Por lo menos eso fue lo que le dije a mí mujer, pero lo cierto es que por andar buscando, lo que no se me había perdido, lo encontré.
Relato
Estaba de regreso a casa, después de cerrar un negocio al otro lado del país, cuando mi auto se accidentó, ya tarde en la noche. Cerca de una de esas estaciones viejas de carretera, la que estaba cerrada, pero un chico que al parecer vivía cerca, me dijo que al día siguiente la abrían temprano. Ya estaba por ponerme a dormir en el asiento trasero, de mi auto cuando un tipo alto y bastante corpulento, tocándome la ventana me preguntó que le había sucedido a mi auto. Yo salí y comencé a decirle que sencillamente había perdido fuerza, hasta apagarse, por suerte frente a la gasolinera.
Él le dio un vistazo al motor, me pidió que lo arrancase, y después de varios intentos se dio cuenta que la correa del alternador estaba rota. Ya estaba por meterme a dormir dentro de mi auto, cuando Genaro después de decirme su nombre, me dijo. Si no quiere pasarla solo, vengase conmigo hasta mi negocio que está aquí cerca, lo invito a comer y después si quiere se viene a dormir a su auto.
Como la verdad era que tenía algo de hambre acepte gustoso, aunque me extrañó algo tanta amabilidad de parte de ese desconocido, pero apenas llegamos a su negocio, le ordenó a una cocinera que preparase la comida. Apenas la señora nos sirvió de comer, puso en la mesa una botella sin etiqueta, la que pensé que se trataba de agua, pero resulto ser aguardiente. Así que mientras comía esa sabrosa carne, él tipo ese llenó dos pequeños vasos con eso, y como si fuera agua se lo tragó, mientras que yo lo fui haciendo poco a poco. Pero al terminar de beber eso, de inmediato volvió a servir más del aguardiente ese. Ya había terminado la cena y sin preocuparme mucho continué bebiendo, de la misma forma que lo hacía él.
Por un largo rato hablamos de todo un poco hasta que inevitablemente llegamos al tema del sexo. Realmente hablé muy poco, ya que por lo general soy algo callado, y Genaro al parecer tenía y por mucho más experiencia que yo. Fue cuando me contó que estando de viajes en una ocasión, estableció cierta amistad con otro viajero, y se pusieron a beber, y hablar. Hasta que el recién conocido lo retó a seguir bebiendo y para ello le propuso una apuesta, bien simple, aquel que se durmiera primero, iba a terminar dándole el culo al que se quedase despierto. Cuando lleno de curiosidad, le pregunté quién de los dos se había quedado dormido, me respondió riendo fuertemente, mi amigo y casi de inmediato.
Al escucharle decir eso, no sé por qué, por unos instantes me puse a pensar como sería eso de dejar que otro hombre te lo metiera, que se sentiría y un montón de raras ideas que hasta ese momento jamás en mi vida me habían pasado por la mente. Justo en ese momento Genaro se dirigió al baño, a los pocos momentos me dieron ganas de orinar, así que también fui al baño. Justo cuando yo entraba, él terminaba de orinar y sacudía su verga de frente a la puerta, al verla me impresionó por lo grande y erecta que se veía, aunque él se debió dar cuenta de que me le había quedado viendo su miembro, no hizo comentario alguno. Al regresar del baño, mi nuevo conocido me estaba sirviendo otro trago de aguardiente, el que me tomé de la misma manera que él lo hacía. A esas horas de la noche no quedaba ni un parroquiano en el negocio, la señora que cocinó después de que él le pagó, se terminó de marchar. Luego se dirigió a la puerta del local y la cerró por dentro. Quedándonos los dos completamente solos.
Yo aunque me encontraba algo mareado, pero no tanto para no saber lo que estaba haciendo, cuando lo escuché decirme, que si me agradaría echar una partida de cartas, le dije que sí, pero de inmediato le dije que no ya que tenía muy poco dinero y que además no era bueno ni jugando cartas ni apostando. Sin inmutarse por lo dicho por mí, colocó el fajo de cartas sobre la mesa, y me dijo en lugar de apostar dinero podemos apostar cualquier otra cosa, como lo que tenemos puestos, y al final el que pierda vemos que acuerdo hacemos. En ese instante supe que Genaro deseaba aprovecharse de mí, primero me había dado aguardiente sin medida alguna, luego el hablarme de su supuesto amigo al que le comió el culo, y para finalizar me estaba invitando a jugar cartas, apostando la ropa y que después arreglaríamos, en otras palabras, me quería comer el culo. Dándome un trago no sé como me atreví a decirle, que no. Pero de inmediato continué diciéndole. Que para serle franco, en mi vida nunca había estado o tenido relaciones con otro hombre, pero que esa noche era algo que me gustaría probar de verdad, sin perder el tiempo jugando cartas.
