Finalmente me di cuenta de que no odiaba a los maricones, sino más bien era que los envidiaba. Por lo que pase de ser un homofovico, a un homosexual en conciencia.
Relato
Desde que me gradué de la universidad, y comencé a trabajar, algo que no soportaba era a los maricones, con el pasar del tiempo desde que comencé a trabajar, los odiaba más y más. Para mi todos ellos eran algo aberrante, su sola existencia era algo contra natura. Hasta en más de una ocasión, me las ingenié para que despidieran, a más de uno del trabajo.
Todo comenzó a cambiar una noche, en que asistí a una despedida de soltero, aparte de que no conocía realmente ni al novio, ni tampoco a la novia, llegué a esa fiesta, invitado por el invitado de otro invitado, la cosa es que ni el que me invitó a mi llegó, y el que lo invitó a él tampoco. Pero a pesar de ese pequeño detalle me quedé, ya que aparte de estarla pasando de lo mejor, la bebida corría a chorros.
Ya serían como la una o dos de la madrugada, cuando de tanto beber, y estar jodiendo como si la fiesta fuera mía, comencé a comportarme de manera extraña, digo, normalmente no me interesaba en ningún otro hombre, pero no sé que me pasaba, que me llamó tanto la atención el novio, que no dejaba de estar a su lado, y celebrar cualquier tontería que él dijera. Hasta que alguien sugirió o comentó, que el chico ese me gustaba. Lo más sorprendente de todo fue, que dije que sí, seguramente por lo borracho que me encontraba.
Decir eso y que alguien me comenzara a tocar las nalgas, por sobre la tela de mi pantalón, como que fue una misma cosa. Yo se que debí darle un parado a eso, pero lo que se me pararon fueron mis nalgas. Así que en lugar de oponerme, y retirarme a mi casa, dejé que quien sabe quien, continuase acariciando mis nalgas y algo más, al punto que cuando esa persona me sugirió que lo acompañase hasta una habitación, no me opuse en lo más mínimo, y muy complacido le acompañe.
Ya dentro él me bajó mis pantalones e interiores, y de inmediato comencé a sentir una verga bien dura y caliente que sabrosamente que me la pasaba por mis nalgas. Pero cuando hizo el primer intento de penetrarme, el dolor fue tal, que dando gritos y llorando le pedí que se detuviera, al tiempo que me sentí extremadamente frustrado, porque esa verga no me podía entrar.
Mi acompañante contrario a mí, no se conformó con lo sucedido sino que se dirigió al baño adjunto a esa habitación y regresó, con un tarro de crema, la cual sin demora alguna comenzó a embadurnar mi culo, en especial mi apretado esfínter, el que poco a poco fue dilatando, introduciendo varios de sus dedos.
Al poco rato sentí como su buen trozo de carne ya sin tanto dolor se abría paso entre mis nalgas, ya me entraba divinamente toda su verga por el culo, y a los pocos minutos, también tenía otra verga dentro de mi boca.
A medida que uno me penetraba una y otra vez, yo le continuaba mamando su verga al otro, no dejaban de preguntarme si eso me gustaba, a lo que yo a duras penas con una verga dentro de mi boca les respondía que no me gustaba sino que me encantaba. A medida que siguió pasando la noche, me quedé completamente desnudo, al principio. Mientras continuaban clavándome por el culo, tanto que de lo borracho que estaba no recuerdo precisamente cuantas veces eso pasó, pero sí sé que fueron muchas.
Al despertarme al día siguiente, tenía mi culo algo adolorido, pero si eso hubiera sido todo, digamos que no me hubiera afectado tanto. Pero aparte de eso, la gran cantidad de semen ya seco que me chorreaba por los muslos y en gran parte de mi rostro, era señal más que evidente de que más de uno de los asistentes a la despedida, me habían usado como su mujer. Lo que terminó de descojonarme el día, fue que ya no estaba completamente desnudo, al rato de despertarme, preguntándome a mí mismo que había pasado. Me encontré con varias prendas intimas femeninas puestas.
Lo que me hacía ver completamente ridículo.
Las señoras de la limpieza, al parecer me dejaron pasar la borrachera, pero al verme despierto me entregaron mi ropa. Viéndome como si yo fuera un completo pervertido.
