Mis dos amigos, y yo hicimos muy feliz a mi madre… ( CON fotos)

José y Domingo, mis dos mejores amigos, y yo, habíamos estado en la cervecería de la esquina, a la que llegaron varias mujeres como de costumbre, vecinas que al igual que nosotros tres, ocasionalmente se reúnen a tomar cerveza, y ha chismorrear. Lo especial de ese grupo de mujeres mayores, era que una de ellas era mi madre. Yo la verdad ni cuenta me había dado de su presencia, y al parecer, ella tampoco se dio cuenta de que mis amigos y yo nos encontrábamos en la cervecería. Hasta que en una de esas que Domingo fue al baño, al regresar me dijo. Tú mamá se encuentra con sus amigas, en el fondo de la cervecería, y parece que la están pasando bien. Yo seguí bebiendo, hasta que después de casi una hora, mi madre, y varias de las vecinas salieron de la cervecería, riéndose, lanzando besos, y saludando a todos los presentes, como si fueran reinas de belleza. Pero justo antes de marchase, nos dijo a los tres, si quieren pasen por casa más tarde, para que les de algo de comer. Yo aunque vi a mi madre, demasiado alegre, no me preocupe por eso, y como a los diez minutos, José nos dijo. Vamos a casa de este, a ver que nos preparó su vieja. Así que los tres nos fuimos a mi casa, y tras mi mamá servirnos un delicioso caldo de pollo, nos fuimos a la sala. Ya llevábamos un rato mis amigos y yo sentados, hablando. Cuando mi mamá, se sumó al grupo, sentándose entre José, y yo. Mientras que Domingo se encontraba sentado en el sofá, al otro lado de mí. De inmediato me di cuenta de que ella estaba muy tomada, por su manera de reír, y los continuos comentarios de doble sentido, que estaba haciendo. Cosas que buena, y sana, no se atrevería a decir. Pero no le di mucha importancia, además mi madre tiene anda por cerca de los cincuenta, y como es algo gorda. No pensé que sus comentarios de doble sentido, nos fueran afectar a mis amigos y a mí. Pero al escucharla decir, en cierto momento, que hacía mucho tiempo que su gallina no veía un gallo. Ya que como hace años mi padre falleció, yo lo tomé a broma. Y así continuó ella, lanzando indirectas, a mis amigos, y por ende a mí también. Pero a medida que seguíamos riéndonos de las ocurrencias de mi madre, que me doy cuenta de que en una de esas, ella distraídamente, o por lo menos al principio lo pensé así, colocó su mano derecha sobre la rodilla de José, y la izquierda sobre la mía. Pero a medida que seguimos contando chistes, fui sintiendo, y viendo como las manos de mi mamá, se fueron deslizando por nuestras piernas. Hasta que de forma algo graciosa, ella misma hizo un comentario, de que hacía tiempo que no tenía una cosa de esas, tan cerca de sus manos. Ya en ese momento, el calor de la excitación recorría todo mi cuerpo, y me di cuenta de que el miembro de José, al igual que el mío, bajo el pantalón se encontraba montado. Por unos instantes pensé en dar por terminado todo, y despedir a mis dos amigos, para hacer que mi madre se fuera a dormir la borrachera que cargaba. Pero no sé si fue, lo alegre que la vi, o la manera en que tanto Domingo como José, veían a mi mamá. Que en lugar de pedirles que se fueran a sus casas, viendo a mí mamá le pregunté si no sentía calor. No sé cómo se me ocurrió hacerle esa pregunta, que de inmediato, me ha dado un enorme beso en la boca, al tiempo que me dijo que si, se puso de pie, y en un dos por tres que se ha quitado el vestido, quedando únicamente en bragas, y sostén. Como ya les dije, mis madre es algo gorda, pero al verla así, frente a mis amigos, y yo. Sentí una tremenda excitación, como nunca antes la había sentido. Pero justo antes de sentarse, nos dijo a los tres, no es justo, que yo me sienta tan fresca, y ustedes se estén muriendo de calor. Así que quítense la ropa, yo me quedé sin saber qué hacer, pero al ver como Domingo, y José se comenzaron a quitar sus camisas, yo también lo hice. Mi madre parecía una quinceañera de lo feliz que estaba, nunca la había visto actuar de manera tan contenta y alegre, tanto que de inmediato ella misma se quitó la braga, al tiempo que mis amigos y yo nos quitábamos los pantalones. Luego entre José y Domingo la ayudaron a quitarse el sostén, hasta que se quedó únicamente con sus medias y el liguero que las sujetaba. Lo que más me sorprendió a mí, fue la tremenda erección que mis amigos y yo teníamos. Pero casi de inmediato, mi madre al ver esas tres vergas erectas, las agarró y una a una las beso y hasta mamó, por breves segundos. Ya les digo, la vi tan contenta, y excitada, que no pude decirle que se detuviera. Sino todo lo contrario, a medida que le mamaba la verga a uno de mis amigos, o a mí, José comenzó acariciar sus grandes senos, y yo le comencé acariciar sus muslos, hasta que mi mano llegó a su caliente vulva. Su rostro reflejaba tal alegría, que me era imposible dejar de proporcionarle ese pequeño placer. Máxime cuando ella misma, nos dijo a los tres. No saben lo feliz que me hacen, no se detengan. Por lo que ya a los pocos segundos, mi madre se paró, y de inmediato se dedicó a mamar la verga de Domingo, mientras que le ofreció su coño a José, quien gustosamente la penetró, mientras que yo esperé pacientemente, para luego darle por el culo, tal y como ella me lo pidió. Durante el resto de la noche, mi madre continuó mamando nuestras vergas, y dejando que ya fuera Domingo, o José le dieran por el coño, mientras que a mi tan solo permitió que le diera por el culo, diciéndome. Que era tal y como mi padre se lo hacía. A la mañana siguiente, ya mis dos amigos se habían marchado a sus respectivas casas, y cuando yo me vine levantando, encontré a mi madre, de lo más contenta, preparando el desayuno, tal y como si nada hubiera pasado. Yo no hice comentario alguno, ni mis amigos tampoco me dijeron nada cuando nos volvimos a ver a la noche. Bueno eso pasó hace casi un mes, pero recientemente volvió a pasar algo semejante, solo que además de José y Domingo, también nos acompañaba otro de mis amigos, Esteban.