no me dejaba dormir

Cansado después de un día duro de trabajo por fin llegué a casa. Era una de esas semanas que pensas, que no acabarán nunca, pero por fin el viernes había llegado. Al abrir la puerta de mi casa oí la voz de mi mujer. En ese momento recordé que mi cuñada Renata venía esta noche a cenar a casa.
Roberto, mi cuñado (hermano de mi mujer), tenía hoy la despedida de soltero de uno de sus amigos, y Renata nos había comentado que no le gustaba para nada pasar el viernes sola en casa, así que mi esposa decidió invitarla a cenar esa noche.
Conocíamos bien las fiestas de Roberto había estado en alguna de ellas, y mi mujer conocía mejor que nadie a su hermano por lo pronto sabía que el problema no era la hora de vuelta a casa sino mas bien el día, y el estado en que volvía
Escuche hablar me asomé al salón. Estaban sentadas en el sofá en charla amena de sus cosas, al verme sonrieron las dos.
El Hola dijo Renata sonriendo. Siempre habíamos tenido una muy buena relación. Ella estaba casada con mi cuñado unos 5 años, pero llevaban juntos más de diez cuando ella era casi una adolescente y muchísimo menor de todos,
Esther es una chica morena, su pelo largo y ondulado del cae por debajo de los hombros. Su cuerpo es de una joven que se conserva, mas bien delgadita, con unos buenos pechos, su cara, dulce, piel trigueña, atlética, ojos verdes oscuros y lo que es mi punto de obsesión, ese culo perfecto, que por el ejercicio que hace lo tiene diría perfecto, hasta ese momento había sentido una atracción hacia ella, Pero, me comporte siempre como era parte de mi familia aunque oculte desde tiempo la atracción que sentía por ella,. Nunca pude obviar que era una mujer de lo mas apetecible sexualmente hablando.
Me acerque a ellas, bese a mi mujer y le di un abrazo a mi cuñada.
Hoy se te ha hecho muy tarde, la cena estará ya fría- dijo mi esposa.
Nada que un buen microondas, no pueda remediar Expreso Renata, al tiempo que me guiñaba un ojo.
Le dije que hubo un accidente que produjo mas de tres kilómetros de atasco, y que Salí de la autopista y me vine por dentro los pueblos sino creo que todavía estaba en viaje- Me fui a poner cómodo, mientras se calentaba la cena.
Fui a mi habitación, me di un duchazo rápido, con un poco de prisa y me cambié de ropa.
Durante la cena estuvimos charlando animadamente, Renata nos contaba que las cosas con Roberto le iban la mar de bien, incluso en algunos momentos de la cena comento ciertas cosas sobre su vida íntima, pero de la manera que lo contaba con la inocencia y la gracia que tiene no tomaba ningún cariz sexual. Cuando estábamos a punto de acabar la cena, mi esposa fanática de las películas, puso una en la tele que estaba a punto de comenzar. Renata remarco Esta me comentaron que es muy buena-.
Así que quien iba a recoger la mesa, YO Ellas se instalaron en el sofá a verla.
Yo con lo cansado que estaba mire fijamente a mi mujer y le hice un gesto de burla y de asco mientras comencé levantar los platos y las sobras.
Renata se percato y dijo No, deja, ya es muy tarde, te ayudo a recoger y me voy para casa que no tengo ganas de andar sola tarde de madrugada.
Mi mujer, sonriendo le dijo “que te vas a ir nada de eso por una vez que venís a casa no voy a permitir que te vayas nada mas cenar, Además, si se hace tarde te quedas a dormir y ya esta, no creo que la joyita de mi hermano te eche e menos una noche”.
Renata se giró y agarrando fuertemente la cara de Rosa le dio un sonoro beso en la mejilla. “Si que sos un amor “espeto. Las dos se sentaron a ver la película que ya había comenzado, mientras yo resignado recogía todo. Al terminar me sume a ellas .
En tren de broma le dije a Rosa “si su majestad , no desea nada mas desearía sentarme un rato a ver la película”
Muy bien Lacayo, podes sentarte, pero a no molestar, por que te pego con el cojín, y te vas al dormitorio, siguiendo el tren.
Renata soltó una risita, siempre le divertía cuando empezábamos a soltarnos charadas.
Acabo la película nos dispusimos a acostarnos, ya era muy tarde, pasadas las dos de la Madrugada . Preparamos el sofá del salón con unas sabanas y no dispusimos a despedirnos.
Renata se dio cuenta de algo y dijo no traje nada para dormir.
