Era muy pequeño, cuando me quedé a dormir en casa de una primas. Al día siguiente ellas salieron al colegio y me quedé sola en su casa, fuí a su cuarto y saqué ropa interior de sus comodas, me las puse y al contemplarme en el gran espejo me encantó lo que ví. Luego seguí con sus vestidos y por último intenté un maquillaje suave. En eso estaba cuando mi tía me llamó a tomar desayuno......... Estaba feliz y muy excitada. Días después al llegar a mi casa, un vecino de 16, de nombre Miguel me vino a buscar y me dijo que lo acompañara a su casa. Yo vestía shorts cortos, polera y sandalias. En su casa me llevó al cuarto de sus padres, me hizo arrollidarme al borde de la cama, me sacó los shorts y acarició mi agujero. Luego me mojó con saliva y me penetró lentamente al comienzo. Sentí su verga enorme introducirse en mi culo, el movimiento se hizo más rápido y cuando terminó, se subió los calzoncillos y me llevó a la puerta. Caminé de vuelta a casa sintiendo como su semen escurría hacia el exterior y mojaba mis piernas. Al llegar a casa, cuidé que mi madre no notara el liquido blanco que me humedecía. A partir de entonces y mientras vivimos allí, iba diariamente donde mi vecino y repetíamos la ceremonia. De a poco le empecé a chupar su pene y así era más fácil que me penetrara. Cuando nos cambiamos de casa, un día apareció Joaquín, un chico que vivía en el campo cerca de nosotros... un día me pidió que lo acompañara a una bodega donde se guardaban materiales, había allí un sillón antiguo con brazos tapizados y mullidos, me hizo apoyarme en él de tal forma que mi culo quedaba levantado y a la altura de su pene -que era muchísimo más grande que el de Miguel-. Yo me mojé mi hoyito y sin decirnos nada, él me lo introdujo rápidamente. Me culeó con fuerza y vigor. Ellos fueron los primeros, luego seguí buscando penes y hubo muchos chicos que me penetraron. Una vez, en una competencia de quien orinaba más lejos, el que llegara más cerca debía chuparles el pene a los ganadores........ por supuesto que yo fui el que perdí y así tuve por primera vez dos y hasta tres penes en mi boca. Como eran muchos, les sugerí que los que quisieran podían penetrarme. Varios aceptaron mi propuesta y comenzaron a hacerlo, iban terminando uno tras otro hasta que los siete chicos me lo metieron: fue el día más bello de mi infancia !
Le dije ¡esto! He inmediatamente le subí la falda metiendo mi mano entre sus piernas tocando su zona vaginal, puso resistencia y trato de gritar pero yo le dije severamente que o me entregaba su cuerpo o la denunciaba.
Relato erótico enviado por reycolegial el 30 de July de 2009 a las 12:08:52 - Relato porno leído 100018 veces