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Mujer al fin: primera vez

Relato enviado por : karinatv el 01/03/2012. Lecturas: 6309

etiquetas relato Mujer al fin: primera vez   Transexual .
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Resumen
Sentí perderse la rigidez entre mis labios, excitada y conforme por haber hecho gozar a mi macho me alcé pero Alberto quería mas, me despojo de mi falda y ante la vista de mi diminuta tanga y de mis carnosas nalgas, la flacidez dió paso casi de inmediato a una nueva erección.
-Ponte en cuatro – me ordenó.



Relato
Mi primera experiencia

En la escuela, en tercer grado mis amigos eran mas adelantados que yo.
Nos sentabamos en las carpetas del fondo y en los recreos hablaban de sexo, no eran expertos ni bien informados pero hablaban, y yo escuchaba. Se decía que “cachar”(copular) era meter la pinga en el poto y cuando alguno me pregunto si me “hacia la paja”(masturbaba) no supe que decir, no sabia que significaba eso.
Sin embargo yo si me masturbaba, y me gustaba mas cuando me ponia ropa de mujer. Había visto algunas revistas con fotos de parejas teniendo sexo y una de ellas me impresionó particularmente donde la femina penetrada en cuatro patas mordía sugestivamente su labio inferior mostrando en el rostro inconfundibles signos de gozo y placer.
Imaginaba que era yo esa mujer, y en cuatro patas me masturbaba ansiando sentir el mismo placer que produciría un extasis similar en mi rostro.

En la escuela, las cosas se pusieron mas picantes. Algunos amigos accedieron a ser “cachados” por los mas adelantados. Consistía en sentarse con ropas encima de otro y se realizaban movimientos coitales. Siempre con la ropa puesta. Al maximo, el que estaba abajo extraia el pene del pantalon pero nunca hubo una real penetración o al menos yo no la vi o no me enteré.
Se hacían competencias por quien se movia mejor, se hacian cambios de parejas y hasta se acariciaban los pechos simulando que alguno tuviese verdaderos senos de mujer.

Yo no participaba de estos juegos, no me parecía correcto, pero lo deseaba.

En mi casa, pasé de querer ser la mujer de la foto a imaginarme como uno de mis amigos que era montado, y en especial ser montado por Alberto, que era mi compañero de banca y quien me atraía mas, era flaco y mas alto que yo y sin duda era el mas ardiente de todos.

Alguna vez jugando, uno me propuso hacer el caballito; es decir yo parado se montaba encima mio y me cabalgaba como jinete y yo caminaba imitando un corcel. Un juego inocente. Mientras lo hizo, descendió un poco por el movimiento y también un poco por su peso y sus partes quedaron encima de mis nalgas. Me di cuenta de ello e hice como si nada sucediera, mas bien intencionadamente no lo sujetaba bien acomodandolo para sentir mejor sus partes encima mio y moviendome como una yegua propiciando este dulce roce que yo empecé a disfrutar. Por un momento sentí cosquilleos y revoloteos de mariposas en mi estomago, hasta que Alberto se dió cuenta de ello y me pidió hacer lo mismo con él a lo que yo me rehusé, quizas por pudor, quizas por miedo a que me descubriera.

Pocos dias despues, durante un recreo en que nos quedamos en el salon me dijo:”Te cacho”
Y yo accedí, un poco por curiosidad, un poco por que me tomo desprevenida y mas que nada por que yo lo deseaba.

Me senté encima suyo, siempre con la ropa puesta, y volví a sentir las mariposas y el cosquilleo, sentía sus partes duras entre mis nalgas y mi excitación se acrecentaba. Alberto me tomo de la cintura y empezó a moverse adelante y atras, mi cabeza se balanceaba al compas de sus movimientos y una senzación de vertigo y abandono me invadió, por un momento me sentí perdida y con mis caderas acompañé a Alberto en sus movimientos, frotando y disfrutando del pene erecto y duro que Alberto empujaba contra mi.

En un momento, Alberto pretendió extraer su pene del pantalon y frotarlo desnudo contra mi, yo no quise y este momento mágico llegó a su fin. Me repuse y me senté recatadamente en mi carpeta pidiendole que mantuviera lo sucedido como secreto. No lo hizo y algunos compañeros me propusieron hacerlo y yo no accedí a ninguno.


