Soy Marianela, una madura que me siento aún muy joven, buen cuerpo, esbelta, y con unas formas corporales que muchas amigas me envidian, y los hombres me elogian, gozando de mis 48 años con todos mis hijos criados y casados. Vengo de una clase media alta con muy buen pasar y manejamos con mi esposo, una empresa textil familiar que heredé de mis padres.
Relato
Soy Marianela, una madura que me siento aún muy joven, buen cuerpo, esbelta, y con unas formas corporales que muchas amigas me envidian, y los hombres me elogian, gozando de mis 48 años con todos mis hijos criados y casados. Vengo de una clase media alta con muy buen pasar y manejamos con mi esposo, una empresa textil familiar que heredé de mis padres.
Luego de un año y pico de venir sufriendo los trastornos del período menopáusico, y ante una conversación que mantuvimos al respecto un día, que estábamos toda la familia reunida en casa, surge, espontáneamente la invitación de Jorge, casado con mi hija menor Ana María, a que lo visite en su Clínica ginecológica.
Puso especial énfasis en que si tuviera alguna duda lo conversara con mi hija Ana María. Además me pidió, que tuviera confianza en él, y en sus médicos especialistas, que no tuviera vergüenza, que para eso estamos la familia, especialmente “para ayudarnos recíprocamente, sin esperar nada del otro” ya que él me trataría con las últimas técnicas de la ciencia, muy encantado, y que sin duda trataría de aliviar los trastornos que llevan las mujeres durante ese período ineludible de nuestra vida.
Fue así que vencí todos mis prejuicios y dejé a mi viejo ginecólogo, y me puse en sus manos.-
Desde el primer día quedé impresionada por su moderna clínica y la cantidad de pacientes que allí se atendían.
Tenía un arsenal de modernos equipos que efectuaban complejos y seguros exámenes, que en mi vida había visto.
Todo comenzó con una larga charla para entrar en detalles y conocer todos mis antecedentes ginecológicos, mis partos, mis períodos… todo, me trató con tanto amor y respecto que me abrí a él como si hubiera sido mi médico de toda la vida. Es más se transformó en mi confidente de un montón de cosas, incluso hasta de un aborto que ni mi esposo supo jamás…
Quiso que lo visitara con periodicidad y fui notando con el transcurrir de los días una gran mejoría, la desaparición de síntomas molestos y unas ganas de vivir.
Tanta fue la confianza que ambos nos dispensábamos, que me desnudaba y me vestía delante de él cuando debía hacerme revisiones ginecológicas, me parecía tonto quitarme la ropa en un lugar, ponerme una bata descartable y luego ponerme frente a él desnuda poniendo mi conchita y mi vagina en sus manos para la revisión, palparme los senos, cuando debía revisarlos.
