Eso lo he aprendido, de la manera más dura que se puedan imaginar. Ya que aun estando casada, en ocasiones uno de mis mayores deseos era volver a encontrarme con uno de los novios que tuve antes de casarme. Y si por cosas del destino, o porque busqué su nombre en las redes sociales, finalmente me pude volver a encontrar con él.
Relato
Claro que sin que mi esposo se enterase, comencé a comunicarme con Eduardo, por medio de las redes sociales. Recordando cosas intimas de cuando éramos novios, y hasta dejando que me viera a través de la cámara, al principio me presenté algo fría, y distante, de inmediato le dije que estaba casada, pero a medida que nuestras comunicaciones fueron haciéndose, más y más intimas, y personales. Yo como para demostrarle, de lo que se perdió al terminar conmigo. Seductoramente en ocasiones establecía la comunicación, únicamente usando una transparente bata. Aunque con pantis y sostén.
Pero en cierto momento de nuestra comunicación, como que insinuó que yo me veía algo gordita, y para sacarlo de su error, me despojé de la bata. Esa mañana se dé siso en bellos halagos hacia mi persona, o mejor dicho hacia mi cuerpo. Aunque estaba en pantis y sostén, Eduardo comenzó a rogarme que lo dejase ver todo mi cuerpo desnudo, y bueno, insistió tanto que finalmente accedí, y frente a la cámara me despojé de mi ropa intima quedando completamente desnuda, para que él me viera.
Yo pensé que con eso le sería suficiente, pero en otra ocasión en que ya estaba yo completamente desnuda frente a la cámara, me pidió, que yo me acariciara mi coño, y las tetas. Aunque me hice un poco de rogar finalmente cumplí su deseo, y así lo hice, al grado que sabiendo que era vista por él, mientras me acariciaba, me excite tanto que comencé a tocarme con más, y más fuerza, hasta que disfruté de un tremendo orgasmo frente a la cámara.
Eso fue más que suficiente, como para que Eduardo insistiera en encontrarnos personalmente. Ya se lo pueden imaginar, al principio le dije que no, pero finalmente acepté. Aun y sabiendo que lo más probable era que terminase acostándome con él durante ese encuentro.
Como efectivamente sucedió, tras encontrarnos para desayunar en un apartado, y discreto café, a Eduardo nada más le bastó menos de media hora para convencerme de que me fuera con él a un cercano motel. Apenas atravesamos la puerta de la habitación, Eduardo como un desesperado comenzó a besarme, sin que yo opusiera la más mínima resistencia.
En cosa de pocos segundos, ambos a medida que nos besábamos y acariciábamos por todas partes, nos fuimos quitando la ropa. Casi de inmediato nos tiramos sobre la cama, y sin pérdida de tiempo, y sin dejar de besarnos apasionadamente, yo abrí mis piernas lo más que pude, y de inmediato sentí como se deslizaba su verga dentro de mi mojado coño.
Yo en esos momentos ni pensaba, ni me acordaba de mi esposo. Lo que quería era que Eduardo continuase enterrándome sabrosamente todo su miembro dentro de mi coño. Al tiempo que yo movía mis caderas como una desesperada. Yo estaba de lo más feliz, gimiendo, y suspirando de placer como una loca.
Bueno Eduardo se encontraba en muy buena forma, ya que al poco rato, y para mi sorpresa me pidió que le diera el culo, como cuando éramos novios. Yo estaba tan y tan excitada por tener ese intimo encuentro con mi ex novio, que no dudé ni un segundo en decirle que sí. Eduardo se coloco tras de mí, y apenas yo levanté mis nalgas para ponerme en cuatro patas, comencé a sentir como su sabrosa verga se fue abriendo paso dentro de mi apretado culito.
No les mentiré diciéndoles que no me dolió, pero apenas sentí todo su miembro enterrado entre mis nalgas, yo comencé a mover mis caderas, fue cuando ese sabroso dolor se convirtió en placer.
Cuando volvimos a terminar, yo me sentía la mujer más feliz del mundo. Me asee, me di una buena ducha, me vestí, y tras ponernos de acuerdo me dejó a poco menos de dos calles de mi casa. Mientras caminaba me acordé de un chiste que había escuchado a mi esposo en una ocasión, en que una madre de le dice a su hija mayor cuando esta entra a la casa, después de pasar fuera toda la noche, con su novio.
