Mis dos Hermanas

Mi relato es cien por ciento real. no daré nombres por razones obvias.

Hoy soy un hombre de 45 años,profesional, contextura normal, estatura mediana. Mis hermanas tienen 42 años-son gemelas-, están casadas y tienes hijos.

Quiero expresarles que desde niño tuve afición, o mejor, inclinación por lo erótico. recuerdo que cuando era un infante de 6 o 7 años, le cogía "puntas", es decir, observaba disimuladamente a mis primas mayores que se cambiaban tranquilamente delante de mí, mostrando toda sus conchas peludas y sus grandes tetas. Eso me gustaba y siempre trataba de estar alli presente.

En relación con mis hermanas, por la cercanía de edad, compartíamos juegos, ya que no nos dejaban salir a la calle. durante nuestra adolescencia comencé a percibir que cada vez que establecíamos un juego de contacto y yo las tenía que agarrar y sostener, esa cercanía me generaba un deseo sexual que me provocaba intensas paradas en mi verga, recostándoselas en las nal gas, y por delante. Pero igualmente yo notaba que se me pegaban y se restregaban contra mi parada verga. Algunas veces nos acostabamos los tres, o simplemente con alguna de ellas y nos arropabamos totalmente, jugando al fantasma, e igualmente allí se producía lo mismo, es decir, yo me paraba intensamente y se las recostaba en el culo o por delante, sobándoles las teticas y la espalda, como si se tratara del mismo juego. Yo despúes de cada juego me tenía que hacer la paja en el baño y siempre me imaginaba metiéndole toda mi verga en la concha de mis hermanas.

Mis hermanas, son relativamente altas, trigueñas, de busto pequeño, regulares de cara, pero con un bonito cuepo, sobre todo con un culo grande y duro.

El tiempo pasó, aproximadamente a mis 21 o 22 años, ya estudiaba en la universidad y trabajaba, y por supuesto tenía amigas y novias con las que practicaba el sexo; mis hermanas habían terminado estudios secundarios y estaban ennoviadas- a propósito se casaron tempranamente-. Los juegos que les comente habían cesado y yo creí que todo estaba superado. Sin embargo un día sabado llegue al filo de la noche, ya que había estado tomandome unos tragos con un grupo de amigos despues de un partido de futbol, y me encontré con que una de mis hermanas estaba sóla en la casa, malhumorada por que su novio la había dejado plantada y vestida, ya que tenían pensado salir a pasear al parque cómo usualmente lo hacían los fines de semana. Le dije que se tranquilizara, que seguramente como yo, él se había quedado con unos amigos y el tiempo se le había ido, le manifesté que no iba a estar sóla, ya que me iba a duchar y me quedaría viendo televisión, ante lo cual ella se mostró complacida y me manifestó que entonces si se calmaría; además, recuerdo que dijo que ella también vería televisión y por lo tanto iba a preparar crispetas o palomitas de maiz.

Me duché abundantemente y al salir de la regadera me di cuenta que se me había quedado la toalla en el dormitorio. A fin de no humedecer el piso si salía mojado, llamé a mi hermana y le pedí el favor que me llevara la toalla, a lo cual ella accedió sin ningún reparo, cuando me fue la entregar, se sonrió picaramente, ya que yo únicamente tenía asomada la cabeza, por que el cuerpo lo cubría con la puerta del baño, entonces me amagó con entregarmela y retiró ágilmente la mano, ese gesto me trajo a la mente de manera fulgurante el recuerdo de nuestros juegos de antaño y le manifesté que me entregara la toalla o la iba a perseguir como cuando estabamos "pelaos", a lo cual ella, recuerdo, que contestó que no me atrevía, yo le manifesté que no salía por que de pronto alguien me veía por las ventanas que dan hacía la calle. ante tal argumento me manifestó que eso no era problema, que ella las había cerrado, por que esa noche no quería ver asu novio y si dejaba las ventanas abiertas él se asomaría y le rogaría que lo atendiera, en cambio si las ventanas estaban cerradas y él llegaba tocando, yo tenía que decirle que ella se había acostado por que sentía enferma; ante lo cual ella queía generarle un sentimiento de culpa y de está manera infringirle un castigo, segun me explicó.

No obstante lo explicado por ella, nuevamente le insistí que me entregara la toalla que tenía en la mano y nuevamente amagó con entregarmela y retiró la mano, soltando una risa picara e invitándome a que se la quitara; yo nuevamente volqué mi pensamiento a los juegos de antaño y aquello me produjo un vertigo que me corrió hasta la cabeza de la verga, produciéndome automáticamente una tremenda parada, y sin pensarlo dos veces me avalancé detras de mi hermana, pero ella con agilidad salió corriendo y se metió al cuarto, escondiéndose entre las sabanas de la cama. Esa conducta me exacerbo aún más y como un relampago yo también me introduje dentro de las sabanas y comencé a forcejea con mi hermana como intentándo quitarle la toalla, pero al mismo tiempo comencé a recostarle toda mi verga bien parada por el culo grande y a sobarla por las tetas y las piernas, ella hacía el plante de zafarse, pero en realidad, yo comprendí que lo que hacía era recostar todo su culo y su cuerpo a mi.

