Mi vida sexual - Un dolor en la entre pierna – 1ª parte

Vino a trabajar a casa de mis padres una muchacha (mi madre siempre ayuda a las personas, la gente, de su ciudad del interior) para que realice las tareas de la casa, mis padres tienen un negocio. Yo vivo entre la casa de mis padres y el departamento que fue de ellos, donde tengo un estudio de fotografía y otras cosas.
Bueno… Jovencita, buen cuerpo, agradable en todo, trigueña. Yo trabajaba en mi habitación y mucho no le prestaba atención. Pero… La encontré llorando algunas veces. Pensé que extrañaría su casa, su familia…
Un día no pude más y le pregunte:
- Querida ¿Por qué lloras? ¿No te sentís bien, extrañas tu casa? ¿Te puedo ayudar en algo?
Se quedo dura, se seco las lágrimas y me susurro:
- Perdone, no quise molestar.
- No molestas, por favor, acá sos como de la familia. ¿Te tratamos mal?
- No! Son recuerdos feos míos, nada más.
- Creo que comprendo… Acá no tenes personas con quien hablar, lo cual te ayudaría mucho a sentirte mejor.
- Allá tampoco.
- ¿Quieres que tomemos unos mates y hablemos?
- …
- Vamos, ven…
Me fui a la cocina, empecé a preparar el mate. Ella vino despacio como si le pesaran los pies.
- Siéntate y contame
Me acomode en una silla y empecé el mate.
- Hace de cuenta que estás sola, como si cerraras los ojos.
- Bueno… no se…Vivía en mi casa con mis padres y hermanos. Uno de mis hermanos, el mayor, un día domingo vino de almorzar con los amigos. Hacía calor vivía en una pieza con una de mis hermanas, que no estaba. Sola cerré la puerta y con mi bombacha, una remera me acosté. Dormida estaba cuando sentí que alguien entraba a la pieza, eso me despertó y vi que era Lucio mi hermano mayor. ¿qué queres? No me contesto.
Allí se puso a llorar, la deje tranquila, aunque ya sabía lo que le paso. Luego de un momento siguió
- Vino al lado mío y se saco la ropa. Che ¿Estás loco? Le grite. Desnudo se metió en la cama mientras me abrazaba y me sacaba la ropa a tirones. Yo era puro gritos, luchando con él. Desnuda y vencida por la fuerza y el peso de el, empezó a besarme todo el cuerpo, entre las piernas, las que me abrió a la fuerza. Se metió entre mis piernas sentí algo duro caliente que el empujaba para meter en mi… bueno… mi agujerito, pensé ¿cómo lo va meter donde orino? Era una estúpida ignorante y no sabía de conchas, esas cosas. En un momento empujo con fuerza, sentí un gran dolor que me hizo gritar. Algo duro, caliente se me metía dentro del cuerpo. Allí comenzó a meterlo y sacarlo, hasta que apretándome fuerte y con gritos sentí que me orinaba, eso pensé, ahora sé que acabo llenándome de leche.
- Vaya una flor de violación…
- Allí no termino. Luego de un momento se levanto y tomando su ropa se fue, me dijo al irse: calladita o te reviento a golpes. Quede en la cama, dolorida, no sabía qué hacer. Al poco tiempo sentí voces, risas. Se volvió a abrir la puerta y entro mi hermano, el tercero en edad. -¿Cómo estas hermanita? ¿Te gusto la cogida? Hubieras ido al baño… No sabía que contestar, decir. Este hijo de puta también se saco la ropa y yo que estaba como un juguete roto, tuve que aguantarlo arriba mío. Otra vez dolor, eso dentro mío, el movimiento y el que acabo a los gemidos. Luego de un momento se levanto y me dijo: - Hermanita levántate, anda al baño a limpiarte, vestirte. Ah saca la sabana, lávala, pone otra limpia. Quédate callada, esto es entre nosotros, no hagas lio o te reventamos.
- Ahora comprendo mejor tus lágrimas. Fue un momento terrible.
- Como pude me levante, fui al baño, limpie y dolorida fui a comer algo. Mis hermanos ni me prestaron atención.
- No hiciste nada…
- Que podía hacer, tenía miedo, eran mis hermanos. Pero no termino la cosa. Paso dos semanas hubo asado en casa, fue lindo. Todos se fueron de visita a otras casas, menos mi padre que se quedo durmiendo la borrachera. Luego de unas horas me llamo a los gritos
- Voy papa…
Al ir a la habitación de mis padres lo encontré desnudo en la cama. Me iba a ir pero él me tomo de un brazo trayéndome a la cama. – Papa que haces? – Nada hija que vos no sepas ya. Estas en edad y rebuena. Escuche a Lucio y sé que te cogió. ¿no sé por qué te asustas? Allí me puso encima de él y empezó a sacarme la ropa, besarme. Luche pero inútil. Me trajo hacia su pija, yo encima de el y empujándome me la metió. No me dolió tanto, pero si, dolió. Me levantaba, empujaba, hasta que me dio vuelta, se puso arriba mío y con fuerza la metía, sacaba, hasta que con un grito me lleno de leche.
Se puso de costado, se volvió a dormir y yo llorando fui al baño. La hago corta, harta, desesperada, no sabía qué hacer, hasta que escuche el ofrecimiento de venir acá y para librarme de ellos, me vine.
(acá hago una salvedad: ella lo conto en su forma de hablar y yo lo transcribí, lo “ordene” por decir así) Se quedo llorando un buen rato… Luego…