Lo cierto que no fue tan malo como se pueda creer, la realidad es que soy una oficial de policía, para ser más exacta soy la única mujer de mi precinto, prefectura, comandancia, o como lo acostumbren a llamar en su país, a la región o área que tenemos asignada para trabajar.
Relato
Bueno desde que ingresé a la fuerza de policía, tuve que darme a respetar, no tan solo con los delincuentes, desde luego, sino que también con los civiles, que al ver que yo era mujer, como que no creían que yo podía resolver algo, pero lo que más me costó trabajo fue el convencer a mis propios compañeros, de que en esto de aplicar la ley, era tan buena como ellos, y en ocasiones hasta mejor.
En ocasiones mucho antes de que al tipo con el cual intervenía, pensara en decir algo, yo le daba un solo soplamocos, que lo dejaba sentado de culo, nada más para que supiera quién era la que daba las órdenes. Por lo que rápidamente, me gané el respeto de todo el mundo incluso el de mis colegas. Tan fuerte fue la impresión que había dejado entre ellos, que a la primera que mandan cuando reportan algún incidente de violencia, es a mí. Claro que eso me ha costado uno que otro navajazo, un par de cuchillazos, un tiro en el abdomen, que de no ser por el chaleco anti balas, no se los estuviera contando, aparte de unas cuantas peleas, para arrestar algún pendejo, que porque me ve chiquita, piensa que no puedo con él.
Pero no es precisamente de eso, de lo que quiero hablarles. Sino más bien de lo que me pasó hace unas cuantas semanas, que después de rendir mi turno, acepté como de costumbre, salir con algunos de mis compañeros. Por lo que todos fuimos a un pequeño bar, bien cerca de nuestra comandancia, a bajarnos unas cuantas cervezas bien frías. Realmente nunca falta que alguno de ellos, me quiera vacilar, diciendo que a mí me gusta tanto el rolo, macana o roten, que en todo momento lo tengo agarrado, ya que no lo suelto ni aun cuando escribo, ni cuando voy al baño. Yo por bacilar les digo a mis compañeros, que como no he conseguido uno de carne y hueso que me satisfaga, hasta me lo llevo a la cama, cuando voy a dormir desde que me divorcié.
Pero esa noche en particular, para comenzar, les diré que reconozco que bebí de más. Ya que comenzaron a fastidiar, con que yo no bebía tanto como ellos, y comprenderán que no me podía dejar joder por mis compañeros, así que apenas terminaba una cerveza comenzaba a beber otra, y así continué toda la noche, les di una buena lección. Lo malo es que estaba tan y tan borracha, que apenas y podía mantenerme de pie, mucho menos podía, pensar de irme a casa manejando en mi auto. Por lo que a un inteligente de mis colegas, se le ocurrió decir, que como el cuartel estaba tan cerca, mejor me dejaban durmiendo en la especial, hasta que se me pasara todo.
Como pudieron me llevaron ya de madrugada al cuartel, y me dejaron recostada en uno de los bancos, mientras ellos hablaban con el comandante de turno, para que me dejara pasar la borrachera en la especial. Esa es una celda que no parece celda. Ya que tiene de todo, aparte de una cama, baño, una neverita llena, televisor, y hasta aire acondicionado. Por lo general la usan para tipos importantes, como jueces cuando los agarramos borrachos, políticos, o alguna que otra persona pesada.
Por suerte esa noche la condenada celda especial se encontraba vacía, pero cuando finalmente el encargado del turno de la noche dijo que si, mis compañeros me fueron a recoger al banco donde me habían dejado, casi dormida, por no decir que bien borracha, tanto que estando recostada en el banco me oriné como una verdadera pendeja. Mojándome no tan solo mis pantalones, sino que también la blusa y el suéter que tenía puestos. La cosa es que cuando mis compañeros me fueron a levantar para llevarme a la celda, se dieron cuenta de que estaba toda meada, y comenzaron a joder con eso, hasta que llegamos a la retirada celda, atravesando el patio trasero de la comandancia donde tenemos todas las patrullas averiadas, y autos decomisados. Para evitar que algún periodista o fotógrafo, le pueda tomar una fotos a quien tengan metido en esa celda.