En ese instante esperaba o deseaba, que él me dijera que estaba de acuerdo. Así que sin esperar su respuesta me comencé a desnudar por completo. Esperando a ver cuál era su decisión me quedé de pie ante él, quien sentado y haciendo girar su dedo índice me ordenó que diera vueltas y le mostrase mis nalgas. En mi vida había estado en una situación como esa, pero lejos de sentirme mal por ello, me encontraba de lo más feliz y tranquilo. Así que obedientemente le hice caso, di media vuelta y le mostré mis nalgas, y seguidamente mientras comenzaba a acariciarlas me dijo que separase un poco las piernas, lo que hice de inmediato, en ese mismo momento sentí uno de sus gruesos dedos pasando sobre mí esfínter, luego me dijo. Bueno antes de que te la llegue a meter, quisiera que me le dieras primero una mamada. Al tiempo que decía eso comenzó a sacar de su pantalón su verga. La que al yo verla me agaché frente a él, y tomándola entre mis dedos jugué con su miembro, y tras darme otro trago, mientras que él separaba ligeramente sus piernas, el aroma a verga de hombre que emanaba de su miembro me provocó que comenzara a pasar mi lengua lentamente por sobre la colorada cabeza de su verga y lentamente comencé a mamar.
Me sentía sumamente cómodo y seguro, manteniendo su caliente y duro miembro dentro de mi boca, entrando y saliendo lentamente, mi lengua jugaba con su glande, mientras que sus manos las colocó sobre mi cabeza, guiando mis movimientos, al tiempo que lo vi que se daba otro trago. Por un largo rato me mantuve así chupando insistentemente, por completo, toda su verga con mi boca. La sensación era algo extraña mis labios y lengua podían sentir cada fibra de su musculoso y venoso miembro.
Ocasionalmente dejaba de mamar su verga y por unos instantes dirigía toda mi atención a chuparle o lamer sus peludas bolas, sin vergüenza alguna, para luego volver a mamar su verga nuevamente y con más ganas. Hasta que el mismo Genaro me dijo. Bueno mejor lo dejamos así, porque si me llegó a venir ahora, no voy a poder comerte el culo. Eso vasto y sobró para que me detuviera, sacase su verga de mi boca y de inmediato me incorporase quedando de pie frente a él.
Genaro se levantó del asiento, y agarrándome por las nalgas me fue conduciendo a una pequeña habitación tras la cocina, yo me deje llevar sin tan siquiera recoger mi ropa, del piso. En esos momentos me comentó que para ser la primera vez que mamaba, lo hacía de maravilla, a lo que de inmediato le respondí, que se lo hice como me gustaría a mí que me lo hicieran. Al terminar de decir eso, frente a nosotros se encontraba una cama tamaño matrimonial, cubierta por una blanca sabana, aparentemente limpia. Genaro se comenzó a desnudar, y vi como poco a poco a medida que se iba quitando toda su ropa, iba apareciendo su velludo cuerpo, frente a mí, prácticamente parecía un oso de lo velludo que era.
Cuando finalmente quedó del todo desnudo ante mí, lo estuve observando detenidamente, un poco más alto que yo, corpulento y algo barrigón pero no mucho, la amplia sonrisa bajo sus gruesos y poblados bigotes, me indicaba que ya estaba listo para meterme mano, o mejor dicho su verga. Así que cuando lo escuché decirme, ponte en cuatro sobre la cama, mi corazón dio un vuelco de alegría. Casi de inmediato comencé a sentir sus gruesas manos, acariciando y apretando mis nalgas, separándolas una y otra vez. Hasta que uno de sus gruesos dedos comenzó a penetrar mi esfínter, cosa que en esos momentos no me causó malestar ni dolor alguno, ya que por mi parte comencé a mover mis caderas de lado a lado cada vez, que sentía que alguno de sus dedos me penetraba sabrosamente.