Un día llegué a su consultorio a última hora – le había hablado por teléfono- para comentarle algunos síntomas que estaba sintiendo. Me esperaba y me dijo, dispones de todo el tiempo que necesitemos para conversar, yo ya terminé, así que te escucho…
-Mira, lo que vengo a confesarte, me ha costado una enormidad de tiempo meditarlo, y buscar las palabras justas, para luego, tomar la decisión de venir a hablar contigo…
-Marianela somos confidentes, y como tal tú me has confiado secretos de tu vida personal y sexual, que ni tu esposo ni tus amigas conocen… pero yo también tengo una gran carga dentro de mi pues yo nunca me abrí totalmente a ti y si hoy tu vienes a comentarme algo que te cuesta mucho quiero que me permitas comenzar yo a sincerarme contigo, para estar a la par tuyo. Necesito que sepas que siento y como soy íntimamente, pues creo que tú vienes a contarme algo muy intimo y por eso te cuesta tanto manifestarlo. Cuando tu hija, hoy mi mujer me llevó por primera vez a tu casa y me presentó a toda la familia, al rato de estar conversando contigo me dije… “No tener veinte años mas… ¡qué mujer! Espero que Ana con los años sea igual a su madre”
Me enamoré de ti el primer día que te vi… no era casual que siempre me sentara junto a ti en cualquier lugar que estuviéramos, y que yo planeara pasar juntos las vacaciones contigo y con tu marido. Me dolió mucho que no te tratara con las últimas técnicas tu anterior ginecólogo, sin quitarle méritos profesionales, y por eso te pedí casi te exigí que vinieras a mi consulta… y ahora que debes saber, pues si no te lo digo me muero, amo profundamente a tu hija, mi mujer, pero estoy enamorado de su madre…Marianela yo sé que no te soy indiferente, al principio venías con recelo y me observabas mucho… luego te fuiste soltando y venías con placer a la consulta y nos dedicábamos ambos muchas horas de charlas para conocernos mejor… tus ojos hablan por ti, y tu cuerpo también, sin que yo comenzara a revisarte, ya estabas mojada, situación no fácil en una persona en menopausia, y a ti te surgía espontáneamente, cuando yo te acomodaba en la camilla, y a mí me pasa lo mismo… sabes… aún antes de quitarte la ropa, ¿cuántas erecciones has provocado en mí? Cuando te he dicho disfruta libremente del sexo con tu marido incitándote a que así fuera y ver de que yo te sacara un poco de mi mente… tu carita y tu sonrisa, de asentimiento me decía una cosa… pero tus ojos me decían otra cosa… en esos momentos me he contenido de abrazarte y besarte, si besarte… largamente y prodigarte mucho amor…. Todo lo que te digo es algo que yo llevo desde el primer día que te conocí, ahí te comencé a desear como mujer, espero no haber herido tus sentimientos y sepas confiar en que me importas muchísimo, y me gustaría ahora que me despaché y que no tengo ningún secreto para contigo que me cuentes lo que venías a decirme…
-Me has dejado sin palabras…Jorge, no porque no supiera que contestar por lo que me has confesado, todo lo que has dicho, pero a la inversa es lo que me pasa contigo, amo a mi esposo y respeto mi hogar, pero cuando estoy contigo soy más feliz que un niño con juguete nuevo, vine a decirte que te amo, más que amor es que te deseo y que necesito hacer el amor contigo, necesito sentir un orgasmo, cien orgasmos, miles de orgasmos… hace mucho que no los tengo, teniendo relaciones con mi esposo y se, estoy segura que tú me llevarás al paraíso, porque siento que no ha pasado inadvertido en ti como vibra mi cuerpo, cuando me revisas llego a orgasmos sublimes que una mujer madura sabe o trata de disimular, además se de tu virilidad, ya que una madre sabe indagar sin preguntar si es feliz o no, a su hija con su marido en la cama. ¿Pero no es una locura, no está contra con los principios básico de la sociedad esto que nos pasa a ti y a mí en materia de atracción sexual?, ya que yo amo a mi marido y a mi hija y si algo llega a pasar entre nosotros no quiero ser yo la cuña, que separe hogares felices… no está ni siquiera pensado que eso suceda, yo tengo como mujer una atracción por ti, por tu virilidad, y por momentos sublimes de felicidad corporal, sexual…
-Marianela yo tampoco quiero serlo, pero me atraes enormemente, ven siéntate junto a mí y mírame como me tienes… con una erección que ni siquiera tu hija lo logra, por más que nos matamos follando
-… Yo quiero que no dilatemos mas esto que ambos sentimos…mira como estoy, pon una mano en mi concha ahora… no es común en mí que sin juegos previos me humedezca y esté pronta para ser penetrada…
La tomé con ambas mano y la atraje hacia mí, busqué sus labios, dulcemente y nos fundimos en un largo y lascivo beso mientras yo quitaba el cierre de su falda, y lleve mi mano a su concha, su tanga estaba empapada, la quité mientras ella bajó mi pantalón y mi bóxer, y se apoderó de mi pene, y en ese momento me mira a los ojos y con una gran sonrisa me dice:
-Con un pene así me harás- e- ter- n a-men- te, feliiiizzzzz.
