Era el cumpleaños de mi padre y justo esa semana habían ocurrido dos eventos familiares, con mis tías (sus hermanas) la menor Paula había sido madre de un varón y justo había vuelto a casa y la mayor Sofía había sido abandonada por su marido quien al dejó por su secretaria.
Relato
Era el cumpleaños de mi padre y justo esa semana habían ocurrido dos eventos familiares, con mis tías (sus hermanas) la menor Paula había sido madre de un varón y justo había vuelto a casa y la mayor Sofía había sido abandonada por su marido quien al dejó por su secretaria.
En ese momento yo tenía 17 años, Sofía 42 y Paula 30, mi padre era el hijo del medio cumplía 39 ese año, habían hecho en mi casa una fiesta de las tradicionales de cumpleaños, todos estaban emocionados con el nacimiento de mi primo menos yo que nunca le daba bolilla a los bebés y mi tía Sofía que estaba deprimida por su tema sentimental, eso hizo que esa noche Sofía se sentara al lado mío y estuviese hablando de todo conmigo, escuché todo su dolor por el abandono que había sufrido.
Era una noche de verano por lo que tomamos mucho, Sofía tomó bastante cerveza, calculo que más de una botella, pasaron las horas y estuvimos hablando, ya llegábamos al final de la noche cuando me dijo espérame que tengo que ir al baño, pero volvió en seguida, diciéndome que estaba ocupado mientras cruzaba las piernas y en su cara se notaba cierta desesperación, se acercó a mi oído y me dijo: me estoy meando, creo que no aguanto un minuto más, entonces le dije: si es una emergencia, puedo ayudarte, vení conmigo, cabe aclarar que también estaba bastante borracha, se me ocurrió que en mi pieza había una caja con diarios viejos que iba a tirar a la basura. El resto de la familia ni se percató, estaban todos charlando alegremente.
Fuimos hasta mi pieza y le expliqué lo de la caja con los diarios, ella me dijo que la trajera enseguida ya que no se aguantaba más; subí hasta arriba del armario que estaba la caja y la bajé, Sofía me dijo: vas a tener que ayudarme con esto; se puso en posición de cuclillas sobre la caja, se bajó la bombacha hasta los muslos mientras me tomaba las manos para sostenerse, al tiempo que soltó un fuerte chorro de pis sobre el papel que hacía un sonido espectacular, me miró sonriendo y me dijo:
-Si sabía que iba a pasar esto me ponía una bombacha más linda.
- Es muy linda esa, Sofi le dije (era una linda bombacha blanca de seda)
Yo la seguía sosteniendo y ella seguía meando, el ruido era espectacular el chorro de un color amarillento suave impactaba contra esos diarios viejos, habrá durado más de un minuto, cuando terminó le pedí que esperara y le di un pañuelo de seda para que se higienizara, ya que no tenía nada de papel y al menos de esa forma me dejara un recuerdo, ella sonrió y me dijo: mi sobrinito es un amor, todo un caballero. Se secó, se subió la bombacha mientras me devolvía el pañuelo, yo para ese momento ya tenía una erección y estaba muy excitado y le dije vos también sos un amor.
Me acerqué a ella y comencé a besarla, fue un beso muy intenso que duró bastante mientras con una de mis manos tocaba su espalda, debajo de su blusa llegando hasta la pollera y por debajo a su bombacha que era de tela muy suave acariciando sus partes intimas, íbamos a seguir cuando se escucharon voces en el pasillo, por lo que Sofía me detuvo, se escuchaba a los demás que estaban por ahí, abrí la puerta y apareció mi tía Paula, que dijo:
_ ¿Donde estaban ustedes, que estaban haciendo? Los estábamos buscando hace un rato para el brindis.
Sofía respondió rápido:
Ernesto me estaba explicando algo de la compu que no entendía.
Fuimos a brindar y al rato se fueron todos, Sofía me despidió susurrando al oído, después llamame (no había celulares entonces, jaja)