La cosa es que cuando entramos a la celda, uno de mis compañeros lo escuche preguntarle a los otros, ¿la vamos a dejar así, con toda esa ropa meada puesta?, yo creo que lo mejor es por lo menos quitarme el pantalón, la blusa y el suéter, para que no se me quedase el fuerte olor a orine encima. Y hasta esos momentos creo que ellos actuaron de buena fe, lo malo fue, que cuando yo sentí que entre todos ellos, me habían quitando casi toda mi ropa, durante esos momentos deje que me agarrasen por todos lados sin decir ni hacer nada, de seguro ellos pensaron que estaba dormida, pero una vez que me dejaron en panti y sostén, comenzaron a salir de esa apartada celda. Y al darme cuenta de que se marchaban, sin hacerme más nada, abrí mis ojos me levanté de la cama dando tumbos y comencé a insultarlos, acusándolos falsamente de querer acostarse conmigo, aprovechando que estaba bien borracha.
Pero si nada más hubiera dicho eso, seguramente no hubiera pasado nada. Pero yo, y eso si me recuerdo de manera bien clara, los seguí insultando, diciéndoles que a los tres, que yo me los pasaba por mi coño, y al decir eso me bajé las pantis, al mismo tiempo que con las piernas abiertas se los mostraba. Pero no conforme con lo que les dije, continué provocándolos diciéndoles a los tres. Ustedes no me dan ni por el culo, a que los tres juntos, los hago venirse mucho antes de que yo. Y a medida que continué diciéndoles cosas, no tan solo me quité como pude mis pantis, y también me quité el sostén, y agarrando mis tetas de manera provocativa les seguí diciendo. Que en su perra vida no han tenido entre sus manos, unas tetas como las mías.
Fue cuando como a pesar de lo borracha que me encontraba, dando tumbos me dirigí a la pequeña cama, y me tiré en ella, abriendo mis piernas de par en par, agarrando mi coño con ambas manos, y viéndolos a los tres los reté diciéndoles. A que no se atreven a meter mano conmigo aquí y ahora. Hasta ese momento mis compañeros se quedaron boquiabiertos, y nada más se habían limitado tan solo a verme, sin decir ni hacer nada. Pero al escucharme y ver como yo me agarraba frente a sus ojos mi propio coño. Los tres de inmediato se vieron entre sí, y de común acuerdo anquen sin decir una sola palabra, me saltaron encima, mientras que yo seguí insultándolos, provocándolos, y retándolos a que me metieran mano, entre los tres.
En cosa de segundos vi como los tres rápidamente se quitaban toda su ropa, y a los pocos segundos sentí sus manos por todo mi cuerpo, al tiempo que sus paradas vergas ya estaban al aire. Uno de ellos, al que cariñosamente le decimos el Negro, me tomó por mis caderas al tiempo que me dijo, yo siempre desee darte por el culo, Chiquita, estas nalgas tuyas, siempre me han gustado. El segundo en agarrarme y colocar su tremenda verga frente a mi coño, fue el cabo. Como perteneció a la fuerza de choque, aun se la pasa levantando pesas, y aparte de ser bien musculoso, entre sus piernas tiene un tremendo vergón casi tan grande y grueso como el de Negro. Y el tercero fue Gutierritos, que agarrándome por el cabello con fuerza colocó su verga frente a mi boca.
Justo en ese instante, me di cuenta de que realmente entre los tres me iban a violar, y todo porque yo los provoqué. Así que cuando comencé a sentir la gruesa y larga verga de Negro, entrándome por el culo, al tiempo que la del cabo deslizándoseme dentro de mi coño, no me quedó más remedio, a pesar del dolor que sentí cuando negro comenzó a romperme el culo, que disfrutar lo que mis compañeros me estaban haciendo. Por lo que como una loca comencé a mover mis caderas, y una vez que dejé de gritar, por el dolor que me produjo Negro, al enterrarme su tremenda verga entre mis paradas nalgas. Abriendo mi boca lo más que pude, con una de mis manos, atraje la verga de Gutierritos hacia ella, dedicándome a mamar como una desesperada.
Por un buen rato tanto el Cabo como Negro me dieron respectivamente, de manera bien sabrosa por mi coño. Al tiempo que a pesar de estar mamando la verga de Gutierritos, les pedía a gritos a los tres que siguieran dándome más duro. Las manos de ellos me agarraban mis tetas, las pretaban, el Cabo por su parte, hasta me las estuvo chupando, lamiendo y hasta mordiendo por un buen rato. Al tiempo que Negro, sin detenerse continuaba bombeando su tremenda vergota dentro de mi apretado culito, al tiempo que con su boca me mordisqueaba mi nuca y orejas. Yo por mi parte no dejaba de tragar casi por completo la larga la verga de Gutierritos. Al tiempo que él sujetándome con ambas manos presionaba mi cara contra su cuerpo.
