No soy gay y nunca lo he sido, pero tiempo atrás, cuando era yo un adolescente de 16 años, empecé a sufrir el asedio de cierta clase de hombres, sátiros madurones y vejestorios que por la calle me comían con los ojos, me decían obscenidades al pasar y hasta me manoseaban y me refregaban el bulto en los colectivos (buses) y en el subte (metro). Semejante hostigamiento me hacía sentir como una codiciada presa escapando en un bosque lleno de cazadores y tenía miedo de que terminaran por atraparme.
Relato
Yo era un lindo chico de cabello rubio, sedoso y lacio, con un mechón rebelde que me caía sobre la frente: ojos verdes, delgadito pero, para mi desgracia, con un buen culo y lindas piernas.
Papá y mamá habían muerto en un accidente automovilístico un año antes y un juez de menores me puso a cargo de una tía llamada Olga, hermanastra de papá, mujer cincuentona de carácter agrio que no me tenía ningún cariño. Por lo contrario, me trataba bastante mal y se aprovechaba de mí obligándome a hacer tareas domésticas mientras ella dormía la siesta o miraba televisión. Una de esas tareas eran los mandados (la compra), para los cuales a veces debía ir al almacén de don Manuel y pasar ante un tal don Cosme, un viejo que solía sentarse en la puerta de su casa y que invariablemente me decía cosas tales como “adiós, precioso”, “estás cada vez más lindo”, o “¡ese culito que tenés!”… Yo apuraba el paso mientras mi corazón apresuraba el ritmo de sus latidos y la vergüenza me encendía las mejillas. “¡Viejo degenerado!”, pensaba y una tarde se lo grité después de que él repitiera una de sus repugnantes lisonjas.
Me respondió con una carcajada hiriente y para colmo, en la esquina, vi a un grupo de chicos de mi edad conocidos en el barrio por alborotadores y pendencieros. Los apodaban Tachero, Pipi y El Cabezón. Estuve a punto de volver sobre mis pasos pero el orgullo me lo impidió y pude llegar sin inconvenientes al almacén. Compré lo ordenado por tía Olga y por suerte cuando volví ya esos pendencieros no estaban en la esquina, aunque al pasar ante don Cosme debí soportarlo diciéndome barbaridades otra vez.
Ya en casa tía Olga me ordenó que acomodara la compra donde correspondía y que me pusiera a hacer la tarea del colegio.
-Y después me barrés las habitaciones y el patio. –agregó como si yo fuera su sirvienta o algo así. Nuevamente sentí deseos de rebelarme a su maltrato tiránico, pero mi timidez y mi debilidad de carácter volvieron a impedírmelo como tantas otras veces. Hice la tarea del colegio y cuando terminé fui en busca de la escoba y la pala y me puse a barrer mientras ella seguía dedicada a su pasatiempo favorito: ver televisión.
Más tarde debí, como siempre, ayudarla a preparar la cena y mientras comíamos le pregunté si podía darme plata para comprarme un jean, porque el que tenía ya estaba muy gastado y a punto de rasgarse en varias partes.
Aceptó secamente y quedamos en que al otro día podría yo comprarse ese jean, aunque para mi sorpresa agregó: -Me salìs caro, nene.
-Bueno, perdón, tía, yo… yo trato de no hacerle mucho gasto y además la ayudo trabajando acá en la casa. –me atreví a decirle con la vista clavada en mi plato de lentejas.
-Sí, eso es cierto. Admitió ella. –Si tuviera que pagarle a una sirvienta me saldría mucho más cara.
Esas palabras me impactaron dolorosamente. Tía Olga había dicho, aunque veladamente, que yo era para ella como una sirvienta pero sin salario.
Terminamos de comer en silencio y esa noche me costó dormirme. No me sentía cómodo con mi tía Olga, pero ¿qué podía hacer para liberarme de ella y su tutoría? Nada, ésa era la única respuesta posible. Al menos hasta que cumpliera la mayoría de edad y me presentara ante la Justicia para reclamar independencia.
Yo en ese momento no podía imaginar que empezaba a tejerse en torno de mí una conjura perversa que me tendría como víctima.
(continuará)
Mi Madre, a sus 42 años, es una hembra que está rebuena. Mi Padre, un pobre idiota. Así que una noche decidí darle marcha a ella con mis amigos, mientras mi padre miraba..........
Relato erótico enviado por domo54 el 12 de December de 2008 a las 11:35:56 - Relato porno leído 314100 veces
Era un día normal, común y corriente, yo regresaba de la prepa, yo soy un chavo moreno, alto, con buen cuerpo, bien dotado y muy atrevido, no tengo novia y ese día fue uno de los mejores en mi vida
Relato erótico enviado por Anonymous el 29 de August de 2008 a las 13:06:42 - Relato porno leído 213652 veces
Mi nombre es Alicia, y hasta no hace mucho mi familia, y yo desde luego vivíamos en un retirado pueblo, en el que apenas y nos enterábamos de las noticias, ya que ni tan siquiera llegaba la señal de la Tele. Por lo que cuando nos mudamos a la ciudad, lo que más me impresionó fue el baile del perreo
Relato erótico enviado por Narrador el 04 de June de 2012 a las 23:00:35 - Relato porno leído 150803 veces
Si te ha gustado No soy gay pero me culearon entre cuatro ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
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señoreduardo
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:04) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:32) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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