Hola, me llamo Daniela, soy una mujer transexual, tengo 25 años , soy de un pueblo de hidalgo mexico, quiero compartirles mis inicios con unos buenos amigos de la infancia, espero les guste, bueno comencemos.
Nací y me crié en un hogar sumamente machista, liderado por papá que tenía potestad en todo, incluso en nuestras vidas. Mamá, que era una mujer dulce y amorosa, una magnífica madre, era de hecho, una mujer sumisa y amedrentada por la terrible presencia de mi padre, que le quitaba toda autoridad e importancia en el hogar.
Por lo mismo mis 4 hermanas crecieron bajo esa férrea educación. Y como comprenderán, yo como único hijo varón, siempre tenía prerrogativas y un trato preferencial sobre ellas. Creo que ese fue uno de los motivos de que nos lleváramos tan mal. A mi me educaron para ser todo un "macho", y a ellas para ser dominada por un "macho". Yo para mandar y ellas para obedecer, era clarísimo que se iban a sentir menospreciadas y disminuidas por mi. Por eso yo no esperaba buenos tratos de ellas, y ellas mucho menos de mi. Vivíamos como desconocidos en nuestro propio hogar.
A los 10 años era un muchacho inteligente, aplicado en los estudios y responsable… además de consentido y algo caprichoso, pero bueno, nadie es perfecto. Papá me daba libertad y me proveía de todas las cosas que un niño puede necesitar. Pero solo a mi, a mis hermanas no. Yo soy el segundo de la familia, mi hermana Lucía es la mayor, en aquellos días tenía 12; detrás de mi venía María José, con 8. Laura y Verónica eran las menores con 6 y 4 años respectivamente.
Mis mejores amigos eran David y Francisco, que tenían mi edad, siempre íbamos los 3 a todos lados, éramos inseparables. Tal vez por eso nos iniciamos casi juntos en el sexo. Los 3 vivíamos en el mismo barrio, David y yo también estudiábamos en el mismo colegio.
Éramos bastante inocentes, aun no sabíamos nada sobre el sexo y nuestras vida se iba entre partidos de fútbol y juegos de niños. Pero cierto día todo aquello cambió, se le unió un nuevo ingrediente, el sexo. Yo me topé con el antes que mis 2 amigos (por lo menos antes que David). Les voy a contar cómo fue.
Como les decía, el mío era un hogar machista al estilo más clásico. Ya saben, el esposo llega de trabajar y la mujer le sirve el almuerzo, el come primero en el asiento principal de la mesa, a veces con su hijo varón si este ya tenía edad. Mientras tanto, la esposa y las hijas debían esperar a que el terminara, la madre siempre metida en la cocina debía responder rauda y veloz al menor requerimiento de su señor.
Así era mi casa, papá tenía la voz y voto de todo, y la patria potestad sobre nuestras vidas. Mamá tan solo podía limitarse a meter la cola entre sus piernas y aceptar todo obedientemente, sin rechistar. Y eso era en todo, incluyendo, obviamente, el sexo.
Entre las numerosas obligaciones de mi madre, estaba la de satisfacer a su señor esposo en cada una de sus necesidades, y el sexo era una muy grande. Mamá no le podía negar nada, en la casa no había nada de que "me duele la cabeza mi amor" o que se sentía mal, si papá quería sexo, ella se lo tenía que dar.
Me di cuenta de eso cierto día, era un jueves por la noche. Mis hermanas no estaban andaban con mi tía en su casa, ella acababa de tener su 4to hijo y ellas se fueron a ayudarla. Por "alguna extraña razón" mamá no fue. Estaba solo en la casa, por lo menos eso creía. Y mis padres a su vez, creían estarlo.
Escuché sonidos en su habitación, eran gemidos fuertes, como lamentos. Me asusté, pensé que algo malo le estaba pasando a mi mami y decidí ir a ver. Les juro que, cuando entreabrí un poco la puerta, no comprendí totalmente lo que allí dentro pasaba, pero igual sentí un extraño cosquilleo en mi vientre. Allí estaban los 2, desnudos, el encima de ella.
