Mi reloj biológico se volvió loco…

Después de trabajar por casi 20 años, como secretaria de un bufete de abogados, un buen día, uno de los socios me informó que se iban a asociar con otro bufete, y que lo que a mí más me convenía era retirarme, con una buena pensión, antes de que el acuerdo finalizara. Lo consulté con mi esposo, que es contable, y él entendió que el acuerdo me beneficiaba, por lo que acepté.
Pero al estar en casa sin hacer nada, me afectó de inmediato, digo como de costumbre, mantenía todo limpio, y arreglado. Pero me sobraba el tiempo, para no hacer nada en lo absoluto. Así que comencé a interesarme en las llamadas redes sociales, y en otros aspectos que desconocía del internet.
Había días en que prácticamente me acostaba a las cinco o seis de la mañana, razón por la que mi esposo y yo comenzamos a no tener nuestras acostumbradas relaciones sexuales, a la hora, y los días, en que él está acostumbrado a tenerlas.
Además para serles sincera, desde el principio, les diré que me volví una adicta, al internet, las redes sociales, y a la pornografía en línea. Debido a eso fue que comencé en cierta forma, a poner en práctica con mi esposo, todo aquello que veía en internet. Al principio fue algo de curiosidad, el saber que se sentía, ya fuera que él me mamase el coño, o yo a él, su parada verga. Cosa que a mi esposo, y a mí nos encantó, al igual que el sexo anal, que nunca antes lo habíamos practicado, pero de igual manera, en ocasiones me atrevía a salir a la calle, cuando iba de compras, o a cenar fuera de la casa con mi esposo, sin nada de ropa intima, y distraídamente dejaba que algún chico, o algún hombre, se percatasen que no llevaba nada bajo mi corta falda. Cosa que posteriormente como si hubiera hecho una travesura se la contaba mi esposo, mientras nos encontrábamos manteniendo alguna de nuestros salvajes encuentros en la casa.
Pero debido quizás a la edad de mi esposo, así como a nuestro tan dispar horario de sueño. No llegábamos a mantener sexo, tantas veces como yo quería. Fue una de esas tantas noches, o mejor dicho madrugadas, en las que yo salía semidesnuda al balcón, únicamente usando alguna de mis transparentes batas de dormir, a fumarme un cigarrillo. Cuando me di cuenta de que era observada, por Dilan mi joven vecino. Al principio pensé en no volver a salir, o si lo llegaba hacer, estaría pendiente de salir más vestida, pero me dio algo de morbo, y me puse a pensar como me sentía, al dejar que el chico de al lado de casa me viera, prácticamente desnuda.
Yo seguí haciéndome la distraída, es más en ocasiones salía prácticamente desnuda al balcón, sabiendo que él me estaba observando desde su habitación. En otras ocasiones me recostaba sobre la tumbona que tenemos en el balcón, y abriendo mi translucida bata de dormir, separaba mis piernas, y comenzaba a autosatisfacerme dándome dedo sobre mi depilada vulva. Pero una tarde en que me lo encontré de frente, por la manera en que me miraba, no me quedó la menor duda de que él deseaba acostarse conmigo. Pero como siempre he sido una persona muy discreta, no se me ocurría como hacerlo, por temor a que mi marido me descubriera. Fue cuando sin pensar en eso, se me dio. Yo hablaba con Ricardo mi esposo, sobre cambiar los muebles de lugar, para darle una nueva decoración a la sala de nuestra casa, pero cuando le pedí que me ayudase a mover los muebles, él me propuso que hablase con Mariza, la madre de nuestro vecinito, para que su hijo me ayudase.
Es más fue el mismo Ricardo que al encontrarse a Mariza saliendo de casa, le pidió que por favor le dijera a su hijo Dilan, que pasara por casa, para ayudarme a mover unos muebles. Cuando mi esposo me llamó por teléfono y me lo comentó, yo estaba a punto de vestirme para salir de compras, por lo que en lugar de ponerme lo que ya había separado, decidí quedarme únicamente con la bata de dormir que estaba usando en esos momentos.
No bien terminé de hablar con Ricardo por teléfono, que Dilan tocó la puerta de casa. La verdad es que apenas lo vi de pie en la puerta, me puse algo nerviosa, y no sabía si me atrevería realmente a llevar a cabo mi plan. No bien Dilan entró a la casa, me sentí algo avergonzada, por andar prácticamente desnuda frente a él. Pero al fijarme en sus entrepiernas, me di cuenta de inmediato que el chico se encontraba bastante excitado. Eso borró de mi cabeza el sentido de vergüenza, y moviéndome de manera seductora, le pedí a Dilan de inmediato que me ayudase a mover el sofá. Pero contrario a lo razonable, en lugar de ponernos cada uno en un extremo del mueble, no bien el sujetó el lado por el que iba a levantar, yo me coloqué entre él y el mueble.
Casi de inmediato sentí su duro y caliente miembro aun por debajo de la tela de su pantalón, prácticamente presionando mis desnudas nalgas, por encima de la transparente bata que yo estaba usando en ese instante. Nada más me bastó restregar ligeramente mis nalgas contra su cuerpo, para que Dilan, reaccionase de inmediato. Sujetándome por las caderas, con un brazo, mientras que con la otra mano se bajó rápidamente el pantalón, dejando libre del todo su caliente verga, al tiempo que yo haciéndome la tonta le preguntaba que hacía.
Dilan de inmediato me respondió, diciéndome. Es que no puedo aguantarme más las ganas de metértelo, Susana. Fue cuando yo me medio giré, y agarrando su rostro entre mis manos comencé a besarlo. Ambos nos dejamos caer sobre el sofá, yo separé mis piernas, y fui sintiendo como sabrosamente Dilan fue introduciendo toda su caliente verga dentro de mi depilado coño. No les vendré con el cuento de que fue la primera vez, que me acuesto con otro hombre que no es mi esposo, pero por lo mismo que ya les dije sobre mí, como soy bien discreta, nunca me había atrevido hacerlo dentro de mi propia casa.
Ese fue el primero de nuestros muchos encuentros, lo que jamás he podido hacer, es quedarme callada, y apenas se me presenta la ocasión le cuento a Ricardo todo lo sucedido. La primera vez que me acosté con otro hombre, llorando se lo conté, muerta de vergüenza, y dando ya por contado que mi esposo no me pediría el divorcio, sino que me lo exigiría. Pero me equivoqué, Ricardo lo tomo de manera muy distinta y diferente a lo que yo había pensado. Luego me convenció de que cada vez que yo lo hiciera, él no me diría nada, siempre y cuando yo fuera sincera con él.
Pero cuando, estando en la cama, comencé a decirle lo que había sucedido entre Dilan y yo. Y a manera de excusa le dije, que de momento había sentido una excitación como nunca antes la había sentido, que seguramente mi reloj biológico se había vuelto loco. Ricardo comenzó a reírse, y me dijo, de manera bien alegre. Yo sabía que eso iba a suceder, además quiero también confesarte algo, y es que Dilan en hijo mío. Yo me quedé pasmada, fue cuando me di cuenta de la mucha semejanza física de Ricardo, y Dilan.
Bueno para mi sorpresa, como a la semana, estando yo manteniendo sexo, con Dilan, apareció Ricardo, la verdad es que me asusté, hasta que comencé a ver como se quitaba toda su ropa, y al tiempo que su hijo me tenía clavada por el coño, él comenzó a penetrarme por el culo.