Mi tío Octavio... (allí bajo ese árbol...)

 Amanece y yo abro mis ojitos verdes, parpadeo, bostezo... tengo frío, jalo mio cobertor y me envuelvo, quiero dormir otro ratito... y ya no puedo... ya casi es hora de pararme y bañarme, desayunar y luego a la prepa...

Y ya con mi mochila al hombro taconeo por la calle y paso junto a ese lote baldío, lleno de matojos y zacatales y al fondo ese coposo y frondoso roble... Allí me cogió una vez mi tío Octavio... ¡hummm!... y yo que iba a mi cita con Misael, el hermano de mi amiga Fany... chico alto y guapo, ojos de miel, que me llevaría a tomar un helado y paseariamos por el pueblo... 

Pero de pronto me pitaba un carro... Volteé y era el chevy viejo y azul de mi tío Octavio... y él pelaba los dientes y el de oro le brillaba... bien feo mi tío... lo sé y ni modo... Y detúvose y ...

El coche estacionado y nosotros al fondo de ese lote baldío... yo a gatas y mi tío Octavio me metía toda su verga dura y caliente a fondo de mi ano dolorido... ¡oooooh! y yo gemía y me retorcía; y él me montaba maravilloso.... jaloneándome de mis coletas castañas... Y yo pensaba en Misael que se había quedado esperando por mi en el parque... con su rosa roja y en el bolsillo un papelito con un poema de su autoría... siempre así en nuesrtras 4 citas... y luego pasear de la mano y besarnos aquí y allá... pero el chavo muy caballero... él me amaba y yo lo arruiné... y yo feliz bajo el ataque feroz de mi tío en mi culito... él me desvirginó una noche de abril, en mi cama, mientras todos en mi casa dormían... ya les contaré otro día de eso... Pero esa tarde bajo ese arbolote yo era dichosa a morir y ya deseaba, ansiaba el río de semen espeso y cálido de mi tío Octavio... y mis manos y rodillas en el zacate y mis tetas sacudiéndose a cada acometida salvaje de su vergota que era como una estaca...¡oooh!... y de pronto una víbora pasando entre mis manos y yo grité y por instinto quise apartyarme... pero mi tío me tenía bien prendida... me retorcía yo de terror por el bicharraco que se me enredó en un brazo y mirábame con sus ojillos ambarinos e hipnóticos y mostrándome su lengua bífida... yo gritaba y mi tío decía que así, que me moviera más, más, y me hacía reparar como una potranca al jalarme sus manos las coletas... y se venía ya el cabrón hermano de mi padre, a chorros en mi culito... y yo manoteaba y la culebra soltándose de mí y cayó junto a mi vestido fiusha, al pie del roble , y se perdía entre los matojos... qué horror y qué placer sentí a la vez esa tarde... y luego me vestía y contaba yo todo a mi tío y él se carcajeaba... burlón y recostado en el zacatal, sin temor ninguno... fumando su cigarro de costumbre... y yo pensaba en que de no ser por ese pedazo de carne tan sabrosa que tiene entre las flacas piernas vellosas ya lo habría mandado a la chingada...

 Bueno, chao... sigo a mi escuela...