El es moreno claro, corpulento (1.75) y redondo, pero no un gordo bofo (por lo menos no lo era en esos días). De cabello negro crespo, siempre lo llevaba impecablemente peinado con vaselina. De cara no era feo, malencarado si, pero era guapo. Mamá era morena, de cabello liso largo, hasta la cintura como estilaban las señora de esa época. Una menuda mujer frondosa, algo pasada de peso, pero igual muy buena. Con senos pronunciados y turgentes, caderas anchas y un trasero de lo más apetecible. Definitivamente de ella salieron mis hermanas en lo que a cuerpo se refiere.
Ella estaba boca arriba, con las piernas abiertas alrededor de la cintura de papá, tomándolo de los hombros con las manos y poniendo gesto de parturienta. Papá la penetraba violentamente, sujetándola del cabello y de su seno izquierdo, apretándolo como si se le fuera a escapar. Mugía como un toro, como una enardecida bestia salvaje y feroz. Ella ahogaba sus gemidos, trataba por todos los medios de no dejarlos escapar, pero de vez en cuando se le salía uno.
¡Qué mierda contigo mujer! ¡Las mujeres decentes no hacen ruidos! – ¡zap, zap, zap!, golpeó a mamá con mucha fuerza - ¡Solo las rameras gimen y gritan! ¡¿Me casé yo con una ramera?!
¡No Juan, no! ¡Yo soy una mujer decente! – ¡zap, zap, zap!, los golpes seguían, a pesar de que ella le pedía perdón, con la voz quebrada y lánguida.
Está bueno pues… ¡y quitame las piernas de la cintura, no eres puta para hacer eso!
Perdón Juan, perdón…
Ya había visto muchas veces antes a papá maltratar a mamá, también había violencia marital en la casa. ya la había visto a ella disculparse por cosas que no eran su culpa también, pero jamás los había visto teniendo relaciones sexuales, y eso si me impresionó demasiado, ¡era tan violento todo el asunto!
Mamá tenía una marcada expresión de dolor en su rostro, estaba muy lejos de conseguir placer en todo eso, le dolía. Pero aun así continuaba entregándose, seguro porque "las mujeres decentes no deben gozar con esas cosas, eso solo lo hacen las rameras", ¡papá me enfermaba a veces!
Pude haberme ido, pero algo me retenía, a pesa de que sabía que si el se daba cuenta, la que me esperaba… aun así me quedé, el cosquilleo en mi vientre era muy sabroso.
Las violentas penetraciones mecían con fuerza la cama, la cabecera se estrellaba contra la pared causando estrépito y los golpes de cadera sonaban como bofetadas. Y la cara desfigurada de mi mamá por el dolor terminaba de pintar un cuadro de lo que bien podía ser considerado una violación.
¡Eres una puta! ¡¡UNA PUTA COMO TODAS!! – le dijo el deteniéndose un rato e incorporándose un poco sobre ella.
Se salió de su interior y le dio vuelta por la fuerza, ella abrió los ojos como platos adquiriendo un semblante de dolor que hasta a mi me dejó frío.
¡No Juan, por allí no!
¡¡ERES UNA PERRA!! ¡¡TODAS SON UNAS PERRAS, TODAS!! – papá actuaba como un demente, nunca lo había visto así.
¡Por favor! ¡Te lo suplico, por allí me duele mucho!
¡¡¡TE GUSTA, PORQUE ERES UNA PERRA, UNA PERRA COMO TODAS!!!
La verdad es que a papá no le funcionaba algo en la cabeza. La puso boca abajo, sujetándola de las muñecas con una sola de sus manos (ella siempre fue débil) y con la otra pegándole en la cabeza hasta que se quedó quieta, resignada al dolor que vendría de inmediato.
