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MORBOSEANDOME CON MI PRIMA BUENAZA

Relato enviado por : Anonymous el 25/02/2015. Lecturas: 6759

etiquetas relato MORBOSEANDOME CON MI PRIMA BUENAZA   Amor filial .
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Resumen
Como fue que me empezó a gustar mirar sin que se enteren y a gustarme las maduras tetonas, fue por mi prima


Relato
Empezare diciendo que vivo en Perú, en una zona calurosa de la costa central. Esta situación me pasó hace muchos años, cuando yo vivía en una zona rural en una casa con mis padres y hermanos, que tenía un patio común con el de mi prima que vivía al costado, mayor que yo en 23 años más o menos. Ella, diremos que se llama Melany y yo Pepe Luis. Melany vivía con su esposo y sus hijos pequeños en esa casa. Ella contaba con 38 años aproximadamente y tenía un cuerpo normal para su edad, piel trigueña clara, pero con unas tetazas que todavía estaban muy grandes porque estaba dando de lactar a su hijo menor. Yo estaba en pleno desarrollo sexual, no había visto cuerpos desnudos en vivo y en directo, años en que algunas cosas todavía eran desconocidas para mí sobre sexualidad, ya que en esa época no existía el internet, la televisión no estaba desarrollada y por mi zona no captaba directamente, por lo que había que usar antenas de pejerrey, y; las películas para adultos en los cines era poco accesible para mi edad.
En una oportunidad yo pase del patio de mi casa hacia el de mi prima, que era separado solo por una puerta pequeña que lo juntábamos, pero que no tenía llave ni cerrojo, era de tarde. Entonces al pasar despreocupadamente para ver algunas aves que llegaban allí por las plantas que crecían en un jardín, veo que mi prima estaba agachada orinando en el piso de tierra, supongo que para no ir al baño que estaba más al fondo, ella hizo un gesto de sorpresa más que de susto por estar en esa situación, no me dijo nada. Fue algo tan rápido, pero pude observar que ella al levantarse, sin alzarse el calzón ví que era de color celeste, muy pequeño, que no le taparía completamente los cachetes de su culo ni la mata de pelos que tenía en la concha, intentó cubrirse con su mano pero mostró parte de los pelos de su chucha, que eran abundantes, aunque no le pude ver bien la raja, que todavía estaría chorreando restos de su meada, aunque me pareció distinguir el nacimiento de esa gloriosa raja. Yo solo dije Uyyy disculpa Melany, me regrese y cerré nuevamente la puerta y volví al patio de mi casa, momento en el que mi prima se estaría limpiando su chucha con papel y subiéndose el calzón celeste.
Esa imagen de mi prima con su chuchaza chorreando orines y llena de esa mata de pelos quedó grabada en mi memoria hasta ahora, que han pasado más de 20 años. Eso despertó mi libido y cada vez que recordaba esa situación me empalmaba de tal forma, que tenía que obligatoriamente correrme un pajazo para quedar tranquilo por un tiempo, para ello me imaginaba que yo le estaba metiendo la pieza por su tremenda chuchaza en su cama y que ella gritaba complacida de estar cachando conmigo, ya que ella estaba sola la mayor parte del día porque su marido salía a trabajar desde temprano. Por lo que mi fantasía era abrir la puerta del patio y por detrás entrar a su casa y estar cachándomela todo el día, haciéndole de todo.
Ya no solo quería masturbarme recordando esa situación, sino que empecé a mirar más por esa puerta que les mencioné para volverla a ver meando y si fuese posible verle la raja de su chuchaza, la que no pude verla completamente aquella vez. La puerta permanecía cerrada, pero que por una parte de la misma se había hecho un agujero, yo cada vez que iba al patio miraba por si ella estaba otra vez agachada echando sus orines en la tierra del piso. Le pude ver en algunas ocasiones, pero parece que ella empezó a darse cuenta que yo la observaba, porque miraba mucho a la puerta donde estaba yo mirando y pajeándome, dejando en poco tiempo la puerta y la pared llena de leche de mis vaciadas, la que tenía que limpiar para que no se dieran cuenta de mi actividad voyeur.
