Caemos al suelo ella bajo mi cuerpo y sus vestimentas elevadas sobre su cintura... meto mis dedos entre sus muslos acariciando su vagina, chilla extremadamente ardiente, no me toques métemelo..., introduzco mis dedos en su canal vaginal y se revuelca agarrotada en su desesperación por descargarse de sus estímulos carnales..., y gime ¡ah!..., ¡oh!..., me sacaras un orgasmo ¡oh!..., ¡ay!, ¡tuya! y moja mis dedos en su vagina con los fluidos que escapan de sus orgías hormonales al sentirse toqueteada en su vagina.
Relato
En el cuarto piso vivía doña Olga una madura mujer de 34 años, casada con don José de 50 años, tenían dos hijas Mª José de 15 años y Felisa de 13 años, don José estaba algo malograda su salud, pero cuando podía la señora Olga remecía su cama con el marido a cuesta, este macho poco a poco se estaba acabando como macho y doña Olga lo lamentaba.
A mi me gustaba ir a la azotea del edificio y de ahí veía a este matrimonio darle curso a sus apareamientos, se notaba a la mujer una golosa del sexo, cuando colgaba la ropa en su balcón tomaba unas poses que activaban las hormonas y su marido años atrás saltaba férreamente levantándole sus polleras y sobaba el cuerpo de su mujer que golosa y juguetona se dejaba acariciar y luego de arriba se escuchaban los quejidos de ambos en su dormitorio al igual que el crujido de sus cama.
Hoy nada sucede por la enfermedad del macho en esa casa, eso si doña Olga seguía mostrándose casi desnuda cuando colgaba la ropa. Pero ahora ella miraba buscando un macho que la consolara.
A mis 16 años, me retorcía cuando ella colgaba la ropa, de excitado y caliente por ella..., era amigo de sus hijas, pero no quitaba mis deseos por poseerla, se elevaba lo que mas daba su pequeño cuerpo para colgar las prendas de la soga, cada vez que se elevaba se subían sus faldas mostrándome hasta el inicio de sus calzones, mis 16 años se alborotaban y hervía mi sangre cada vez que ella estaba colgando su ropa en la azotea, por supuesto para no distraerla y perderme el show, miraba desde la puerta de la escala donde saboreaba esos magníficos instantes..., una tarde estaba en la azotea sobre las tejas descansando y tomando el sol, cuando ella ingresa a colgar las prendas recién lavadas no me vio y cuando estaba en lo mejor colgándolas la sujeto por sus caderas sorprendida me mira y dice que haces ..., te ayudo afirmándote para que alcances la soga y puedas colgar tus ropas digo..., nada dice y permite que la sujete por sus caderas, sentir su calor corporal excitó mis hormonas y cuando se agacha para coger mas ropas su trasero se me muestra en plenitud y sin poder evitarlo acomodo mi erecto pene entre sus glúteos duro y firme como un madero , ella gime y me empuja, pero no suelto su trasero..., oye me dice estoy mas que estimulada y eximida por mis ansias de ser poseída y tu me atracas, necesito un macho ya que el que esta en casa no funciona y tu me manoseas y clavas mi culo con esa tranca que tienes entre tus piernas..., déjame, o satisfáceme... eres muy joven, no te la podrías..., crees eso le digo probemos y no te arrepentirás, no serás la primera, hay otras que ya se deleitaron con el..., se gira me abraza y me empuja contra una caseta de madera y quedamos protegidos de la vista del edificio. Caemos al suelo ella bajo mi cuerpo y sus vestimentas elevadas sobre su cintura... meto mis dedos entre sus muslos acariciando su vagina, chilla extremadamente ardiente, no me toques métemelo..., introduzco mis dedos en su canal vaginal y se revuelca agarrotada en su desesperación por descargarse de sus estímulos carnales..., y gime ¡ah!..., ¡oh!..., me sacaras un orgasmo ¡oh!..., ¡ay!, ¡tuya! y moja mis dedos en su vagina con los fluidos que escapan de sus orgías hormonales al sentirse toqueteada en su vagina. La miro saco sus calzones y bajo mis ropas liberando mi pene que salta vigoroso al encuentro de la hembra en celo..., ella lo mira se saborea y lo lleva a su vagina..., ahí es penetrada con furia por mi pasión...Chilla al ser penetrada, ero no se retira y comienza su cuerpo a estremecerse apasionadamente ante las duras clavadas de este ardiente pene. Si era una mujer desesperada, fogosa, ardiente, gozadora apasionada y carnalmente vulnerable… si era una mujer casi trastornada por el placer de ser poseída, sobre todo en la posición de perrito como estaba tomada de sus caderas, todo esto era tabú para su marido, pero a ella la enloquece esta posición…, sollozaba, gemía y gritaba. El macho se aprovechaba para empotrarme salvajemente mis entrañas rebosándome en esos instantes mi matriz de su tibia leche, semen y espermas. Sentía esos líquidos deslizarse por mis muslos, nalgas y caer sobre las tejas donde estaba empotrada y saboreaba este delicioso estado traspasado de pasión y gozo en esos instantes siento la llegada de mi orgasmo y agarrando su trasero, tirando mis manos hacia atrás, agarro sus nalgas que apreso deleitada por la pasión del coito y vaciándome de mis fluidos genitales. Había copulado con un muchacho, pero que muchacho si todavía no me recuperaba de sus arremetidas...
