Continuación de la primera cogida con mi tía casi a la fuerza y como seguimos
Relato
Mi vida sexual – Mi tía 02
…Cuando vino con la toalla, tenía un aire sumiso, se sentó en una silla, frente a mí y los dos al costado de la mesa. Ese día seguimos cogiendo y lo que pasó después con ella se los cuento en otro relato, para no hacerlo muy largo.
Este fue el final de la primera parte.
Estábamos sentados frente a frente y yo le abrí la toalla a la altura de la concha dejándole sus piernas al descubierto.
Se puso colorada, agitada. Verse mirada en su intimidad la recalentaba. Tomamos unos mates y ya con ganas de cogérmela, sentir su concha mojada, llena de sus jugos.
Dejé el mate aparte y le solté la toalla quedando desnuda ante mí, me saqué los pantalones y la tomé de los pelos trayendola hacia mí. Ella era puro temblor, la concha mojada, cayéndole sus jugoa por las piernas. Abrí mis piernas y la obligué a arrodillarse. Decía no con la cabeza, pero que me importaba. Le puse la pija delante de su boca y le dije: Chúpamela, puta reventada!
Allí se la metí en la boca casi a la fuerza y comenzó a chuparla, mientras le agarraba la cabeza y la movía como si me la cogiera. Tomá pedazo de puta! Seguí así o te reviento! Pobre tía me hizo una mamada que la pija se me paró de una forma tremenda. Ya con ganas, la levanté, le abrí las piernas y la senté encima mío.
- No por favor- me dijo en un gemido – No… Dejame
- Callate! Agarra la pija y metértela en la concha de puta que tenés!
Temblando agarró mi palo duro y metió la punta en la concha.
- Que esperas? Metétela!
- No… Me vas a lastimar… No puedo…
- A mi que carajo me importa! Metela!
Con mi ayuda, se la fue metiendo. Estaba muy mojada y eso la ayudó, pero el pijaso final se lo dí yo. Gritaba, gemía al ir metiéndola, pero cuando al final se la metí de un golpe, pegó un grito ronco fuerte. No me importó pero me gustó. Allí comenzó un bombeo acompañado de gemidos, gritos y mucho jugo de su concha. Se vino con todo… Era un terremoto, con gritos, gemidos. Quedó floja encima mío y cuando terminó, la levanté, la puse de rodillas apoyada en su silla. Que hermoso culito para reventar –me dije – Se lo voy a hacer mierda.
Asi lo hice. Me puse atrás de ella, puse la cabeza en su culito. Ella a sentir que le iba a hacer me gritó Por atrás no! Por favor hijo de puta! Me vas a reventar! Por supuesto, le dije. Una puta como vos es lo que se merece, que la reviente.
Abrite y le dí una fuerte palmada en el culo. Pegó un grito, allí empujé y le metí la cabeza. Se estremeció toda. Otra palmada y se la fui metiendo. ¡Que placer reventarle el culito! Sentir la pija apretadita y ella gritando, gimiendo, retorciéndose de dolor y placer. Era maravilloso.
Toda adentro, la agarre con una mano de las tetas y la otra en la concha, le metí dedos adentro. Alí comencé un bombeo sin piedad. Al ratito sentí que se venía, sentí su contracciones en la concha y enseguida un fuerte orgasmo. Era un concierto de gritos, gemidos, insultos entrecortados, un placer! La agarré fuerte y seguí bombeándola sin piedad. No soy de fierro y sentí que iba a acabar, me dejé llevar y acabé. En el primer chorro, ella pegó un grito fuerte y volvió tener una acabada muy fuerte.
Me quedé apretado a ella, cuando reaccioné vi que estaba medio desmayada.
- Che puta, dale levantate. Tenemos que ir al baño.
La ayudé a levantarse y fuimos a baño Allí nos bañamos.
Luego de esta batalla ella vestida se fue a recostar y yo a comer a la cocina y a continuar mis cosas.
Así seguimos, yo cogiéndomela cuando tenía ganas, a la fuerza o no, como cuando mi madre miraba tele y la agarraba detrás de la puerta de la cocina metiéndosela de parado mientras mirábamos a mi madre a través de una rendija, En fin fue algo lindo mientras duró. A los dos o tres meses, mas o menos, conoció un tipo remacanudo que se quería casar con ella. Lo trajo a casa a cenar y yo como un verdadero hijo de puta la agarré de la concha en la cocina diciéndole:
- Ya cogiste con él?
- ¿Qué te importa!
Le apreté fuerte la concha, haciéndole largar un gemido.
- Te pregunte algo…
- Si… Me dijo con un hilo de vos
- Como te fue? Te gustó? Te hizo el culito?
- Por favor! – apreté fuerte la concha, gimió – Si, nos gustó a los dos, me hizo el culo y me gustó.
- Bueno tia, feliz matrimonio. Me siento feliz de haberte cogido y ayudado.
Allí la solte, le di un besito y así terminó toda nuestra historia.
A partir de ese momento ya no pude ver a mi sobrino como tal, sino ya lo veía como un hombre que deseaba cogerme sin control, a cada oportunidad que mi sobrino tenia lo aprovechaba para ver mi cuerpo, esto era cuando me cambiaba, bañaba, entre muchos otros momentos que tenia para verme y lo más lascivo era que yo no hacía nada para evitar que me viera, al contrario cada vez que me bañaba dejaba la puerta abierta para que me viera y así en la ducha con la certeza que me estaba viendo yo hacía movimientos sensuales e incluso con el pretexto de lavarme mi zona intima yo me la tocaba con tanta sensualidad que sin duda sabia que él tenía su pene bien erecto desde donde estaba viéndome.
Relato erótico enviado por putita golosa el 27 de July de 2010 a las 23:14:27 - Relato porno leído 310692 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:16) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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