Ale, me tomó de la mano y me dijo:
- Haceme una paja acá, así le enseñamos a esta chica.
Se recostó sobre la cama de Mariana y abrió las piernas llevaba una pollera negra y una bombacha color crema, comencé a besarle la entrepierna, mientras le desabrochaba la camisa blanca que llevaba, intermitentemente le daba besitos en el pubis, acariciaba su cola y comencé a besarla sobre su ropa interior, lentamente fui corriendo la tela, mis dedos iban frotando suavemente la pared vaginal al mismo tiempo que me detenía para chupársela un poco, los gemidos si bien contenidos iban en aumento mientras Mariana nos miraba mordiéndose los labios, disfrutando del espectáculo. Mis dedos comenzaron a hacer una fricción mayor, mientras la otra mano acariciaba sus tetas, comenzaba a sentir la humedad cada vez mayor, hasta que finalmente explotó una gran cantidad de líquido lechoso blanco que ensució las sábanas, su ropa interior y por supuesto mis manos mientras la cara de Ale brillaba de satisfacción.
Relato
Después de ese suceso caliente de la paja a mi tía en la mesa familiar, nos había aumentado el morbo a ambos, ya lo disfrutábamos más por lo peligroso que era. Como contaba en mi relato anterior había guardado la bombacha de Ale junto con la bikini en la caja de archivos informáticos impresos, estaban debajo de todo en unos sobres transparentes tipo Ziploc. Una tarde mi hermana Mariana vino a mi pieza justo a pedirme esos archivos, lo cual era complicado porque ella suele ser bastante curiosa, yo les dije que se los daba, pero ella abrió la puerta del placard y vio la gran mancha de meo que había quedado de cuando lo hicimos con mi tía, la primera vez.
-Qué es esa mancha, parece que alguien hizo pis acá?
- No, le dije era el líquido lubricante del auto que se me había volcado y era muy difícil de quitar. Evidentemente la tía Ale había marcado su territorio. Yo tomé la caja con mucho cuidado y le pregunté que buscaba eran unos archivos que estaban en el medio de la caja, así que le dije que yo se los daba. Estaban a mitad de la caja y se los di, lo cual fue un gran alivio porque ella se fue, sin embargo yo seguí haciendo un trabajo para la facultad, cuando Mariana irrumpió de nuevo en la habitación, me dijo que había olvidado otro archivo y para mi horror tomó la caja, yo me abalancé sobre ella diciéndole que buscaría lo que me había pedido, pero en el forcejeo la caja cayó al piso quedando los dos trofeos a la vista.
Mariana quedó sorprendida y yo sin palabras, cuando se repuso me dijo.
- Yo no te voy a mandar al frente, pero decime quién es la mina quiero saber, contame los detalles. Como era obvio yo no podía decir nada así que le dije.
- Me encantaría pero no puedo decirte, es algo muy complicado.
- Quiero saber -respondió más agresiva- No te traicionaría pero tu novia es mi amiga y al menos tengo derecho a que sea nuestro secreto.
- Pero de verdad no puedo, insistí.
- Seguro te estás cogiendo a Sofía (su otra amiga), veo como te mira siempre.
- No puedo decirte, repetí.
- Está bien, me dijo si no me lo decís lo voy a averiguar yo, después no me pidas ningún favor, te quería ayudar siendo tu cómplice.
Esa tarde quedé angustiado, así que la llame a Ale diciéndole que tenía que verla y contarle lo que había pasado pero no por teléfono, por lo que nos vimos en un bar en el centro. Le conté todo lo que había pasado pidiéndole disculpas por haber sido tan boludo, pero ella igual estaba calmada.
- Quédate tranquilo, me dijo tomando mi mano, dentro de todas las posibilidades que nos descubran es lo mejor que nos pudo haber pasado, peor era si se enteraba tu papá o tus abuelos, yo lo voy a arreglar esto, vos déjalo en mis manos.
