Mis dos hermanos y yo, nos entendemos...

Lo cierto es que los tres, nos cuidabamos mutuamente, ya que nuestros padres se la pasaban viajando, por cuestiones de negocios. Así que una noche en que los tres nos fuimos a un Pub, estabamos bebiendo y bailando cuando se armó una pelea. Bueno los tres terminamos en casa, donde seguimos bebiendo, y algo aburridos, y cortados por no haber podido continuar pasandola bien. Fue cuando a a mí se me ocurrió, que nos pusieramos a jugar la botella, pero a Eusebio que es mi hermano mayor, la idea no le agradó, y propuso que jugasemos briscas (cartas, naipes).
Lo cierto es que tanto como Esteban mi hermano menor, y yo aceptamos, aunque realmente yo no tenía mucho que apostar, y al poco rato perdí el poco dinero que cargaba encima. Ya estaba por retirarme cuando Esteban se le ocurrió que apostase la ropa, y quizás por lo bebida que me encontraba, acepté. Y aunque perdí la blusa, y la falda, al poco rato, comencé a recuperarme, mientras que el mismo Eusebio, y Esteban comenzaron a perder, hasta que les tocó apostar su ropa, y aunque yo había recuperado mi blusa y mi falda, no me las volví a poner. Bueno así seguimos jugando, y bebiendo, hasta el momento en que tanto Eusebio como Esteban quedaron completamente desnudos.
Al ver a mis hermanos así sin nada de ropa, como que me afectó, ya que al momento de apostar, cuando ambos perdieron no se como se me ocurrió pedirles fue que se masturbasen, lo que a pesar del estado en que ambos estaban, aceptaron acerlo, pero sin llegar a venirse. Yo les dije que estaba bien, y tanto el uno como el otro agarraron sus respecgtivos miembros, y comenzaron a jalonearselos para arriba, y para abajo. Hasta que de momento se detuvieron diciendome Esteban que si yo quería, que siguieran debía ser yo misma quien los masturbase.
No se en ese instante me pareció algo gracioso, y así que agarrandole sus miembros a mis dos hermanos, comencé a masturbarlos, por lo menos durante un corto momento, ya que el tener entre mis manos sus caliente y palpitantes vergas, me hizo sentir el deseo de no tan solo agarrarselas sino que me provocó el que me las introdujeran dentro de mi coño. Así que sin decirles nada, solté sus parados miembros, y tan rápidamente como pude, me despojé de mi sostén, y gragas, quedando completamente desnuda entre ellos dos. Eusebio y Esteban no salían de su asombro, pero no tuve que decirles nada, ya que de inmediato ambos comenzaron acariciar mis parados senos, mis nalgas, muslos, y hasta mi depilado coño.
El sentir sus calidas manos sobre mi piel, me excitó muchisimo más, así que me tendí sobre el sofá de nuestra sala, abrí mis piernas, y los dejé que ellos dos se pusieran de acuerdo en quien iba a ser el primero. Ninguno dijo ni una sola palabra, se vieron, y de inmediato Eusebio me tomó por las piernas, dirigiendo su parada verga a mi coño, mientras que Esteban, sin dudarlo por un solo instante agarrando su miembro lo colocó frente a mi cara. Así que al poco rato mientras mi hermano mayor me penetraba sabrosamente por el coño, mi hermano menor, me ponía a mamar su parado miembro. Yo a todas estas no dejé de mover mis caderas, y de chupar como loca la verga de mi hermano menor. Hasta que después de un buen rato, disfruté de un tremendo orgasmo.
Por un buen rato seguimos los tres estando completamente desnudos, yo aproveché y me lavé, pero al regresar a la sala, al ver sus caras supe de inmediato que deseaban continuar, por lo que como yo tambien estaba tan deseosa como ellos, sencillamente me paré entre los dos, y casi de inmediato Esteban se puso a mamar mi coño, mientras que para mi sorpresa, Eusebio comenzó a pasar su lengua por entre mis paradas nalgas. Por lo que al poco rato comencé a sentir su verga como penetraba por el ojete. Aunque mi novio y yo en ocasiones tenemos sexo anal, el estar siendo penetrada por mi propio hermano, me excitó tanto, que al mismo tiempo le pedí a Esteban que me metiera su parada verga por mi coño. El placer que comencé a sentir fue algo completamente indescriptible, tanto que hasta lloré de alegría, y no de dolor como en un momento llegó a pensar mi hermano menor. Eso ha hecho que mis dos hermanos y yo seamos muchisimo más únidos, tanto que algunas de mis amigas, me han dicho que si no supieran que somos hermanos, pensarían que son mis amantes. A lo que yo con una falsa indignación les respondo que si están locas, o se fumaron algo que no debían.