Mi vida sexual - Un viaje a Córdoba muy caliente Relato de una amiga

Viajaba a Córdoba con mis padres y los padres de mi novio. Un novio de 15 y yo una estúpida de 13.
Nuestra relación no pasaba de caricia y besos, algo muy tonto propio de la época en que pasó lo que me pasó.
En el tren llegó la noche. Carlo mi novio me dijo:
- Vamos al comedor a jugar cartas, no tengo sueño.
- Bueno – le dije – Aviso a mama
Así lo hice y nos fuimos caminando por los pasillos vacíos. Ante la puerta grande del baño de discapacitados me manifestó:
- Mejor nos quedamos acá…
- ¿Para qué?
- No seas sonsa. Para hacer lo que hacen los novios.
Extrañada pensé: ¿querrá besos, caricias? No me dio tiempo a nada mas. Abrió la puerta y me empujó suave adentro. Estaba limpio. El cerró la puerta con traba y me tomó de la cintura para empezar a besarme. ¿era para esto – pensé?
El asunto se puso, no se… bravo, pesado, a no gustarme. Sus manos iban y venían por todo mi cuerpo.
- ¿Qué haces? Por favor déjame.
- Cosas de novios. Te va a gustar…
- Mejor vámonos… No esta bien… Estamos solos…
- Mejor así nadie nos ve
Allí me metió la mano entre las piernas. Pegué un salto
- No te asustes, te va a gustar.
- Dejame! Estás loco

Allí comenzó una lucha entre él y yo. Pero era fuerte y solo pude gritar, él me tapó la boca con una mano. Poco a poco él iba ganado en sujetarme. Mi ropa me la iba sacando a los tirones, era poca, de verano.
Él llevaba una caja e hijo de puta allí tenía una toalla grande que puso en el piso. Esta mareada, asustada, asfixiada por sus apretones y no conseguía darme cuenta de lo que estaba pasando. Quería reaccionar, irme, sentía vergüenza, asco. Él me agarró y me arrastró al piso. Allí quedé boca arriba, desnuda, llena de vergüenza. El parado se sacó los pantalones, el bóxer, la remera. Allí me di cuenta de lo que quería hacerme, era violarme. Le grite:
- No quiero! Vámonos… Le diré a mis padres.
- No me importa! Tu concha es mía.
- Yo no quiero! Me estas violando!
- Si y me gusta, así violarte puta de mierda.
Ya desnudo, se vino encima mio. Luché a los golpes, pero me fue dominando. Estábamos desnudos y vi por un momento lo que tenía entre las piernas, me pareció enorme. El se tomó el miembro y se puso algo.
- Por favor no me violes, no quiero hacerlo, déjame por favor.
- Cállate putita. Que me importa si querés o no
- Porque querés violarme, soy tu novia.
- Ahora mi hembra para descargar mi leche y sacarme la calentura. Estoy cansado de tus vueltas, besitos, caricias.
Allí se hecho encima mio. Me di cuenta que sería violada, desvirgada sin consentimiento, ni deseo. Volví a pegarle, me movía para sacármelo de encima. Pero era fuerte, a los golpes abrió mis piernas dejándome las marcas de sus dedos. Se acomodo y se dispuso a penetrarme. Sentí algo entre mis piernas, caliente, duro. Empujó y mi concha fue abierta, entró eso duro, largo, caliente, cada vez más adentro hasta que no pudo más y yo pegué un grito de dolor. Se quedó quieto un momento y luego empujó con fuerza. Sentí un dolor, que me hizo gritar fuerte y él siguió metiéndola cada vez mas adentro. Allí comenzó a sacarla-meterla. Yo estaba en una nube, sentía dolor, no podía pensar, el cuerpo de él arriba mío me ahogaba No sé cuánto tiempo estuvo en el meta saca hasta que me apretó fuerte y entre gemidos, se sacudió dentro mio. Senti unos movimientos fuertes y algo que se derramaba dentro mio, muy caliente.
Quedamos apretados, agitados, no había sentido más que dolor, sorpresa y casi un desmayo.
El se salió de arriba mío y se lavó en el lavatorio, mientras me miraba. No hacía nada, ni me tapaba, movía. Estaba como una muñeca rota, sin pensamientos claros, solo me decía ahora… dolor… no soy…
- Quédate tranquila. La primera vez siempre duele un poco pero pasa pronto.
- Me violaste – alcancé a decir en un susurro – Mi virginidad…
- Algún día ibas a perderla. Ahora no hay problema para que sigamos cogiendo y gozando.
- Nunca más! No sé que voy a hacer ahora.
- Nada. Dejame a mí, te voy a enseñar cosas que te van a gustar mucho. Ahora levántate y límpiate que enseguida seguimos. Total no tenés nada que perder – y se rio.
Abrumada, aturdida me levanté. Fui a orinar, el me dijo que tenía que hacer, mientras lo veía acariciarse la pija la cual se iba poniendo más parada y dura. Pensé: ¿Qué? ¿Lo va a hacer otra vez? No lo voy a dejar!
- ¿Ya te limpiaste? Vení – me agarró del brazo y me trajo hacia él.
- Dejame hijo de puta!
Inútil me llevó hacia el lavatorio y me apoyo contar él. Se agacho y allí lo sentí que me acariciaba la concha, me pasaba la lengua. Estaba en un estado de nervios, temblando, ¿Qué estaba haciendo? Me pasaba algo raro: quería sacarlo y por otro lado me gustaba, me volvía loca. Que sensaciones! Sin darme cuenta comencé a gemir. Luego de un momento me dejó, se levantó y me abrió las piernas. No! Dejame… Pero extrañada quería que siguiera. El tomó su pija me la puso en mi conchita, comenzarla a meterla. Que sensación! Perdí el poco control que tenía y me dejé ir. Me la clavó toda y empezó a meterla y sacarla con fuerza. Carajo! Como me gustaba! Sin darme cuenta me agarré a él y dejé que me cogiera. El siguió con su meta saca cada vez mas fuerte y allí pasó, sentí un estremecimiento, algo que me bajaba por la concha como, qué sé yo… golpes, estremecimientos, algo pasaba en la vagina. Por fin sentí algo que me hizo gritar fuerte, apretarlo, por la vagina me salió un fuerte chorro que me dio mucho placer. él me acompañó con sacudidas y llenándome la concha de ese líquido que después supe era semen y lo que yo sentí y él también fueron orgasmos. Esto sigue en una segunda parte.

-