Cuando mi esposo me dijo que íbamos a visitar a mi suegro, la verdad es que yo no tenía muchas ganas, pero por complacer a Ricardo, lo acompañé.
Relato
Don Ramiro el padre de Ricardo, nos esperaba en su casa, vestido de manera muy formal, todo trajeado, como si fuera para alguna actividad, o a ver una obra de teatro. Mientras que Ricardo y yo, fuimos de manera más cómoda, sin pretensión alguna. Pero apenas no hicimos nada más que sentarnos, cuando su padre, le dijo a mi esposo, que lo disculpásemos, pero que él tenía que ir al aeropuerto a buscar a su hija, o sea mi cuñada, que regresaba de Italia. Pero al mismo tiempo se quejaba de lo mal que se sentía, que si no fuera porque nadie más podía irla a buscar, él preferiría quedarse en la casa. Casi de inmediato, mi esposo le dijo a su padre, que nosotros dos, podía ir a buscar a su hermana. Lo que al viejo le encantó, pero justo antes de que saliéramos con rumbo al aeropuerto, Don Ramiro se quejó de cierto dolor. Por lo que yo me ofrecí a quedarme para cuidarlo, mientras Ricardo buscaba a mi cuñada.
Después de que mi esposo salió, yo inocentemente me senté al lado de mi suegro, para buscarle conversación. Cuando de momento él me ha saltado encima, agarrándome por sorpresa, con una fuerza que jamás sospeché que aquel viejo llegase a tener. Yo traté de resistirme, pero separó mis piernas, y hábilmente en cosa de pocos segundos, tras levantar mi falda, y haciendo a un lado mi braga, ya me había introducido sus gruesos dedos dentro de mi coño. No sé si fue lo violento de la situación, la manera en que me agarró desprevenida, o la gran excitación que comencé a sentir, cuando sus dedos apretaban mi clítoris, pero no pude seguir resistiéndome. Ya que me quedé como paralizada con mis piernas abiertas, mientras que él acercó su rostro a mi depilado coño, y tras decirme lo sabroso que a él le olía, se puso a mamar mi vulva. Yo no podía creer, que no hiciera nada en lo absoluto para quitármelo de encima. Ya que a medida que yo seguía sintiendo como sus labios, y lengua jugaban con mi clítoris, me era prácticamente imposible el rechazarlo.
Yo no era dueña de mis actos, en mi vida nadie me había hecho eso, e íntimamente no quería que se detuviera. Y así lo siguió haciendo, hasta que me produjo un gratificante orgasmo. Yo no sabía ni que hacer, cuando de momento él me comenzó a quitar la ropa, y por breves momento, lo único que me dejó puesto fue la corta falda que estaba usando. Ya que al mismo tiempo y no sé cómo lo hizo, el viejo se comenzó a ir quitando también su ropa, y apenas tuvo su miembro fuera, agarrándome por mi larga cabellera, me obligó a mamar su ya erecto miembro. Yo traté de resistirme, pero fue en vano, ya que al mismo tiempo que me resistía, algo dentro de mí, como que me empujaba a que lo hiciera, hasta que me rendí, y a los pocos segundos, ya sin resistirme, le estaba mamando su verga a Don Ramiro.
Así pasamos un buen rato, cuando me dijo, que deseaba penetrarme. Yo no quería que lo hiciera, pero ya él me había quitado toda la ropa, dejándome completamente desnuda, y tirándome sobre el sofá, me obligó a que separase mis piernas, y sin ningún otro obstáculo me penetró por el coño. Yo procuré evitarlo, aunque realmente no creo que yo haya puesto todas mis fuerzas, ya que a medida que comencé a sentir como su miembro se abría paso dentro de mi vulva, instintivamente comencé a mover mis caderas, como nunca antes las había movido. A medida que fui sintiendo como me penetraba una y otra vez, yo disfrutaba del placer que Don Ramiro me proporcionaba, al tiempo que nada más de pensar que era el padre de mi esposo, me excitaba muchísimo más. El condenado viejo, esa tarde hasta por el culo me dio, cosa que tampoco mi marido me había hecho nunca. Pero al terminar, yo misma sumisamente me puse a mamar su verga, hasta que lo hice que se viniera dentro de mi boca. Yo después de eso me fui al baño me lavé, y me vestí. Cuando regresó mi esposo con su hermana, Don Ramiro había salido al bar de la esquina, y yo no me atreví a contarle nada a mi esposo. Pero desde esos momentos, cada vez que puedo, voy a visitar a mi suegro…..
A partir de ese momento ya no pude ver a mi sobrino como tal, sino ya lo veía como un hombre que deseaba cogerme sin control, a cada oportunidad que mi sobrino tenia lo aprovechaba para ver mi cuerpo, esto era cuando me cambiaba, bañaba, entre muchos otros momentos que tenia para verme y lo más lascivo era que yo no hacía nada para evitar que me viera, al contrario cada vez que me bañaba dejaba la puerta abierta para que me viera y así en la ducha con la certeza que me estaba viendo yo hacía movimientos sensuales e incluso con el pretexto de lavarme mi zona intima yo me la tocaba con tanta sensualidad que sin duda sabia que él tenía su pene bien erecto desde donde estaba viéndome.
Relato erótico enviado por putita golosa el 27 de July de 2010 a las 23:14:27 - Relato porno leído 310692 veces
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Por eso dedica 30 segundos a valorar Mi suegro se aprovechó de mí…. ( CON fotos).
Narrador
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Comentarios enviados para este relato
sementalx
(4 de August de 2017 a las 11:07) dice:
Como me gustaría tener una nuera tan sensual katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:09) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:39) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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