Cuando me mudé fuera de la ciudad, para una pequeña finca en el campo, mis vecinos más cercanos era una pareja, más jóvenes que yo, y viven más o menos a un par kilómetros de mi casa, por la carretera, pero como a menos de quinientos metros, si uno corta por el monte. Desde que me mudé, diariamente salgo a caminar, en algunas ocasiones lo hago por la carretera, mientras que en otras me voy por alguna de las muchas veredas que hay por los alrededores. Casualmente desde que me mudé, nunca había agarrado en dirección a la casa de mis vecinos. Hasta ese día, en que apenas divisé su casa, pensé en devolverme, y tomar otra vereda. Pero no lo hice, porque me acordé que Julio en una ocasión me había dicho, que de lunes a viernes se la pasaban en la ciudad.
Relato
Así que continué bajando por la agreste vereda, que iba a dar a la parte trasera de su casa. Ya me encontraba cerca de la casa, cuando vi salir por la puerta trasera a Lisa la joven esposa de Julio. Lo que me llamó la atención de inmediato, fue el ver que ella estaba completamente desnuda. Razón por la cual decidí permanecer oculto entre unos arbustos, no fuera a ser que ella pensara que la estaba espiando. Ya estaba por regresar a mi casa, y aunque si bien es cierto que Lisa tiene un buen cuerpo, supuse que se incomodaría, si me descubría espiándola. Recordando que yo, en más de una ocasión, me he bañado desnudo fuera de mi casa, sobre todo cuando sudo mucho por trabajar la tierra, pero eso no es todos los días. Como ya dije, pensé en retirarme, cuando la vi que se recostó en sobre una silla playera, por lo que supuse que iba a tomar algo de sol, aprovechando la soledad. Pero me di cuenta de que Lisa, tras dar una rápida mirada a su alrededor, separó las piernas, y agarrando un objeto negro, alargado y cilíndrico, no lo pensó dos veces, y con sus propias manos se lo enterró por completo, dentro de su abierto y peludo coño rubio. La verdad es que eso me sorprendió, y por curiosidad más que todo, me le quedé viendo oculto tras aquellos arbustos. A mi edad he escuchado, y visto tantas cosas raras en el mundo, que no debería haberme sorprendido tanto, pero Lisa aparte de que tiene un joven esposo, y ella tiene un llamativo cuerpo, el que se pusiera hacer eso, me puso a pensar. Mientras tanto ella continuó introduciendo y sacando esa cosa de su cuerpo, una y otra vez, y cada vez lo hacía con más rapidez y fuerza. A medida que ella misma se auto satisfacía, no dejaba de gemir y de mover sus caderas y todo su cuerpo como poseída, por un ser invisible. Yo la verdad es que me quedé absorto observándola, hasta que al rato de estar metiendo y sacando eso de su coño, pegó un profundo quejido, quedándose como paralizada. Yo permanecí sin moverme, observándola todo el tiempo, hasta que al poco rato retirando eso de su coño, se levantó dirigiéndose a la casa de inmediato. Momento en que yo aproveché, y regresé por donde vine. El resto del día no hice otra cosa que pensar en lo que había visto, y hasta en algunos momentos me decía a mí mismo que eso no era problema mío, por lo que intentaba de manera consciente, de no pensar en lo que había visto haciendo a mi vecina. Pero ya saben, trata de no pensar en algo, para que durante todo el tiempo, no tengas otra cosa en tu cabeza, que eso en lo que no quieres pensar. Al siguiente día, volví a salir a caminar sin rumbo fijo como de costumbre, y cuando me doy cuenta, nuevamente me encontraba de tras de los mismos arbustos, en que había estado observando a Lisa. Hasta me reí de mí mismo, diciéndome que era un viejo libidinoso, y enfermo. Cuando nuevamente vi salir a Lisa completamente desnuda, pero no con una, sino con dos cosas de esas entre sus manos. Las que apenas se recostó en la silla de playa, sin pérdida de tiempo, y tras dar una rápida mirada a su alrededor, agarró la de color negro y se la volvió a introducir rápida y fácilmente, dentro de su coño. Pero la otra que era algo similar, pero de un color blanco, tras llevarlo a su boca, y estar como chupándolo por un rato, lo sacó lleno de saliva, y sin demora, manteniendo sus piernas bien abiertas, ella misma la introdujo dentro de su culo. Para de inmediato con sus manos comenzar a meter y sacar aquellas cosas de su cuerpo. Lisa parecía como loca, moviendo todo su cuerpo, sin dejar de meter y sacar aquellas dos cosas, de su coño y de su culo al mismo tiempo. Yo por mi parte