Mis sueños hechos realidad

Me llamo Álvaro, tengo 52 años, casado, vivo a las afueras de Valencia en una urbanización de viviendas unifamiliares. Mido 186 cm., soy deportista y sin caer en la pedantería puedo decir que a las mujeres les caigo muy bien por mi cuidado aspecto físico. Pero no quiero hablar de mí, sino de una experiencia vivida hace unos meses con una vecina de la urbanización.
Pilar, que así se llama, es una mujer casada, rubia, de unos 46 años y con un cuerpo que muchas con quince años menos quisieran tener. Lo primero que ves cuando la miras son unas tetas más que considerables y unas piernas preciosas. Vive en nuestra misma calle y tanto con ella como con Salvador, su marido, nos une una buena amistad desde hace algunos años que nos hace compartir buenas veladas tras una comida o cena bien regadas con buen vino por lo que acabamos frecuentemente un poco subidos de tono, pero nunca habíamos llegado a otra cosa que un “achuchón” mientras bailamos o algún “toqueteo” inocente y disimulado. He de reconocer que el alguna ocasión, mientras follo con mi mujer, Laura, he pensado que me estoy tirando a la vecina y hasta mi esposa me ha comentado al terminar que me había notado mucho mas apasionado.
Un día de este verano, yo estaba solo en casa por la tarde pues Laura se había marchado temprano por la mañana a Alicante y no volvería hasta las 9 o 10 de la noche. Estaba con el portátil en bañador junto a la piscina tomándome una copa cuando llamaron al timbre de la puerta. Al abrir, allí estaba Pilar enfundada en un pareo rosa que dejaba ver perfectamente su bikini blanco y, como no, sus grandiosas tetas. ¡!Hola Álvaro, espero no molestarte pero tengo un problema ¡!. Pasa y vemos si se puede arreglar, le dije. Llegamos a la pérgola donde yo estaba junto a la piscina y al ver mi portátil me dijo: “este cacharro me puede dar la solución, estoy esperando un correo urgente y mi ordenador no funciona “. Pues todo tuyo, le dije mientras le pedía que se sentase. ¿Quieres tomar algo ¿, le pregunté. “Lo que tomes tu”. Vale, conéctate a tu dirección de correo mientras te pongo la bebida. Volví a los pocos minutos, deja su bebida en la mesa y me senté a su lado mientras ella seguía consultando su correo. Mi vista no podía apartarse de esos “melones” que se intuían bajo su escasa ropa. Cuando acabó, tomó su vaso y me comento que Salva se había marchado el día anterior a Madrid a un congreso médico y no volvería hasta pasados dos días. Sonó el teléfono de casa y salí corriendo pues había olvidado traer el inalámbrico. Tardé unos diez minutos en volver y al llegar junto a Pilar vi que estaba mirando la pantalla del ordenador. ¿Qué miras con tanta atención ¿ le pregunté. No sabía que eras tan asiduo a los videos porno, me dijo. Mientras volvías entre en Internet y al pinchar sobre tus favoritos me ha podido la curiosidad. No pasa nada, le dije, ¿tu no has visto nunca un video porno ¿. Claro que si, muchas veces cuando estoy sola y un poquito caliente me conecto y mas de una vez he acabado tocándome por la excitación. Estar allí, los dos solos y hablando de estas cosas, hizo que mi polla tuviera un repentino estirón, cosa que a Pilar no le pasó inadvertida. ¡! Pero Alvaro, ¿que te pasa por ahí abajo?. ¡!. Lo siento Pilar pero estas cosas pasan, le dije mientras la miraba y veía como sus pezones se habían puesto tan duros que se marcaban claramente debajo de la ropa, tu tampoco te quedas atrás, le comenté mientras señalaba sus tetas. Pues si nos hemos puesto así solo hablando, ¿qué pasaría si vieramos un video porno juntos?, me soltó Pilar. ¿Te atreves a comprobarlo ¿ , le solté a bocajarro. Por mi no hay problema, me dijo ella. Me acerque aun mas a ella con lo que nuestros cuerpos se juntaron de tal forma que podía oler y sentir su excitación. Busqué una página de videos porno y al instante nos encontramos los dos mirando la pantalla donde dos exuberantes rubias le estaban dando una mamada al unísono a un joven bastante bien dotado. ¡! Valla pedazo de polla ¡! exclamo Pilar, mientras su mano bajaba instintivamente hasta las bragas de su bikini. No esta mal, le dije, pero yo no tengo mucho que envidiarle. ¡! Anda ya, déjate de faroles ¡!, eso habría que verlo. A esas alturas, mi polla estaba como una tranca y