Decía que Melany como que se empezó a dar cuenta de que era observada al estar meando y enseñando la vagina peluda que tenía, y se imaginaba que era yo el observador, pero no dejaba de hacerlo en el mismo lugar siempre, creo que empezó a sentir gusto al estar siendo observada, porque la veía con ropa más pequeña que le dejaban a la vista sus piernazas y cuando se agachaba lo levantaba más arriba dejándome la vista de sus pelos y parte del inicio de la raja de su chuchaza, yo me imaginaba estar tirado debajo de donde ella meaba de tal forma que pudiera ver cuando salía el chorro de orines y mirarle bien sus labios vaginales, imaginándome también que pasaba mi lengua para limpiársela, sin necesidad que Melany se pase siquiera papel higiénico por la raja de su chucha. Son incontables los pajazos que a su salud me dí viéndola agachada, como chorreaba su meada que iba a caer al piso, mirar cuando se limpiaba con papel higiénico su concha, mirarle los pelos vaginales de su verija humedecidos por que le chispeaba orines, mirarle sus patazas, largas con sus muslos macizos hasta el triángulo de pelos abundantes. También al estar agachada podía apreciar mejor sus tremendas tetazas, que deberían ser talla 42B por lo menos, y me imaginaba estárselo mamando y que de esas tetas salía leche que yo bebía cual néctar de los dioses. Ya se imaginarán como me jalaba la pinga al pajearme, inclusive varias veces al día.
Yo empecé a verla a Melany con otros ojos, la miraba con ojos de lujuria, la veía como la mejor mujer del mundo, la más exuberante, quería verla desnuda, meando agachada y después cachármela, para entonces no había prestado atención a la ropa lavada tendida en el cordel, pero desde entonces, cuando ella no estaba, empecé a mirar sus calzones lavados, los olía, pasaba mi lengua por la parte delantera de sus calzones, por donde antes había estado apretándole la chuchaza, y el olor que me llegaba, a pesar de estar ya lavados, era arrechante, por lo que me lo envolvía la pinga con sus calzón y me la meneaba hasta vaciarme con un montón de leche contenida en los porongos o los cocos, luego los lavaba para que no se diera cuenta de mis secretas pajas con su ropa interior. En algunas ocasiones me lo ponía envuelta en mi pinga y lo cargaba así todo el día, dentro de mis calzoncillos, para cuando lo sacaba estaba toda mojada de los líquidos que me salían de la pinga, aún sin vaciarme, los lavaba y nuevamente los dejaba colgado para que seque.
En una oportunidad pude verla toda desnuda bañándose, o echándose agua en el cuerpo, en todo su esplendor, -se bañaba allí porque en su baño del fondo no había ducha y como era toda de tierra, para no hacer lodo y ensuciarse más no lo usaba- eso lo hacía cuando su marido no estaba y sus hijos pequeños estaban durmiendo. Seguramente ella se imaginaba siendo observada, lo que le empezó a gustar, por lo que sin ninguna precaución se quitaba la ropa y lo tiraba a un lado, yo estaba en las nubes moviéndome la pinga de arriba abajo hasta vaciarme, viendo semejante cuerpazo que a mi edad yo no había visto todavía. Tenía unas tremendas tetas que ella se las estrujaba, echándose jabón lentamente, lo mismo que se echaba en la entrepierna en las que sobresalían sus pelos que podían apreciarse abundantes por delante y aún desde atrás, porque algunas pelos eran tan largos que se veían claramente por la parte de atrás, sus piernas eran largas y carnosas, parejitas desde los pies hasta la entrepierna. Yo alucinaba con meter mi cara entre sus piernas, oler su olor a hembra que está en época de celo, meter mi lengua en su raja, chupársela, comérmelo, succionarle, mojarla con mi saliva, para dejarla húmeda y que al penetrarla, la pinga se deslizara suavemente hasta el fondo de su chucha y que ella gritara como poseída por el placer que debería sentir, a su vez, por mi lengua y por la pinga que le metía en la chuchaza, sin olvidar el imaginarme estar prendido de sus tremendas ubres, mamándolas hasta dejarlas coloradas, dejarle el pezón parado e hinchado por el manoseo, y estar sacándole leche a esas tetazas y tomármela y cuando caía demasiada hacerla caer como una especie de chisporroteo de leche en mis huevos y así mojado mi pene por la leche materna meterla nuevamente a su chucha. Hasta perdí la cuenta de las veces que me vacie al ver semejante espectáculo, que se repetirían algunas veces más. Y cuando no ocurría, me pajeaba al solo recordar esas imágenes que me brindo en primer plano mi prima, a la que imaginaba como gritaría cuando cachaba con su marido, aunque parecía no ser tan gritona cuando se la cachaban, porque no pude oír algunos gritos cuando se la montaban, o es que lo hacían poco.
