Mudanza a La Calera, Córdoba.

Un día me aborda un vecino consultándome por una mudanza a La Calera provincia de Córdoba.
El hombre, corpulento con el cual yo no tenía trato, pero lo había visto varias veces por el barrio.
Estaba conversando con el hombre sobre el viaje, cuando se acercó una mujer a la que el hombre me presentó como su esposa agregándose a la conversación.
La mujer era poseedora de un cuerpo bastante llamativo, de unos 30 años, muy simpática y era de estatura, un poquito más alta que su marido.
Quedamos en cargar el viernes por la tarde después de las 15 horas y salir para Córdoba esa misma noche.
El viernes a la hora acordada me presenté a cargar, Oscar el hombre abrió la puerta mostrándome todos los bultos preparados listos para cargar, de una mirada calculé que entraría todo pero muy ajustado, había que cargar con cuidado para encajar los bultos para aprovechar todos los espacios.
En eso apareció Marta la mujer de Oscar, ¡Me quedé con la boca abierta! (menos mal que Oscar no estaba presente) la mujer en zapatillas con un pantalón Jean cortado como short muy cortito, dejando ver un par de piernas bien formadas y llamativas, seguí subiendo la mirada, tenía puesto una camisa blanca y dentro de la camisa un hermoso par de voluminosas tetas sostenidas por un corpiño de los llamados reductores,(calculé yo, que eran 125 de talle) sus tetas eran especiales para una buena “cubana” o “turca”.
A medida que íbamos cargando según yo les indicaba cada bulto, Oscar se agitaba tanto que se fue al interior de la vivienda a descansar y tomar algo fresco, Marta la mujer siguió alcanzándome los bultos y comentando discretamente el estado de su esposo, varias veces se agachó para levantar algún bulto apuntando su culo para donde yo estaba, ¡Madre mía! ¡Que panorama! Y cuando lo hacía mirando en mi dirección sus tetas parecían querer caerse por el escote. Yo no pude evitar lanzarle alguna que otra mirada atrevida que ella no pudo evitar un mohín de sonrisa.
Terminamos de cargar todo, la parte trasera quedó completa, en la cabina colocamos unos bolsos con ropas y un equipo de mate para el viaje quedando el espacio para nosotros tres sentados.
Marta me indicó que cerrara bien el vehículo y que pasara a la vivienda con ellos a comer y tomar algo para luego partir. Entré a la casa, Oscar ya estaba sentado a la mesa comiendo algo, Marta entró detrás mío y recriminó a su marido su actitud de glotón y me dirigió una mirada a mi como diciéndome que no podía corregir su glotonería.
Siendo las 19,30 horas nos dispusimos a partir, Oscar iba sentado a la derecha junto a la puerta, Marta se sentó al medio luciendo una falda discreta, no muy ajustada, llevaba la misma camisa con un saquito de lana encima y por último yo al volante con mis pantalones y campera de Jean.
La camioneta tiene un motor a gasolina, pero posee un equipo de G.N.C. gas natural comprimido que por ser mas barato que la nafta ahorro muchos $$$. La autonomía con gas de mi camioneta es de 200 a 250 Kilómetros, pero trato de cargar siempre antes de los 200 km.
La primera parada la programé en Pergamino a 130 km. De Buenos Aires, llegamos allí a las 23 horas, cargue gas y me dispuse a seguir viaje.
Como a la hora Oscar me pidió que buscara algún pueblo próximo para alojarnos en algún hotel y acostarnos a dormir en una cama pues tenía mucho sueño y le dolía todo el cuerpo.
Entre a un pueblito alejado a 2 kilómetros de la ruta 8 y nos dirigimos al único hotelito que había.
El conserje nos informó que tenia una sola habitación libre y que ésta tenía una sola cama matrimonial, Oscar estaba desesperado y no le importó nada, el quería acostarse a cualquier precio, pagó y nos dirigimos a la habitación.
Ya en el cuarto Marta propuso, Oscar tu te acuestas en el medio, Roque se acuesta a tu derecha y yo a tu izquierda. Oscar fue al baño y al volver se subió a la cama y se durmió en el acto vestido como estaba, con Marta nos miramos, yo me ofrecí ayudarla a desvestirlo pero ella me contestó que no lo hiciéramos que lo dejáramos dormir pues cuando lo despiertan, lo hace de mal humor.
Marta entró al bañito y se cambió de ropa, se colocó un camisón sin nada abajo, solo la bombacha, al salir del baño se le traslucía la tela mostrando el contorno de sus carnes firmes.
Yo entre al baño Luego de orinar me quite la ropa y me coloque un short que tengo para meterme en las piscinas y como hacía calor me quedé con el torso desnudo, me acosté en el lugar asignado, Marta ya estaba tratando de dormir en su lugar y combinamos en dejar la luz del bañito encendida toda la noche.