he de deciros que tengo una buena verga de 22 cm. Sin pensarlo, retire mi silla hacia atrás, me baje el bañador y mi polla salió disparada como un obús. Los ojos de Pilar se iluminaron ante aquel espectáculo que le brindaba y me miró como pidiéndome permiso. Tome su mano y la acerqué a mi polla. Ella la agarró suavemente y la recorrió de arriba a bajo. Creí que me corría en aquel instante. Tome su mano y la atraje hacia mi con lo que sus tetas quedaron a la altura de mi boca. Sin dudarlo comencé a morderlas mientras ella soltaba unos gemidos que me ponían mas cachondo todavía. Pilar, le dije, si hemos llegado hasta aquí no podemos parar. Lo he deseado muchas veces, me dijo ella. La tome de la mano y subimos hasta mi dormitorio. Le quite el pareo y le solté el sujetador viendo comos sus grandiosas tetas salían rectas a mi encuentro. Le chupé los pezones que estaban duros y tiesos mientras metía mi mano en sus bragas y al llegar a su coño estaba totalmente mojada. Le quité las braguitas y ella me bajo el bañador. Nos tumbamos en la cama y nos fundimos en un beso apasionado en el que nuestras lenguas luchaban por recorrer la boca del otro. Sentía mi polla dura contra su vientre y sus tetas aplastadas contra mi pecho. Su boca comenzó a bajar por mi pecho dándome pequeños mordiscos que me excitaban aún más. Bajo hasta llegar a mi polla que estaba chorreando y comenzó a lamerla suavemente y, poco a poco, se la metió en la boca mientras que con su mano me pajeaba cada vez mas violentamente. No se el tiempo que estuvo así, pero de pronto sentí que iba a estallar y se lo dije, la agarró con fuerza y no dejó que la sacara. No podía mas, sentía que me corría y comencé a follar su boca alocadamente hasta que sentí que mi leche le llenaba la boca. Ella seguía chupando hasta que ya no quedó nada que lamer. ¿Te ha gustado ¿ , me pregunto mirándome a los ojos. Ha sido maravilloso, le dije. Ahora quiero que me dejes hacerte feliz. La tumbe en la cama y comencé a comerme esas tetas con las que tantas veces había soñado y que , ahora, estaban a mi disposición. Con mi mano busqué su clítoris y comencé a estrujarlo suavemente entre mis dedos. Pilar arqueaba su espalda dándome a entender que aquello le gustaba. Bajé por su vientre hasta que mi boca encontró su chochito mojado y ardiendo. Lo lamí como se que le gusta a mi mujer y Pilar me apretaba la cabeza con sus manos hasta hacerme asfixiar. Sentí como se corría en mi boca y no dejé de chupar el líquido espeso y fuerte que salía de su coño. Nos abrazamos jadeando mientras nuestras manos recorrían cada parte del cuerpo del otro. Pilar llevó su mano a mi polla y comenzó a darle un buen masaje que hizo que comenzara a crecer. “ Quiero que me folles “, me dijo. Lo estoy deseando, le contesté. Me coloqué sobre ella y comencé a frotar mi polla contra su coño arriba y abajo. Le levante las piernas y mi polla llegaba hasta su culo. Atrás y adelante. “Follame, Alvaro, que no puedo mas “. Que puta me has resultado vecinita, pero me encanta que seas así, mas de una paja me has ocasionado. Apunté mi capullo en la puerta de su coño y comencé a meterla poco a poco. La metía y la sacaba sin llegar a clavársela entera. Pilar me arañaba la espalda y me llamaba cabrón por no metersela toda. Espera un poco calentorra que te le voy a meter hasta la garganta. En un descuido ella me agarro por el culo y adelantando su pelvis hizo que se la metiera de golpe hasta el fondo. ¡! Que polla tienes cariño ¡!, me estas volviendo loca. Ya no podía parar, mi verga entraba y salía a toda velocidad en aquel coño tantas veces soñado. Pilar gritaba y me decía cada vez palabras mas fuertes : Fóllame cabrón, dame toda tu polla, me estas volviendo loca, fóllame, fóllame…… no pares, mas, mas……me corro, me dijo en un grito que creo se pudo escuchar en toda la calle, pero yo solo oía mi corazón que cabalgaba en mi pecho como si quisiera salirse. Noté como su coño se inundaba y solté toda mi leche dentro de ella. Nos quedamos abrazados y a las 9 nos despertamos. Cuando miré el reloj salté de la cama. Pilar se despertó y me miró asombrada. ¿Qué pasa ¿. Son las nueve y Laura debe estar a punto de llegar, Salimos corriendo. Le di un beso en la puerta y nos prometimos repetir esa experiencia…….Eso será otra historia.