Cuando la veía a mi prima cara a cara, ella no daba signos de darse cuenta que yo la espiaba, nunca me dijo nada, ni indirectamente, más bien yo me sentí como cortado por los pensamientos pecaminosos que tenía por ella. Aunque pienso que si se lucía más de lo debido sin ropa y enseñándome su chuchaza al mear, era porque le gustaba que yo la mirase, porque en ocasiones me pareció ver que se refregaba más de lo debido su vulva o sus tetazas con el jabón cuando se lavaba y al enjuagarse se pasaba la mano más de lo debido por su raja sobretodo, o se sobaba más de lo debido la zorra con el papel cuando orinaba en el suelo, al limpiarse. Lo cierto era que disimulaba bien, lo tomaba como un secreto entre los dos.
Pero lo que me hizó, sí es posible, botar más leche de los pajazos que me corría, fue la tarde en que la ví lavándose la concha con un líquido especial para esos lavados vaginales. En esa oportunidad le ví su chuchaza abierta a más no poder por ella misma, debido a que se introducía dentro de esa conchaza una cosa que primero succionaba el líquido y después presionándola el agua de lavado vaginal se introducía en su chucha por una punta del artefacto que era de jebe. Yo me imaginaba cómo no es mi pene el que se introduce en esa rica raja a la que me moría de ganas de pasar mi lengua por esos labios vaginales carnosos, rosados, de un color oscuro en los bordes, y en su botón que tenía encima, su clítoris, y que se veían claramente porque todos sus pelos se los había apartado y que dejaba toda su concha a mi vista. Melany se había sentado en una silla de sentadero amplio y delante una silla más pequeña para colocar una tina con agua que al final le sirvió para enjuagarse la chucha, yo estaba que no paraba de moverme la pinga con las manos, de tal gustazo que me estaba dando por ese espectáculo de mi prima buenaza. Después de haberse lavado, enjuagado y secado tremenda conchaza, siguió con su ano, al que siguió el mismo trato que su chucha, culo que tampoco anteriormente no se lo había apreciado de esta manera como ahora. Al empezar se puso de espaldas a mí separándose las nalgas y echarse ese líquido con esa misma cosa de jebe y sus manos que frotaba en su ano. El hueco de su culo era oscuro, en contraste con su piel más clara, con algunos pelos alrededor del hueco cerrado que era su culo, lo observe como un poco virgen, con poco uso, por lo que me imaginaba que a mi prima todavía no se la habían cachado por el culo, lo que me daba más morbo, y me imaginaba ser yo el que se lo rompiera, y así volaba mi imaginación haciéndome vaciar como tres veces seguidas aquella vez con esas escenas dignas de una película porno, aunque en los siguientes días de solo recordarla toda abierta enseñando la chucha y su culo se me paraba la verga y encontrándome solo me volvía a pajear, gritando solo en mi casa al venírseme la leche Ohhhhhhh Melany, Melany, Melany cuando cacharemos para no estar dándome placer solitario. Deseo que se vería realizado tiempo después. Al otro día más calmado por lo visto aquella tarde pasada, me dije ¡menuda función la que me ha dado Melany¡ y me imagine que ella sabía que yo la estaba mirando y que le gustaba ser observada, ya que nunca antes se había puesto así con la chucha y el culo abierto, tanto rato y a plena luz del día, en que se apreciaba con mayor nitidez, y si hizo eso cual sería el siguiente paso para que yo me morbosee con sus partes íntimas.