Le agarró las nalgas, se las separó, metió su verga entre ellas y atacó. Un agudo y largo grito de dolor salió del pecho de mamá cuando su marido la empezó a sodomizar. Entonces ella, con los ojos mojados y la cara cubierta en lágrimas, se volteó para suplicarle piedad por una última vez, pero en vez de eso, se topó con mi pequeña figura en su puerta. Se puso blanca, yo también, pensé que le diría a papá, pero no fue así, tan solo me veía como suplicándome que me fuera, que ya no viera. Aun me quedé cuando el le metió su miembro por la fuerza, ella tan solo cerró los ojos con fuerza y chilló desesperadamente. Entonces salí corriendo y me fui directo a la calle… dejándola sola con papá, que la estaría sodomizando como un animal.
Aquel es uno de los recuerdos más frescos que tengo de mi niñez, y creo que me marcó muy profundamente por el resto de mi vida. mamá no tocó el tema, no trató de explicarme qué fue lo que había visto, nada, creo que sentía mucha vergüenza y en el fondo deseaba que yo no lo hubiese comprendido. Yo tampoco le dije nada, por baboso…
Mi vida continuó, siempre pensaba en aquello siempre. Más o menos un mes después, ocurrió otro suceso que me marcó de por vida también. Me hallaba con mi amigo David haciendo tiros al arco cuando lancé la pelota por una hondonada.
Daniel, traé la pelota. – me dijo David, que no entendía por qué me había metido entre los matorrales de repente, ese día Francisco no había ido a jugar con nosotros.
Le hice una seña con un dedo para que se callara y se acercara. A mi lado, nos pusimos a ver algo que jamás me hubiera imaginado. Metidos entre unas altas cañas, 2 conocidos nuestros cogían bajo el abrigo de dichas plantas, tan solo nosotros, en el lugar donde estábamos (más altos que ellos) los podían observar. Guillermo el "Chucho", un compañero de partidos algo mayor, tenía a Francisco de espaldas e inclinado, sosteniéndose con las manos de una piedra grande.
Nos quedamos alucinados, ambos tenían sus pantalones en los tobillos y jadeaban tratando de hacer poco ruido. No comprendíamos lo que hacían, pero algún instinto en nuestro interior si, porque sentimos de inmediato un agradable cosquilleo en nuestros vientres, como el que sentí cuando vi a mamá y a papá, ese recuerdo me vino a la mente de inmediato. Por el ano de Francisco entraba y salía el pene de Chucho, el que parecía gozar mucho con aquella acción. Chucho era más grande que nosotros, tenía 15 años y estaba mucho más desarrollado también. Era bastante guapo para su edad, piel blanca, cabello castaño oscuro rizado y cara de niño bueno, delgado, tenía muy buen futuro.
Francisco jadeaba y se quejaba, le pedía que no se la metiera tan duro, que le dolía, y sin embargo el mismo empujaba con las caderas hacia atrás.
¡Me duele Chucho, me duele!… ¡¡AAAGGGHH!!… ¡Mas suave porfa, más suave!
¡Pero lo estás gozando, como siempre! ¡Vamos Francisquito, ya voy a terminar!
¡¡SIII!!… pero todavía me duele… ¡AY! ¡AY!… dale más suave Chucho, más suave…
Poco a poco la velocidad de las metidas se fue haciendo más rápida, la cara de Francisco se tensaba un poco más cada vez, pero cada vez protestaba menos, era como si le gustara más, entre más duro le dieran. De Chucho ni hablar, ese cabron estaba gozando como un loco.
¡¡FRANCISCO!! ¡¡FRANCISCO!!… ¡¡YA CASI MANO, YA CASI!!
¡¡¡AY!!! ¡¡¡AY!!!… ¡¡NO TAN DUROOOOOO!!
¡¡¡¡OOOOOGGGHHHHHH!!!!… ¡¡¡¡QUÉ CULO MÁS RICOOOOOOOHHHHGGGG!!!!