En ese forcejeo me le monté encima y le sostuve con mis manos sus brazos y comencé a menearme como si fuera una lucha libre. estaba supremamente arrecho y con mis piernas le abrí las de ella, metiendomele en el medio; en ese momento, me dijo que la soltara que se estaba ahogando y yo la solté. pensé que se iba a intentar zafar, pero en vez de eso me dijo que se rendía y que por lo tanto yo ganaba y ella estaba dispuesta a pagar un castigo, tal como hacíamos en antaño, entonces, recuerdo que yo le dí la orden de que cerrara los ojos y obedeciera, a lo cual accedió sumisamente. Me bajé de ecima de ella y le dije que se volteara, tan pronto se volteó, pude ver ese inmenso culo bien formado y le quité casí con desesperación la tanga que tenía, y ahí sí pude contemplar esas grandes y redondas nalgas, las cuales comencé a coger y a tocar; note como se estremecía, sin embargo me preguntó que que le estaba haciendo, a lo cual yo contesté, que la esta castigando por lo de la toalla y que se callara.

No me aguante más y le abrí las piernas de par en par, me baje y comence a chuparle la concha y a lamerle el chiquito. Ella, empezó a retorcerse y a gemir y yo le pregunté si le gustaba ese castigo, a lo cual me respondió que sí, que así era como siempre soñó que yo la tuviera. Sus palabras me arrecharon aún más y entonces, decidí que hicieramos el 69; ella se me montó encima y se metió de una mi verga en su boca, sus gruesos labios y su lengua empezaron a hacerme sentir un gusto tremendo; yo mientras tanto le abrí con mis dedos la concha y le introduje mi lengua, primero despacio y despues rápido, ante lo cual me soltó la mondá y comenzó a gritar ya sollozar de la emoción; así la tuve un buen rato hasta que lanzó un grito penetrante y pegó su concha con fuerza a mi boca; en ese momento entendí que se había venido absolutamente; tenía la concha totalmente lubricada y mojada.

Decidí entonces cambiar de posición, colocándola boca arriba, le abrí nuevamente las piernas y me le fui encima con el propósito de culearmela con todo, pero ella, me contuvo y me dijo que era virgen; provocándome una arrechera mayor, le pregunté que cuando le venía la menstruación, a fin de evitar un embarazo y para mi fortuna la respuesta que me dió cayó dentro de mis calculos, por lo que decidí metersela, ella sintió que mi verga tocaba su raja y eso le provocó un pequeño brinco acompañado de un suspiro, lo que me señaló que otra vez estaba alborotada, por lo que decidí enterrarsela toda, ya que estaba supremamente arrecho, como tenía la chucha bien lubricada, le coloqué tiermanete la cabeza de mi mondá en toda la entradita y comencé a menearme suavemente, hasta que ella me asió por la espalda a la altura de las nalgas mandándome la inconfundible señal de que se la incrustara, a lo cual accedí abruptamente, enterrándosela totalmente, ella lanzó un grito desesperado y me clavó sus filosas uñas en mi espalda, yo sentí que mi mondá se desgarraba cuando rompió algo alla adentro y eso me alborotó más; culeándomela rápido y con todas mis fuerzas; ella gritaba, lloraba y me mordía en el pecho desesperadamente, hasta que comenzo a gemir nuevamente y buscó mi boca con angustia; nunca había besado a mi hermana pero ese día le metí mi lengua en su boca y le chupe los labios desenfrenadamente.

Ha sido uno de los momentos más maravillosos que yo he vivido sexualmente hablando, me vine dentro de mi hermana con todo, al mismo tiempo en que ella otra vez se venía, pero ahora con mi verga dentro de su concha y totalmente inundada de leche.

Me quedé encima de ella, exhauto, como por 15 minutos; cuando me baje, pude comprobar que estabamos desechos, ella, llena de sangre y leche en su chucha, haciendo manifestaciones de dolor; yo, con toda la cabeza de la verga lascerada por la rotura del himen, arañado y mordido en mi espalda y pecho; las sabanas manchadas de sangre y semen.

En ese momento nos comenzó a invadir un sentimiento de culpa mutua por lo que había pasado; mi hermana se agarró a llorar, yo traté de consolarla, pero un nudo en la garganta me quitaba la respiración; sabía que lo que habíamos hecho no era lo correcto ni lo aceptado. en silencio ordenamos el cuarto, lavamos las sabanas en la parte manchada y las secamos con la plancha, a fin de que nadie se diera cuenta de la humedad e hicieran preguntas comprometedoras, luego nos aseamos separadamente, yo le conseguí un antiinflatorio y ella a su vez me curó los arañazos y mordidas. ella se acostó y yo me quedé aparentemente viendo televisión, pero en realidad, repasando cada instante de lo acontecido, lo cual me provocaba remordimiento, pero al mismo tiempo lujuria.

Al día siguiente, mi hermana amaneció enferma y no salió de su cuarto; situación que unida a mis estudios y al hecho que el resto de la familia iba a visitar a mi abuela nos obligó nuevamente a quedarnos solos en horas de la tarde. Yo decidí entrar al cuarto para hablar con mi hermana y excusarme; ella en un principio se mostró distante, pero luego me dijo que me calmara que ella era la que sentía verguenza conmigo y que se sentía responsable de lo sucedido. esta respuesta me permitió acercarmenle y abrazarla tiernamente, acariciando sus cabellos, situación que despues de algunos instantes nuevamente comenzó a encender en mí la pasión por mi hermana y de ella por mi, por que terminamos nuevamente culeando de lo lindo.

Realmente, hoy, despues de tantos años, seguimos culeando y ella sigue gimiendo con mi verga. Nadie nunca ha sospecha nada, e incluso en muchas oportunidades mi cuñado me deja sólo con ella y se va a rumbear con sus amigos, aduciendo que conmigo está segura y que él sabe que nosotros somos muy unidos, oportunidad que siempre aprovechamos para venirnos varias veces.

Al principio genera muchas contradicciones internas, pero despúes uno termina convencido que es una de las relaciones más explosivas que puedan existir.

Quiero decirles sinceramente, que a mi otra hermana también me la culee y me la sigo culeando, pero eso se los contaré en otra ocasión