.-Le dije. Me terminé de quitar la blusa, me desabroché el sujetador y liberé mis senos.
Él ni corto ni perezoso acercó los labios y me los empezó a chupar uno a uno. Yo ya no daba, mi vagina se humedecía anhelando tener su erección dentro. Sergio me acariciaba y me chupaba las tetas y pronto puso su mano por encima del pantalón en mi vagina, lo que me hizo soltar un gemido de excitación...
Relato erótico enviado por charly_bo el 19 de February de 2013 a las 00:00:03 - Relato porno leído 150895 veces