Chucho lo agarró de las caderas y lo apretó contra su cuerpo mientras gesticulaba como si le estuviera pegando o haciendo algún daño. Para mi es ahora obvio que estaba eyaculando dentro del culito de nuestro amigo.
Se quedaron inmóviles por un momento, jadeantes, sudorosos. Subieron los ojos y nos vieron, su primera reacción fue ponerse blancos y ver con horros nuestras miradas de tontos calientes. Luego, mientras Francisco seguía entre blanco y verde, Chucho tomó algo de aplomo y nos llamó con un ademán, sin quitarse de donde estaba, sin vestirse… ni siquiera saliéndose del culo del otro.
¿Qué tanto vieron muchá?
Pueeesssss… – David se encogió de hombros, en realidad no sabíamos ni qué habíamos visto.
¿Qué le estabas haciendo a Francisco? – pregunté, siempre fui más desenvuelto.
Me lo estaba cogiendo…
¿Qué?
¿Cómo? – David y yo nos quedamos con cara de interrogación, según sabíamos eso solo se hacía con una mujer.
¿Qué eso no se hace con mujeres? – pregunté, se los dije.
Pero también con hombres que parezcan mujeres… como el "Piojo", el parece niña. – Piojo le decíamos a nuestro amigo – Piojo, ¿verdad que te gustó? – aun muy chiviado y rojo como un tomate, nos contestó que si – ¿Ustedes 2 no quieren probar?…
¡Nosotros no parecemos niñas!
Todos los de su edad parecen niñas… nosotros, los más grandes, así los vemos y los podemos usar de esa manera. Miren, ustedes no se preocupen, les va a gustar mucho. Además, yo no voy a decir nada… si ustedes no dicen nada tampoco, claro. ¿Qué dicen?
Mmmmm… vaya, pero solo si gozamos como gozó el Piojo.
Mejor no, – dijo David, quien siempre era el más prudente – no sé… a mi no me gusta la idea.
Metete mano, solo una vez, y si no te gusta, no lo vuelves a hacer y ya.
Total, el Chucho terminó convenciendo a David de hacerlo. Quedamos para el día siguiente en su casa, por la tarde, cuando no hubiera nadie. Y, claro, no le podíamos decir a nadie de eso, ni hablar de lo que acabábamos de ver.
Después de aquello, platiqué con David sobre lo que pasaría, qué íbamos a hacer con el Chucho. El sentía justificadas reticencias, no estaba seguro de querer hacerlo, prefería no ir. Yo, por el contrario, si tenía ganas, después de ver como gozaba el Piojo sentía una gran curiosidad. Y eso a pesar de que aun tenía grabada en mi mente la manera tan dura con la que papá se cogió a mamá.
Al final, convencí a mi amigo, yo siempre he sido bastante atrevido, algo aventurero. Claro, solo en mi vida privada, pues fuera de ella soy una persona muy seria, algo malencarada, introvertida, trabajadora y "muy correcta"… mi "personalidad pública", como yo la llamo.
Llegó el día pactado, le dije a mamá que iba a salir a jugar pelota, papá no estaba. Tan solo me dijo que tuviera cuidado y que no regresara tarde. Ella estaba algo rara, no se atrevía a mirarme a la cara y yo tampoco a ella, con el tiempo aprendimos a convivir con esa relación, que llegó a ser muy profunda y estrecha.
Tocamos a la puerta de la casa de Chucho, y este nos salió a abrir. Antes, habíamos pasado a traer al Piojo, Francisco, pero su mamá nos dijo que había salido hacía una hora. No le pusimos atención, pensamos que ya no iría.
¡Qué bueno que vinieron mucha!, – nos dijo Chucho – yo pensé que se habían rajado. Pasen adelante, siéntense. – pasamos a la sala, allí estaba sentada una niña canchita muy linda, que se veía algo tímida y chiviada.
El Piojo no estaba en su casa , – le dije a Chucho – saber dónde andará. – Chucho soltó una gran risotada, no sabíamos por qué.
Aquel ya vino.
¿Y en dónde está?