Yo no suelo usar pijama, dijo Rosa, pero ahora mismo te bajo una camiseta de Este.
Renata ah, con eso alcanza y sobra.
Ya listo para acostarme, fui a darle las buenas noches a mi cuñada y ver si le faltaba algo, mi esposa estaba en el baño, cuando la vi. Una cosa recorrió todo mi cuerpo. Ahí estaba ella, solo con una de mis camisetas que le llegaban apenas por encima de las rodillas, dejando al aire sus piernas contorneadas. Sus dos pomelos inflaban la camiseta provocando ese vacío como, si tratara de una cascada. Aunque me cueste creer, verla de esa manera por primera vez basto para provocar en mí una erección. Cuando me acerque ella me abrazo y me dio dos besos en las mejillas, note el contacto de sus senos en mi pecho lo que no contribuyó precisamente a solucionar el problema que se habría paso entre mis piernas. M entro como un estado de locura, y una transformación, que en mi nunca se había mostrado, era tanto lo trastocado que estaba que me olvide de mi esposa, y solo se me fijo una idea en la cabeza, en realidad una locura pero incontenible, Rápidamente me di la vuelta y subí las escaleras de mi chalet, puse proa en dirección a mi habitación.
Cuando llego Rosa, con mi mástil erecto, comencé mi estrategia para conseguir sus servicios sexuales. Primero consistió en intentar calentarla a base de caricias y besos en el cuello, pronto interpreté que ese sistema no iba a funcionar, detecté que no estaba surgiendo el efecto deseado cuando Rosa dijo:
Como no pares, de joderme te vas a dormir con el perro, que seguro a el le hacen gracia tus caricias a estas horas de la madrugada, habiéndome asegurado que no deseaba , que la cojiera, intenté dormir pero después de un buen rato, con mi verga dura y pensando en lo que estaba abajo, mi mujer serruchaba a pata ancha,, decidí levantarme a beber algo.
Baje las escaleras en dirección a la cocina. Lo hice con mucho sigilo para no despertar a mi bocadito que dormía en el Estar. Cuando llegue vi que una luz muy tenue salía del salón. Era extraño, pensé que posiblemente algo se había quedado encendido y me acerque para ver que era. La puerta estaba entreabierta, me asomé y vi. que la luz salía de mi netbook, la había dejado en el salón al llegar del trabajo. Sentada frente a el estaba Renata. Con la extrañeza y mi boca abierta, sin pensar me dirigí a la cocina cuando me paré en seco, por que pensé y lo que había visto (Una imagen se clavó en mi mente, la imagen que acababa de ver)
Renata estaba sentada frente a mi portátil, ¿ una de sus manos estaba entre sus piernas?. Mire muy bien y si estaba en pleno masaje, vaginal, primero pensé puede haber sido imaginaciones mías producidas por la calentura que llevaba pero no de verdad había visto lo que creía que había visto. No lo pude remediar, me asomé de nuevo. No lo podía creer, ahí estaba mi querida cuñadita haciéndose un dedo delante de mi ordenador. La luz del monitor iluminaba su silueta, ahora lo podía ver perfectamente, tenía una mano entre sus piernas y la movía frenéticamente. La otra estaba a caballo entre el ratón y sus pechos, los cuales los acariciaba bajo mi camiseta.
En ese momento, por la casualidad del destino una rara conjunción, yo caliente y ella en plena tarea, fue el momento de inflexión, mandar al carajo las relaciones familiares, y que sea lo que tenía que ser, pero lo que tenia delante era un pedazo de hembra haciéndose una paja y no iba a irme de ahí sin disfrutar un rato. Así, que libere mi pedazo erecto, tome fuertemente y comencé a masturbarme deleitándome en cada movimiento. La sensación era tremenda, Y en ese momento ocurrió algo que se escapo a mi control, en semejante estado de excitación solté un leve gemido, se giro hacia mi al mismo tiempo que bajaba la pantalla del portátil. Yo me quede petrificado, no tuve la capacidad de reacción de ella. Debía ser una imagen de lo mas ridícula, plantado en la puerta, con los ojos como dos huevos fritos paralizado con la verga en la mano. Ella también se paralizo, al verme, en esa posición ridícula, de pajero, fue entonces que soltó la risa y dijo vení tonto, pasa, acércate, me asustaste, y me cortaste la inspiración Es que ya una no puede tener ni siquiera un rato de desahogo sin ser interrumpida, dijo en forma jocosa yo en posición entupida mientras disimuladamente escondía mi pene, en mi slip, alcance a excusarme, diciendo “ lo siento , yo pasaba por la puerta” “si con tu sable en la mano” dijo ella siguiendo en tren de risa, siguió diciendo” “como no podía dormir, me puse con tu portátil en Internet y estaba leyendo un relato porno” dijo ella con tono inocente mientras volvía a levantar la pantalla del ordenador.