De tanto observar la parte de su patio por mi puerta, pude verle también los pelos y la raja de la chucha a otras mujeres riquísimas, que eran sus amigas, comadres o visitas. Como el de una comadre de Melany, llamada Mariela, buenísima de buen cuerpo, cuerpona mejor dicho, pero sin llegar a ser ni muy gorda tosca ni muy flaca tampoco, de un metro 58 de estatura con un falda ceñida que le acentuaba más su hermoso cuerpo y una blusa que le apretaba, luciendo en todo su esplendor una soberbias tetas, en las que se acentuaba el brassiere y en sus puntas yo creía adivinar sus imponentes pezones, era de piel trigueña blanca, bien conservada, de unos 35 años calculo, que una vez salió al patio media tambaleando, producto de una borrachera según después me di cuenta, para ir a mear justo de espaldas a la puerta donde estaba yo mirando, de imaginarme nomas lo que iba ocurrir ya estaba yo escurriendo líquidos pre seminales, después de bajarse un calzón blanco de una tela brillosa, apretadito que le formaba un tremendo culazo, pude verle su ano apretadito y su tremenda raja por detrás, en los que se le notaban unos tremendos labios vaginales, oscuros justo en los bordes, y algunas siluetas de los pelos que rodeaban ese tremendo hueco, que me daban ganas de abrir la puerta y chupárselos, y que ella gritara de placer, algo que ni su marido se lo haría jamás, porque se le veía quedado en asuntos del sexo, y hasta allí ya yo me imaginaba hacerle de todo como se ven en las películas porno, ya que en ese momento estaba sola, media mareada y seguro cachonda producto del alcohol ingerido. Al terminar se oyó el sonido que me arrechaba, CCCCCCHHHHHHIIIIIIIIIITTTTTTT de su meada copiosa, porque sonaba al salir con fuerza, se subió su hermoso calzón se quedó parada de espaldas a mi por unos momentos y pude apreciarle mejor unas piernas parejitas desde los pies, como decimos aca tenía unas patazas o piernazas, hasta donde se le formaba el culo, Lo mejor era que el espectáculo tenía de una duración de varios minutos porque lo hacía lento, sin prisa, sin saber que era lo que me gustaba y me daba más morbo estarla observando sin que ella se lo imaginara. Cuando se subía su calzón blanco se le veía un señor culazo, que seguía siendo imponente cuando ya se subía la falda y meterse adentro de la casa de mi prima
La mayor parte de las veces las sesiones de espía voyeur en que me pajeaba, eran de noche ya que en ese patio no había buena iluminación, por lo que algunas posiciones de ellas no me daban una buena visión. Aunque no era necesario verlo sino imaginarlo para darme unas buenas corridas con abundante leche.
En otra oportunidad, pude ver a la hermana de Melany que también salió a mear, al baño, pero como ya dije, este quedaba más al fondo en una parte oscura, por lo que más fácil era hacer esta necesidad fisiológica saliendo de la casa y caminar unos pasos en el patio que era de tierra. Mis observaciones lo hacía de noche mayormente, así estaba seguro de que no me verían, o no sentirían mi respiración agitada por la arrechura que me causaba ver mujeres enseñando sus chuchazas y una enorme pelambre que les sobresalía por los bordes de sus calzones de todo tipo, color o tamaño.
