Mi vida sexual - la chica y su promesa

Mi Vida Sexual – una chica y su promesa – 1º
De cómo solucioné un grave problema de calentura.
Conocí una chica de 16 años. Linda, buenas tetas, culito redondito, muy sexual en su forma de moverse. Ganas de cogérmela no me faltaban. La veía y me ponía duro.
Ella vino con la madre y se alojó en mi casa, donde vivía con mis padres. La madre la dejaba sola, total mi madre decía que yo era de total confianza para cuidarla. Ja!
Bueno… al segundo día nos pusimos a conversar en la cocina mientras desayunábamos. Ya teníamos más confianza y la charla se fue por el lado cogedero.
Le pregunté si tenía novio.
- Bueno… Tuve pero lo dejé…
- Lastima… Digo por la pena y el andar sola.
- …
- Se puede saber que te pasó?
Se puso colorada.
- No se… Me da vergüenza… Que se yo.
- Mirá, cierra los ojos y has de cuenta que estás sola.
Más colorada, lo hizo y con un hilo de voz dijo
- Hice una promesa: no tener relaciones hasta estar casada. Pero los besos, caricias, los pedidos de mi novio de tener relaciones, hizo que lo dejara.
- Te comprendo. Debe ser duro para vos andar con calentura y no poder sacártela.
-
- Te comprendo. Debe ser duro para vos andar con calentura y no poder sacártela.
- Y si, cuesta pero debo hacerlo.
Allí se me cruzó una forma de cogerla, enterrarle la pija hasta el fondo y llenarla de leche.
- Hay otra forma de sacarse la calentura, sin entregar la concha. Sentir un pedazo de carne duro, caliente que te llena de leche.
Colorada, temblando, dijo
- Por favor que forma de hablar. Apenas nos conocemos.
- Mirá hay chicas en Brasil, por lo que sé, que se dejan coger por el culito y guardan la virginidad para su futuro marido.
- Que lo hagan ellas, duele, se deforman…
- No es así. En todo hay que aprender. Una cosa es que te rompan el culito y otra que te enseñen como coger sin romperlo. A varia chica les hice el culito y se volvieron locas de placer, ya que cada vez que lo hacían era como la primera vez. Avivadas les dolía un poquito la primera vez y luego era solo placer
Me miró, temblaba toda, la cara era un fuego rojo.
- No sé…
Allí la tome por la cintura y le di un beso. Se resistió al principio, pero enseguida se entregó. Mientras la besaba le acariciaba todo el cuerpo, estaba caliente y las tetas duras.
- Vení sonsa – le manifesté – Vamos sacarnos la calentura.
- No, por favor… No…
La tomé por la cintura y la llevé a la cama.
Allí comenzó el trabajo de desnudarla, en medio de su resistencia. Desnuda la besé toda, le chupé el clítoris. Ella casi gritaba
- Déjame, no quiero… La promesa, por favor, ahyyyyyy… Soltame…
La costé en la cama y terminé de desnudarme. Me le subí encima y la besé toda. Con un poco de trabajo la di vuelta y la puse a lo perrito, con la cabeza en la almohada. Ella lloriqueaba, gemía, gritaba.
- Me está violando! No lo hagas… No quiero… Por favor
Me la iba a coger si o si. Le di palmadas en la cola y le dije como tenía que abrirse. Asi le puse manteca, me la puse en la pija y preparé a enterrársela. Le fui metiendo un dedo, luego dos, en medio de los gritos de ella.
- No… Hayyyyyy… Soltame!
- Aflójate tonta te va a gustar. Duele un poquito al principio, pero pasa enseguida y te vas a llenar de placer.
- No quiero!
- Allí vamos – Le puse la punta de la pija en el agujerito y comencé a empujar despacio, mientras le pegaba palmadas en la colita – Dale abrite es mejor. Coger vamos a coger. Aflójate.
- Hayyyyyyyy – gritó cuando le metí la cabeza - Nooooooo… Por favor duele mucho… Hayyyyyyyy
Seguí metiéndola despacio, mientras le acariciaba las tetas con una mano y el clítoris con la otra.
Cuando la tuvo toda adentro, me quedé quieto para que se le pasara el dolor y gozara.
Lloraba, gemía, se retorcía y de pronto tuvo su primer orgasmo como terremoto. Gritaba
- Ag… Voy…
Allí comencé a moverme, sacar y poner la pija en ese culito que había sido virgen y ahora era mío por primera vez.
Seguí con mis caricias, dándole besos y chupones en la espalda en medio de los gritos de ella, pero ya le gustaba y así tuvo un segundo orgasmo
La agarre fuerte y la bombié con todo hasta acabar, junto con ella y llenarle culito de leche.
¡Que cogida!
La pija flácida salió de su culito y nos quedamos juntos yo boca arriba y ella boca abajo. Fue un rato sin decirnos nada. Me levanté y fui a la cocina para buscar algo para tomar, comer y así recuperar fuerzas. Le pedí que fuera al baño, se lavara y viniera con una toalla a la cocina. Ah y que lavara el culito con agua fría para cerrarlo.
En una segunda parte les voy a contar que pasó luego y en los días que se quedó en casa. Pero lo más de lo más y lo que pasó a los seis meses.
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