Un hombre hetero, halla su tranquilidad de la forma para él mas impensable.
Relato
Hacía ya unos meses que me había separado después de unos años de matrimonial infierno. Todo lo que deseaba en aquellos momentos era comenzar una nueva vida y dejar atrás todo lo que me recordara mi anterior etapa de casado. Es por ello por lo que, en el banco que trabajaba pedí el traslado a otra capital, lo más alejada posible de la que hasta entonces había residido. Aceptada mi petición fui trasladado a la sucursal de una capital de provincia pequeña y tranquila. Justo lo que yo necesitaba. Nada más llegar, me instalé en una pensión y me presenté en el banco, haciéndome cargo de mi puesto de Jefe de Departamento. Fui bien recibido por todos, pero uno en particular, Alex, se encargó de ponerme al corriente de todas las costumbres del banco así como de los hábitos particulares que a diario teníamos (hora del café, dónde lo tomábamos, etc.). Yo se lo agradecí, pues en aquella capital y sin conocer a nadie, estaba completamente perdido. Un día y mientras tomábamos el café de la mañana me preguntó que dónde me alojaba; le respondí que en una pensión.
- Pues eso te tiene que salir muy caro- me contesto Alex.
- Ya, pero es que es la única forma que tengo de alojamiento.
- Oye, ¿y por qué no te vienes a vivir conmigo? – me propuso Alex- Te saldría más barato, ya que solamente tendrías que compartir los gastos.
- Sí – repuse yo -, pero es que se da la circunstancia de que yo en la cocina soy una nulidad y si a eso le añadimos que no sé poner una lavadora ni planchar un pañuelo, más que compartir gastos lo único que íbamos a compartir iban a ser trabajos, sobre todo tú, porque yo, lo único que sé hacer es fregar.
- Ya es suficiente –exclamó Alex- Mañana mismo recogemos tus cosas de la pensión y te instalas en mi casa.
Dicho y hecho. Al día siguiente recogí mis escasas pertenencias de la pensión y las depositaba en una confortable habitación en que Alex me había instalado. Después de ordenadas mis cosas en la habitación, Alex preparó una apetecible cena, cenamos juntos viendo la televisión y después de charlar un rato, nos marchamos a la cama. Cuando me tumbé en la cama, lo hice completamente desnudo, pues hacía calor y tenía ganas de relajarme. No sabía bien por qué pero me estaba empezando a encontrar a gusto después de tantos años de intranquilidad. En la penumbra de mi habitación, rota únicamente por la luz que de las farolas de la calle, dejaba entrar la persiana algo levantada, mi naturaleza comenzó a exigir aquello que hacía tiempo no le daba y como si de una señal se tratase, la polla se me fue poniendo dura; morcillona al principio y dura y tiesa por completo al final. Tengo una polla de 18 cms. de largo y calculo que de unos 6 cms. de diámetro; digo que calculo el diámetro porque no me da la mano para cerrarla sobre la polla cuando me la meneo. Cuando estuvo totalmente tiesa, cerré los ojos y me la empecé a menear lentamente, pero cuando nuevamente abrí los ojos me quedé helado: Alex estaba al lado de mi cama, viendo cómo me pajeaba y solamente dijo:
- ¿Me dejas que te ayude?
Y uniendo la acción a la palabra se inclinó sobre la cama y se metió la cabeza de mi polla en su boca. Cuando yo sentí el calor y la viscosidad de su boca en mi polla, cerré los ojos y me abandoné a él por completo; yo ya no tenía voluntad. ¡Qué placer me estaba dando! No obstante comprendí que, si él me estaba dando tanto placer a mí, no era justo que él se quedase sin recibir placer, por lo que, incorporándome, le proporcioné a él la misma caricia que Alex me estaba dando a mí, es decir, comencé a mamársela. Para mí fue algo totalmente nuevo; su polla era casi tan larga como la mía pero más fina y plana por la parte de arriba y mientras la cabeza de mi polla es como en punta de flecha, la cabeza de su cipote semejaba un enorme garbanzo. Pero yo me metí su verga en la boca y le dí el mismo placer que Alex me daba. En un determinado momento, lo tumbé boca arriba y me fui frotando contra él imitando el movimiento de una follada, esto es, me estaba follando su polla, mientras Alex me besaba en la boca y me ofrecía su lengua, lengua que yo no rechazaba. Nos levantamos y él siguió chupándome la polla; yo estaba fuera de mí. Le agarré la cabeza con las dos manos y comencé a follarle la cara. Mi polla entraba y salía de su boca por entero y yo veía cómo sus dientes chocaban en la raíz de mi polla Pasado un tiempo, Alex se levantó y volvió con un condón y un tubo que, luego supe, era de aceite.
- Esto – dijo enseñándome el condón- es para que no me dejes preñada y esto –añadió enseñandome el tubo- es para que no le hagas daño a mi chochito.
Aquellos comentarios por parte de Alex tuvieron la virtud de ponerme más excitado todavía, si ello era posible. Alex, desenfundó el condón y me lo colocó en la polla. Seguidamente,se tumbó en la cama con las piernas bien abiertas y sujetándose los muslos me pidió que lo follase. Yo me puse de rodillas entre sus abiertos muslos, me agarré el enfundado cipote, apunté hacia al apetecible agujero del culo de Alex y cuando noté que la punta de la polla estaba apollada en el agujero, la metí por completo.
En ese momento, el rostro de Alex se contrajo en una mueca de dolor al tiempo que lanzaba una exclamación dolorida, su cabeza se levantó de la almohada hacía mí y cayó pesadamente sobre la almohada de nuevo. Me asusté. Le pregunté qué le sucedía; pasados unos segundos, me dijo:
- Nada; que tienes la polla muy grande y yo no te he dicho cómo había que meterla. Ahora no la saques y vete moviendo como te diga yo.
Teniéndolo agarrado por los muslos, me fui moviendo según él me decía y terminé moviendo mi polla dentro de aquél culo que tanto gusto me estaba dando a un ritmo de follada normal. Alex jadeaba, se agarraba su endurecida polla y antes de que yo me corriese me regaló con la visión de ver cómo su cipote se corría, llenando su estómago de leche, leche que hasta le llenó el ombligo. No sé si sería por ver aquello, pero lo cierto es que, nada más correrse él, noté cómo mi polla comenzaba a echar leche dentro de su culo en sucesivas andanadas y él me apretaba la polla con el culo mientras me estaba corriendo.
Cuando saqué la polla de su culo, le besé sinceramente en la boca por todo el placer que me había dado y juntos nos marchamos a la ducha para, una vez duchados, volver a dormir, pero esta vez juntos y abrazados. Estaba claro que sobraba una habitación...
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140391 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114054 veces
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Comentarios enviados para este relato
chopin1188
(8 de September de 2009 a las 02:00) dice:
eres un pajarazo katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:45) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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