Aquí, en la sala. – no miramos las caras con David.
Aquí no está, solo está ella. – dijo mi amigo.
El Chucho continuó riéndose, viéndonos muy divertido y sin decirnos nada más. Nosotros 2 aun no sabíamos qué pasaba, hasta pensé en llamar a Francisco con un grito, tal vez estaba escondido por allí. Entonces vi que los ojos y la boca de David se abrían, tomando un gesto muy tonto.
¿Qué pasó? – le pregunté.
¡No lo vas a creer!
¿Qué cosa?
Ella es…
¿Es quién?
El Piojo, Francisco.
¿Ella?… ¿Cómo va a ser eso? – me le quedé viendo a la niña, la que se ponía roja y volteaba la cara.
Francyn, ¿en qué quedamos? – le dijo Chucho, ella seguía sin vernos ni decir nada - ¿Francyn?…
Por fin se volteó, sonriéndonos muy tímidamente y con vos suave y delicada, nos dijo "hola muchá". ¡Si era el, si era el Piojo! Aun me costó reconocerlo, pero pronto no tuve dudas, ¡el era nuestro amigo!
Ni David no yo lo podíamos creer, ¿qué estaba pasando?, ¿por qué estaba vestido de niña y por qué se veía tan bonita?
¿Les gusta?, ¿verdad que está bien buena?
¡Pero!… ¡Pero! – ni David ni yo podíamos decir ni pío.
Ayer me dijeron que aquello solo se hacían entre hombres y mujeres. Pues bien, aquí está Francisco convertido en Francyn, así que si lo podemos hacer. Pregúntenle, le gusta estar así, lo calienta. Además no se siente mál pues es solo un disfraz, cuando no lo tiene sigue siendo hombre. – seguíamos sin habla, Francisco se veía de verdad muy "bonita" – Quiero que se vistan así…
¡Qué! – dijo David, pegando el grito en el cielo - ¡Nosotros venimos aquí para que nos enseñaras los que le estabas haciendo al Piojo y que le gustaba tanto, no a vestirnos de mujeres!
¡Pero si no hay nada de malo! ¿Verdad que no Piojo? – el Piojo solo le dijo que no, tímidamente y entre dientes, a Chucho – Daniel, ¿tu si te animás?
Tan lanzado y atrevido como soy (me cuesta decir no cuando me retan), le dije sin pensarlo 2 veces que si. Chucho le dijo a Francisco… o mejor dicho, a Francyn, que me acompañara y me ayudara, "porque el ya sabía cómo".
Entramos al cuarto del Chucho, sobre su cama encontré un uniforme escolar de mujer, propiedad de su hermana menor. Aun muy chiviada, Francyn me dijo que me lo pusiera. Me desnudé y procedí a hacerlo, pero cuando levanté la falda, hallé lencería de mujer abajo. era una delgada tanga azul, que se me metía un poco entre las nalgas, y un brasier blanco.
Me desnudé, me puse la ropa interior, sin saber por qué sentía una gran excitación por lo que estaba haciendo, y mi pene, que aunque aun no había desarrollado, ya se veía medio durito. La tanga se me metía un poco entre las nalgas, como ya había dicho, pero lejos de molestarme, hasta me gustaba un poco. Al brasier, Francyn le metió algodón para que se viera natural. Me puse la falda y la blusa, y salí, me sentía muy raro.
Al salir, vimos algo que no esperábamos. David tenía el pantalón en los tobillos y las rodillas abiertas. En medio de ellas, Chucho maniobraba, mamándole la verga. La cara de mi amigo mostraba un gran placer y una profunda excitación, nunca le habían hecho algo así, y definitivamente le encantaba.
¡¿Qué están haciendo?! – dije yo sorprendido, David se asustó y empujó a Chucho, tratando de subirse el pantalón.
Le estaba enseñando lo rico que es todo esto y que no tiene nada de qué preocuparse. – contestó Chucho - ¡Puta madre, qué buena te mirás Daniel!… ¡No, mejor desde ahora, te vas a llamar Daniela! Ven, te voy a echar pintura y a arreglarte un poco más.
