Mujer de Fe II parte

Unos días después nos encontramos camino a la iglesia, estaba como siempre tan linda, llevaba puesto, un vestido negro era espectacular porque ese corte le hacia sobresalir ese culo que causa deseo a cualquiera que la mire, además marcaba su par de piernas.
Ahora lo más sobresaliente en ella eran sus senos, que lindos senos, redonditos de verlos te invitan a chuparlos como a dos mitades de naranja. Caminamos rumbo a la Iglesia me comento que se sentía mal por lo que había pasado y que era mejor para ambos que no volviese a repetir, ya que dentro de su formación cristiana no estaba permitido que una dama decente engañe a su esposo, menos aún con alguien que es su hermanote Fe, al decir esto, se imaginaran me produjo un morbo que en ese mismo momento deseé hacerla mía la quería desvestir doblegar su voluntad, que se entregara con desesperación a mi pene. A llegar a la Iglesia ella se sentó con unos hermanos, yo me separé de ella por unos instantes pero si note que ella mantenía su mirada buscándome como quien dijera veni poséeme, haceme de todo.
En cuanto comenzó la reunión, yo no la perdía de vista, a lo lejos, se veía algo inquieta como si mi mirada la incomodase, pero al rato vi que no, estaba claro como, que algo buscando entre todos ese era yo, lo que me excito tanto hasta haberme decidido hacer que esa hembra vuelva estar en mi manos otra vez, para eso maquinaba como podía llevármela de allí, además de cual serían las palabras adecuadas para que ella acepte y me siga, el Diablo es Malo y sabe como hacer de las cosas buenas algo muy malo, Ante una seña mía, ella misma pasó por mi lado y se encamino al baño, ya que sin darme cuenta enfile detrás de ella, para el servicio higiénico, la miré profundamente con ojos lesivos, y una clara incitación al vicio, ella también, tuvo una mirada cómplice, fue una mirada de deseo muy oculto, de no saber como ocultar ese fuego, que me brindo ese día en mi casa, fue algo fuerte que solo una dama como ella puede trasmitir, ya no podía resistir a mis insinuaciones, y la memoria del momento de placer que le había hecho vivir-
De un momento a otro decidí jugármela, todo por el todo, y fui tras de ella, entre al baño, trabe el cerrojo no me importó ya que estaba decidido a todo, ahí estaba ella sentada, se quedo llena de miedo sin poder moverse, yo me acerque a ella y la acaricie, ella se paro de inmediato, aproveche para besarla, la acaricié muy apurado por sobre su ropa, sus senos, sus piernas sus nalgas todo, y ella se entrego rápidamente, se dejaba llevar, me dejaba hacer, solo sus suspiros, denotaban que era victima de sus propios deseos al igual que yo, solo quería ser poseída y también era de parte de las más bajas pasiones.
Ya en estado, de complicidad, me incliné, no se cuanto tiempo duro que pude quitarle la ropa interior. Dejarla a medio vstir, sin sus prendas intimas, y pasar lentamente a lamerle la vagina, acariciar sus muslos pasarle la lengua e introducirle un dedo en su vagina , ella era otra, el placer la había invadido, emitía gemidos, y solo se dejaba llevar del deseo mientras yo la gozaba, de a poco nos intuimos, en un torrente de placer, ambos nos trasformamos, en dos maquinas de placer, hasta que no pudo mas. me susurro que la penetrase y no me hice esperar, la penetre muy suave al inicio, quería disfrutar esa rica concha, ese manjar que se había entregado a mí, Luego la voltee a la pared, pues yo quería mas, la penetre en la vagina desde la parte posterior, en posición de perrito, le impuse mucho fragor, a mis embestidas, aplastaba sus enormes senos y mordía su espalda, ella se movía, y jadeaba de forma fenomenal, me esmere por que quería que sienta que era mi perra ya para ese momento ella lo sabía ya que gozaba con cada movida, a fondo de mi verga, al golpear sus cachetes, cada vez mas ligero, hasta hacerla perder todo decoro, ya que se estremecía, y casi aullaba de placer , pues quería darle en aquello que yo había tenido en mente por tanto tiempo, que delicioso sentir como entraba cada centímetro de mi pene, era delicioso sentir como abría los ojos y dejaba escapar un gran grito de placer, estaba con la falda hasta la cintura, apoyada a la pared con los senos afuera mientras yo lo apretujaba para hacer de estos mi deleite, de igual manera gozaba, hasta que quise pasar a comerle su delicioso culo, la saque y por un rato busque sus deliciosos labios, era hermoso sentir mi lengua dentro de tan delicada boca, si que tuviera tiempo de darse cuenta cuando ella sacaba más su culito para afuera; fue que mi pene se adentre en lo mas profundo de tan delicioso agujero, el que primero muy lentamente, se lo abría, ella estaba entregada a esa experiencia que nunca había sentido anteriormente de hacerlo con migo. Luego sentí mi cuerpo sacudirse de tanto placer me vine dentro de tan delicioso culito, cuando sintió mi semen en su ano, movía su colita como queriendo que no se escape ninguna gota de su interior, mientras le decía “serás mi amante y yo solo yo, seré quien te de el placer de penetrarte”, a lo que ella me pidió que así sería pero que nunca la abandone que estaría dispuesta a satisfacer todo lo que le pida.
Fue media hora de tanto placer, más aun para ella y para mi, porque estábamos dentro de la Iglesia en la que no nos atreveríamos hacer cosas malas a nuestros semejantes. Luego nos vestimos salió ella primero yo salí luego de un rato, muy contento de haberla hecho mia en un lugar tan sagrado