MIS 4 ALUMNAS PRIMERA PARTE LIZ

En la historia que voy a narrar, obviamente como casi siempre se maneja, los nombres están cambiados y las conversaciones desde luego no son exactas, solo les diré que sucedió en una ciudad de provincia en México, les recomiendo que no se vayan con la idea de que como es un relato demasiado largo es aburrido, les prometo que se entretendrán.
Me llamo Arturo, y tengo 28 años, soy abogado, pero también me dedico a dar clases, trabajo en una escuela de derecho de una universidad particular, lo que les voy a contar comenzó en septiembre del año 2010, daba la materia de introducción al derecho a primer semestre, el grupo al que le daba clases era muy bueno y me era fácil trabajar con ellos, como en todo grupo había alumnos de todas clases, desde que empezó el año me llamaron la atención 3 alumnas en especial Lizeth, una rubia de ojos verdes y piel blanca aunque muy bajita de estatura, Carolina, ella es alta, de pelo negro, tez morena clara y ojos negros, las dos de 19 años, cada una de ellas es hermosa a su manera, y ambas son alumnas muy dedicadas, lo que le podríamos decir nerd y Sandra, una morena también de 19 años, de cabello negro con un cuerpo hermoso muy bien desarrollado, quien trabaja como edecán y modelo, ella a diferencia de las otras dos, era la alumna problema del salón, siempre hablando sin poner atención, incluso retándome, ya que al ser una escuela privada se creía con derechos extraordinarios por el solo hecho de que su papa pagara la colegiatura, y por ultimo y pasando en ese momento desapercibida, Abril, una niña delgadita de 18 años que detrás de sus grandes ojos cafés y su cabello castaño y ondulado, aparentaba tener unos 15, con una diminuta estatura y complexión muy delgada y unos senos pequeñitos, tanto en su personalidad como en su desempeño como alumna era muy “X”.
Al ser la mas dedicada y constante, invite a Liz a trabajar como recepcionista y pasante en mi despacho, lo que ella acepto de buen agrado. Durante el tiempo que estábamos juntos, se empezaron a dar los roses, miradas nerviosas, etcétera, yo desde que la conocí en el salón de clases, ya había fantaseado como se vería desnuda, o si seria virgen o no, hasta que un día ella llego al despacho con una mini de mezclilla, una blusa escotada y una chamarra, en cuanto la vi entrar sentí como mi miembro entraba en una erección tremenda, ella noto como la veía, y trataba de evadirme la mirada, me le fui acercando poco a poco le hablaba de algún expediente o inventaba alguna pregunta aunque fuera obvia para acercarme a ella, no quería que se espantara y echar a perder mi oportunidad, ella estaba nerviosa pero no rechazaba mis aproximaciones hasta que estuvimos frente a frente, le dije lo hermosa que era, en especial como estaba vestida, ella no dijo nada solo se sonrojo, comencé a acariciarle el cabello y el rostro, hasta que no pude mas y la bese en la boca, ella forcejeo un poco pero no se pudo zafar, su resistencia cedió rápido, y nos besamos por un largo rato, sabia que si la soltaba en ese momento se acabaría todo por lo que como pude cerré de una patada la puerta que da a la calle y me la lleve al privado donde tengo un sillón grande, le quite la chamarra y la recosté en el sillón, le comencé a besar el cuello y ella soltó un suspiro, en ese momento confirme que si lo hacia bien ella seria mía, lentamente le metí las manos por debajo de la blusa y comencé a masajear sus deliciosos senos, ella de ves en cuando soltaba un pequeño “no”, pero no oponía mayor resistencia, le comencé a acariciar su intimidad arriba de la ropa interior, mientras ella solo soltaba suspiros, después de un rato le metí una mano bajo su calzoncito azul, ella intento detener mi mano pero no se lo permití, ya se estaba poniendo húmeda, su excitación crecía cada vez mas, mientras la besaba le metí un dedo mientras se retorcía después le metí el segundo, ella ya no solo suspiraba, sino que daba pequeños gemidos, acelere el ritmo hasta que sentí como se corría por primera ves, entonces aproveche, le saque el calzoncito, y le masaje su conchita un poco mas, en eso ella me preguntó: L: ¿me va a doler?; esa pregunta me calentó mas, no solo ya era mía, sino que me di cuenta de algo que ya sospechaba, ella era virgen, le respondí, A: si lo hacemos con cuidado, quizás te duela un poco, pero pasara