Me llevó al baño, en donde sacó las pinturas de su mamá. No esperaba que el Chucho fuera tan buen maquillador, me echó sombras de tonos metálicos en los ojos, haciendo que mi piel oscura se viera bien. Me pintó los labios de rojo pasión y me puso un poco de rubor. Luego me colocó gel fijador en el cabello y me lo echó para atrás, colocándome un femenino ganchito con forma de tortolita (es ese escarabajo rojo con puntitos amarillos encima). Por último, redujo el ruedo de la falda con ganchitos, de manera que me quedaba como una mini, enseñando unas torneadas piernas morenas, que ni yo mismo sabía que eran tan bonitas. En fin, me dejó hecho una nena… Daniela había nacido.
Salimos de nuevo a la sala, David, todavía rojo como un tomate, se quedó con los ojos cuadrados cuando nos vio llegar, de verdad me habían dejado muy linda.
David, te presento a Daniela… - dijo Chucho.
Hola… - le dije muy coquetamente solo por bromear.
Bueno nenas, quiero que me modelen… Francyn, enseñale a tu amiga.
Francyn, con más seguridad y desenvoltura, se puso a caminar en medio del salón como si se tratase de una modelo de pasarela. Chucho se reía, David y yo empezamos a reír también. Se veía bastante sensual, tengo que admitirlo, llevaba una falda de lona corta, azul, zapatitos destapados y una blusa corta que dejaba su ombligo a la vista. Además, su piel blanca y cabello rubio lo hacían ver como una hermosa canchita.
Luego me tocó a mi el turno, hice lo mismo que mi "amiga" había hecho antes, y los otros 3 se reían alegremente. Para esas alturas, yo ya estaba muy caliente, y se veía que los demás también. Éramos 3 morbosos niños de 10 años, acompañados por un recién-llegado-a adolescente de 15, un cuadro bastante peculiar para una orgía.
Chucho se bajó el pantalón y el calzoncillo, dejándonos una bonita verga de unos 15 cm ya bien paradita. Con el tiempo, la verga le llegaría a medir 4 cm más.
David, bajate el pantalón… y ustedes 2, nenas, vengan, vamos a empezar. – ordenó Chucho, todos obedecimos – Francyn y Daniela son mujeres hoy, no son Francisco y Daniel. Van a actuar como niñas y van a ser finitas y tiernas, además de obedientes porque una mujer tiene que obedecerle a su hombre. – obviamente el Chucho venía de un hogar muy parecido al mío – Francyn, tu ya sabés bastante de esto – no lo sabíamos, pero el Piojo ya llevaba como 2 meses de coger con el Chucho - le vas a enseñar a Danielita como se hace una buena mamada… ven, ponte de rodillas.
Francyn obedeció de inmediato, se arrodilló en medio de las piernas abiertas de Chucho y se puso a lamerle el miembro. Me hizo una señal con su mano y me indicó que me pusiera en idéntica posición, pero frente a David.
Este es su día, se las voy a meter toda a todas… cuando termine ustedes 2 van a ser mis mujeres, van a ser mis nenitas ricas. Daniela, hazle a David todo lo que Francyn me está haciendo a mi, vamos nena.
Comencé a chupar el pequeño miembro de David como si se tratara de un caramelo. Trataba de imitar los movimientos de Francyn, ella se metía casi entero la verga de Chucho, la succionaba con fuerza y así se la iba sacando, dejándola llena de saliva. Así, iba aumentando la velocidad según Chucho le indicaba, agarrándola de la nuca. Por su parte, David respiraba muy aceleradamente.
Bueno… Francyn cambiá con Danielaa y tu ve a mamar a David. – así lo hicimos, cambiamos de macho – Bueno Daniela, chupa como lo estaba haciendo Francyn… si… asiiiiii, asiiiiii… suaveeeee… despaciooooo… mmmmmmmm, ¡qué rico mamás!