Pero cuando llegó el momento de la verdad, aunque me dilató mi hueco lo más que pudo y hasta me llegó a untar una especie de grasa o aceite tanto en mi hueco como en su verga. Cuando comencé a sentir que su glande comenzaba abrirse paso dentro de mi culo, me tuve que tragar mis lágrimas, y hasta gritar en silencio para dentro de mí, a medida que Genaro me iba enterrando lentamente todo su venoso y fibroso miembro, dentro de mi culo. Cosa que hizo cambiar mi manera de pensar sobre los que se dejaban dar por el culo, ya que debían soportar un gran dolor, desconociendo lo que estaba por esperarme. Pero de la misma manera que eso me comenzó a doler intensamente, por otra parte comencé a disfrutar intensamente de un placer indescriptible para mí en esos momentos.
La verga de Genaro me llegó hasta bien adentro de mí, al punto en que su cuerpo y el mío prácticamente se hicieron uno solo, mi piel sentía todos y cada uno de sus oscuros vellos aplastándose contra mi cuerpo. Era algo increíble, el placer que en esos instantes Genaro me proporcionaba, sus velludos y fuertes brazos me apretaban más y más contra su cuerpo, haciéndome sentir sumamente seguro. Por lo que yo instintivamente comencé a mover mis caderas de lado a lado y de atrás hacia adelante, al tiempo que él me metía y sacaba su gran pedazo de carne de dentro de mi cuerpo una y otra vez, produciendo que el placer que sentía se multiplicase mucho más todavía.
No sé por cuánto tiempo permanecimos en esa posición, pero sé que fue por un largo rato, hasta que Genaro me propuso que cambiásemos de posición, a lo que yo sumisamente acepté de inmediato. Por lo que apenas sentí que sacó su verga de dentro de mi culo, siguiendo sus instrucciones, me di vuelta y me acoté bocarriba, y apenas lo hice, él me tomó por los tobillos, separando y levantando mis piernas, mi culo quedó nuevamente por completo bajo su poder. Pero a diferencia de la primera penetración, esa segunda fue algo gloriosa, su verga la sentí por completo profundamente dentro de mí.
Nuevamente por otro buen rato nos mantuvimos culeando sabrosamente, sentía toda su verga entrando y saliendo casi por completo dentro de mis nalgas, mientras que yo apretaba y aflojaba por completo mi esfínter. Hasta que Genaro me preguntó si deseaba cabalgar. Su pregunta me sacó de concentración, y hasta estuve a punto de decirle que no quería montar a caballo, que deseaba que me siguiera clavando su verga. Pero cuando me lo volvió a preguntar, fue que entendí su intención y de inmediato le respondí que sí. Por lo que cuando me la sacó de mi culo, rápidamente se acostó bocarriba y de inmediato tomando su miembro entre una de mis manos, lo dirigí al centro de mis nalgas, y fui dejando que me volviera a penetrar. Cuando prácticamente ya me encontraba sentado sobre él, comencé a flexionar mis piernas, haciendo que su sabrosa verga entrase y saliese de mi cuerpo una y otra vez, por un largo rato, hasta que Genaro me dijo que estaba a punto de venirse, pero que deseaba que se lo continuase mamando, hasta el final.
Sin demora volvía tomar su verga entre mis dedos, y ya con mucha más confianza, me dediqué a continuar mamando su verga, intensamente. Golosamente la introducía una y otra vez su verga, dentro de mi boca, estaba sumamente inspirado cuando de momento me sorprendió un buen chorro de su semen contra mi rostro, y detenerme volví a introducir su verga dentro de mi boca y se la chupe una y otra vez hasta que ya Genaro dejó por completo de soltar su semen. Tanto Genaro como yo quedamos agotados, tanto que nos quedamos así dormidos, yo prácticamente con toda su verga dentro de mi boca. A la mañana siguiente, nos despertó el ruido que estaba haciendo la cocinera al llegar al negocio, nos vio y como si no lo hubiera hecho, continuó limpiando, me levanté de la cama y completamente desnudo, fui a buscar mi ropa.
Posteriormente Genaro me propuso que me quedase un día más, y yo sabiendo lo que me esperaba acepté. Al regresar a casa, le dije a mi esposa que había tenido un pequeño accidente, pero que nada serio me había pasado.
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140391 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114054 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:53) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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