rápido, no te preocupes, te garantizo que te gustara mucho; L: (suspiro); le abrí las piernas, ella sentada en el sillón, y yo hincado frente a ella, me saque la verga del pantalón, su conchita rosa era todo un poema, no la desnude, solo le levante la falda para que no me estorbara y le subí la blusa para ver sus senos, acomode la punta de mi pene en su entrada y comencé a entrar lentamente, ella gemía y se quejaba cada vez que yo intentaba avanzar, hasta que apenas con la punta adentro, me dijo: L: maestro me duele, (como yo era su maestro en la universidad, ella siempre me decía así) A: no te preocupes te lo meto despacito, L: no, ¡me duele!, A: le falta lubricante, para que no te duela necesitamos lubricarla, L: ¿como?, A: ya veras; comencé a aplicarle una dosis de sexo oral, mientras se retorcía y gemía, recorría con mi lengua su pequeña intimidad retorciéndose y gimiendo hasta que no pudo mas y se vino por segunda vez, me incorpore con el miembro a punto de estallar, entonces le dije: A: ahora es tu turno, ahora tu me tienes que hacer sentir bien (mientras acariciaba su cabello), ella no dijo nada pero le sorprendió bastante mi solicitud, le acerque la verga a su cara y: A: abre la boquita, L: pero me da … A: no te preocupes te va a gustar y no será mucho, L: pero.., A: vamos así ya no te dolerá, por que la lubricaremos con tu saliva, abre la boquita, L: pero maestro, es muy grande no va a entrar, (mi pene no es precisamente gigante, es mas yo diría que es tamaño promedio pero ese comentario, lo recordare hasta el día que me muera), A: anda no pasa nada; hasta que abrió un poco la boca y aproveche para metérsela, al principio le dio asco, pero después se acostumbro, yo la tome de la nuca para llevar el ritmo, me la chupo por unos minutos, mientras yo le tocaba el clítoris y le masajeaba los senos, su mamada era completamente inexperta, pero me dio un gran placer, se la saque de la boca para no correrme en ella, no quería que poner en riesgo la situación, la recosté en el sillón, le abrí sus hermosas piernas y la volví a penetrar, ella mas excitada, y mi pene lleno de su saliva, entro con mayor facilidad, hasta que llegue a su himen, empuje con fuerza y ante un leve grito de dolor que dio, rompí el símbolo de su virginidad, comencé a bombear despacio mientras ella gemía, el dolor paso rápido, ella solo se retorcía y gemía, hasta que alcanzo otro orgasmo, después de varios minutos la cambie de posición, la puse en cuatro recargada en el respaldo del sillón y la penetre de perrito, ella gemía cada vez mas, mientras yo aceleraba el ritmo de mis embestidas hasta que se volvió a correr, fue entonces cuando algo paso por su mente y me dijo: L: maestro ¿no trae condón? A: no te preocupes yo no estoy enfermo de nada, L: pero ¿Qué tal si me embaraza?; en ese momento yo regrese a la realidad, ella se detuvo de golpe y me dijo: L: maestro sáquemela, ya no quiero; yo la tome de la cintura y no la deje que se separara, y le dije: A: tranquila, cuando vaya a eyacular te la saco, así mi semen no entra en ti, y no te embarazo (no esperaba que me creyera eso, pero yo estaba muy caliente y no podía permitir que se me escapara y no se me ocurrió mejor argumento, aún no se si me lo creyó o no, no creo que fuera tan inocente o definitivamente ya estaba muy excitada), L: pero me promete que me lo va sacar, A: si no te preocupes, así no corremos riesgos; de ahí en adelante todo se me fue en gozarla, ella le tomo el gusto rápido, cuando yo ya sentía que me iba a correr acelere el paso, quería cogérmela por el culo y correrme en su boca, pero conociéndola, sabia que si me precipitaba nunca me lo volvería a hacer, así que no lo intente, cuando ella sintió que mis embestidas era mas fuertes grito: L: maestro por favor acuérdese de sacarla, A: si no te procures, L: maestro por favor sáquela cuando vaya a eyacular, no lo haga adentro por favor; y así me siguió insistiendo, la tome del cabello, acelere mi ritmo hasta que sentí como ella se volvía a correr, gritando L: saquelooooooo; yo ya no pude mas le alce todo lo que pude la blusa, saque mi verga de su conchita, y me corrí con fuerza en su espalda, el chorro le salpico hasta el cabello, cansados nos recostamos en el sillón, en ese momento me fije la meta de que aunque me tardara un año, me correría en su cara y boca y la estrenaría en el sexo anal.