Por alguna razón me gustaba que me hablara así, como a una puta. Bueno, de hecho, ¡era su puta!
Bésense y desnúdense. – ordenó.
Francyn y yo dejamos lo que estábamos haciendo con las bocas, y las unimos en los que fue el primer beso de toda mi vida. La verdad es que no sabía ni como hacerlo, pero nuevamente fue Francyn quien me enseñó. Fundimos nuestros labios, quedamos con las pinturas corridas. Unimos nuestras lenguas y nos acariciamos mutuamente con ellas. ¡Les juro que por poco pierdo la noción de todo, de la realidad!
Simultáneamente nos íbamos desnudando, dejando caer al suelo nuestras ropas. La cara de David era todo un espectáculo, veía nuestros cuerpos de niños tan bien transformados que de verdad parecíamos niñas. Mi glúteos se veían soberbios debajo de la delgada tela de las bragas, y mis piernas como auténticas columnas de mármol moreno. Al fin quedamos como Dios nos trajo al mundo.
Pónganse de rodillas sobre el sofá, paren las nalgas, van a ver que les va a encantar.
Hicimos lo que nos dijo, nos pusimos arrodilladas sobre el sofá y con los culitos parados, dándole las espaldas. Me sorprendí al ver a David desnudo también a mi lado y en la misma pose. De los 3, el es quien se convirtió en el más guapo, por aquellos días era de piel blanca y ojos azules, cabello liso y cara angelical, ¡guapísimo!
Chucho sacó un bote de vaselina para bebés y se untó los dedos índices con ella, pasándolos luego por todo lo largo de nuestras líneas del culo. Era algo tan rico y delicioso que, si no lo hubiésemos estado haciendo, no lo habría creído. En pocos minutos su dedo entraba y salía de los culitos de David y mío con mucha facilidad, el de Francyn, como ya había sido utilizado "ampliamente", no tenía necesidad de ser dilatado.
De ese primer dedo pasó a dos, y luego fueron tres. Ya no podíamos mas, aquel era una placer tan grande como nunca habíamos sentido. Chucho se dio cuenta y nos dijo que ya era hora.
Vengan, les voy a enseñar algo… - nos llevó al centro de la sala, retiró hacia un rincón la mesa de centro y nos colocó en posición de 69 – mámense la verga una a la otra, quiero verlo… bien, bien… ahora me las voy a coger.
David abajo y yo arriba, nos lamíamos y chupábamos como locos. Por su lado, el Chucho se hizo mamar un poco la verga por Francyn y procedió a posicionarse detrás de mi. Tomándome de la cintura y guiado por la otra, colocó su verga sobre la entrada de mi culito y dio la primera estocada. Me metió casi toda la cabeza, debo decir que me dolió un poco, pero la calentura del momento pudo más y dejé de pensar en eso. Suavemente me fue metiendo el resto, tomándose su tiempo para no lastimarme. Una vez empalada hasta los huevos, empezó con un mete y saca delicioso, haciéndome gemir del gusto.
¡AY! ¡AY! ¡AY! ¡AY!… ¡AYYYYY QUÉ RICO! – gemía yo totalmente perdida en el placer
¡Qué rico culito! ¡Me encanta como aprieta!, ¡me gusta! – me respondía el.
Mientras tanto, Francyn se había puesto frente al rostro de David, dándole a mamar la verga, por lo que nuestro amigo me la chupaba a mi y se la chupaba a ella al mismo tiempo. era fácil para el, teníamos los penes bastante chiquitos aun.
Cambio. – dijo Chucho.
Nos empujó e hizo que David y yo rodáramos hasta este quedar encima de mi. Chucho se puso detrás de el y, con idéntico cuidado, procedió a empalarlo lentamente. David gemía y gemía como si lo estuvieran partiendo a la mitad. Pero sus gemidos no eran de dolor, sino de gozo y placer.