Esa noche mi tía Ale llamó a Mariana por teléfono, diciéndole que la invitaba a tomar sol al solárium del edificio donde trabajaba en la tienda de bikinis, el sábado por la tarde y que además tenía un regalo para ella.
El sábado a la noche Ale me llamó y me dijo que ya estaba todo solucionado, le había explicado todo a Mariana y quedó con ella que sería ahora un secreto de los tres, que fuera a hablar con Mariana que estaba todo bien.
Realmente era así fui a la pieza y mi hermana me saludó con una sonrisa me mostró un par de bikinis que le había regalado Ale y me dijo que entendía que era un asunto complicado, pero que ella no diría nada, la única condición era que la ayudásemos cuando ella lo necesitara.
Al día siguiente después de un almuerzo familiar en mi casa, nos fuimos los tres a charlar al balcón, y Mariana quería saber más detalles de nuestra relación. La charla se tornó caliente, mi hermana contaba lo mucho que le costaba excitarse y alcanzar orgasmos, que sus ex novios nunca había podido satisfacerla, Ale le contó que a ella le pasaba lo mismo y era un problema de muchas mujeres, pero que lo había solucionado conmigo que era un verdadero “maestro” de manualidades. Mariana nos dijo de ir a su pieza un rato, ya que la conversación estaba tornándose peligrosa de ser oída. Fuimos los tres a la pieza de Mariana que está al lado de la mía pero más lejos del comedor y Mariana seguía pidiendo detalles, entonces Ale, me tomó de la mano y me dijo:
- Haceme una paja acá, así le enseñamos a esta chica.
Se recostó sobre la cama de Mariana y abrió las piernas llevaba una pollera negra y una bombacha color crema, comencé a besarle la entrepierna, mientras le desabrochaba la camisa blanca que llevaba, intermitentemente le daba besitos en el pubis, acariciaba su cola y comencé a besarla sobre su ropa interior, lentamente fui corriendo la tela, mis dedos iban frotando suavemente la pared vaginal al mismo tiempo que me detenía para chupársela un poco, los gemidos si bien contenidos iban en aumento mientras Mariana nos miraba mordiéndose los labios, disfrutando del espectáculo. Mis dedos comenzaron a hacer una fricción mayor, mientras la otra mano acariciaba sus tetas, comenzaba a sentir la humedad cada vez mayor, hasta que finalmente explotó una gran cantidad de líquido lechoso blanco que ensució las sábanas, su ropa interior y por supuesto mis manos mientras la cara de Ale brillaba de satisfacción.
Mariana contemplaba la escena también con excitación, afirmó: que cantidad de leche tía, realmente mi hermano es muy bueno, nunca me pasó algo así. Mientras me paraba y Ale iba arreglándose fue al baño a higienizarse, yo me levanté con una notable erección, Mariana me tomó de la mano sin decir nada, bajo el cierre de mis pantalones y mis bóxer, quedó mi verga expuesta comenzó a masturbarme, iba a chupármela un poco pero yo le dije que no ya que estaba por acabar, el chorro de mi leche también abundante y violento se vertió sobre la cama de Mariana, mezclándose con los fluidos de Ale. También me arreglé la ropa y fui al otro baño de la casa, al rato estábamos todos tomando un café.
CONTINUARÁ
A partir de ese momento ya no pude ver a mi sobrino como tal, sino ya lo veía como un hombre que deseaba cogerme sin control, a cada oportunidad que mi sobrino tenia lo aprovechaba para ver mi cuerpo, esto era cuando me cambiaba, bañaba, entre muchos otros momentos que tenia para verme y lo más lascivo era que yo no hacía nada para evitar que me viera, al contrario cada vez que me bañaba dejaba la puerta abierta para que me viera y así en la ducha con la certeza que me estaba viendo yo hacía movimientos sensuales e incluso con el pretexto de lavarme mi zona intima yo me la tocaba con tanta sensualidad que sin duda sabia que él tenía su pene bien erecto desde donde estaba viéndome.
Relato erótico enviado por putita golosa el 27 de July de 2010 a las 23:14:27 - Relato porno leído 309821 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:00) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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