Yo me quedé dormido hasta que en un momento me despertó un movimiento en la cama, en la penumbra vi. Que era Oscar que se daba vuelta para el lado de Marta y al momento veo a Marta salir del bañito y quedándose al pie de la cama desorientada sin saber donde acostarse ya que su marido le invadió su lugar, yo le hice señas con la mano para que se acostara en el medio, cosa que hizo arrimándose bien a Oscar.
Estuve un rato tratando de volver a dormirme cuando de pronto siento que me tocan suavemente mi pierna, extiendo mi mano izquierda y esta choca con la pierna derecha de Marta, pero noté que al apoyar mi mano derecha en su pierna esta no se movió, o sea que la aceptó, lenta y suavemente la fui recorriendo sin limitaciones y fui subiendo hasta llegar a su pubis, metí mi mano por dentro de la bombacha en dirección a su raja, note que su pubis estaba libre de pelos, pero no había rastros de afeites, descubrí que estaba prolijamente depilada, me tome unos momentos para acariciar el lampiño pubis deseando meter mi boca y lamer la zona vaginal, mis dedos encontraron jugos vaginales que facilitaron el deslizamiento de estos hacia el interior de su vagina, la mujer estaba muy excitada pues mis suaves caricias enardecieron su morbo.
Yo corrí mi pierna izquierda hacia ella y ella pasó lentamente sus dos piernas desnudas sobre la mía, sintiendo la suavidad de su piel Luego se inclinó hacia su marido dándome la espalda, yo girando hacia ella coloque mi pierna derecha sobre la pierna izquierda de ella atrapándola entre las dos mías y a su vez ella haciendo un arco en el aire colocó su pierna derecha sobre mi cadera abriendo bien sus piernas dejando su vulva indefensa frente a mi verga, yo dirigí mi mano derecha a su pecho atrapando apenas su erguida teta luego entre mis dedos índice y pulgar amasé y acaricié su hinchado pezón provocándole más excitación, la mujer llegó a un punto de calentura que con su mano derecha busco afanosa mi endurecida pija para acariciarla de tal forma que me puso alzado como un padrillo, mientras con su mano izquierda estiraba el elástico de la pierna de la bombacha para el costado dejando paso a mi pija, una vez que mi glande se emboco en la entrada de su muy lubricada concha vi. en la penumbra como tomaba la almohada y se la colocó contra su boca para ahogar sus gemidos de placer, mi pija fue ganando espacio lentamente dentro de su babosa vagina, mi pubis choco contra su afiebrada vulva y cuando ya no pudimos penetrarnos más entramos en un vaivén muy suave y a los pocos instantes estallamos los dos juntos en un orgasmo brutal, Marta hubo de hacer un esfuerzo tremendo para no gemir con el placer alcanzado, después de unos momentos saque mi verga flácida de su vagina y sosteniéndola en la mano con restos de semen corrí al baño a lavarme y mientras lo hacia llegó Marta que tomando el jabón me lavo ella primorosamente mis genitales, luego me entregó el jabón y colocándose sobre el bidé me señaló su concha para que yo se la lavara, mientras lo hacía nos confundimos en un fuerte beso mientras mi dedo medio se movía travieso en su vagina y la palma de mi mano frotaba su hinchado y enardecido clítoris hasta que Marta logró un segundo orgasmo, nos secamos mutuamente y yo volví a mí lugar en la cama, justo cuando Oscar volvía rotando a su lugar central, me acosté rápidamente justo cuando Oscar medio despierto estiró el brazo tocándome se cercioró que yo estaba allí, Marta volvió a su lugar original y nos dormimos profundamente el resto de la noche. Durante nuestra travesura no cruzamos una sola palabra, hicimos todo en absoluto silencio, yo me quedé con muchas ganas de gozar más con ella y no dudo que ella quedo igual, pero no se dio. Nos levantamos como a las 9,30 de la mañana, desayunamos y nos aprestamos a seguir viaje, Marta me trataba de una forma normal, sin darme la mínima señal de lo ocurrido entre nosotros la noche pasada.
El sábado por la tardecita llegamos a “La Calera” descargamos la camioneta, Oscar me pagó lo convenido y invitándome a que cuando yo quiera los visite y despidiéndonos pegue la vuelta para Buenos Aires.
Mientras volvía por la ruta pensaba ¿que lindo hubiera sido ver a Marta bien en pelotas, chuparle las tetas, esa concha depiladita? ¿Como será mamándome la pija? Ya tenía que planear volver pronto a “La Calera”.
Durante la vuelta tuve otra linda aventura, ya pronto les contaré.