Durante el resto de la siguiente semana lo pasé solo, y culpando a todos los presentes en dicha fiesta, de lo que me había sucedido. Hasta que finalmente acepté, tener gran arte de la responsabilidad de lo que me había pasado, por haberme quedado borracho con un montón de extraños. Pasaron las semanas y tras salir algo tarde de mi trabajo, decidí refrescarme un poco tomándome unas cervezas, en un bar camino a mi casa.
Ya en el bar, me quedé en la barra y pedí una cerveza primero, luego otra y así, hasta que el cantinero, me comento que ya me encontraba algo borracho, por lo que se cobraba cada vez que me servía la siguiente, no fuera a ser que se me antojase marcharme sin pagar.
Ya tenía como un par de horas bebiendo cuando tomó asiento a mi lado, un extraño y me buscó conversación, realmente no me acuerdo ni de qué hablamos, de lo que si me acuerdo fue que al ir al baño a orinar, él entró y también se puso a orinar junto a mí. Su verga de inmediato me llamó la atención, y cuando me dijo que si se la quería mamar, yo no le respondí nada, simplemente me agaché y tomándola entre mis dedos me dediqué a mamársela, hasta que él mismo me pidió que me detuviera.
Al regresar a la barra, me invitó a que lo acompañase a un callejón de tras del bar, no tuvo ni que decirme para que, ya que tras terminar de beber mi cerveza, lo acompañé. En el callejón, yo mismo me bajé los pantalones y casi de inmediato sentí su verga atravesando mis nalgas, fue una experiencia increíble. Sus gruesos brazos me apretaban contra su cuerpo, mientras que yo meneaba mis caderas restregándolas contra él. Hasta que finalmente debió venirse dentro de mi culo.
Ya estaba por subirme los pantalones cuando sentí el cañón de un arma contra mi cabeza, y su voz que me decía, maricón quítate toda la ropa, o te dejo seco de un tiro. No me quedó más remedio que obedecerle, y una vez que se marchó, con todas mis pertenencias, me quedé llorando como un tonto, hasta que un par de tipos, que parecían pordioseros, me encontraron, sentado sobre una caja de madera, llorando mi desgracia, en medio de ese oscuro y solitario callejón.
Al verme se me acercaron y ya a mi lado, me preguntaron que me había sucedido, y a pesar de mi borrachera, les dije sin entrar en detalles, que me habían asaltado. Todo iba de lo mejor, hasta que uno de ellos se puso a orinar casi frente a mí. Debió ser la manera en que me le quedé viendo su verga, que su amigo se dio cuenta de que pata yo cojeaba, y sin perder el tiempo me dijo, ¿te gustaría que te diéramos por el culo? El que estaba orinando se sorprendió al escuchar a su amigo, pero cuando le respondí que si, su sorpresa se tornó en deseo. Y sin demora al que había estado orinando, comencé a mamar su verga sin importarme lo que había estado haciendo segundos antes, mientras el otro me hizo separar mis piernas y de igual forma me clavó su verga.
Es cierto que su olor a y lo sucio que estaban los dos, era algo evidente, pero lo que yo deseaba era que me volvieran a meter otra verga por el culo, hasta en cierto momento, hasta bebí de sus canecas de ron al tiempo que uno de ellos sabrosamente continuaba dándome por el culo sin reparo alguno.
Al día siguiente desperté en medio de ese sucio callejón, con todo mi cuerpo hediondo y lleno de orines, a sexo, a sudor, a sucio. En fin esos dos hicieron conmigo lo que les vino en gusto y gana, dejándome finalmente tirado sobre un sucio cartón. Al parecer alguien al verme tirado en el callejón llamó a la policía pensando que estaba muerto. Me llevaron a un hospital y les dije que tres tipos me asaltaron y aparte de amenazarme con matarme, me habían sodomizado en contra de mi voluntad, desde luego que me inyectaron contra todas las enfermedades infectocontagiosas de transmisión sexual.