Anda y ve a chuparte un limón agrio, y la hija le dice que si es para blanquear los dientes, a lo que la madre bien molesta le responde. No, eso es para ver si se te quita la sonrisa de puta feliz que traes de la calle.
Ya eran cerca de las doce del día, yo iba caminando por frente a un terreno abandonado, que hay como a una calle de mi casa, riéndome de ese chiste, y diciéndome a mí misma, que cuando llegase a casa me chuparía un limón agrio.
Cuando de la nada, sentí ser empujada a uno de los tantos matorrales que crecen en dicho terreno. Ya iba a comenzar a gritar, cuando una mano me tapo la boca, y sentí una navaja en mi garganta.
Aunque pataletee y traté de zafarme, me fue imposible, ya que no fue una sola persona la que me agarró. Entre varios hombres, prácticamente me levantaron del suelo, y me llevaron aun más adentro de aquel abandonado terreno. Yo estaba súper asustada, casi de inmediato por la manera en que me agarraron supe que me iban a violar.
Yo me desesperé, y aunque traté de soltarme me fue imposible. Hasta que uno de esos tipos dándome una fuerte cachetada, me ordenó que hiciera silencio, o me cortaría la cara y las nalgas. Aun mucho más asustada, después de escucharlo decirme eso, me callé. El que debía ser el jefe me dijo de manera bien clara. Mira puta, o colaboras con nosotros, o tu cuerpo aparecerá todo tajeado en el medio de este terreno.
Yo sin dejar de llorar por el miedo que tenía, asentí afirmativamente con la cabeza. Sus compañeros me soltaron, y de inmediato, sin que nadie me lo ordenase o dijese, comencé a desnudarme. Fue cuando el mismo tipo acercándoseme y dándome una ardiente nalgada me dijo. Así me gusta, que colaboren con uno.
No sé si tengan la capacidad de visualizar, lo que me ocurrió. A un poco más de las doce del día, bajo un sol abrazador, ocultos por la maleza, y rodeada por ese grupo de malvivientes, me fui desnudando entre sollozos. El jefe sin perder tiempo, me ordenó que me tirase al suelo y me acostase sobre unos sucios cartones, para casi de inmediato, él separando él mismo mis piernas comenzó de manera salvaje a enterrarme toda su verga.
Yo al principio me quedé como paralizada, diciéndome a mi misma que no era posible que lo que yo en muchas ocasiones me había imaginado, me estuviera sucediendo eso, pero no de esa manera, ya que en mi fantasía, mis acompañantes eran sumamente amorosos, y corteses. Contrario a lo que me estaba sucediendo en esos momentos.
Apenas él comenzó a penetrarme otros de los tipos se nos acercaron, y mientras su jefe me enterraba su verga por mi coño, uno de ellos se las arregló para meterme su verga por el culo, y al poco rato un tercero me obligó a que le mamase su verga. Así sucesivamente a plena luz del día, bajo ese sol abrazador, el resto de todos ellos, me penetraron ya fuera por el coño, el culo, o la boca.
Aunque yo por mi parte al principio no dejaba de mover mis caderas, y hasta en cierta forma, y manera disfrutaba de todo lo que me estaban haciendo, pero al ser tantos, quedé desfallecida.
Debían ser las cinco de la tarde, cuando ellos me dejaron abandonada, pero llena de su semen, saliva, sangre, y hasta orina por todo mi cuerpo. Yo la verdad es que en ocasione fantaseaba con acostarme con varios hombres a la vez, pero nunca pensé que sería algo así.
Al no conseguir mi ropa, fui dando tumbos con mi culo bien abierto, mordida por todas partes, sobre todo mis nalgas, muslos, y hasta en mis tetas. Chorreando leche por todas partes. Casi sin poder ver, ya que tenía los ojos y mi cara bien hinchados, ya que al parecer, cuando me desmayé, me habían caído a golpes sobre todo en la cara. Alguna alma noble debió llamar a la policía, y desde luego a una ambulancia.
Mi caso salió en la prensa local, y en par de ocasiones hasta llegué a ir a la TV. para contar parte de lo que me había sucedido. Mi esposo al poco tiempo se divorció de mí.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 515280 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 301071 veces
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narrador
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