Tragátela toda David, toda, toda… eres una puta como tus 2 amigas, una putita bien rica y con el culo apretado.
Comenzó a cogérselo como había hecho conmigo, Francyn me dio su verga, como lo había hecho con el, para que se la mamara y así lo hice. David gemía y gemía, casi gritaba.
¡¡AAAGGG!! ¡¡AAAGGG!!… ¡¡QUÉ RICO!! ¡¡QUÉ RICO!!… ¡¡CHUCHO, QUÉ RICO!!
Gozalo perra, gozalo…
Chucho se dio la grande con nosotras 3 ese día. Nos cogió a David y a mi un gran rato y en todo tipo de poses, en 4, boca arriba, el misionero, de costado, etc., en tocas las posiciones que se sabía.
Decidió dejar a Francyn para el final, a la que puso boca arriba sobre la mesa de centro, con sus piernas sobre sus hombros. Comenzó a metérsela rápido, haciendo que sus nalgas chocaran con sus caderas haciendo ese clásico ruido de aplauso. Francyn gozaba como una loca, como una demente, se veía a leguas lo mucho que le gustaban los palos y cómo se moría por ser cogida ese día. Por nuestra parte, David y yo nos pusimos a ambos lados de su cabeza dándole nuestras vergas en la boca mientras nos besábamos y tocábamos enteros. Yo manché de mi labial a David. Estuvimos un buen tiempo así hasta que Chucho comenzó a temblar del gusto nuevamente.
¡¡SI, SIIIII!! ¡¡¡MAS!!!, ¡¡¡QUIERO MAAAAASSSS!!! – gritaba Chucho, enloquecido por el inconmensurable placer que nuestros 3 cuerpos inmaduros le estaba dando - ¡¡¡SIIIIII!!! ¡¡¡AHHH!!! ¡¡¡AHHHH!!! ¡¡¡QUE RICOOOOOOOO!!! ¡¡¡¡VOY A ACABAAAAARRRRRR!!!!
Se salió del interior de Francyn y la jaló violentamente, dándole una vuelta de 180º sobre la mesita. Y luego de sacudirse un par de veces la verga, eyaculó en medio de un potente grito sobre la boquita abierta de nuestra amiga. Lanzó 3 largos y abundantes borbotones de semen que hicieron blanco sobre la lengua de ella. Luego cayó pasadamente en el piso, muerto del cansancio.
Francyn… compartí… compartirles el semen…
Ella nos hizo arrodillar y nos abrió las bocas con las manos con suavidad, a esas alturas aceptaríamos cualquier cosa de ellos. Así, escupió parte de la corrida de Chucho dentro de nuestras bocas, dejando largas ligas que iban de su boca a las nuestras. La verdad es que el semen no sabe tan bien como les cuentan en los relatos eróticos, de hecho, está lejos de ser un manjar. Pero ese día así lo sentimos, supongo que fue por la excitación que aun teníamos.
Las 3 quedamos tiradas sobre el suelo, empapadas de sudor, con una gran sonrisa de oreja a oreja. Francyn y yo con el maquillaje todo corrido, David y Chucho manchados con el. Así fue mi primera vez, así fue como me convertí en una nena por vez primera.
Después de eso, hubieron muchos otros encuentros, Chucho nos usó como auténticas putas y nosotras gozamos cada segundo. Y hubieron muchos otros amantes. Francisco y yo nos acostumbramos a ser Francyn y Daniela a David nunca le gustó el transformismo. ¡Ja!, muchas mujeres de verdad nos habrían envidiado el pegue que teníamos. Al principio solo nos vestíamos así para alguno de nuestros amantes, pero cierto día, me animé a salir así a la calle. ¡Tragué semen hasta el hartazgo y me dieron palo hasta el cansancio! Y asi comencé a ser una buena chica como lo soy ahora espero les haya gustado,
Mientras pueden mandarme sus comentarios al correo electrónico danielaflakatrans@hotmail.com, será un gusto responder sus mensajes, muchos besos
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 121129 veces