Me estaba abriendo el camino para una fiesta de sexo y lujuria, y sin más así como estábamos, la puse sobre la camilla de revisión y con una calentura espectacular, puse la punta de mi pija en la entrada de su concha, movimiento que ella acompañó levantando sus caderas para que mi pene la penetrada en su totalidad…. El gemido de satisfacción…fue intenso y llenó el silencio del ámbito del consultorio, y además bombeándola suave pero profundamente, hizo que ella se prendiera a mí con sus brazos y piernas mientras yo permanecía parado penetrándola, una y otra vez… no había pasando ni treinta segundos que la tenía penetrada hasta el tronco y me seguí moviendo cuando me anuncia su primer orgasmo y me besa fuertemente tratando de no dejarme marcas, eso hace que mi pija palpite dentro de su concha y vibre en su vagina, llegando al cuello del útero, cuando comienza gritar:
- “Jorge me vengo nuevamente” “ que Placer!!” “mi cuerpo siente una descarga eléctrica en cada orgasmo, que jamás había logrado”
Mientras yo le digo,
-Aguarda no te apures esta fiesta recién comienza…
La tomo en mis brazos, la levanto y lentamente la llevo al shock room, donde, una amplísima cama nos espera – es donde en casos de emergencia interno temporalmente a mis pacientes.
Acostados en ella comienzo a mamar sus agrandados pezones, y extiendo, una mano hacia su conchita que está inundada de semen y de sus propios jugos, ella mientras se prende de mi pija que está tan endurecida como antes de eyacular y todo mi ser tiene ganas de penetrarla, como ambos nos merecemos en una cama, y gozando cada uno de nuestros movimientos… mientras me susurra al oído
- “Jorge nunca en mi vida gocé como ahora”…
-“Ven, súbete encima de mí a horcajadas y penétrate tu misma con mi pija… y, regula tu misma el placer”, “ me tienes enormemente caliente, y quiero sentir que esa hermosa vagina, apriete y exprima mi pija”…
Su cadencia fue aumentando paulatinamente, hasta llegar a un desenfrenado cabalgamiento, que termina enderezando todo su cuerpo y dejando que mi pija quede incrustada hasta su matriz, mientras una sucesión de orgasmos se van mezclando con una eyaculación abundante de mi parte que pensé que ya no lograría…llora de placer y felicidad… mientras repite como si fuera lo último que puede pronunciar:
- “te desee desde que conocí y ahora te deseo mássss”…”pase lo que pase nunca dejes de cogerme”, “quiero que esto lo podamos repetir con mucha frecuencia”
-Te parece todos los jueves aquí a las dieciocho horas…
-Me encanta… así será…
-Ese horario de mi agenda es tuyo, hasta que lo dispongas… no podemos arriesgarnos, ni en un hotel, ni en otro lugar… además deseo comenzar haciéndote sexo oral, me tienes enloquecido…
-¿Te animarías?, con mi esposo nunca lo hemos hecho, el dice que es cosa de putas…
-Creo que una vez que lo hagamos nunca más podrás vivir sin practicarlo, además te noto receptiva, caliente y un hembra única…
-No me elogies tanto, tengo miedo de defraudarte…
-Después de esta improvisada sección de sexo creo que ninguno de los dos nos defraudaremos jamás… lamento el tiempo transcurrido, sin haber comenzado antes…pero nos vamos disfrutar recíprocamente…
-Quiero bañarme, maquillarme, y volver a casa, diré que tú me has comenzado un nuevo tratamiento, por eso se me hizo tarde…espero que me cubras…
-Por supuesto, diré que estoy tratando tu falta de lubricación y después de una densimetría levantando el índice de fijación del calcio…
-Mi amor piensas en todo…mitad te amo, mitad te deseo, no me digas nada… yo me entiendo