Acerque una silla y me senté junto a ella comenzando a leer. El relato era de una participación múltiple de cómo una señora adinerada se comía a tres jóvenes, que a la vez le lubricaban todos sus agujeros Ante semejante situación volví a excitarme y mi muñeco volvió a su dureza, cosa que a Renata la puso en picara, sonrió y dijo “Acordate que no sos el único que se quedo caliente que te parece si acabamos lo que habíamos empezado, total, estábamos en confianza y diciendo esto volvió a meter su mano entre sus piernas y comenzó con un movimiento suave circular.
Yo, como es normal, no me hice de rogar. Saque mi verga y seguí con lo que había dejado a medias. Ahí estábamos los dos, frente al ordenador, leyendo el relato juntos mientras nos dábamos sin asco. La sensación era maravillosa, Yo de vez en cuando miraba hacia la puerta con miedo a que mi mujer nos agarrara, pero ella cuando me veía sonreía y decía que a Rosa no la despertaría ni una bomba nuclear. Así estuvimos un rato hasta que llegamos a un punto extremo y con una cara de vicio, como nunca le había visto me propuso algo que si lo hubiera soñado no creería que se hiciera realidad “Por que no cambiamos” “que, queee” “Que Cambiamos?” que a veces pareces tonto, que digo que por que no me tocas vos a mi y yo a vos” de mi boca salio solo un balbuceo. Ella con una sonrisa picarona interpreto mi balbuceo como un si, agarro mi pene comenzando un sube y baja , que paso a ser atacado por su boca, calida,. Yo no perdí el tiempo y dirigí mi mano entre sus piernas llegué a su sexo lo note totalmente mojado, yo notaba, sin dejar de mamarme, se aceleraba mas, nuestra excitación, Ahí estaba ella, con la cabeza con mi pene subiendo y bajando a mi erecto pene. Yo traté de concentrarme todo lo posible, hasta que le propuse echarnos en el sofá, a lo que nos colocamos en un hermoso 69, así que en un arrebato de pasión, con la mano libre le subí la camiseta y dirigí hacia los pezones y le di de pequeños, pellizquitos Ella, Ante esa postura no pudo hacer otra cosa que soltar mi pene, salirse de esa posición y dedicarse a recibir todas mis atenciones. Se montó por delante. Reintrodujo mi muñeco, en su vagina mojadísima, comenzó, una vez que toco fondo, un sube y baja, feroz, de los quejidos y suspiros, que daba me entro miedo de despertar a Rosa, pero estaba entregado al placer intenso impensado, Ahí le detuve, el ritmo un rato, tome sus dos globos, y alternando entre un pecho y el otro para chuparlos y lamerlos, como ella se merecía, esto la enloqueció, arranco nuevamente, velozmente mientras sus dos montes, estaban, siendo engullidos a su ritmo, Finalmente no pude mas, la saque de estar así, la puse en perrito fui directo me incorporé y puse mi verga en la entrada de su vagina, empuje firmemente mi miembro dentro de ella. Noté como poco a poco se iba abriendo, nuevamente para mi hasta que llegue la introduje toda. A continuación comencé a cogerla enérgicamente Renata, fui aumentando el ritmo y cada vez que me hundía en ella sonaba un chasquido cuando mi pelvis chocaba con su culo. Este sonido era cada ver era mas fuerte, mi verga en su por detrás y seguí penetrándola. Ella se giraba mirándome fijamente, con los ojos y la boca entreabiertos de placer, en cada exhalación de su boca. Sus tetas colgaban tenían libertad de movimientos, golpeaban, al golpe de mis embestidas.
En ese momento sentí que ya no podía mas, iba a venirme, ella que ya lo había hecho por lo menos dos veces, durante ese rato, giro su cabeza me miro e interpretando lo que iba a pasar, se salió y se arrodilló delante mío comenzando a chapármela con frenesí, hasta que vino el cosquilleo Yo no pude más y descargue en su boca. Ella no dejo escapar ni una sola gota de mi leche Y por fin llegó la calma, dejándome, por un rato sin aliento, mientras ella tragaba todo mi simiente
Recompusimos la ropa, y la postura y nos dimos un beso en la boca, cada uno se dirigió a sus aposentos, me quede pensando que Con noches como esta me parece que le pediré quedase a dormir a menudo.