Su hermana, que llamare Melissa, estaba todavía mejor que Melany, de unos 40 años de edad, bien conservada, acostumbraba vestir elegantemente, era de talla media con un metro sesenta, piel clara, maciza como dicen los españoles, con unas piernazas que hacían juego con su porte, pero lo que más me atraían eran sus inmensas tetazas, que con cualquier vestido que se pusiera sobresalían como dos montañas esculpidas por un artista divino. Sus vestidos eran escotados en los que se notaba claramente el canal que hacía al centro del sostén, los que eran de bonitos diseños como de encaje, más o menos como los que utilizan las japonesas, que los hacían más sensuales si cabe la expresión. A Melissa al salir a mear al patio, le pude ver su chucha a mi gusto porque se paró en un lugar frente a mí, se bajó despacio su calzón, se notaba como a los costados por sus bordes sobresalían unos pelos, que ya quería yo tocar con mis manos, y no ser simple espectador, cuando se lo hubo bajado completamente dejó a mi vista unos pelos negros y abundantes, que contrastaban con el color de su cabello, el cual era rubio –en esa época ya acostumbraban a teñirse el cabello, y el preferido era el rubio- luego se agacho y se le veía caer el chorro de orines, abriendo su chuchaza con unos labios vaginales carnosos y encima de ellos se veía su clítoris como una escarapela de color rosado, hasta allí ya yo me había corrido la paja, porque en mis anteriores incursiones no había apreciado tan nítidamente la vagina a aquellas hermosas mujeres, y esta vez si pude ver su chuchaza en todo su esplendor, pero seguía con la verga parada, dispuesta a otro round inmediatamente. El pajazo que siguió lo hice con el mismo gusto, porque Melissa después de mear unos tremendos chorros, procedió a levantarse, se subió lentamente el calzón que era diferente a los que yo había visto hasta entonces, ya que en la parte central delantera, tenía un cierre que se subía, pero como le entraba ceñido, lo fue subiendo desde sus pies hasta rodear su culo lentamente, antes de eso pude todavía seguirle viendo parte de la raja y sus inmensos pelos negros por encima de la chucha, al hacer esto se puso medio de costado por lo que le pude ver también por detrás la vulva de su chucha, y el hueco de su culo, que tiempo después me los comería igual que los de Melany, con los pies juntos. Esto lo hizo al tiempo que pasaba por su pelambrera un pedazo de papel higiénico, limpiándose la raja de los restos de su meada. Tenía todavía la falda enrollada a su cintura por lo que le vi sus inmensas caderas que le daban a sus partes íntimas una belleza increíble, parecida a la de la actriz porno estadounidense Sara Jay.
A Melissa y a Melany yo las veía como unas diosas, porque eran perfectas, buen cuerpo, de caras hermosas, unas piernazas y tetazas, yo la veía como unas mujeronas, y que lejos estaba yo de imaginarme que dentro de poco tiempo, me las cacharía, por separado, de tal forma que de solo acordarme hasta ahora todavía me masturbo, a pesar de los muchos años transcurridos, lo cuento tal como lo viví y sentí en su momento. Ahora han pasado muchos años pero ellas siguen conservándose muy buenas y todavía están para exprimir la leche de cualquier pinga. Así eran mis primas mayores, y ellas marcaron mi destino sexual, hasta ahora.
Esto aparte de provocar en mi el voyeurismo, también despertó en mi el gusto por las meadas o lluvía dorada, el verlo o vivirlo con la mujer con la que estaba cachando como loco, sin pensar que esto es depravado para algunos, pero lo más rico esta precisamente en lo sucio, en la cochinadita como dicen en Perú. Empecé asimismo mi gusto por las mujeres maduras, cuerponas, que son las que les gusta a los peruanos, como algunas vedettes o kinesiólogas que hacen sus propagandas por internet y el gusto por la lactofilia, es decir, por las mujeres lactantes.
Si gusta este relato real seguiré con otro capítulo.
Anonino

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:08) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:43) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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