En mi casa, disfrutaba a solas recordando mi fugaz experiencia con Alberto. Me había procurado un par de medias de nylon, una tanga diminuta robada a una de mis primas cuyo hilo posterior se introducía divinamente en la linea que separaba mis nalgas, una mini tambien robada que me quedaba cortisima y que mostraba la redondez de mis carnes. Mis senos, por alguna maravilla de la naturaleza habían crecido un poco y mis pezones se habían hinchado y con la pequeña blusa blanca transparente robada tambien para variar, mi apariencia era la de una adolescente desvergonzada que me encantaba mirar en el espejo.

Un día, a solas en casa y vestida así, tocaron a la puerta con insistencia, me puse una bata para cubrir mis ropas femeninas y abrí: Era Alberto que me venia a buscar para pedirme prestado un cuaderno de la escuela. Lo hice pasar y le dije que estaba por meterme a la ducha ( por eso la bata), fuí a mi cuarto a buscar el cuaderno que me había pedido y se lo llevé.

Alberto se había percatado que estabamos solos, y acercandose me dijo: “Quieres que te cache ahora que estamos solos?”. Me abrazó por detras y pego su pelvis contra la mia, sujetandome de la cintura con sus largos brazos. Yo me moría de verguenza que me viera vestida como estaba así que me negué: - “Estas loco” - le dije. Pero él no me solto y en el forcejeo mi bata cedió un poco mostrando mis piernas con las medias puestas y la minuscula falda que no cubría nada.

Alberto me miró con ojos de alegría y me dijo: “pero si eres una niña o al menos quieres serlo!”
No sabía que hacer, asi que le propuse que me dejaria “cachar” si el no comentaba nada en el colegio ni con ninguno. Sonriente me aseguró que mi secreto quedaria seguro con él y me pidió que me quitara la bata para poder admirarme.

Insegura accedí, con un poco de verguenza, era la primera vez que alguien me veia así.
Alberto abrió los ojos asombrado y me dijo: ”Estas riquisima” - mientras lascivamente se relamia los labios con una expresión por demas cachonda.
Se acercó a mi y me abrazó, empezó a lamerme el cuello con su humeda lengua y con sus manos me atraía hacía el mientras jugueteaba con mis nalgas casi desnudas. Tiré mi cabeza hacia atras y lo deje hacer disfrutando del momento, me estaba excitando y me daba cuenta que mis fantasias a solas estaban a punto de hacerse realidad. Alberto se fijó en mis incipientes senos y desatando la blusa inició a besarme los pezones y a tirar de ellos con los labios y hasta con los dientes, me encantaba lo que hacía y algunos gemidos escapaban de mis labios. Esta vez fuí yo a abrazarlo por la cintura y a atraerlo a mi para sentir la dureza de su miembro en mi estomago, mientras él no dejaba de amasar mis nalgas y mis piernas.

Alberto se despojó de sus ropas, no me pidió mi consentimiento, no hacia falta. Admiré su falo erecto que me apuntaba. - “Chupa” - me dijo y yo no me pude resistir. Me arrodillé delante a él como había visto en peliculas y me llevé a la boca aquel mazo de carne. Inexperta, me vinieron arcadas, pero quería disfrutar este momento así que insistí hasta que me acostumbré a esta presencia en mi boca y en mi garganta. Con mi lengua saboreaba el glande y los liquidos que brotaban en abundancia y con mis labios jugueteaba en toda la extensión del viril musculo.

Mi Alberto disfrutaba y me instaba a continuar y yo obedecía hasta que inesperadamente se vino en mi boca. Sorprendida no supe que hacer, pero instintivamente atiné a seguir succionando y mamando como queriendo extraer todo el liquido blanco que me inundaba, que chorreaba por la comisura de mis labios y que habia tragado disfrutando por primera vez de su dulce sabor.