Un día quedo sola en casa y lo veo subir a la azotea, lo llamo y va a mi puerta..., lo agarro de un brazo y lo introduzco en mi departamento, sorprendido me mira y más cuando lo abrazo y me abalanzo sobre él besando sus labios, estaba ardiente y deseaba macho, mi vagina quería transito de entrada y salida de un buen pene y este muchacho tenia uno de los mejores pene..., sentía sus manos curioseando por mis senos, luego por mis piernas, pronto está sobre mi vagina y apartándome mi calzón penetra dos dedos en mi vagina, esta responde mojándolos rápidamente estaba excitada, necesitaba macho..., no se en que momento me llevo al dormitorio y en esa cama donde copulaba con mi marido, ahora copulaba con mi joven amante, me tenia mis polleras arremangadas sobre mi cintura, mis calzones a media piernas bajo de las rodillas, mi camisa media desgarrada dejaba mis corpiños al aire y fuera de estos mis senos que este macho lamía y chupaba como un bebe hambriento..., el sin ropas desde su cintura hacia abajo me penetraba astutamente con gran placer y sus fuertes arremetidas extraían desde mis labios quejidos de pasión y mis cinturas se bamboleaban desesperadas ante las duras penetraciones quejándome de placer..., ¡ah..., oh..., ahg! Me aferraba a este tierno amante y le solicitaba en su oído dame más..., si...., sigue quiero mas...., ¡ah..., oh! este mas duro me daba al sentirme sollozar de placer... mis orgasmos alborotados rápidamente llegaron mojándole su pene en el interior de la vagina..., cuanto placer cuanto goce Dios mío es un muchacho, pero que bien se mueve en el apareamiento llamando a mis orgasmos..., como me entregaba en los brazos de este joven vecino, sería mi amante por varios años.
Un día me descuido y mi hija mayor Mª José nos descubre en pleno apareamiento con mi joven semental aplacándome mis hormonas, la veo apoyada la puerta de mi dormitorio, nada digo por que en esos momentos estaba deslumbrada en pleno orgasmo llenándome el macho mis entrañas de su semen..., lo aparto y voy a verla en su dormitorio..., ahí estaba con su consolador dándole duro a sus cuerpo, vuelvo donde mi joven semental y tomándolo una mano lo llevo donde mi hija y le digo poséela esta ardiente de deseos carnales, se tu su primer macho...
Mi hija estaba tan absorta y concentrada en su proceso de masturbación que solo se entera de la entrada de este macho en su dormitorio cuando este se acomoda a su lado y la prepara para poseerla. Me mira sorprendida y angustiada, siente en esos momentos como sus carne vaginales son abiertas por el estupendo y dilatado glande masculino que trataba de penetrarla, su himen lo rechaza desea seguir virgen, pero el macho junta fuerzas y de un duro y aterrador empujón rompe el himen..., mi hija grita y vocifera un alarido que creo se escucho hasta en la calle, había sido desflorada ya no era virgen su mano apretaba mi mano derecha hasta casi destrozarme los dedos por el dolor de la penetración de ese pene en sus entrañas. Poco a poco fue relajando la presión y por último suelta mi mano para acariciar a este semental que la tiene empotrada en su cabeza, gimiendo placenteramente y acompañándole en sus maniobras de posesión de su cuerpo, cada empotrada de este era un fuerte rezongo y gemido de mi hija..., así estuvieron mas menos diez minutos antes de que mi hija se abrazara al macho con desesperación y movía escandalosamente sus caderas en un enardecido y jubiloso coito, exclamaba me duele ..., me estoy meando..., no hija le digo, son tus orgasmos que te llegan entregándole a este macho sus fluidos, luego ambos se refriegan en unos meneos fantásticos hasta que mi hija nuevamente me dice ... otra vez me meo... ¡oh! me estaba llenando con su leche caliente en mi vientre está echándolo todo ¡Ah!... Mm....después de dos orgasmos y que el macho la llenara de leche y semen Mª José suspira excitada...
Mamá que delicioso es el placer de sentirse clavada por un macho... y cuando este te llena con su leche es un placer inmenso... deseo que él sea mi amante igual como lo es contigo...
Olga ahí se da cuenta que su hija ya no parara, a probado el sexo y le ha gustado, nadie la detendrá ahora. Tendrá que compartir a este joven muchacho hijo de la vecina del segundo piso y así podrá regularle sus apareamientos.
Y el no perdió ni un segundo de el momento, me dijo con mucha morbosidad ¡Ahora puta súbete la falda y retráncate en la pared! Yo con rabia fui subiendo lentamente la falda de mi vestido hasta mi cintura, el se alejo unos metros deleitándose con mis piernas, yo vi clarito como su verga creció dentro su pantalón, tomo una cama fotográfica sacándome varias fotos en esa pose tan humillante para mí.
Relato erótico enviado por Anonymous el 11 de September de 2009 a las 23:52:41 - Relato porno leído 160822 veces
Lucia es una mujer casada, pero aun joven de unos 34 años senos grandes y un culo generoso además que tenia un rostro muy bello, pero lucia aunque tenia esposo y tres hijos que le hacia parecer una dama, a ella le encantaba follar a menores entre 13...
Relato erótico enviado por sexolito el 10 de April de 2005 a las 00:02:30 - Relato porno leído 156464 veces