Ya en mi casa, me di cuenta de que no debo beber, por que termino dándole en culo al primero que me lo pide, pero a un y a sabiendas de que eso me sucede, al mes no pude aguantar más las ganas de tomarme aunque fuera una sola cerveza, y tras hacer el firme propósito de que sería una sola, salí de casa, y en el primer supermercado que encontré abierto entré y mientras realizaba la compra me fui bebiendo varias cervezas, el resto me las pensaba llevar para casa para seguir bebiendo solo. De regreso a mi casa, me topé con un joven de unos 23 años más o menos, lo conocía de vista, es decir sabía que vivía en el vecindario, y siempre me había llamado su pinta, alto con ajustados pantalones vaqueros, en que el bulto entre sus piernas siempre sobresalía, su camisa negra, casi completamente desabotonada, mostraban sus firmes pectorales, algo me decía que él como que no era muy santo, precisamente. El tipo se me quedó viendo de manera extraña, y sin que él me hiciera ningún comentario, le pregunté, que si gustaba de una cerveza, a lo que de inmediato me respondió que sí.
De camino a casa, nos fuimos bebiendo cada uno una cerveza, me dijo llamarse Manuel, pero que sus amigos le dicen Mani, así que ya en mi casa, tras invitarlo a entrar, le di otra cerveza, al tiempo que ya yo andaba tomándome la cuarta o quinta. Pensé prender la tele, pero decidí conocer un poco más a mi invitado, y al preguntarle a que se dedicaba, sonriendo me dijo que era un puto o prostituto, a mi como que su respuesta me dejó bastante confundido, pero al aclararme sin rodeos, que se acostaba tanto con hombres como con mujeres por dinero, no me quedó duda alguna.
Fue cuando le pregunté cuanto cobraba, y al decirme la cantidad, mientras me terminaba de tomar mi sexta cerveza, le pregunté de la manera más desvergonzada, si le gustaría darme por el culo. Mani como que no se esperaba esa pregunta de mi parte, y nuevamente sonriéndose me respondió que sí. Así que en la misma sala me he quitado toda mi ropa frente a él, y me acosté sobre el sofá. Fue cuando Mani me tomó por los hombros y haciendo que me sentase, me dijo, pero antes me agradaría que entrásemos en calor, y tras decir eso, colocó su boca contra la mía plantándome un tremendo beso de lengua, el que yo disfrute plenamente, ya que mientras me besaba, comenzó acariciar todo mi cuerpo, en particular mis nalgas. Haciéndome gemir de placer, cada vez que rozaba con sus dedos mi esfínter.
Al poco rato con mis dedos lentamente fui bajando la cremallera de su pantalón, hasta que finalmente liberé todo su miembro, y sin demora alguna me lo he llevado a mi boca, poniéndome a mamar por un buen rato hasta que el mismo Mani, me dijo que ya estaba bien. De inmediato me volví acostar sobre mi sofá, pero él insistió en que nos fuéramos a mi cama, obedeciéndolo, lo llevé hasta mi dormitorio, y ya en la cama, me puse en cuatro patas, esperando comenzar a recibir su verga dentro de mi caliente culo.
Mani sin pérdida de tiempo me ha ensartado divinamente, y mientras yo restregaba mi culo contra su cuerpo sentía como él me apretaba con fuerza contra él. A medida que me fue metiendo y sacando su verga, me comenzó a decir que tenía un culo bien sabroso, lo que en parte me llenó de orgullo, y luego me comentó que tenía un amigo que de seguro, me gustaría conocer. Esa noche Mani me puso en diferentes posiciones, en las que repetidamente metía y sacaba su caliente verga de mi cuerpo, hasta que ya yo no pudiendo aguantar más me he venido sin querer.
En la mañana al despertarme, me encontré todavía con Mani sobre mí. Ya no podía negar lo evidente, ya que bueno y sano, al despertarlo, simplemente me puse a mamar su verga, hasta que se vino dentro de mi boca. Mani se dio un baño y quedó en volver a la noche acompañado de su amigo. Bien le pude decir que no, pero ya sin estar borracho, me había comportado como a esos a los que siempre desprecié, fue cuando me di cuenta de que realmente no los odiaba, simple y llanamente los envidiaba hasta ese día. En que finalmente acepté que bebía para no responsabilizarme de mi conducta.
Pero tras esa repentina toma de conciencia, me bañe y me fui a trabajar. Todo había cambiado, en la tarde a regresar a casa, arreglé todo para recibir a mis invitados. Cuando Mani y su amigo llegaron, me sentía un poco nervioso, pero al ver el pedazo de verga del amigo de Mani, los nervios desaparecieron. Esa noche como muchas otras, disfruté de una buena doble clavada. A pedido de Mani y su amigo Ernesto, en ocasiones me pongo prendas femeninas, las que en casa me gusta usar.
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140722 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114311 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:30) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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