Sentí perderse la rigidez entre mis labios, excitada y conforme por haber hecho gozar a mi macho me alcé pero Alberto quería mas, me despojo de mi falda y ante la vista de mi diminuta tanga y de mis carnosas nalgas, la flacidez dió paso casi de inmediato a una nueva erección.
-Ponte en cuatro – me ordenó.
Si, yo también quería mas y obedecí. Hizo a un lado el hilo que cubría mi raja y apuntó su verga a mi virginal agujero. Empujó y el dolor se hizo presente.

-Espera- le dije – hazlo despacio, soy virgen-

Esta vez con mas cuidado, colocó la punta de su falo en mi orificio, y con suave presión empezó a penetrarme. Lubricado por sus propios jugos, esta vez el dolor de la defloración era mas soportable, cerré los ojos y me concentré en percibir cada milimetro de musculo que me invadía hasta que su pelvis entro en contacto con la mia. Estaba totalmente ensartada y sus vellos pubicos cosquilleaban en mis partes intimas. Mis contracciones involuntarias me producian placer y la idea de haberme entregado totalmente me hacía volar de ilusión.

Alberto comenzó a moverse tomandome de la cintura y bamboleandome a su ritmo se repitió en mi la senzación de vertigo y vacio que habia experimentado dias atras, pero esta vez con el gozo de sentirme perforada y el placer generado por el movimiento de este mastil en mis entrañas.

Infinitos minutos estuvimos así, él penetrandome y yo soportando estoicamente estas embestidas. Le pedí cambiar de posición, se sentó en el sofá y al verle el falo asi erecto me dieron ganas de saborearlo una vez mas, lo mamé con pasión dejandolo impregnado de una mezcla de saliva y liquidos seminales. Acto seguido me coloqué encima de él, tome su miembro con una mano, lo acomodé en posición y me dejé caer clavandome yo misma. Empece a cabalgarlo a mi ritmo, tratando de extraer el maximo del placer con cada arremetida, Alberto se echó en el sofá y yo con una mano le acariciaba el pecho y con la otra jugaba con sus testes induciendolo a que me penetrara mas profundamente. Me tomó de los hombros y me atrajo a él, mi espalda se posó sobre su pecho, sus manos acariciaban mis pezones y sus dedos los presionaban como queriendo ordeñarme, un hilo de placer comunicante entre mis tetas y mi esfinter se iba acrecentando con cada presión y con cada penetración, incontrolables gemidos lujuriosos emanaban de mi ser, Alberto besaba mis oidos y a cada lenguetazo propinado desde el cuello hasta las orejas sucedian nuevas contracciones en mi hasta hace poco virginal agujero. Mi voz entrecortada suplicaba y mis caderas se movian freneticamente para alcanzar el orgasmo tan deseado, minutos interminables de desenfreno y de pasión ocurrieron hasta que Alberto con un formidable abrazo presionandome contra él estalló dentro mio propiciando en mi el climax esperado. Repetidas contracciones involuntarias de mi anillo se estrellaban con la dureza de acero del musculo que me penetraba prolongando el extasis del momento y arrancando al mismo tiempo exhalaciones de placer en mi macho semental.

Al final, la voragine de la pasión dió paso a la paz de la satisfacción, las agitadas respiraciones se calmaban, los musculos se distendieron, el viril miembro se deslizó fuera con un último destello de placer, nuestros ardientes cuerpos se abrazaron, un tierno beso unió nuestro labios, el mundo se detuvo por un momento y le fué ofrecido el nacimiento de una nueva mujer.

Escribanme a gatitalima21@hotmail.com

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Si te ha gustado Mujer al fin: primera vez vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

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Comentarios enviados para este relato
gerardo montoya (6 de September de 2012 a las 05:51) dice: MI GATITA DIVINA. QUE TE PUEDO DECIR? QUE NO HUBIESE DADO POR SER TU GERARDO, TU TU DEBUT TU AMANTE QUE TE INICIE. COMO SIEMPRE MI ARDIENTE GATITA SENSUAL TUS RELATOS LLENOS DE SENSUALIDAD Y ESE DIVINO MORBO ME PONEN A MIL. TE DESEO MI DIVINA KARINA. TE MANDO UN PERVERSO Y HUMEDO BESO EN TODO TU DESEADO CUERPO.

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:26) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

tony111 (17 de March de 2012 a las 15:49) dice: impresionante!!!!...


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