La realidad es que perdí la cuenta, del número de veces que disfruté de múltiples, y profundo orgasmos. A medida que mis tres compañeros fueron acabando, se fueron levantando de la pequeña cama. El primero en venirse, y obligarme a tragar toda su leche lo fue Gutierritos. Luego creo que fue el Cabo, el segundo en el acabar dentro de mi coño. Mientras que por un buen rato Negro continuó enterrándome toda su gruesa verga por entre mis nalgas. Hasta que finalmente, se vino en parte dentro de mi culo, y en parte sobre mis nalgas y espalda.
Yo quedé bien molida, pero extremadamente satisfecha. En mi vida había llegado a tener sexo con más de uno, y esa madrugada mis tres compañeros, me hicieron sentir la mujer más dichosa del mundo. Después de que los tres se retiraron, yo me quedé profundamente dormida, tanto que pasado un buen rato, cuando sentí a quien sabe quien, clavándome su verga dentro de mi ya bastante usado coño, ni me molesté en abrir los ojos. Cuando me desperté olía sexo, semen, saliva, y quien sabe que más. Como pude caminado con mis piernas bien abiertas, y chorreando toda la leche que me habían dejado dentro de mi cuerpo, me di una reconfortante ducha fría. La que me ayudó a despertar, y darme cuenta de lo que había hecho con mis tres compañeros.
A pesar de que mi ropa estaba orinada así misma me la puse, y sin dar mucha explicación salí del cuartel, y me dirigí a mi auto. Ya en casa, como ya estaba amaneciendo, lo primero que hice fue llamar al supervisor de turno, y decirle que me encontraba enferma, por lo que no podía ir a trabajar ese día. Me quité la ropa y la dejé remojando, y nuevamente me acosté, recordando claramente todo lo que había hecho con mis tres compañeros.
A siguiente día, ya muchísimo más repuesta de la gran borrachera que había agarrado, mi única preocupación era de que mis superiores no se enterasen de lo que yo había hecho, y si se llegaban a enterar, eso no fuera a perjudicarme dentro de la fuerza. Por lo que decidí apenas llegué al cuartel hablar con mi superior, no me refiero al Cabo, sino al comandante el capitán a cargo del cuartel. Y contarle en parte lo sucedido, de forma de que yo no quedase mal parada ante sus ojos.
Por lo que apenas lo vi y pude hablar con él, le dije dentro de su oficina, que realmente no me había enfermado, que lo que me sucedió fue que bebí de más, y ya estaba a punto de decirle que mis tres compañero se aprovecharon de mi condición y que me habían violado, cuando se me encendió el bombillo y en lugar de eso le dije, que los tres me condujeron hasta la celda especial y me dejaron dormida. Por lo que deseaba dar les las gracias a ellos, y pedirles perdón, por mi manera tan irresponsable de beber la otra noche. El Capitán, de inmediato los mandó a llamar, y cuando los tres aparecieron en la puerta, hasta Negro se veía blanco del susto, supongo que pensaron que yo los había acusado a los tres de aprovecharse de mí.
Por lo que antes de que alguno fuera a meter la pata, con mi cara de lo más tranquila, les comencé a dar las gracias, por haberme soportado la noche en que me emborrache, y tener el cuidado de llevarme hasta la celda especial, hasta que se me pasara la borrachera. El Capitán por su parte también los felicitó, y a mí me dio, un pequeño jalón de orejas, al decirme que tuve mucha suerte de que fueran ellos quienes me hubieran acompañado, otros de seguro te dejaban borracha, en el mismo bar, o peor a un te hubieran violado.
De más está el decirles que mis tres compañeros, hacen lo que sea por mí, y en ocasiones aprovecho para compartir íntimamente con ellos, pero de manera individual.
Hola saludos mi nombre es joselyn,
Tengo 43 anos ,
vivo en el DF,Mi marido es pablo tiene 52
anos ,Tenemos un hijo de 18 anos ,
Relato erótico enviado por Andytorres el 08 de December de 2015 a las 21:47:15 - Relato porno leído 147189 veces
Si te ha gustado Mis compañeros me encarcelaron, me desnudaron y… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:05) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:38) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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