me encontraba tan excitado observándola, que estuve a punto de ponerme a masturbarme mientras la veía. Lo que me pareció una verdadera pérdida de tiempo y energía. Por lo que resueltamente, salí de entre los arbustos, y seguí caminado rápidamente por la vereda que da al mismo lugar donde Lisa se encontraba. Y mientras ella continuaba con sus ojos cerrados, gimiendo profundamente, moviendo su cuerpo sobre aquella silla playera, sin dejar de estar metiéndose aquel par de cosas en su cuerpo. Ya a menos de un par de pasos de ella, con toda intención pisé una rama seca, para llamar su atención. Lisa al escuchar la rama crujir bajo mi pie, desmesuradamente abrió sus ojos, y al verme pienso que casi se muere de vergüenza. Ya que de inmediato sin que yo le pidiera explicaciones, ni dijera nada, Lisa rápidamente extrajo aquel par de cosas de su cuerpo, y echándolos a un lado, pero sin dejar de mantener sus piernas, y coño bien abierto, casi llorando me comenzó a decir. Pensará que estoy loca, o que soy una ociosa, pero de seguro no tiene idea de lo sola que me siento, y de cómo esto que hago, me calma. En ese momento, ya me encontraba de pie a su lado, cuando ella estirando una de sus manos, la colocó sobre el bulto que sobresalía de mi pantalón. Al tiempo que yo le dije, no me tienes nada que explicar, ya que hay momentos, como este que me siento igual que tú. Y al terminar de decir eso, me senté a su lado, abrazándola, mientras que comencé a besarla ardientemente. Lisa y yo seguimos besándonos apasionadamente, mientras que con mis manos acariciaba todo su cálido cuerpo, hacía tanto tiempo que no tenía una mujer entre mis brazos, que simplemente seguí besándola, y pasando mis labios por todo su cuerpo, hasta que me encontré a pocos centímetros de la rubia pelambre de su coño. Su aroma de mujer en celo, me enloqueció, y sin perder más tiempo, dirigí mi boca a su coño, al tiempo que no dejaba de acariciarlo con mis dedos intensamente. Lisa gimió de placer, por lo que sin demora seguí besándola entre sus muslos, hasta que me dediqué a pasar mi lengua por los labios de su vagina. Ella chilló placenteramente a medida que yo seguía no tan solo pasando mi lengua sino que también mordisqueando y chupando su clítoris. Casi de inmediato sentí sus jóvenes manos sobre mi cabeza, y a medida que ella comenzó a restregar mi rostro contra su coño, yo no dejaba de seguir chupándoselo intensamente. Por un largo rato me dediqué a satisfacerla, introduciendo mi legua y labios una y otra vez, hasta que al momento en que la hice disfrutar de un fuerte y húmedo orgasmo. Mi joven vecina por un rato se quedó respirando aceleradamente, hasta que poco a poco comenzó a reaccionar abriendo sus azules ojos, y mirándome de manera bien seductora, se limitó a sonreír, mientras que yo, ya había comenzado a bajar mis pantalones, e interiores. Los que apenas me quité, comencé a colocarme sobre su cuerpo, dirigiendo mi parado miembro al centro de sus piernas. Mi verga se fue deslizando suavemente dentro de su peludo, y sabroso coño rubio, a medida que ella comenzaba a mover rítmicamente sus caderas, y a medida que lo seguía haciendo, no paraba de decirme de manera sensual, que le diera más duro. Les diré, que tanto Lisa como yo ya no nos sentimos solos, durante la semana. Su marido, cuando viene yo prefiero mantener cierta distancia de ellos dos, no sea que inconscientemente se me escape algún comentario inapropiado, y lo ponga a pensar sobre lo tonto que es por dejar a su mujer sola toda la semana...
Y el no perdió ni un segundo de el momento, me dijo con mucha morbosidad ¡Ahora puta súbete la falda y retráncate en la pared! Yo con rabia fui subiendo lentamente la falda de mi vestido hasta mi cintura, el se alejo unos metros deleitándose con mis piernas, yo vi clarito como su verga creció dentro su pantalón, tomo una cama fotográfica sacándome varias fotos en esa pose tan humillante para mí.
Relato erótico enviado por Anonymous el 11 de September de 2009 a las 23:52:41 - Relato porno leído 161124 veces
Lucia es una mujer casada, pero aun joven de unos 34 años senos grandes y un culo generoso además que tenia un rostro muy bello, pero lucia aunque tenia esposo y tres hijos que le hacia parecer una dama, a ella le encantaba follar a menores entre 13...
Relato erótico enviado por sexolito el 10 de April de 2005 a las 00:02:30 - Relato porno leído 156717 veces